Capítulo 63: Con la jovencita

enero 07, 2017

-Por cierto, ¿por qué tienes mi cuerno, Rudi?
Rudi – Rudolf Schmitt – escupió su comida al escuchar las repentinas palabras de Latina.
-Rudi… Qué asco…
Miró a sus amigos sin notar cómo Latina había fruncido el ceño. A la primera a quién miró fue a Chloe, que también estaba sorprendida, después a Silvia que parecía mirarle como diciendo: “esto va a ser interesante”. Anthony también estaba sorprendido pero no le traicionaría nunca, así de grande era la confianza que habían conseguido durante tantos años de amistad. Marcel sonreía felizmente, aunque esa era su expresión habitual.
-¿Qu-…?
En consecuencia, el rostro de Rudi enrojeció tanto como su pelo mientras el niño hacía ruidos absurdos.
La escuela del dios amarillo, Asfar, de Kroix se responsabilizaba de ofrecer educación básica a los niños, lo que significaba que no estudiaban temario demasiado complicado durante mucho tiempo. Lo básico era leer, escribir y matemáticas y para terminar de pulir su currículo estaba historia de Raband y geografía de los países vecinos. Dependiendo de su familia, los niños también formaban parte de una fuerza de trabajo muy grande. También había familias que no les gustaba la idea de que la longitud de sus estudios se restringiera, por eso, para aquellos que quisieran profundizar su educación o tenían una familia más acomodadiza existía la opción de cursar cursos superiores tras el programa de educación básica.
Tampoco era como si les quitasen el día entero. Iban a la escuela por la mañana y volvían ya entrada la tarde. Había muchos niños que se iban a casa para comer, pero normalmente, Rudi y sus amigos se reunían y comían juntos. O más bien, para que eso pasase, Rudi tenía que convencer a sus amigos. Se puede decir que les rogaba abiertamente que lo hicieran.
Latina se había estado haciendo la comida para practicar. Había estado entrenándose en el Ocelote ayudando a Kenneth, pero en realidad no tenía tiempo para cocinar en el ambiente atareado de la cocina. Por eso, cuando las preparaciones de la mañana terminaban, Latina solía ponerse en una esquina y progresar a diario haciéndose su propia comida. Y ahora que lo había hecho, se preocupaba por lo que pudieran pensar los otros, así que, naturalmente, Latina decidió enseñarles lo que había hecho a sus mejores amigas, Chloe y Silvia. Rudi, que lo notó, intentó conseguir que Latina y el resto comieran juntos. A cambio de las miradas desplacientes de sus amigos llenas de burlas, consiguió la oportunidad de probar la comida casera de Latina de vez en cuando.
-¿Mmm? ¿Por qué?
-“¿Por qué?” ¿No te estarás imaginando cosas, Latina…?
-¿Mmm? Pero es el de Latina, es obvio. –Latina inclinó la cabeza a un lado, perplejo Rudi se aferró a su collar como acto reflejo
En esos momentos, el fragmento negro que colgaba de su cuello era algo que el resto podría confundir con una joya bien pulida, por lo que Rudi había se había enorgullecido de pensar que la gente no le preguntaría lo que era. Sin embargo, en esos momentos temblaba al haber sido descubierto por la persona que menos quería que lo supiera, Latina.
-¿Lo sabes con sólo verlo, Latina?-Preguntó Silvia con curiosidad. Latina parecía no entender por qué todo el mundo la miraba perplejo.
-Sí.
-Parece una piedra. Es más oscuro que el cuerno de un animal. Qué bendición.
-Mmm… Bueno, sabes, puedo ver algo así como la presencia de la magia. ¿No podéis verlo?
-No sé.-Dijeron Silvia y Chloe a la vez, y la perpleja Latina alzó la vista como diciendo: “ahora que lo decís…”
-Sí, sabéis, Dale se lo dijo a Latina. Lo qué Latina ve puede ser distinto a lo que ve todo el mundo.
