Capítulo 60

diciembre 14, 2017

Muchos de los jefes de la mafia más importantes estaban reunidos en una de las enormes habitaciones privadas de Jin Gu Yuan. Todos fruncían el ceño, preocupados y sentados en medio de un ambiente imponente.
–Vamos a repasar la situación. – El hombre que habló era Liu Zi Cheng. Normalmente, era de una naturaleza extraordinariamente tranquila y cortés, pero en realidad, era despiadado, tanto, que se le había elegido para ser el sucesor de Li Shi Qing. – En resumen, Qing Ye está negociando con Lu Wu y quiere entregarle una parte de su territorio. Como sabéis, la mayoría del territorio está en mis manos, y la persona que Lu Wu ha enviado para ocupar mi puesto es Da Gui. Se nos informó que llegaría por la mañana, así que le preparamos un puto festín de bienvenida pero el muy hijo de puta no se presentó. Y lo que es peor, Wu Qing Hua informó que habían encontrado a un grupo de cinco asesinados en un callejón de mi territorio. Cuando llamamos a Lu Wu, sonaba raro y dijo que uno de los hombres que había conseguido escapar había afirmado que había sido uno de los nuestros. – Hizo una pausa y se pellizcó el entrecejo. – Ahora quieren discutirlo con nosotros en persona. Básicamente, podemos decir que nos hemos metido en la boca del lobo. Si no solucionamos este asunto como tiene que ser, habrá una riña con Lu Wu. Y si eso pasa, puede que nos toque hacer las maletas y empezar de cero.
Todo el mundo volvió a guardar silencio.
Liu Zi Cheng suspiró.
–No creo que ninguno de nuestros hermanos fuera a hacer algo como esto, pero todos tenéis que decir algo para asegurarnos.
–Yo no lo hice. – Feng Qiang lo confirmó rápidamente. – Todo el mundo sabe que tengo una avenida en auge. Estamos tan ocupados con lo nuestro que casi no nos la apañamos.
–Yo tampoco he sido. – dijo Zhou Yun que estaba sentado a su lado.
–Ni yo. – Exclamó Fan Peng. – Da Gui solía liarla en la ciudad. ¿No me digáis que somos los únicos con los que ha tenido riñas? ¡Es posible que haya sido alguno de sus otros enemigos!
–Yo no. – Xiao Li se limitó a afirmar eso.
–Ni yo.
–Yo tampoco.
–Yo no.
Cuando le tocó a Yan Ming, añadió:
–Desde mi punto de vista, no tienen porque haber sido enemigos de Da Gui. Sólo unos pocos de nosotros sabíamos que estaba de camino. Creo que debe haber una lucha interna entre ellos.  No puedo asegurarlo, pero a lo mejor nos han cargado el muerto.
Li Zi Cheng, cuando todo el mundo hubo hablado, le echó un vistazo a Li Shi Qing inquisitivamente.
Li Shi Qing, en ese momento, estaba dando toquecitos con la punta de los dedos sobre la mesa.
–Tres días. Os doy tres días. Todos vosotros tenéis que investigar el asunto a fondo. Será mejor que no me entere como haya sido el truquito de alguien de nuestro grupo. – Su mirada repasó a todos los presentes, congelando el aire.
En ese momento de silencio, a Xiao Li le vibró el móvil, atrayendo la atención de todo el mundo. Se sacó el móvil y, justo cuando iba a colgar y apagarlo, la persona que estaba a su lado se lo quitó de las manos: Li Shi Qing. Viendo que le llamaba Xiao Yang, cogió la llamada y se lo puso en la oreja.
Todas las figuras ilustres del mundo de la mafia observaron en silencio cómo se violaba la privacidad de Xiao Li, mientras que el afectado se limitaba a mirar la mesa.
–No tiene tiempo… Vale. – Li Shi Qing no le devolvió el móvil a Xiao Li después de colgar. Volvió a pasar la mirada por todo el mundo y dijo. – Si nadie tiene nada que decir, que lo haga, sino, ya podéis ir a buscar al asesino.
Uno a uno, todos los presentes abandonaron la habitación, dejando atrás a Li Shi Qing con el móvil de Xiao Li en la mano.
–Tu hermano me ha dicho que se ha dejado un documento en casa y ha pedido que se lo envíes por fax. – Le dijo Li Shi Qing mientras le miraba a la cara y hablaba con lentitud. – Te enviará un mensaje con la localización exacta del documento y el número de fax en nada.
Xiao Li asintió y extendió la mano para recuperar el móvil, pero Li Shi Qing le cogió la mano.
–Xiao Li, dime que no tienes nada que ver con la situación de Da Gui.
Inesperadamente, ignorando si era una mera ilusión o no, en la voz de Li Shi Qing parecía haber una traza de debilidad. Xiao Li alzó la cabeza y le miró a los ojos antes de hablar.
–Qing Ye, no te voy a traicionar.
Li Shi Qing le miró, le apretó la mano y se le acercó.
–Puedo esperar una semana. Cuando llegue el momento, no tendrás que seguir teniendo móvil. Si Xiao Yang te necesita para algo, dile que me llame a mí. Tampoco hace falta que te involucres en situaciones peliagudas. Con que me esperes en casa ya basta. ¿Te parece bien o no?
–Sí, Qing Ye. – Xiao Li asintió con la cabeza.
Entonces, Li Shi Qing le soltó la mano y le devolvió el móvil.
Cuando ambos salieron de la habitación, vieron que Yan Ming y Liu Zi Cheng seguían esperando a Li Shi Qing fuera de la habitación. Los dos parecían intranquilos, como si se hubieran peleado.
–Qing Ye-… – En cuanto le vio salir, Liu Zi Cheng le llamó.
Li Shi Qing le detuvo, se giró hacia Xiao Li y le indicó que podía marcharse primero. Xiao Li accedió, le echó un vistazo a Yan Ming y se dio la vuelta para irse.

