Capítulo 63: El cautiverio termina en desastre

septiembre 04, 2017


Li Wei Yang se marchó del salón principal y suspiró lentamente con alivio. Bai Zhi la esperaba fuera, cuando la vio salir, corrió a su lado.
–Xiaojie.
Li Wei Yang le echó una mirada y vio lágrimas vacilando en las esquinas de sus ojos. Suspiró e inconscientemente dijo:
–¿Sigues alterada por lo de Zi Yan?
Bai Zhi se secó las lágrimas.
–Xiaojie, Zi Yan y yo entramos juntas a la casa, es obvio que nuestra relación era más cercana que con otros. Aunque se lo haya buscado, ha muerto de una forma muy miserable, yo me siento muy…
Li Wei Yang asintió. En cuanto San Furen envió a alguien para decirle que Da shaoye había castigado a Zi Yan y que incluso la había torturado hasta matarla, se le ocurrió esta idea de inmediato. Conocía bien a Li Xiao Ran, era imposible que perdonase a alguien que amenazase con poner en peligro su estatus.
Los ojos de Wei Yang buscaron por su entorno, y de repente, frunció el ceño.
–¿San Furen y Min De se han ido?
La cara de Bai Zhi estaba blanca.
–San furen sí que se ha ido, pero no hemos encontrado a San shaoye por ningún lado.
El muchacho se había estado comportando de una forma extraña desde el comienzo del banquete. Li Wei Yang reflexionó sobre ello y tuvo un mal presentimiento.
–Ven conmigo a buscarle.
Volvieron mientras le buscaban. Al fin, vieron una figura conocida en un escalón del pabellón del jardín.
Li Wei Yang estaba pasmada y se apresuró a acercarse.
–Sanjie. – Dijo Li Min De con voz grave en el escalón.
La luz de la luna iluminaba su rostro, parecía que sus labios estaban palideciendo.
–¿Por qué estás sentado aquí solo? – Le preguntó ella.
Cuando la mano de Li Wei Yang le tocó, se sorprendió por la baja temperatura del muchacho; le ordenó a Bai Zhi que fuera a por una capa.
Bai Zhi se dio la vuelta y se marchó, dejándoles a solas en el pabellón.
Li Min De no levantó la cabeza.
–Sanjie, lo que ha pasado hoy… Lo has planeado tú con mamá, ¿verdad?
Li Wei Yang le miró como ausente, no sabía cómo responderle. Da fang[1]había estado pensando abierta y secretamente en quedarse con los bienes de San fang. La anterior mala condición de San furen había sido todo obra de Da furen. San furen, ahora mismo, se estaba limitando a devolverle el favor. No había nada de malo en ello, pero Min De seguía siendo un niño después de todo, ¿sería capaz de entenderlo?
–Min De, no deberías preocuparte por esas cosas. Vuelve a casa y no te resfríes. – Tiró de su brazo otra vez.
Él no se movió, se limitó a fruncir el ceño.
–Quiero quedarme aquí un poco más.
–¿Qué te pasa hoy? – Su cara tenía una capa de enfado. – ¡¿Vas a volver, o no?!
–¡No! – Li Min De le habló de repente con voz grave y los ojos de Li Wei Yang se volvieron fríos.
No podía ser amable con nadie sin motivo aparente, si Li Min De y ella no establecían una buena relación, no le importaría si se moría de frío.
–Vale, pues si tú no te vas, me iré yo. – Li Wei Yang se dio la vuelta.
–Me lo escondes todo… – Un murmuro de mala gana se escuchó por detrás.
Li Wei Yang giró la cabeza y observó al niño; pensó en lo maduro que era a pesar de ser un chiquillo.
–No pretendíamos escondértelo, es sólo que lo mejor para ti es saber lo menos posible.
No podían permitir involucrar al niño en algo así.
–Sólo me ves como a un niño. – Li Min De frunció el ceño.
¡Si no eres un niño, ¿qué eres?!
A Wei Yang le empezó a doler la cabeza.
–De ahora en adelante nos esforzaremos por-…
Li Min De alzó la cabeza, sus ojos brillaban al mirarla hasta el punto que Wei Yang se sintió inexplicablemente culpable.  Ni ella, ni San Furen pondrían en peligro a Min De.
–Deja de hacer una escena, levanta. – Li Wei Yang parpadeó conforme hablaba con un tono serio.
–No estoy haciendo una escena. – Las pestañas de Min De eran como un abanico, su carita no albergaba emoción alguna; parecía que su rostro mostraba un aura que no iba con su edad.
Li Wei Yang rió y dijo:
–¿No quieres que te vea como a un adulto? ¿Así se portan los adultos?
No respondió. Li Wei Yang le alcanzó para tirar de él.
Li Min De le apartó la mano sin decir nada, Li Wei Yang se burló de él para sí. ¡El muchacho no era nada encantador!
Li Min De se levantó de repente, por desgracia, en cuanto dio un paso, cayó.
–Se te han dormido las piernas, ¿a qué sí? – Li Wei Yang le cogió y consiguió ponerle en pie otra vez, suspiró desvalida. –San shaoye, ¿quiere que nos resfriemos juntos?
Li Min De apretó la cara aún enfadado.
–¿Qué tienes en los brazos? Sobresale. –Preguntó Wei Yang sospechando.
–Nada…
Le miró inquisitivamente.
–¿De verdad no es nada?
Él se abrazó el pecho.
–Es un juguete sin valor, nada en comparación con el regalo del príncipe heredero.
Li Wei Yang se quedó quieta.
–Tú… ¿También me has preparado un regalo?
Una pizca de rubor apareció en el rostro de Li Min De y no afirmó nada hasta un buen rato después.
Li Wei Yang estaba algo sorprendida, se sentía inquieta. Se dio cuenta Min De era un niño solitario por su precocidad. Era mucho más inteligente y astuto que un adulto, lo que hacía imposible no sentir cierto afecto por él.
Li Min De sacó una talla de madera de su pecho despacito.
Parecía una muñeca en forma de conejo.
–¿Se parece a ti? – Le preguntó agradablemente Li Min De.
Li Wei Yang no tuvo el valor de desanimarle, así que le contestó:
–Sí, se parece mucho. ¿Lo has hecho tú?
–¡Sí! – Li Min De sonrió muy contento.
–Es muy bonito. – Li Wei Yang levantó el regalo y lo miró minuciosamente; a pesar de que la madera estaba mal picada, había alisado todas las esquinas y las líneas. Se había esforzado mucho. – Eres demasiado amable conmigo.
Li Min De sonrió, ella vio que el niño escondía los dedos y frunció el ceño. Le levantó la mano de inmediato y vio que en la punta del dedo tenía una cicatriz gruesa.
–¿Te has hecho daño en los dedos?
–¡No! – Li Min De escondió la mano.
Era obvio que sí se había herido las manos, pero lo negó.
Los ojos de Wei Yang eran oscuros como la noche, sus largas pestañas rizadas creaban una sombra en sus ojos. Al fin, sonrió alegremente.
–Lo atesoraré.

