Capítulo 14: Sangrado de una madrastra

noviembre 11, 2016



Da furen recuperó la compostura y regañó a Lin mumu fríamente:
-Te había asignado especialmente a ti la tarea porque los desconocidos me inquietan. Te he dicho muchas veces que le traigas ropa nueva. ¿Cómo puede ser que no lo hayas hecho? Wei Yang es nuestra Li jia de San xiaojie, la hija del Primer Ministro. ¿Cómo puede tolerar tu lentitud? Es irrazonable hacer que nuestra San xiaojie lleve ropa vieja en público. ¿Lo haces para crear malentendidos entre madre e hija? ¿Para hacer pensar a los demás que trato mal a San xiaojie?
Li Wei Yang permaneció respetuosa escuchando las palabras de Da furen, pero por dentro se reía. Da furen era Da furen por una razón. No malgastaba ni un suspiro en irse con rodeos. Cada palabra que hablaba iba directamente al grano. Wei Yang podría haber salido con argumentos pero si lo hubiese hecho, entonces, a Da furen no le quedaría dignidad ninguna. Por otra parte, cuando Da furen dijo esas palabras estaba, prácticamente, dándole las culpas a Lin mumu.
Lin mumu reaccionó rápidamente; se arrodilló en el suelo de inmediato y admitió su culpa entre sollozos. Lin mumu dijo que todo era culpa suya, que había sido culpa de su irresponsabilidad e incompetencia que todo resultase así. Aunque Da furen le había dado la orden verbalmente, Lin mumu sabía que ella no tenía la más mínima intención de hacer ropa nueva para Wei Yang. A causa del incidente respecto a Li Zhang Le había enfadadó a Da furen por eso, esos dos días pasados, Da furen había estado esperando que Wei Yang fuese a rogar su perdón. Pero, ¿quién habría imaginado que Wei Yang buscaría directamente a Lao furen?
San xiaojie parecía débil y frágil, pero, en realidad, era muy inteligente. Si hubiese sido un poco más tonta habría ido a exigir justicia ante Da furen, perdiendo así los valores en el proceso, sin embargo, había esperado este momento a propósito donde Lao furen y Wen shi estaban presentes para sacar a la luz el caso y poner a Da furen en una situación difícil. No había nada que Da furen pudiese hacer aparte de tragarse su enfado.
-¡Date prisa y discúlpate con San xiaojie!-Gritó Li Zhang Le.
Gracias a la belleza de Zhang Le, hasta la forma con la que hablaba estaba llena de elegancia y sofisticación, pero cuando llegaba a los oídos de Wei Yang, por alguna razón, todo lo que escuchaba era a una hipócrita hablar. Eso llenaba a Wei Yang con disgusto y resentimiento. Wei Yang no era como Li Chang Xi y las demás, que sólo querían ganarse el favor de Da furen con palabras bonitas y elogios, para conseguir un buen matrimonio en el futuro.
Continuando con el teatro, Lin mumu se arrodilló elante de Wei Yang para disculparse.
-San xiaojie, todo es culpa mía. Nubi les dirá de inmediato que le tragain ropa. Garantizo que os gustarán.
Wei Yang, horrorizada y en pánico, dio unos pasos para atrás y miró a Da furen.
-Madre, esto… esto es…-habló muy despacio, tropezándose con sus propias palabras como si quisiera pedir misericordia para Lin mumu.
Da furen respondió dulcemente:
-Wei Yang, no te preocupes. Déjamelo todo a mí. ¡Si ves alguna injusticia desde ahora, yo te ayudaré a enseñarles una lección a estos criados irresponsables!
Wei Yang hizo una reverencia con agradecimiento.
-Gracias, madre. Así lo haré.
Después de aquel día, nadie la miraría por encima del hombro. Meng shi examinó a Wei Yang y entonces, movió la mano.
-Ven aquí, niña.-Wei Yang caminó tal y como le había señalado Luo mama.-Ya llevas aquí un mes. Tengo un regalo para ti.-Continuó. Unos instantes más tarde, volvió con una pequeña cajita con un diseño floral. Dentro, estaba llena de joyas y accesorios.
Li Chang Xi echó un vistazo dentro y notó un exquisito broche de begonias. Era el broche por el que había estado luchando con Meng shi. Había pasado muchísimo tiempo y esfuerzo al lado de Meng shi pero jamás le había dado el broche pero aquel día, Lao furen se lo dio a Wei Yang. Sus ojos llenos de celos y resentimiento miraron a Wei Yang.
Li Wei Yang también se sorprendió. Jamás habría esperado que Lao furen le regalase esas cosas. Una sensación cálida le recorrió el cuerpo. Obviamente, esta era la forma de Meng shi de decirle a todo el mundo que tenía a Wei Yang en mente.