*        *        *       *       *

Xiao Yang jamás había accedido a vivir con Xiao Li, por lo que se buscó un piso de alquiler en otro sitio. Para evitar cualquier problema, pagó medio año de alquiler por adelantado, pero, cuando se marchó de la ciudad, no se preocupó de avisar, por lo que el piso estaba vacío.
Xiao Li aparcó el coche en la zona residencial. Era un edificio antiguo con pocas cualidades, hasta el punto de que algunos pisos no tenían ni luz y estaban totalmente a oscuras.
Xiao Li vagó por la oscuridad hasta que encontró la puerta de Xiao Yang. Sacó la llave de debajo de la alfombra de entrada, como había leído en el mensaje, y abrió la puerta.
La luz se encendió de inmediato cuando entró.
En el piso sólo había una habitación y un comedor, y cuando Xiao Yang se mudó, sólo dejó un par de muebles simples.
Levantó la cabeza y, fue entonces, cuando se encontró con Qi Xiu Yuan tranquilamente sentado en una silla del pequeño comedor con las muletas a un lado.
Xiao Li cerró la puerta rápidamente, sorprendido por su presencia, y se le acercó con pasos pesados antes de escupir en voz baja:
–¡¿En qué estás pensando?!
Qi Xiu Yuan parpadeó un par de veces y le habló con suavidad.
–Me duele mucho la cabeza, no hace falta que seas tan malo.
Xiao Li se quedó atónito, suspiró y retrocedió un paso.
–¿Para qué has venido?
–Si me hubieses cogido el móvil, no tendría que haberle pedido nada a Xiao Yang. – Qiu Xiu Yuan habló mientras le miraba atentamente. – No sabes lo doloroso que me ha sido llegar hasta aquí. El doctor me ha dicho que no me mueva demasiado…
Al parecer, el truco de hacerse el herido para ganarse la confianza de otro no produjo muchos resultados en Xiao Li, pues su expresión no cambió en absoluto. Se limitó a mirarle y a preguntar:
–¿Has venido solo?
Qi Xiu Yuan fingió no conocer a Zhang Juan Juan y le respondió con otra pregunta.
–¿Quién quieres que venga?
–Te llevaré de vuelta. – Sin molestarse con sus palabras, Xiao Li se apresuró a afirmarle algo como esto.
–No. – Repuso Qi Xiu Yuan.
–¿Estás jodidamente loco? – Xiao Li frunció el ceño. – ¿Sabías que casi te mueres?
Qi Xiu Yuan le miró directamente, entonces, sonrió.
–¿Sabías que tenía miedo?
Xiao Li, esta vez, asumió los sentimientos que gobernaban sus ojos. Poco después, cerró los ojos y se apartó. Entonces, escuchó a Qi Xiu Yuan hablar:
–Tenía miedo.
Xiao Li le volvió a mirar.
Qi Xiu Yuan alzó la cabeza; bajo la luz su rostro parecía todavía más pálido.
