Historieta secundaria: Cierto día nevado

diciembre 28, 2016

En Kroix no nieva mucho. Algún año puede que haya una fina capa de nieve, pero es raro que se apile. Sin embargo, como era la primera vez que Latina veía nieve desde que había llegado a Kroix, estaba extremadamente emocionada, lo que significaba que en su pueblo natal no nevaba mucho tampoco y aquel año, en el invierno en el que Latina cumplió los nueve años, nevó muchísimo. Esta es una anécdota de aquellos días.
Desde la mañana Latina había estado muy animada. Los niños habían hecho una guerra de bolas de nieve, por lo que había un gran escándalo. Todo el mundo había salido a jugar con la nieve.
A causa de la súbita nevada, la mayoría de las peticiones de las gentes del pueblo a los aventureros tenían algo que ver con quitar la nieve. Los aventureros se dispersaron por el pueblo pensando sobre si deberían o no dar lo mejor de sí al ver que su ídolo, Latina, estaba tan ansiosa por la pelea de bolas de nieve. El día anterior, a Latina que había estado quitando la nieve de la entrada del Ocelote Bailarín le dieron un entrenamiento especial. El gigante hombre de nieve que había hecho se derritió por la mañana y aunque estuvo algo decepcionada por ello, en esos momentos Latina estaba llena de un inquebrantable espíritu luchador.
-¡Hoy es el día que acabaré con Rudi!
Latina mostró su espíritu delante de los del Ocelote Bailarín vestida con su abrigo favorito, su gorro de lana de tres tonos de rosa diferente, y los guantes.
Para la guerra de nieve, separaron a los niños en dos grupos y así, en un giro inesperado, a Latina la separaron de los amigos con los que siempre había estado jugando. Aun así, estaba en el mismo grupo que Marcel por lo que no estaba demasiado nerviosa. En ese grupo también había muchas caras conocidas y varios amigos que había hecho durante ese medio año. Latina estaba emocionada mientras hacía un montón de bolas de nieve al lado de Marcel. 
-¿Tantas ganas tienes de vencer a Rudi?
-Rudi siempre dice que Latina es débil y tonta. ¡Jopetas! ¡Latina no va a perder contra Rudi!
Aunque ella era pequeña, su orgullo no lo era. Fuera como fuere, en un juego de atrapar la bandera normal, Rudi solía ganar ya que su físico y su fuerza superaban los de ella, y esa chiquilla no podía tolerar algo así. 
-Algún día le haré decir: “me rindo”.-A pesar de su adorable apariencia, la niña era así de decidida.
No obstante, las reglas eran bastante vagas. Si te daban con una bola de nieve, estabas fuera. El equipo que consiguiese la bandera del contrincante ganaba. Ya habían hecho refugios en forma y en las dos puntas de la plaza había una pared y una bandera que se consideraban los cuarteles del equipo. 
El revoltijo y los ánimos de los  adultos, que sólo tenían permitido mirar, parecían no tener fin pero a los niños no parecía importarles. 
Habían bastantes niños de todas las edades esperando con ansía la señal de salida.
-¡Ya!
Al escuchar la voz, Latina salió corriendo de inmediato. Todavía había distancia entre los contrincantes así que las bolas de los otros no llegaban hasta ella. Los pompones de su gorro de lana se sacudieron mientras ella corría por la ruta que ella había designado como: “segura”. Deslizándose por las sombras del refugio al que le había echado el ojo desde el principio, se puso al alcance del equipo enemigo.
Estoy segura que Rudi vendrá aquí desde el centro, ¡así que le esperaré!
La razón por la que  se aferraba a tales creencias era porque conocía la personalidad de su amigo muy bien. Rudi era una persona a quién no le importaban los planes insignificantes ni los trucos, y que se hacía camino con su propio poder. Normalmente, era Latina quién perdía, pero ese día iba a ser distinto. Con las espaldas cubiertas por sus compañeros, echó un vistazo adelante, buscando su objetivo.
-¡Ahí está!
Una vez confirmado su objetivo, Latina puso su plan de batalla en marcha. 
Por otro lado, Rudi también había encontrado a Latina gracias a su atuendo mullido y su gorro rosa. Hasta un conejito habría sido capaz de pensar mejor en sus colores de camuflaje, ¿verdad? Aunque le quedaba bien, el niño no podía evitar pensar en agarrarle por los pompones al ver cómo no dejaban de moverse a cada paso que daba. Era como si algo estuviese estimulando sus instintos. No podía evitarlo. Siempre que lo hacía, Latina le miraba altanera algo enfadada. Aunque esa expresión suya también era muy mona.