Es lo que Dale determinó cuando Latina fue capaz de diferenciar a los hombresbestia con tanta facilidad. La raza demonio era, generalmente, una raza con capacidades más altas que las demás, y por eso entendían cosas que los humanos no.
-Guau, increíble.
-¿De verdad? Bueno, ¿por qué tienes eso?
Rudi, que había estado rezando por cambiar de tema de conversación y siguió con lo que estaban hablando entonces, se dio cuenta que sus plegarias no fueron escuchadas y suspiró mirando a derecha e izquierda, buscando algo de lo que hablar.
-Eso es… porque…
-¿“porque”…?
Al ver a Latina inclinar la cabeza a un lado de una forma tan adorable, Rudi tragó saliva.
-…porque es raro.-Y contestó.
Sus amigos le miraron como diciendo que no tenía remedio. Sí, él también lo sabía. Esa no era la respuesta. Precisamente porque era consciente de ello, en ese momento quería estar solo. Sin embargo, la adorable chiquilla delante de él, sobrepasó todas las expectativas. Sonrió y con un aspecto agradable dijo:
-Es verdad. Es muy raro, ¿no?
Acaba de… decir que sí…
Todos los presentes, en su corazón, pensaron lo mismo. Esa niñita, a pesar de ser tan lista, era extraña en algunos sentidos.
-¿Tú también tienes uno, Chloe?
-Sí. El cuerno de Latina es muy bonito.
-Eso me hace feliz, gracias Chloe.
Latina rio, algo avergonzada, y pareció llegar a la conclusión que no había otro motivo por el que Rudi quisiera su cuerno.
Anthony y Marcel, le dieron una palmada a la vez al hombro de Rudi.
Dejadme en paz, por favor.
El tema cambió a la enemiga natural de Latina. La joven podía quejarse fácilmente de las cosas con sus amigos a diferencia de con sus tutores.
-Siempre está en plan: “Latina es tan pequeñita”, y “es que eres tan pequeñita”. ¡Es muy mala!-Chloe y Silvia ya se habían acostumbrado a su expresión malhumorada.-Aunque Latina se esfuerza en practicar, aunque Kenneth elogió a Latina con que estaba mejorando… ¡Sigue diciendo que sólo soy una niña pequeña!
Con solo echarle un vistazo a la comida que Latina se preparaba, era fácil de adivinar que sus habilidades en la cocina habían mejorado. Latina era mucho más fidedigna que los adultos vagos al ser tan trabajadora. Era capaz de terminar el trabajo del Ocelote y las tareas domésticas cada día. Sólo con eso, más independiente de lo que tocaría para su edad.
-Latina quiere crecer pronto…-Se entristeció menospreciando lo que hacía desde antes de que llegase su enemiga natural, Hermione.-Si fuera adulta, entonces, no tendría que estar en casa todo el día… Latina podría ayudar más a Dale… Podría entenderle más…
Su disgusto y sus sentimientos alicaídos eran todos por el bien de su tutor. Estaba frustrada porque era una niña e pretendía competir con una mujer adulta. Rudi no se percató que el sentimiento lóbrego que albergaba su pecho, era el mismo que el de Latina, y dijo:
-Es que eres pequeña, Latina.
-¡Latina está creciendo, jo!
-Ves, como dices tu nombre cuando hablas de ti misma, eres un bebé.-Dijo aunque pensaba que esa manía suya era encantadora.
En cuanto pensó lo encantador que era, se le escaparon palabras contrarias a lo que tenía en su corazón, no obstante, esas palabras dolieron bastante a Latina.
-¿Eh…? ¿Qué…? ¿Un bebé…?-Titubeó y empezó a pensar.
Rita, Clarissa… Y la abuela son un poco diferentes…
Y fue dándoles vueltas a todas las mujeres adultas que conocía, y entonces, miró las caras de sus amigos.
-Eh…
A pesar de quien se lo había dicho era Rudi, podría tener razón. Por último, recordó a su adorable amiguita.
-¡¿Latina es igual que Maaya?!
La persona de quién hablaba era sólo una criatura. ¡Aunque se trataba de Rudi, tenía razón! Latina se cayó sin fuerza, con el corazón roto y una expresión de clara sorpresa. 

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