Capítulo 24

mayo 01, 2018


Hai Xiu se debatió inconscientemente ante el súbito giro de los acontecimientos. Cuánta más fuerza ejercía para zafarse de Feng Fei, más fuerte se le agarraba el otro muchacho a las muñecas hasta que al final, quedó entre sus brazos y Feng Fei le besó.
¡Qué excitado estaba Feng Fei! Hai Xiu llevaba todo el día evitándole y eso le había estado matando, porque era precisamente que Hai Xiu le ignorase lo que más se temía. Normalmente, Feng Fei se quedaba dormido en cuanto tocaba la cama, pero esa noche le fue imposible con todo lo que le rondaba por la cabeza hasta que notó que Hai Xiu se inclinaba sobre él. Justo cuando iba a abrir los ojos y preguntarle qué le pasaba, Hai Xiu le besó en la mejilla: casi se le para el corazón. No hay mejor sentimiento que saber que aquel que amas te quiere también.
Feng Fei descubrió que algo iba mal después de besar una y otra vez a Hai Xiu: le levantó el cuerpo y se lo encontró llorando.
‒¿Qué pasa, cariño? ‒ Feng Fei rio sin querer. ‒ ¿Tienes miedo? No tengas miedo. Ah… ¿Te he presionado?
Hai Xiu no quería romper a llorar, así que se limitó a secarse las lágrimas avergonzado y balbuceó:
‒¿Te gusto…? ¿A ti…? ‒ No dejaban de caerle las lágrimas, pero quería confirmarlo. ‒ Me has besado… porque… ¿te gusto…?
‒Claro, ¿por qué sino iba a hacerlo? ‒ Feng Fei volvió a reír. ‒ ¿Me has visto besar a alguien más?
Hai Xiu todavía no se lo podía creer.
‒Pero yo… No era mi intención que… Yo…
‒Me gustas, Hai Xiu. ‒ Feng Fei se apresuró a acallarle porque no quería que se confesara él primero. ‒ Me gustas. Desde hace mucho. Por eso te he besado, por eso siempre me he portado tan bien contigo. ‒ Hai Xiu estaba totalmente atontado por el estupor y se lo quedó mirando. Feng Fei se levantó y encendió la lampara de la mesita de noche antes de devolver su atención a Hai Xiu. ‒ No estoy de coña y no es cosa del momento, Hai Xiu… ‒ Feng Fei le secó las lágrimas y susurró. ‒ Me gustas muchísimo.
Hai Xiu se lo miró atontado, todavía llorando. No podía tener más suerte. No podía creérselo.
‒Pero yo no pensaba que…
‒Espera, no digas nada. ‒ Feng Fei le interrumpió con un beso. ‒ Primero, escúchame a mí.
Hai Xiu se quedó completamente quieto, apretó los labios y asintió. Feng Fei se labió el labio inferior y se llevó la mano de Hai Xiu al pecho.
‒¿Lo notas? ‒ Sonrió. ‒ El corazón me va a mil. No es mentira.
Sí, le latía muy rápido y Hai Xiu podía apreciar el temblor del pecho de Feng Fei.
‒¿Recuerdas cuando estabas comiendo solo en el patio? ‒ Feng Fei continuó. ‒ Es cuando te conocí por primera vez. ‒ Feng Fei prosiguió con su historia cuando Hai Xiu asintió. ‒ Ni Mei Li te vio rodeado de unos cuantos estudiantes y me hizo llamar, y tú viniste corriendo a defenderme porque pensabas que me iban a reñir, ¿te acuerdas?
Para Hai Xiu era como si hubiese sido ayer, no seis meses.
‒Sí… ‒ Gimoteó.
‒Me pareciste muy interesante. Con lo tímido que eres, te atreviste a venir a ayudarme. ‒ Feng Fei sonrió. ‒ Quería hablar más contigo, así que le pregunté a Ni Mei Lin si podía sentarme a tu lado en clase. ‒ Feng Fei le secó las lágrimas otra vez antes de continuar. ‒ Después de eso me empezaste a gustar más, cuanto más hablábamos, más me gustabas.
‒¿Es un me gustas del tipo…? ‒ A Hai Xiu le temblaba la voz.
‒Sí, ‒ Feng Fei notó lo incrédulo que seguía Hai Xiu. ‒ me gustas como para hacerte ese tipo de cosas. ¿Lo captas?
Hai Xiu enrojeció.