Después de todo, has planeado esconderte ahí, tonta…
Los pompones de ella sobresalían un poco de las sombras del refugio. Aunque Latina era buena estudiante e inteligente, de vez en cuando la liaba de esa forma. Rudi escudriñó el equipo rival mientras avanzaba. Dando un rodeo, fue hacia el refugio en el que estaba Latina.
Acabemos esto de un tiro.
En cuanto decidiera la posición, saltaría a una. Si le daba a Latina con las dos bolas de nieve que tenía preparadas en las manos, ganaría, sin darle tiempo a ella a contratacar. Para cuando ella le notase, ya le habría tirado una montaña de bolas de nieve. 
Pum.
La bola de nieve dibujo un arco y golpeó el gorro rosa que tenía por objetivo. Rudi le echó un vistazo al refugio imaginándose la cara frustrada de Latina. 
Ahí tumbado, había un palo con un gorro rosa encima.
En el momento en el que Rudi comprendió que era una trampa, Latina que se había achicado dentro del refugio, se levantó. Con la esquina de su ojo vio una bola de luz abrirse.
-Espe--… La magia va en contra de las regl--…
En medio de los gritos de Rudi, el niño se vio envuelto en una avalancha creada por Latina.
Entre la magia del elemento sagrado que Latina puede usar, ya sea para crear una barrera de defensa o para atacar, al final, la diferencia yace en cómo usas el poder. Se podía usar la magia para hacer un escudo protector, para disparar balas – siendo así un ataque mágico a distancia…  Y cuando del control mágico de Latina se trataba, la niña era suficientemente habilidosa como para hacer gemir a los adultos. 
La niña había creado una barrera mágica que se había expandido y había hecho una capa de nieve de un golpe. Había sido como darle la vuelta a la mesa.
Cuando Rudi estuvo atrapado bajo la nieve, tal y como ella había planeado, Latina alzó una, particularmente, gran bola de nieve que había hecho dentro del refugio con ambas manos, y entonces, la soltó sobre su cabeza. Siempre que no le dieran con una bola de nieve, la otra persona no podría eliminarla y así es como planeó el golpe. 
-¡Genial! ¡Le he ganado a Rudi!-Se alegró con las manos levantadas. Tan feliz estaba que se le olvidó por completo que en esos momentos estaba en medio de una guerra.
-¡Ay!
Una bola de nieve golpeó la cabecita de Latina. 
Golpe, golpe, golpe.
Inmediatamente después de eso, le dispararon una incontable cantidad de bolas de nieve. En un instante, los gritos de Latina estaban enterrados bajo la nieve.
-¡Aaaay!
-¡Hemos derrotado a la maga de los rivales! ¡Atacad!-La que gritaba triunfal era la mejor amiga de Latina.- ¡Rudi ha sido un sacrificio desde el principio! ¡Venga, vamos!-Chloe no tenía piedad en ese aspecto.
Los resultados fueron que el equipo liderado por la general Chloe ganó. 
Los adultos que estuvieron mirando la pelea elogiaron su liderazgo de forma instintiva.
-¡Genial! ¡Latina ha ganado!
Sin embargo, en el Ocelote Bailarín, Latina informó de su victoria. Había perdido la batalla, pero había ganado su propia lucha. 
Para engañar el hambre hasta la hora de la cena, Kenneth trajo unos cuantos boniatos. Después de jugar con la nieve, con el frío que hacía, Latina regresó a casa con la nariz roja, pero después de cambiarse y beberse un vaso de leche con azúcar, volvió a la normalidad en un isntante.
-De camino a casa, vi a alguien que se estaba convirtiendo en muñeco de nieve, me pregunto si pillará un resfriado…
Se comió un moniato y se bebió otro vaso de leche. El brindis por la victoria, no, el vaso de leche de la victoria estaba más bueno de lo normal.
-Ayer lo estuvimos practicando, después de todo.
Latina sonrió pareciendo todavía más contenta al ver a Dale sonriéndole. 
Dale no había podido ir a mirar, pero unos cuantos clientes habituales habían ido y con sólo ver su galante figura ya sabía que había pasado. A pesar de eso, tenía que escuchar heroica hazaña de la jovencita.  Dale escuchó un rumor de que un hombre que daba miedo había regañado a unos niños traviesos se habían colado y habían destruido los muñecos de nieve que varios niños del Distrito Sur habían hecho, pero seguramente no era para tanto.
-A la próxima, ¿hacemos un muñeco de nieve juntos?
-¡Sí!
Si es con esa Latina sonriente, entonces no tiene nada malo cosquillear su corazón infantil y mimarla. 
Ya que estamos en ello, ¿qué tal suena hacer una estatua gigante?
Mientras pensaba eso, Dale se metió un pedazo de moniato que Latina le había dado en la boca.




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