Capítulo 43: Evidencia irrefutable

junio 03, 2017


Lao Furen frunció las cejas.
-Mi médico personal-…
Li Min Feng habló:
-Una médico normal seguramente no servirá para nada, he oído que el médico Lin tiene un talento remarcable, ¿por qué no le llamamos?
Lao Furen dudó por un momento. El médico Li era conocido por  ser un hombre conservador y gran virtud merecedor de respeto, así que no se pondría de parte de nadie. El motivo principal por el que Li Min Feng le había pedido era seguramente porque todo el mundo estaba convencido de esto. Lao Furen cerró los ojos y continuó titubeando. Un silencio mortal llenó la habitación entera.
La delicada cara de Li Wei Yang se iluminó por la luz. Sonrió fríamente.
-La mejor solución sería que Da ge llamase al médico Lin. ¿Pero si el médico demuestra mi inocencia qué será de Da ge?
Li Min Feng sonrió con seguridad total.
-Entonces, me arrodillaré y te serviré té para rogar tu perdón.
-¡Vale! ¡Pues está decidido!-Li Wei Yang sonrío.
Li Zhang Le escuchó y sus ojos incisivos repasaron el rostro de Wei Yang. Poco después, llamaron a Li Xiao Ran. En cuanto entró vio a Li Wei Yang de pie en el área común y al resto de los presentes sentados. No pudo evitar sentir un dolor de cabeza al ver que había una confrontación familiar. ¡Ahora qué pasaba! Estaba a punto de pedir explicaciones cuando Lao Furen dijo:
-¡Ya que has venido, siéntate! ¡Cuando llegue el médico llegaremos a la conclusión que sea!
Los ojos de Li Xiao Ran reapasaron las caras de los presentes y terminaron sobre Wei yang que estaba de pie totalmente recta; frunció el ceño.
Por fin, una hora más tarde, llegó el médico Lin. Lo que sorprendió a todo el mundo fue que el médico no vino sólo, sino que le acompañaba un muchacho con un bianfu[1] lavanda bordado y una horquilla en forma de corona. Iba derecho, sus rasgos faciales eran atractivos y firmes; sin duda se trataba de San Huangzi, Tuoba Zhen.
Al verle todo el mundo se quedó atónito por unos segundos. Li Xiao Ran se levantó frenéticamente e hizo el resto también saludase al príncipe. Tuoba Zhen le ayudó a levantarse con una sonrisa.
-Min Feng y yo habíamos quedado para jugar al ajedrez, pero no ha venido. Me he preocupado así que he entrado a vuestra casa. Espero que el primer ministro Li no me culpe por ello.
-Su alteza, ¿qué dice? Le deberíamos haber dado la bienvenida.
Li Xiao Ran se sentó con Tuoba Zhen después de intercambiar esas palabras. Li Zhang Le pensó en lo que le había dicho Li Min Feng sobre San Huangzi y enrojeció.
Los ojos de Tuoba Zhen se volvieron hacia Li Zhang Le; la Da xiaojie de la familia Li no era sólo de alta cuna, también era virtuosa y hermosa así que no pudo evitar mantener la vista fija en ella.
Después de ello, miró a Wei Yang inconscientemente; sus exquisitos labios en forma de manzana brillaban como el fuego y toda ella estaba rodeada por las hojas de jade que estaban bordadas a su vestido. Todo aquello contrastaba mucho con su personalidad fría. No sabía por qué esa chica tenía un aura misteriosa a su alrededor, y de ella, sentía un odio bastante extremo. ¿Pero por qué?
Dándose cuenta que estaba perdido en sus pensamientos, Tuoba Zhen frunció el ceño. Daba igual lo que tuviese en mente esa muchacha, aquí la única que debía preocuparle era Li Zhang Le por ser la única con el estatus y la belleza digna de su persona.
Li Wei Yang ni siquiera quería devolverle la mirada a Tuoba Zhen. Para ella esta persona era todavía más despreciable que Li Zhang Le, pero era obvio que todo aquello había confundido a Tuoba Zhen.
No quería hacerles daño a los demás, pero los demás tenían tendencia a herirla. Como sus rivales querían matarla, entonces, no podía evitar ser despiadada. Li Wei Yang miró a Li Min Feng y dijo:
-Da ge, no perdamos más el tiempo. Empecemos.
Li Min Feng sonrió con frialdada, se dio la vuelta y con respeto le dijo a Tuoba Zhen:
-¿Puedo pedir a su alteza que sea nuestro testigo?
Tuoba Zhen asintió. Li Min Feng anduvo hasta el médico Lin y dijo:
-Por favor, examiné esto. ¿Qué es lo que hay en el té?
-Muy bien, déjeme echarle un vistazo.-Dijo el médico.
Li Min Feng señaló los pedazos de ginseng rojo que había escapado por el suelo.
-Todavía no han limpiado esto, podríamos mirar alguno que nadie haya tocado todavía…
El médico asintió y entonces, se acercó. Se inclinó y empezó a distinguir qué tipo de medicina era. Todo el mundo lo miraba con los ojos como platos. Mientras la examinación proseguía, Li Min Feng ya había empezado a decir:
-San mei, deberías admitir que eres culpable antes que sea demasiado tarde. Cuando el médico testifique empeorará todo.
Li Wei Yang miró a su atractivo hermano y se río por dentro. Todavía era joven y no había estado en la corte, por lo que no conocía los trucos y maquinaciones del harem. Si tuviese diez años más se habría asegurado de que no hubiera ningún fallo en su plan.
-¡Da ge, no he sido yo!
Li Min Feng la miró y sonrió, sus ojos estaban repletos de una brutalidad que no debería existir en los ojos de un hombre tan joven. Entonces, miró a Zi Yan.
-¿Qué más pruebas tienes?
Zi Yan miró de reojo a Li Wei Yang, una pizca de arrepentimiento le surcó los ojos. Al final, no pudo resistirse a la idea de una vida extravagante y dijo sin misericordia alguna:
-Lo vi con mis propios ojos, xiaojie escondió un papel y lo sacó.
Li Min Feng asintió.
-¿Dónde está ese papel?
Zi Yan sacó un trozo de papel y dijo:
-Es este.-Después, lo abrió delante de todos.
Er Furen gritó:
-¡¿Ginseng rojo?!
Zi Yan dejó caer la cabeza y dijo.
-No, este es el suzi que San xiaojie ha usado para cambiarlo por ginseng. ¿A que parecen iguales?
Lao Furen asintió e hizo que la criada sostuviera el papel que para que pudiese mirarlo. De un vistazo se percató que era difícil distinguirlos a simple vista; su complexión empeoró.
Tuoba Zhen estaba muy interesado en la escena. Que la San xiaojie del primer ministro hubiese hecho semejante cosa era lamentable y ridículo al mismo tiempo. Efectivamente, la descendencia de una concubina no es para tirar cohetes.
Li Min Feng sonrió y dijo:
-San mei, si no querías que la gente lo supiera, no haberlo hecho. ¡Qué vas a hacer ahora que todo el mundo lo sabe!
Li Wei Yang miró a Zi Yan tranquilamente.
-Como ella es la que ha testificado en mi contra, por supuesto, lo había preparado con antelación. ¿Cómo me va a sorprender que saque estas pruebas?
Li Min Feng río y dijo:
-No me lo puedo creer. ¿Cómo puedes negarte a admitir que has hecho cosas malas? Muy bien, como no quieres admitirlo, ¿nos dejas registrar tus aposentos?
Li Chang Xi asintió.
-Por supuesto, como San jiejie dice que no ha hecho nada malo, no tendrá inconveniente alguno en dejarnos buscar.
Li Zhang Le también habló con suavidad.
-San mei, no me puedo creer que pudieras hacer algo así. Pero como llegados a este punto, para demostrar tu inocencia, tenemos que enviar a gente para que registre tus aposentos, entonces, se sabrá la verdad…
San Furen frunció el ceño. Zi Yan era la criada personal de Wei yang; para incriminarla también podía haber escondido algo en sus aposentos. Lo habían planeado todo muy bien, si encontraban algo Wei Yang no podría demostrar su inocencia.
En ese momento tan tenso, Wei Yang empezó a sonreír. Su sonrisa parecía muy tranquila y libre, tanto que casi le puso la piel de gallina a Li Min Feng.


[1] Bianfu o en chino “便服” es la ropa de cada día, informal.

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