Capítulo 8: La huida de Darong

febrero 23, 2017

-Mmm… Tendría que buscarme un trabajo, ¿a qué sí?-Murmuré mientras miraba la televisión.
Había estado trabajando durante cuatro años con todo lo que tenía y de repente había acabado en el paro y me pasaba el día jugando por ahí. Se suponía que no iba a estar tanto tiempo así. El primer día de descanso fue genial, pero a la semana me empecé a cansar. El aburrimiento ya había durado una semana. Aunque saliera, ¿qué tenía de divertido ir sola? Sólo salía para pasear a estos después de cenar y para ir al supermercado de vez en cuando.
-¡Darong, Ahrong, Yurong y Haerong!
Los tres animales y el humano recorrieron el suelo. Eran, incuestionablemente, hermanos. Jamás había visto a un gato, a un perro y a un conejo jugar juntos de esa forma. Hasta el humano jugaba a su nivel.
Estoy por enviarles esta historia a Animal Farm[1].
Conseguir un trabajo con una carrera de sólo dos años era muy difícil. Había mucha gente en paro a pesar de haberse sacado la carrera en universidades famosas, así que decidí ponerle algo de energía vital a mi vida de holgazanería y conseguir un trabajo a media jornada. Había bastantes trabajos así por lo que debía ser fácil conseguir uno.
-Voy a salir, puede que vuelva tarde así que encargaos de vuestras comidas. ¡Y no salgáis fuera!
Grité mirando a los ojos a Darong. Los otros tres no podían abrir la puerta, pero Darong era otro tema. Tenía una gran habilidad de aprendizaje y copiaba lo que veía fácilmente. Los tres animales y la persona me escucharon con atención y empezaron a jugar por el suelo en un abrir y cerrar de ojos, yo simplemente suspiré.
-Esto me molesta un poco.
Les preparé la comida, pero no estaba segura de si podrían comérsela al ser tan pequeños, incluido Darong. Definitivamente, no era ningún niño, pero se moriría al ver tanta comida delante de él.
-Ah, qué buen tiempo hace.
Cuando salí del bloque sopló una suave fresca. El cielo estaba claro y la luz del sol era perfecta para salir de picnic. No me veía capaz de conseguir un trabajo en un solo día.
Será mejor que vaya a por un trabajo mañana temprano. Hoy puedo tomar un poco el sol y mirar por ahí. Debería haberme traído a Darong. No. Si ese bastardo sale, todos le mirarán y las mujeres se le pegarán.
-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me subí a este bus.
Habían pasado casi tres semanas desde la última vez. Tenía la sensación de volver al tiempo cuando la empresa todavía estaba en marcha. Me emocioné tanto que tuve ganas de ir a un par de sitios.
Ah, sí. Ya que he salido iré a comprarle una cama a Darong. ¡La pediré en el centro comercial! Mmm… Ya de paso podría mirar la comida de Ahrong y Yurong. Al lado de casa sólo hay una tiendecita para animales y creo que sus productos son muy caros. Tío, hoy no encuentro trabajo. Será mejor ir de compras, salir un poco y volver a casa.
-Han salido muchos productos nuevos.
El viaje en bus fue un poco largo. Llegué al centro comercial y sin ser demasiado obvia sobre mi impulso por comprar empecé a mirar y pedí la cama de Darong. Cuando me empezaron a doler las piernas mi estómago envió una señal de que tenía que darle de comer.
-Ya es hora de cenar.
Mi reloj biológico era muy preciso y miré por la ventana. Tal y como predije, ya estaba bastante oscuro. Comer fuera era muy caro, así que lo mejor era volver a casa.
-¡Ah, sí! Tengo que ir a la tienda de animales.
Compré un total de quince quilos. Menuda tarea difícil. Ni me planteé comprar el aperitivo de Darong.
-Uh… Qué cansada estoy.
Me subí al bus con dificultad. Por desgracia, era la hora punta y el bus estaba lleno de gente de pie. Pensé en usar mi belleza para conseguir un sitio pero desestimé la idea porque me verían como a una zorra.
-Fíu.
El bus se sacudía y yo con él porque no tenía energía. Quería que el bus fuera deprisa pero, era, sin lugar a dudas, la hora punta. Había mucho tráfico.
¡Oh, no, Darong! Mis mascotas.
-Bleh.
Un niño delante de mí me sacó la lengua. Yo fruncí el ceño y bajé la vista. No me podía enfadar con ese mocoso.
-¡Bleh!
No me importó y miré por la ventana, pero el niño siguió a lo suyo. Volví a girar los ojos y su lengua estaba allí.
¿Tengo que pelearme contigo? ¿A mis años? Si me hubiese casado un poco antes tendría un hijo de tu edad. ¿Y su madre?
Sonreí un poco y miré a mi alrededor.
-Oh, vaya. ¿Qué ha pasado?
-Ese maldito bastardo…
Estaba en medio hablando. Ese tipo de ajummas no se movían cuando empezaban a charlar.
-¡Estúpida ajumma!
Eso es lo que dijo ese maldito mocoso.
¡¿A-Ajumma?!
En mis ojos había un aura asesina.
No, Hein, no te pongas nerviosa. Eres elegante y educada. No te pongas así por un mocoso.
-Ajumma tienes el culo enorme. Como el de mi madre.
¡¿Q-Qué?!
Se me acabó la paciencia. Le miré mal y el niñato me ignoró y continuó comiéndose lo que tenía entre las manos.
-¡Ajumma, mira! ¿Parece estar bueno, eh?-Dijo socarrón y me mostró el aperitivo de sus manos.
¿Qué has dicho? ¡Ahora mismo estoy muerta de hambre y eso parece bastante caro…!
-La próxima parada son los pisos Hyundai.
Esta es mi parada. Jeje…
En cuanto escuché la voz del altavoz apagué mi consciencia.
¡Primero hay que apretar la parada!
-¿Niñito?
-¿Qué?
-¿Puedes mirar allí un momento?
-¿Eh?
El niñito miró hacia donde señalé. Yo sonreí victoriosa y…
-¡Qué aproveche!
En ese mismo momento las puertas se abrieron y me salí apresuradamente sin que se me olvidase nada. El niño me miraba atónito. Se miró la mano y lentamente empecé a fruncir el ceño, y antes de que el bus se pusiera en marcha escuché un sonido.
-¡Mamá…!
-¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Eh?
-¡Esa…! ¡Esa ajumma…!-Lloriqueó.
-¿Qué pasa con la ajumma?
-¡Me ha quitado la chuche!
Cuando dijo eso, el bus se fue. Me quedé ahí de pie sonriendo con el aperitivo caro que le había quitado. Parecía que sólo lo había abierto y murmuré.
-Me he ganado el dinero del aperitivo de Darong. Jeje.
Aquel día terminó de esa forma. Me pesaban las manos pero mi corazón estaba ligero así que volví feliz.