*        *        *        *

Se dice que cuando un cotilleo se repite a menudo, termina aceptándose como verdad. El incidente fue inevitablemente exagerado por la cantidad de bocas que lo esparcieron. Además, aquella noche entre los invitados había nobles y mujeres de su familia que disfrutaban de cotillear entre ellos. Al poco tiempo la capital entera supo que el hijo mayor del primer ministro Li, que acababa de volver de sus estudios, en realidad era un hombre oscuro que había aceptado concubinas antes de casarse y que había asesinado a una muchacha de alguna forma. Da Furen pensó en todas las formas posibles de evitar que los rumores siguieran extendiéndose, pero cada vez eran más y más intensos. Los rumores siguieron y cada cuál añadía detalles de su propia colecta, volviendo el incidente mucho más colorido y popular. Al final, la versión evolucionó hasta esto: el hijo mayor de los Li había acosado sexualmente a una muchacha y ésta, se había suicidado el día del banquete. Lo más horrible de todo es que esta versión se extendió por palacio lo que enfureció al Emperador, ya que había tenido la intención de permitir a Li Min Feng convertirse en un oficial de la corte. Tiró todas las propuestas que le apoyaban y también regañó a Tuoba Zhen por presentar esa propuesta.
El tercer príncipe siempre era precavido, creyó que, si escribía una propuesto para ayudar, se ganaría el favor del primer ministro Li y así, un ayudante extra que podría usar en el futuro. No esperó que pudiera pasar algo como esto; hacía años desde que había dado un paso en falso.
Da Furen llevó a Li Zhang Le al salón ancestral para que pudiese visitar a Li Min Feng que llevaba encerrado diez días.
Li Min Feng se sentó en la mesa como en trance, su complexión se había puesto pálida, sus ojos blancos y su rostro desanimado. En los últimos días, no había conseguido comprender cómo podía ser que alguien como él, de gran conocimiento conseguido a base de viajes y estudios, no fuera rival para una niña de trece años. No podía creer que hubiese estado cayendo continuamente en las estratagemas de Li Wei Yang y que esa muchacha le hubiese estado llevando en círculos. A ojos de Li Wei Yang, ese gran talento en política y maquinaciones no eran nada.
–Dage, ¿cómo te has puesto así? – Li Zhang Le se había quedado casi sin habla.
En cuanto el joven vio a Da Furen, se precipitó hacia adelante.
–Madre, ayúdame a salir de aquí, ¡no lo aguanto más!


[1] Fáng (): Es un clasificador para los miembros de la familia o las concubinas.

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