Capítulo 3

junio 15, 2017

-Qi Susu, qué agallas que tienes.
Cuando Qi Xiu Yuan llegó a casa, su hermana pequeña estaba sobre la mesa y, al escuchar su voz, levantó la cabeza con los ojos hinchados como melocotones.
Qi Xiu Yuan suspiró. Sus padres murieron a los quince años en un trágico accidente de coche. En aquel entonces, su hermana tenía diez años y se quedó con sus abuelos que la mimaron sin parar, pero, incluso entonces, siguió siendo delicada y tímida. Después de aquello, tras haber vivido y estudiado en un internado, se volvió más independiente y se su personalidad se tornó más dura. Sin embargo, más tarde, él mismo no pudo evitar mimarla de la misma forma que sus abuelos. Con un simple vistazo a su adorable y encantadora apariencia o con que se comportarse un poco como una niña, ya le tenía a sus pies.
-Hermano.-Dijo Qi Susu con un tono dulce y bajo.-Sólo quiero estar con A Yang, pero tú eres malo y cabezón. Lo único que podía hacer era pedirle a Xiao dage[1]alguna forma de…
-No te da miedo que la forma de ayudarte de ese mafioso sea pegar a tu hermano hasta matarlo y tirar su cadáver al rio Yangtze, ¿eh?-Qi Xiu Yuan anduvo hacia ella y depositó la comida que le había dado Xiao Li en la mesa.-¿Has comido ya? Toma.
-¡Xiao dage nunca haría algo así!-Exclamó Qi Susu, enfadada por la injusticia que habían dicho conra Xiao Li.-Me prometió que hablaría contigo como tiene que ser. También me dijo que sería muy educado y bueno contigo para hacerte cambiar de opinión.
Qi Xiu Yuan asintió.
-Sí, ha sido muy educado.
-Entonces, hermano…-Los enormes ojos de Qi Susu se iluminaron y chispearon mientras le miraba con altas expectativas.
-No.-Contestó Qi Xiu Yuan fríamente.-Ha sido educado conmigo por tu relación con su hermano pequeño, así que mi opinión sobre él no ha cambiado; ni un poquito. Aunque te casarás con alguien de una familia normal, con tu personalidad, no me podría estar tranquilo. Ya no hablamos de la familia Xiao. Ni lo sueñes.
-Pero…-Las lágrimas de Qi Susu empezaron a caer por sus mejillas de nuevo.-Pero me gusta A Yang de verdad. Es muy bueno y considerado conmigo. Sin A Yang no quiero ni comer.
Qi Xiu Yuan, al escuchar el sonido de los sollozos de su hermana, se volvió temperamental. Golpeó la mesa con las manos incapaz de retener su enfado más y dijo con impaciencia:
-Sólo puedes elegir uno, o Xiao Yang o yo.
Qi Susu se quedó atónita durante un momento mientras miraba a Qi Xiu Yuan directamente; las lágrimas que le recorrían el rostro se tornaron todavía más feroces. Unos instantes más tarde, se lanzó encima de la mesa con el estómago en el borde y empezó a gritar.
Qi Xiu Yuan sabía que siempre había sido tímida y débil, jamás le dejaría marchar para irse con Xiao Yang. Al verla en semejante estado se sintió aliviado pero, a la vez, le daba lástima así que se levantó y le acarició el cabello mientras decía con suavidad:
-No pasa nada, deja de llorar. Hay muchos chicos buenos ahí afuera, pero sólo hay un hermano. Ven, ves y lávate la cara y come.
Qi Susu, todavía extremadamente enfadada, le apartó la mano y chilló:
-¡Hermano, eres un imbécil! ¡Te odio! ¡Te odio!-Entonces, se levantó y corrió en dirección opuesta.
Qi Xiu Yuan pudo verla correr a su habitación antes de cerrar la puerta de un portazo, y entonces, el sonido de su llanto permaneció en el piso una vez más. Volvió a suspirar con impotencia y miró la comida de la mesa. A pesar de que ya no tenía hambre, se obligó a usar los palillos.
Qi Susu continuó lloriqueando durante otros treinta minutos, entonces, el sonido de su berrinche fue disminuyendo hasta desaparecer.
Qi Xiu Yuan abrió la puerta y miró dentro. Ella ya se había dormido por el cansancio. Una parte de sus sábanas estaba empapada por sus lágrimas de cocodrilo. Qi Xiu Yuan volvió a suspirar. Entró en su cuarto, la recogió y la metió bien en la cama y, después, la tapó con una manta.
De verdad… Si papá, mamá o el abuelo o la abuela estuvieran aquí no tendría que preocuparme tanto.
En lugar de volver a su propia habitación fue al balcón del comedor. Aunque había dejado de fumar muchos años atrás, de repente, le apetecía uno pero le fue imposible encontrar alguno.
Observó el oscuro cielo nocturno y enfadó. En aquel momento se preguntó qué harías sus padres si siguieran ahí. Con sólo pensar en ellos los recuerdos del comportamiento cariñoso de su madre y el amor y afecto que venía con todo aquello, y los recuerdos de su infancia feliz emergieron desde las profundidades de su mente.
Un momento más tarde, pensó en lo triste que estaba Susu y se preguntó cuánto tiempo le guardaría rencor por ello. Al fin y al cabo, ¿qué clase de chico iba a encontrar él que le dejase tranquilo? Entonces, pensó en lo mucho que Xiao Yang mimaba a Susu. Parecía ser de confianza pero, por desgracia, su situación familiar era demasiado arriesgada y peligrosa.
Ese día su hermano mayor había hecho el gran esfuerzo de ser respetuoso y educado con él, pero contrario a sus buenas acciones, su cuerpo emitía un aura sangrienta y malvada que era difícil de pasar por alto y evitar. Sus manos debían de haber acabado con muchas vidas humanas para tener semejante naturaleza.
Cuanto más lo pensaba, menos parecía le veía a Xiao Yang con Xiao Li.
¿De verdad son familia?
Pero también había gente que decía que él mismo y su hermana no se parecían.
Puede ser que el dicho: “lo que crees viene de dentro” sea verdad…
Todo tipo de pensamientos siguieron dando tumbos por su cabeza. Para cuando Qi Xiu Yuan se aclaró la mente el cielo ya se había vuelto a iluminar.
Fue a la cocina a preparar gachas. Sin nada con que aliviar su hambre, se comió un bollo de carne sin prestarle atención junto con los platos fríos que Xiao Li le había dado el día anterior.
Después de eso, fue a ver a Susu – que seguía durmiendo – sin embargo, en su rostro había más lágrimas que el día anterior, lo que significaba que se debía de haber despertado por la noche para llorar otra vez.
Qi Xiu Yuan se fue en silencio. Todos los pensamientos que había intentado eliminar volvieron mientras hervía dos huevos, les quitaba las cáscaras y los metía en el tazón de gachas.
Se sintió perdido hasta llegar a la escuela y se pasó la mañana desanimado e inquieto mientras daba clase. Por su parte, sus alumnos se portaron extrañamente bien.
Siguió de bajón de camino a casa hasta que pensó en que ella no se atrevería a desafiarle jamás y se movió por el mercado a por pescado para prepararle su plato favorito: pescado agridulce.

