Prólogo

noviembre 19, 2016


¿Qué pasa, Ann? ¿No puedes dormir? No pasa nada. Hay días así.
Bueno, pues… ¿Qué te parece si mamá te cuenta una vieja historia? Es un cuento del reino Highland: una historia sobre hadas.
Sí, eso es, hadas: esa gente con finas alas en la espalda. Esos niños a los que obligan a trabajar para los ricos. Los has visto antes, ¿a que sí?
Venga, date prisa y tápate con la manta. Eso es, buena chica. Bueno entonces, empecemos.
Hace mucho, mucho tiempo, cuando la gente todavía no sabía usar el fuego existía un reino. Ese reino era el país de las hadas. Había un rey hada y las hadas que le servían vivían en paz. El reino de las hadas se llamaba Highland y se consideraba “el país de los que están por encima” del resto de seres vivo. Poco después, las hadas, que poseían una sabiduría y poder que ningún humano tenía, fueron esclavizadas.
Sí, exacto.
Hoy en día, la raza humana usa las hadas como esclavas, pero hace mucho tiempo, era al revés. Las hadas solían gobernar la humanidad.
¿Estás bien? Entonces, seguiré.
Las hadas amaban la paz. Siempre perseguido la belleza y la diversión.
Sin importar cuántos años pasaran, las hadas no cambiaron jamás, siempre vivieron así.
Pero los humanos son distintos. Evolucionaron.
Con algo de esfuerzo, los humanos aprendieron a usar el fuego, también obtuvieron sabiduría y así, la raza humana, empezó a darse cuenta que no necesitaban que las hadas les gobernasen.
Desde entonces han pasado quinientos años.
Los humanos se sublevaron y Highland cayó en las manos de la humanidad. Ahora, las hadas se han convertido en las criadas de los humanos.
¿Eh? Sí, tienes razón. Las hadas ahora dan pena. La gente de este mundo dicen que como “las hadas solo jugueteaban por ahí, perdieron contra los humanos, son criaturas estúpidas”. Pero, mamá, no está de acuerdo.
Las hadas eran menos en comparación con los humanos y creo que por eso perdieron.
¿Por qué? Bueno, verás, las que descubrieron la forma de refinar el azúcar plateado de las manzanas de azúcar fueron las hadas. Y las hadas son las que hacen los mejores caramelos de azúcar del mundo.
La gente que hace cosas tan maravillosas no puede ser estúpida. Por eso, aunque sólo nosotros podamos ser artesanos de caramelo, no debemos desdeñar a las hadas.
Como amigos suyos, creo que no deberíamos dejarlas solas.
Tú también, ¿verdad, Ann? Ann… Oh, vaya… Se ha quedado dormida.
Duerme bien y sonríe. Y al igual que las manzanas de caramelo, conviértete en una mujer dulce.



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