*        *        *        *        *

-¡Ya estoy aquí!
-¡Guau!
El precioso Yurong me recibió. No sabéis lo adorable que es cuando mueve la cola. Lo abracé y cerré la puerta.
¿Eh? Siento como si algo viniera a por mí…
Giré la cabeza.
-¡Ah…!
Me sorprendí tanto que acabé gritando. Después de gritar volví en mí y jadeando abrí la boca.
-¿Da-Darong?
El motivo por el que me había sorprendido fue porque, al igual que en una película de miedo, él se arrastraba por el suelo vestido de negro. Pensé que era un fantasma y después de gritar de miedo me di cuenta que el fantasma era Darong. Me agaché y observé a Darong levantando la cabeza lentamente.
-¿Eh?
Me tiraba de la ropa. Cuando me agaché todavía más y me acerqué, él me susurró:
-Comida.
Pensaba que se me iba a agotar la paciencia de repente.
¡¿Para ti sólo soy comida?!
Estaba por enfadarme pero ahí volvía a estar su voz.
-Comida.
-Miau.
-Guau.
Creo que van a una. Yurong lloriqueaba entre mis brazos y me lamía la cara y Ahrong no dejaba de restregase contra mi pierna. Herong también parecía tener hambre.
-Sí, soy la criada.
Perdí todas las ganas de enfadarme y le tiré la bolsa de chuches a Darong para darles de comer primero a esos tres. La comida de Darong era bastante difícil de hacer. Cuando vio el aperitivo sus ojos se iluminaron y empezó a masticar.
Me preocupa el futuro… Voy a ir saliendo hasta que encuentre un trabajo… ¿Cómo acabarán estos?
-Comida.
-¡¿No te puedes esperar?!
-Comida.
-Eres un cerdo. ¡¿Te ha poseído un fantasma que murió desnutrido?!
-Comida.
-Caray, me muero, de verdad.
Su expresión indiferente no se sorprendía jamás. Me rendí e hice la cena a toda prisa y a la siguiente mañana…
-Me voy. Os he hecho la comida así que cuidaos.
Hice más que ayer pero aquella noche no había encontrado trabajo cuando llegué a casa. Como me dieron una bienvenida más efusiva que el día anterior les preparé comida con todas las ganas. Aunque un día me enfadé tanto que no le di de comer a Darong.


[1]Animal Farm: Un programa coreano famoso.

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