Capítulo 46: arrodillarse y arrepentirse

junio 18, 2017


La enorme habitación estaba espantosamente silenciosa. En los ojos de Tuoba Zhen había un ápice de burla. En aquel instante, Li Wei Yang miró a los gélidos ojos al otro lado y recordó, de repente, en el doloroso momento en el que le cortaron las piernas. Se sintió sofocada. Daba igual cuando fuera, siempre tenía que luchar.
-¡San Jie no mientas!
En aquel momento, una mano la alcanzó a través de sus mangas y le presionó la mano. El cuerpo entero de Wei Yang se sobresaltó. Giró la cabeza y en la punta de aquella mano, en la clara y hermosa luz del sol, los ojos de Li Min De relucían como estrellas: puras y rebosantes de confianza.
La frente del niñito estaba cubierta de sudor ya que, cuando se había enterado de las noticias, había corrido hasta su lado. Era curioso cómo, a pesar de que unos instantes antes se había sentido sofocada, en ese instante un soplo de calidez fluía por su corazón. Mientras todo el mundo la interrogaba, sospechaba de ella e incluso la odiaba, aquel niño se quedaba a su lado.
Cálido, cómodo e incluso… salvavidas.
Agarró la mano de Li Min De con fuerza, se acercó rápidamente a Lao Furen y se arrodilló ante ella.
-Lao Furen, desde que volví no dejó de causarle problemas a todo el mundo sin saberlo, Lao Furen, por favor… ¡Devuélveme a Ping Cheng!
Aunque su expresión era seria e inexpresiva, en sus ojos parecía haber un rastro de lágrimas cristalinas y, súbitamente, nadie se atrevió a apartar la vista.
El silencio permaneció en la habitación mientras todo el mundo contenía el aliento. Lao Furen, entonces, se río, suavizó su ceño fruncido, la esquina de sus labios se levantó y de inmediato, su fría expresión se calmó.
-Feng er, arrodíllate ante tu hermana, sírvele té y admite tu culpa.-Lao Furen había tomado una decisión.
La expresión de Li Min Feng cambió drásticamente, se dio la vuelta para mirar los ojos helados de Lao Furen con incredulidad. Rechinó los dientes y se acercó a paso ligero. Parecía como si estuviese usando el odio para levantar la taza de té; anduvo hasta Li Wei Yang, con la respiración pesada, todos los músculos rígidos e incapaz de abrir la boca. Mientras tanto, el rostro de Da Furen reflejaba un enfado extremo, si no fuera por todos los presentes, seguramente habría corrido a arrancarle la cara a Li Wei Yang.
Li Zhang Le, de repente, se dio la vuelta con la cara llena de lágrimas y miró suplicante a Tuoba Zhen. Entonces, la mofa volvió al rostro de Li Wei Yang.
Miró a Li Min Feng que tendría que arrodillarse pronto.
Justo entonces, un brazo delgado detuvo los movimientos de Li Min Feng.
-Hermano Min Feng, las rodillas de los hombres son oro y se pueden arrodillar ante los cielos, la tierra, los padres y los señores… ¿Pero qué es eso de arrodillarse ante una chica?
La cara del tercer príncipe, Tuoba Zhen, era extrañamente hermosa con sus coloridas ropas. Sus cejas y pestañas eran negras y oscuras e impedían al resto apartar la vista.
Li Min Feng se quedó perplejo y entonces, dejó de moverse. Li Wei Yang alzó la vista y observó en silencio a Tuoba Zhen quien, a su vez, también la miraba por primera vez con atención.
Ella lo soportó y se contuvo. Estaba tranquila, sin embargo, se podía sentir la inminente explosión furiosa que emitía con el cuerpo. Parecía frágil y delicada pero no había poder alguno en este mundo que pudiera vencerla. Era muy contradictoria y a la vez, muy armoniosa. Tan natural como si toda la sabiduría se hubiese concentrado en una única persona.
Tuoba Zhen no pudo evitar pensar que a pesar de que tenía incontables mujeres a su alrededor – algunas tan nobles como la emperatriz, otras tan virtuosas como Mei Guifei, otras tan elegantes como Wu Xianfei, otras tan hermosas como Li Zhang Le – era la primera vez que veía a alguien como Li Wei Yang. Era una begonia floreciendo en este mundo. Terca y hermosa. Por desgracia, era de origen humilde.
