Capítulo 22

julio 10, 2017


Xiao Li se preguntó cuántas veces había experimentado ese tipo de situaciones y qué debían pensar los otros y, sin embargo, se sorprendió al ver a la señorita Zhang Juan Juan.
La señorita Zhang Juan Juan estaba vestida con un aburrido atuendo de trabajo. Llevaba el pelo echado hacia atrás y atado en un hermoso moño que descansaba en la parte trasera de su cabeza. Echó una hojeada a los archivos de la mesa con una expresión digna. Entonces, se apretó los cristales dorados que colgaban de su oreja antes de mirar a Xiao Li.
–No.
–¿Puedes explicarlo? – Preguntó Xiao Li.
–Mira esto. – Zhang Juan Juan empujó la fotografía con el dedo índice. – La técnica que prefieren los asesinos profesionales es romper o cortar el cuello porque es rápida y silenciosa. ¿Por qué iban a darle la oportunidad de sacar la pistola a su objetivo mientras está en el baño?
Hojeó los archivos de nuevo.
–Este conductor. – Señaló mientras sacaba un informe forense. – Le cortaron dos veces pero no murió. Hasta los estudiantes de instituto son más eficientes que este asesino. Lo sorprendente es que la herida del cuello es una puñalada. Si fuera yo, – las esquinas de sus labios se curvaron en una sonrisa e inclinó el cuello con gracilidad. – le cortaría el cuello y me aseguraría de que no pudiese decir nada mientras su vida termina lenta y dolorosamente.
Xiao Li continuó frunciendo el ceño.
–Esta furgoneta es un modelo viejo, la puerta no se cierra bien y ya está deformada. Este tipo de vehículo sólo sirve más para matar a alguien de la risa que para envenenarle con monóxido de carbono, ya no hablamos de dejarlo en la cuneta.
Zhang Juan Juan suspiró y recogió unos cuantos informes.
–Además, ¿usar este tipo de drogas de bar para secuestrar a un objetivo? ¿Qué puta broma es esa? Con el pinchacito de una aguja envenenada el objetivo no sería capaz de moverse, ¿para qué saltar por la ventana y correr metros y metros? Además, un asesino independiente tiene sus propias características. Los que usan veneno odian a los que usan armas, ¿cómo van a trabajar juntos?
Volvió a ordenar los archivos y sacudió la cabeza en vano.
–Equipo de baja calidad y habilidades pobre, ¿qué clase de asesino profesional es este? Señor Xiao, no hace falta que se preocupe. Basándome en mi experiencia, el otro grupo es una mafia como tú. Alguien que te debe ver como a un grano en el culo y quiere apártate. Sin embargo, seguramente temen que te involucres… Bueno, que tus colegas puedan seguirles la pista. Por eso han intentado fingir que este crimen lo ha hecho un asesino independiente para que no seáis capaces de descubrir quién es.
Cuando terminó de hablar, recogió los informes y los metió en un sobre. Un segundo después, se lo devolvió todo a Xiao Li con sus delicados dedos.
–Qué lamentable…
– ¿Por qué? – Preguntó Xiao Li.
–¿Crees que un asesino profesional va detrás de ti y por eso quieres que sea tu guardaespaldas? También tienes pensado aprovecharte de mí, ¿eh? – Zhang Juan Juan se cruzó de brazos y uso una de sus manos para aguantarse la barbilla. Alzó las cejas con arrogancia y se volvió para un lado para mirar a Xiao Li. – No te preocupes, si de verdad es un asesino profesional que ha fallado esta vez, volverá a por ti hasta que lo consiga. Si fuera el truco de otra mafia, tendrán miedo de que les reconozcas. Como han fallado, creo que esperarán un tiempecito para que te sientas seguro otra vez, ¿no? – Dijo Zhang Juan Juan antes de entrecerrar los ojos.
Xiao Li tenía una sonrisa en la cara mientras le lanzaba una mirada.
–Se te pagará bien esta consulta. Es curioso que la señorita Zhang sepa tanto sobre la mafia y las organizaciones del crimen, pero no me gusta tu tipo. Siento las molestias, vete, por favor.
–¿Oh? No te gusta del tipo asesino ni el tipo guardaespaldas pero te gusta el tipo mafioso. – Zhang Juan Juan se desabrochó los primeros dos botones de la blusa. Se levantó del asiento, se desató el pelo y se quitó las gafas. Cruzó el escritorio y se apoyó acercándose a Xiao Li mientras se lamía los labios. – Así que, ¿qué hay de malo en probar…?
Xiao Li levantó la cabeza y le cogió por la barbilla. Sus ojos repasaron su rostro en círculo antes de escupir lentamente:
–Vale, veamos lo mucho que sabes de la mafia…
Zhang Juan Juan giró la cabeza para un lado y le lamió la oreja.
–Tengo una relación bastante cercana con la mafia…
Xiao Li pasó la mano por su blusa y entrecerró los ojos.
–¿Oh?

*        *        *        *

En cuanto Qi Xiu Yuan salió por la puerta principal del colegio se encontró a Xiao Li debajo de un árbol al otro lado de la carretera. Iba vestido diferente a lo habitual; llevaba vaqueros y una camiseta, y las manos metidas en los bolsillos. Estaba de pie muy recto y miraba hacia la puerta del colegio.
Qi Xiu Yuan cayó en un hechizo de sorpresas. En lugar de ir a su coche, corrió a cruzar la calle.
–¿Por qué no me has llamado? – Preguntó con una sonrisa en la cara.
No obstante, Xiao Li ni sonrió, ni dijo nada, sino que se dio la vuelta y se marchó.
–Hey, ¿qué pasa? – Qi Xiu Yuan le siguió perplejo. – ¿Estás de mal humor?
–Sí. – Respondió Xiao Li.
–¿Qué ha pasado?
–Una mujer ha venido a verme. – La voz de Xiao Li era un poco extraña como si no fluctuase. – Me ha dicho una cosa que no me ha gustado.
–¿El qué?
Xiao Li volvió a callarse mientras seguía avanzando más deprisa. Qi Xiu Yuan no volvió a preguntarle nada más al verle de esa forma; simplemente le siguió por detrás.
Anduvieron en silencio durante una hora y media. Cuánto más andaban, más desolada se volvía el área y más estrecho se hacía el camino.
Qi Xiu Yuan siguió a Xiao Li hasta un callejón estrecho.
–Xiao Li, ¿qué estás-…?
De repente, Xiao Li movió la cabeza y le dio un puñetazo en la barbilla a Qi Xiu Yuan. Usó tanta fuerza que el cuerpo de Qi Xiu Yuan que inclinó a un lado y chocó contra la pared; incapaz de mantenerse en pie, se tambaleó para atrás y cayó al suelo. Saboreó el gusto metálico de su boca mientras le salía sangre de las esquinas que se deslizaba por la barbilla.
Qi Xiu Yuan había caído con tanta fuerza que se le nubló la vista.
Intentó apoyarse con el codo en la pared para levantarse, pero ni siquiera tuvo tiempo de responder antes de que Xiao Li se agazapase ante él.
Una brisa fría sopló por encima de ellos. Qi Xiu Yuan sacudía la cabeza con la intención de fijar bien la visión se encontró con una pistola entre ceja y ceja.
–Qi Xiu Yuan, lo que más odio es la gente que me miente.
Xiao Li quitó el seguro de la pistola delante de los ojos de Qi Xiu Yuan.
Qi Xiu Yuan jamás había experimentado un deseo de matar como el que pintaba los ojos de Xiao Li, era como si pudiese congelar a la gente.
–Dime, ¿quién es tu abuelo?

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