Capítulo 67.

febrero 03, 2018

 ShangFan me trae a su empresa porque está tan ocupado que no puedo volver a casa, pero no se siente seguro dejándome en algún sitio donde no me puede ver, por eso me ha traído.
Esto también es la clave para cambiar esta situación.
El día que me saca de la habitación en la que llevo encerrado dos meses, bajo las escaleras y me meto en el coche de una vez. Acaban de dejarme en el asiento trasero del coche y ya me han preparado otra localización en la que encerrarme: su despacho.
Pensaba que no me dejaría aparecer delante de otra gente, pero me equivoqué. Me pone en un sofá de la esquina de su despacho abiertamente, sin evitar las discusiones de negocios o secretos delante de mí. Pero odio cómo los ojos de todo aquel que entra no se apartan de mi cuerpo.
Tanto los hombres, como las mujeres me miran como si fuese un animal del zoo. ShangFan me mira con una sonrisa escondida cada vez que eso ocurre. Quiere disfrutar de mi bochorno, así que me siento derecho y permito que la gente me admire tanto como quiera. Cuando se da cuenta que estoy enfadado con él, me mima.
Hojeó el libro que tengo en la pierna de vez en cuando. Cojo el café que tengo al lado y le doy un sorbo antes de fruncir el ceño. Odio el café, sobretodo recién hecho.
Mis ojos se mueven a la bandeja, donde hay una notita con una escritura delicada y bonita: “busca la manera de hacer saber al joven amo dónde estás”.
Cojo aire y dejó la taza vacía en la bandeja.
ShangFan, que está concentrado en su trabajo, me mira y yo señalo la taza vacía.
–No me gusta.
Él apoya la mejilla en la palma de su mano y me habla con cierta holgazanería.
–Culpa mía, debería haberte dado leche.
–Prefiero café blanco.
–Cuidado o no podrás dormir de noche. Cuando llegue el momento, no me importa tener que hacer otra cosa.
El libro de mis manos sale volando, pero él continua con esa expresión vaga después de haber esquivado el golpe.
Minutos después, como cabía esperar, una persona entra para traerme una nueva taza de café blanco. Es el mismo hombre que me ha traído el café antes. Asiento con la cabeza y acepto el café.
–Quiero ver los fuegos artificiales mañana pasado. – Digo.
La frase se la he dicho al hombre que me ha dado el café. Él se retira con una pequeña sonrisa en los labios: mi localización está decidida.

–Hoy tienes muchas exigencias. – ShangFan levanta la cabeza. 

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