–Aunque siento como si se me fuera a partir el cuerpo en dos, no estoy herido de muerte. Cuando esos hombres me pegaron, no creo que lo hicieran por el mismo motivo por el que lo hiciste tú aquella vez. Está claro, que lo hicieron de mala gana, pero no porque les guste.
Xiao Li parecía querer contradecirle, pero al final, se quedó callado. Viéndolo, Qi Xiu Yuan continuó:
–Querían matarme a toda costa. Seguramente me hubiesen destrozado los órganos de una patada, pero no lo hicieron. Sé que no sólo querían atormentarme a mí, sino que también querían atormentarte a ti… Querían atormentarte y advertirte antes de matarme.
Xiao Li se emocionó un poco.
–Tenía miedo por esto. – La expresión de Qi Xiu Yuan era bastante débil, pero su mirada seguía con ese luminoso fulgor de siempre. – No por mí, sino por ti.
Xiao Li le miró con las cejas apretadas.
–No te molestes. – Hizo una pausa. – Qi Xiu Yuan, ¿de dónde crees que he sacado el título de jefe de la mafia? Yo también he usado los métodos que han usado contigo. – Tendió los dos puños hacia Qi Xiu Yuan. – Ni siquiera recuerdo a cuánta gente le he partido los huesos con estos puños. Y, mira este pie, una vez le pateé la cabeza a una persona hasta causarle una contusión… Qi Xiu Yuan, he matado gente. – Su expresión era fría y rígida mientras, prácticamente, rechinaba los dientes. – He matado gente.
Qi Xiu Yuan, algo sorprendido, le miró. Xiao Li continuó hablando en un tono suave y una expresión complicada.
–No te he debido engañar del todo, porque todavía no tienes miedo. – Se acercó y cogió una de sus muletas. – Tómate lo que pasó entre nosotros como un experimento que hice contigo. Desde ahora, nos mantendremos alejados de los asuntos del otro-…
Qi Xiu Yuan, de repente, le cogió la muñeca con su mano sana. Xiao Li intentó soltarse, pero cuando Qi Xiu Yuan siseó por el dolor, Xiao Li dejó de debatirse.
–¿Qué coño-…?
–¿Cuántos?
–¿Qué? – Preguntó Xiao Li con solemnidad.
–¿Cuánta gente has matado? ¿Por qué?
La voz de Qi Xiu Yuan albergaba cierta terquedad mientras tanto, Xiao Li fruncía el ceño.
–Ya los he matado, ¿qué sentido tiene tu pregunta?
Qi Xiu Yuan ejerció más fuerza y un tornado de emociones le cruzaron los ojos, como si en su cara hubiese un conflicto de emociones y dificultades.
Xiao Li suspiró.
–¿Por qué no te vas si tienes miedo?
Qi Xiu Yuan permitió que sus ojos permanecieran en él, entonces, dijo:
–Vente conmigo.
Xiao Li se quedó helado, devolviéndole la mirada, atónito.

–Por eso he venido. – Qi Xiu Yuan añadió. – Quiero llevarte conmigo. 

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