Capítulo 57: Peludita. Después.

enero 06, 2017


-¡No…!-Maaya sacudió la cabeza como una abeja chillando.
-No digas eso, Maaya, ven aquí.
-¡No…! ¡Atia mejor!
-Maaya…-Las orejas triangulares de Josef se mostraron miserables como si no pudiese decir nada más. En comparación, las de Maaya parecían preparadas para luchar.
-¡Atia de Maaya!
-¿Eh…?
Y entre padre e hija, Latina seguía confundida, con Maaya fuertemente aferrada a ella.
-Latina… Eres muy popular…
Dale miraba la escena con una mirada de distanciamiento. Hasta cierto punto, parecía estar huyendo de la realidad. Había aprendido mucho durante su estada en Tisroh. Sobre todo que era vital saber cuándo rendirse.
-No… hagas nada… demasiado fuera de la ley…
Precisamente porque no se estaba enfrentando a la realidad, sus comentarios no eran adecuados para niños. Sin embargo, Dale no pensaba en nada profundo. Además, hasta Latina no podía pensar en nada.
-¡Atia, Maaya, juntas!
-Eh…-Latina se balanceaba de un lado al otro, y todo lo que podía hacer era abrazar a Maaya que exigía su presencia en voz alta.
-Oh, vaya, habéis llegado.
-Wuute, sentimos las molestias.
-Wuut-…
-¡Atia, mal!
Justo al salir, la esposa de Josef, Wuute, que no había estado presente durante la peor parte, dejó escapar una voz sorprendida al ver a Dale y Latina. Aunque Dale le saludo, Maaya no permitió que Latina pudiese hacer una reverencia y parecía estar poniéndose celosa porque Latina estaba prestándole atención a otra persona.
-¿Qué pasa, Maaya?
-Ah… Quiere monopolizar a Latina o algo así.
-Su padre la mima así que se ha vuelto una mimada, ¿sabes?
Wuute no parecía agitada a pesar de que Maaya estaba haciendo una pataleta, como siempre. Ya fuese bueno o malo, su corazón era tranquilo como el mar.
-Josef.
-¿Qué?
Dale llamó a Josef que estaba cabizbajo, deprimido. Delante de los dos hombres, Latina acariciaba el estómago de Latina.
-La última vez, cuando nos fuimos… ¿Dejó de llorar?
-No…-La mirada de Josef se nubló.-Nació una leyenda.
-Debe de haber sido… duro.
Se contuvo y no preguntó de qué iba la leyenda. Los dos hombres permanecieron en silencio durante un rato.
-Esta vez… ¿Qué te parece si os vais antes de que se despierte Maaya?
Seguramente, no les perseguiría, pero la voz de Josef estaba llena de desesperación mientras lo sugería. Parecía estar conteniendo las lágrimas, como la última vez.
-Cuando Maaya se coma toda su comida favorita, le entrará el sueño. ¡Será vuestra oportunidad!
Al escuchar a su pariente de mediana edad mezclar monerías con sus palabras, se preguntó en algún rincón de su mente, si cuando llegase el día en el que tuviese su propio hijo actuaría así, sin darse cuenta de que lo había estado haciendo desde un principio.
Delante de los dos padres, Maaya movía la cola de un lado al otro tumbada de espaldas para que Latina le acariciara el estómago.
Tal y como había dicho su padre, Josef, después de que Maaya se comiera una sopa y una Créme Brûlée con azúcar afrutado por encima, la niña empezó a bajar los párpados. Como confirmando lo que había dicho su padre, la niña comió casi el doble que Latina. Latina, quizás, quería competir con ella, pero le sobró el postre.
Al principio, Latina seguía sentada al lado de Maaya. Al parecer, Maaya le había hecho prometer eso, mientras pedía sentarse en el regazo de Latina. Pero como las piernas de Latina se durmieron demasiado, la niña reconoció la situación y, así, ese fue el resultado.
Los hombres intercambiaron una mirada.
Josef se levantó con una elegancia que no iba con su estatura y cogió a Maaya en brazos rápidamente. La acunó de un lado al otro.
La bebé se retorció pero cuando encontró su posición favorita, pareció calmarse en los brazos de su padre y empezó a soltar ronquiditos. En ese preciso instante, Dale estaba en fila con Latina.
-Dale, es de mala educación jugar mientras se come.
Le regañó con toda la razón, pero aun así, se negaba a abandonar su lado, se movió hasta el asiento a su lado. Al parecer, a la joven no le gustó que estuviese comportándose como cierto bebé.
-Latina, nos iremos mañana a primera hora, ¿vale?
-¿En serio?
-Ah… Me preocupa el tiempo, así que quiero salir del bosque rápido.
Todo mentira, pero Latina pareció entenderlo y asintió.
Se fueron a la cama y se arroparon con una manta en una esquina del comedor, igual que la otra vez. Dale abrazaba a Latina, como siempre, tal vez guardándole rencor a esa niña que había estado monopolizando a Latina todo el tiempo.
Él era bastante distinto a lo que esperaba Josef.
De buena mañana, ambos padres dejaron caer las cabezas, completamente exhaustos, con una sensación de derrota.
Por alguna razón, en la manta de Latina, había aparecido un bulto anormal que dormía profundamente. En algún momento, Maaya se había deslizado entre las mantas que les cubrían y estaba durmiendo, aferrada con fuerza a Latina. En ese momento, los hombres de dieron cuenta que la niña era más lista de lo que parecía.
-Prepararé el desayuno, id a comer.
La voz de Wuute vino desde detrás de los cabizbajos.