Los ojos de él se oscurecieron y, por supuesto, recibió la mirada agradecida de Li Zhang Le.
Todos los presentes se sorprendieron de que el tercer príncipe hubiese salido al rescate de Li Min Feng. Si Li Wei Yang insistiera en hacer que su hermano se arrodillase sería llevarlo todo demasiado lejos.
Lao Furen observó la escena y no pudo evitar fruncir el ceño.
Li Wei Yang sonrió con frialdad sin mirar a Tuoba Zhen, que seguía mirándola, y anduvo hasta posicionarse delante de Lao Furen, entonces, se arrodilló.
-Gracias, Lao Furen, por ponerte de mi parte. Sin embargo, el cuerpo de Gege es tan importante que no puedo aceptarlo.
Lao Furen miró a Tuoba Zhen de soslayo, sus labios se torcieron.
-Pues entonces, Feng er puede arrodillarse una noche en el pasillo ancestral y, en cuanto a lo de admitir su culpa, Zhang Le puede reemplazar a su hermano.
La expresión cambio para tres personas, entre ellas, Da Furen que se limitó a suspirar de alivio.
La luz de los ojos otoñales de Li Zhang Le revelaba una mezcla de inquietud y bochorno, miró a Tuoba Zhen esperando que la ayudase. Él no podía hacer nada, así que le devolvió una mirada de disculpa.
Da Furen juzgó la situación a prisa e eligió entre su primogénito y su hija.
-Zhang Le, tienes que reemplazar a tu hermano. Admite tus malas acciones ante Wei Yang.
Li Zhang Le miró a su madre con incredulidad, ésta le guiñó un ojo haciéndola sentir humillada. La muchacha recuperó la compostura, miró a Wei Yang que sujetaba la taza de té sin moverse, y por fin, habló con la boca pequeña.
-San mei.
Li Wei Yang sonrió y la miró, inhalando el aire frío, tranquilizando la ardiente ira de su cuerpo. Li Zhang Le se arrodilló y su sonrisa se volvió rígida.
-Te hemos malentendido antes…
Li Wei Yang dijo con suavidad:
-Da jie se equivoca, no ha sido un malentendido, sino un trato injusto.
El cabello negro como las nubes de Zhang Le, sus delicados párpados y su belleza encantadora como la de una rosa a medio abrir hacía que a todos los presentes les costase mirarla.
Da Furen estaba particularmente molesta. Su propia querida hija a la que había criado meticulosamente y la que en un futuro le sería incalculablemente útil tenía que tirarse a los pies de una pueblerina. Aunque el futuro de Li Zhang Le fuera a ser noble y distinguido, tendría que cargar para siempre con esta humillación.
Li Zhang Le apenas consiguió esconder el odio de su corazón y bajó todavía más la cabeza, abochornada.
-Sí, te he tratado muy injustamente.-Hizo un pausa y continuó.-Perdóname, por favor.
Los labios de Li Zhang Le estaban rojos, sus ojos sollozaban. Todos estaban sorprendidos por su belleza, en efecto, su apariencia era devastadoramente hermosa y difícil de hallar.
Li Wei Yang la miró y dijo:
-Da jie, nunca os he culpado ni a ti, ni a Da ge.
Me muero por beberme vuestra sangre y comerme vuestra carne.
-Es sólo un malentendido.
Llegará el día en que os mataré a todos.
-Seguimos siendo buenas hermanas.
Espero con que todo esto os suceda lentamente; el proceso será interesante.
Li Wei Yang parpadeó, entonces, reveló una sonrisa enseñando los dientes.
-Levántate, por favor.

Da Furen pensó que todo había terminado pero no vio que los ojos de Li Xiao Ran estaban llenos de una decepción muda al ver a la madre y a los hijos…

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3 comentarios

  1. Gracias por los capítulos!! Me encanta Li Wei Yang! 😆👍

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  2. Gracias por traducir los dos capítulos, han estado geniales.
    Esperaré con ansias los próximos ~!

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  3. Li Wei Yang solo acaba de empezar

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