Wei Yang estaba completamente agradecida con Lao furen. A pesar de sus acciones, Lao furen no le gritó, sino que estaba dispuesta a apoyarla. No dijo ni una palabra más mientras se arrodillaba y se inclinaba delante de Lao furen.
-Gracias, Lao furen. Recordaré tu gracia.
Meng shi sonrió sabiendo que Wei Yang había entendido sus intenciones. En un abrir y cerrar de ojos la expresión de Da furen se endureció. Wen shi se rio por lo bajo. Todo lo que incomodase a Da furen le hacía feliz. Como resultado, cogió su broche de oro de fénix, lo sacó de su peinado y lo puso en las manos de Wei Yang.
-Buena niña, yo también te regalo esto.
Wei Yang recibió el broche tímidamente y dirigió la mirada en dirección a Da furen en secreto. Notó cuán verde se había vuelto la cara de Da furen y cómo estaba mirando a Wen shi. Wen shi, al contrario, ignoraba a Da furen y reía alegremente.
Li Zhang Le rápidamente recuperó la compostura y tosió por lo bajo. Da furen de inmediato respondió girándose hacia Wei yang y pretendiendo que no pasaba nada. Con voz amable, le dijo:
-Querida niña mía, ¡ven aquí! Te había preparado un regalo. También te lo daré ahora.-Da furen le había dado a Li Wei Yang muebles y decoraciones caras pero inútiles, no obstante, viendo los regalos que le habían dado Lo furen y Wen shi, tenía que dar algo acorde a ellas. Con los ojos de todas sobre ella, Da furen se tragó el enfado y se quitó el brazalete de ónix. Reprimiendo un rostro de dolor, lo puso en la muñeca de Wei Yang.-Esta joya es cara y viene de palacio. Tómala.
Al haber sido Emperatriz, sabía que Jiang shi decía la verdad respecto al origen del brazalete. Sonriendo dijo:
-Gracias, madre.
La boca de Da furen estaba algo apretada de suprimir el enfado, no obstante, seguía pretendiendo sonreír.
-Niña tonta, ¡no hace falta que me des las gracias!
Li Chang Xi rechinaba de celos y la despreció con maldad:
-Wei Yang, ¡parece que has conseguido una fortuna! ¡Madre quería guardar ese brazalete para Dajie, pero en vez de eso, te lo da a ti!
Al escucharlo, Li Wei Yang hizo ademán de quitarse el brazalete.
-¡Si ese es el caso, no lo puedo aceptar!
Da furen no iba a permitir que Wei Yang le devolviese el regalo. Miró de forma amenazadora a Chang Xi antes de volver a Wei Yang con una dulce sonrisa.
-Niña tonta, tú también eres mi querida hija. No pasa nada por dártelo a ti. ¡Tienes que aceptarlo!
Wei Yang no podía estar más feliz al verla hipócrita personalidad de Da furen.
-Entonces, ¡te vuelvo a dar las gracias, madre!
Los ojos de Chang Xi se abrieron con resentimiento. Por otra parte, Li Zhang Le apartó la mirada hacia el incienso plateado que ardía entre joyas mientras pensaba cuán ignorante era Chang Xi a pesar de lo mucho que Da furen la había enseñado no daba muestras de mejora. ¿Qué era un brazalete? Aquel día, Lao furen había mostrado su apoyo a Wei Yang así que, ¿cómo iba Da furen a ir en contra? Eso sólo le daría a Wen shi la oportunidad de burlarse de ella.
Cuando Wei Yang se fue, Luo mumu la persiguió por el pasillo.
-¡San xiaojie! Lao furen ha preguntado si podrías, desde ahora, ir a hacerle el té cada día.
Li Wei Yang respondió de inmediato:
-Luo mumu, ¿cómo puedes decirlo así? Ser filial con Lao furen es algo que una nieta debe hacer.
Su actitud complaciente hizo feliz a Luo mumu. Wei Yang no echaría a perder las buenas intenciones de Lao furen.
Cuando regresó a su habitación, Wei Yang abrió la caja que Lao furen le había dado. Fue entonces cuando descubrió un compartimento oculto en la caja. Sacó el hilo rojo que cubría el compartimento y vio diez platas.
Zi Yan, incapaz de decir nada más, sólo podía toser.
Wei Yang se petrificó. Todas las joyas y la ropa que le habían dado eran inútiles, no podía vender esos regalos ni intercambiarlos con los criados a cambio de favores. Excepto por las platas, todo el resto era inútil en tiempos de necesidad. Lao furen sabía que todo lo ocurrido aquel día había sido teatro y, aun así, le daba las platas a Wei Yang.
¿Por qué…?

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