Recordando hasta ese momento, Dale observó a su propia figura fraternal que tenía ante él.
-Kenneth, me pregunto si hablarás haciendo monerías cuando tengas un niño…
-¿A qué viene eso?
-¿Sabes, Kenneth? Los niños son… Ya sabes… Sí… Increíbles… En muchos sentidos…
-¿Qué? ¿Pero a ti qué te pasa?

La erupción de Maaya fue mucho más violenta que la última vez. Para marcharse, los dos hombres usaron todas sus fuerzas para separar a las dos niñas: a Latina a quien se le habían empezado a caer las lágrimas de simpatía y a Maaya que era como una bomba. En el bosque unos débiles sollozos hicieron eco, cuando lo escucharon, no supieron qué hacer.

-Acabo de darme cuenta… Que criar a un niño va a ser difícil…
-Eso es… ¿una amenaza?
-Es sólo que me acabo de dar cuenta que Latina… Es una  niña muy, muy buena y difícil de encontrar.
-Bueno, Latina no es lo que se podría decir lo normal.
Para Kenneth, Latina era la niña buena de todos los niños buenos.
-Latina, ¿cómo… se usa esto?-Le preguntó Kenneth a Latina mientras esta le pasaba los pedazos de carne.
-Mmm. Bueno… Tiene mucha sal. Después de todo es un conservado. Si la cocinas tal cual estará salada, así que, tienes que remojarla en agua y cocinarla cuando se le vaya toda la sal. -Kenneth no hizo la pregunta por desconocimiento, sino a modo de un pequeño examen sorpresa.-Dicen que tienes que hacerla con muchas verduras y hacer sopa.
-Ya veo.
Kenneth sonrió un poco después de comprobar que Latina sabía prepararlo. Por ahora, había aprobado por los pelos, pero si pudiese cocinar algo ella sola, entonces sería un aprobado seguro.
-¿Hiciste bien la comida?
-Sí, cociné las cosas como me habías enseñado, aunque a veces no lo hice bien…
-No te salió bien, eh…
-Sí. Las cosas como ajustar la fuerza del fuego eran difíciles. A veces quemé la comida.-La niña, en medio de su conversación maestro-discípulo que mantenía con Kenneth, miró a Dale.-Dale… ¿Sabes? Decía que todo estaba bueno y se lo comía todo.
-¿Eh? O sea que, ¿Latina, todo lo que cocinaste estaba bueno?
-Bueno… Supongo que será mejor no decir nada…
-¿Eh? Es porque todo estaba buenísimo.
Mirando de soslayo a Dale, el maestro y la discípula, no quisieron comprometerse en cuanto a la cocina y asintieron.
-¿Ves qué dificultades has tenido esta vez?
-Sí, me esforzaré más.
La jovencita, totalmente seria, le contó a su maestro sus aspiraciones futuras
-Fue Latina quién cocino cada día.
-Se esforzó mucho.
-¿No está… satisfecha sólo con eso…?
-Al parecer Latina está muy influenciada por Kenneth… De una forma rara.
Cerca de Dale y Rita, que hablaban, apareció un sutil cambio de temperatura.


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