*        *        *        *

Cuando Qi Xiu Yuan llegó a casa se quedó atónito. Susu no había tocado la comida y no estaba por ningún lado. Él la llamó de inmediato pero tenía el móvil apagado, así que llamó a Xiao Yang pero también lo tenía apagado.
Quería llamar a Xiao Li pero se dio cuenta que no tenía su número. Susu puede que tuviese su número, pero él no quería tener nada que ver con ellos así que nunca pensó en pedírselo. Ansioso se marchó del piso y en cuanto salió se topó con la señora que vivía debajo de ellos y le preguntó si había visto nada. La señora le contestó que había visto a Susu y a su novio irse aunque ella no dejada de llorar.
El rostro de Qi Xiu Yuan empeoró. Le hizo señas a un taxi para que se detuviera rápido y esperó que su memoria no le fallase al intentar recordar la dirección que Xiao Li le había dado el día anterior.
Incitó al taxista para que fuera más rápido.
-Tío, esto es el centro – dijo el conductor con amargura – no puedo volar.
Qi Xiu Yuan se obligó a tranquilizarse y miró por la ventana los paisajes efímeros mientras rezaba.
Susu, no te puede pasar nada. Sino… Sino, ¿cómo voy a mirar a nuestros padres?


[1] Dàgē (大哥) significa literalmente: “hermano mayor”, pero se emplea para referirse a hombres más mayores que uno mismo con los que se tiene cierta confianza aunque no sean de sangre. Los hispano parlantes también utilizan estas expresiones como por ejemplo: “tío” o “tía”, e incluso, “hermano” o “hermana”, entre amigos. 

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