‒¿Ahora te da vergüenza? ‒ Feng Fei soltó una risita. ‒ ¿Quién me acaba de besar? Me alegro de no haber estado durmiendo, me lo habría perdido.
Hai Xiu quería explicarse, pero le era imposible. Abrió la boca sin saber qué decir y la volvió a cerrar.
‒Da igual, volvamos al tema. Te acabo de decir que me gustas, ¿qué respondes a eso?
Hai Xiu le había robado un beso, su respuesta era más que obvia, pero Feng Fei quería escuchárselo decir. Hai Xiu quiso sonar tan seguro de sí mismo como Feng Fei al confesarse, pero por desgracia, estaba demasiado nervioso y no pudo decirlo bien.
‒A mí… A mí también me gustas… Mucho. ‒ Se apresuró a decir.
‒¿Qué tipo de gustar? ‒ Feng Fei hizo una mueca.
‒Pues, a parte de mi madre… ‒ Hai Xiu se lo miró y habló con una vocecita suave. ‒ Eres mi persona favorita.
Feng Fei era plenamente consciente de que ocupaba un lugar importante en su corazón. Suspiró, abrazó a Hai Xiu y sonrió.
‒Recuérdalo.
Hai Xiu asintió, tenía el rostro enterrado en el pecho de Feng Feiy se secó las lágrimas.
‒¿Cuándo te empecé a gustar? ‒ Feng Fei ya empezaba a chincharle.
‒No sé…
‒¿Por qué no me lo habías dicho? ‒ Dijo pellizcándole una oreja.
‒Tú tampoco lo habías hecho… ‒ Replicó Hai Xiu. Feng Fei arqueó una ceja, pero Hai Xiu añadió. ‒ Me daba miedo que fueras a dejar de hacerme caso…
Feng Fei dejó de hablar y sintió el temblor del cuerpo de Hai Xiu. No temblaba con miedo, tenía el rostro colorado y las manos cálidas, no era enfermedad, pero Feng Fei se tensó. Le tocó la frente y frunció el ceño.
‒¿Te encuentras mal? ¿Qué te duele?
Hai Xiu sacudió la cabeza con los ojos llorosos, daba mucha penita.
‒¿Qué pasa? ‒ Feng Fei cada vez se ponía más nervioso. ‒ ¿Te encuentras mal?
‒Yo… ‒ Hai Xiu se mordió el labio inferior y confesó. ‒ Estoy muy feliz…
Feng Fei estaba atónito y aliviado a la vez.
‒¿Cómo te puedo curar? ¿Te tengo que pegar para que no estés tan feliz?
‒¿Funcionará…?
‒¿Tú qué crees?
Feng Fei le tocó el pecho con la mano y se tranquilizó cuando notó que todo estaba normal. En realidad, Feng Fei quería hablar del tema de su enfermedad, sin embargo, no era el momento adecuado y Hai Xiu siempre había intentado esconderlo. Le respetaba, así que prefirió guardárselo para él. Además, estaba seguro de que podría volver a liberar al Hai Xiu de antes.
‒¿Quieres agua? ‒ Le acarició las manos. ‒ Te tiemblan las manos.
‒No… ‒ Hai Xiu sacudió la cabeza. ‒ No tengo sed…
‒¿Pues? ‒ Feng Fei volvió a tocarle la frente. ‒ ¿Cómo puedo hacer que estés cómodo?
Hai Xiu estaba sólo excitado, no incómodo, pero al ver lo preocupado que estaba Feng Fei, titubeó y musitó algo que Feng Fei no consiguió escuchar.
‒¿Qué has dicho? ‒ Preguntó acercándose. ‒ ¿Qué quieres?
Hai Xiu no podía bajar el tono más.
‒Quiero que me… vuelvas a besar… ‒ Hai Xiu alzó la vista para echarle un vistazo a Feng Fei, pero antes de conseguirlo, se vio tumbado sobre la cama con los labios de Feng Fei sobre los suyos.
Feng Fei desestimó todas sus precauciones y empezó a besarle de verdad, profundamente. Hai Xiu mejoró. Casi no podía mirarle al a cara pero le gustó.
‒¿Te da vergüenza? Después de eso, vamos a…
‒No… ‒ Hai Xiu bajó la cabeza. ‒ No digas nada.
‒No he dicho nada. ‒ Feng Fei soltó una carcajada, satisfecho. Se tumbó a su lado y le abrazó unos minutos antes de volver a hablar. ‒ ¿Qué voy a hacer? No puedo dormir. ¿Te parece si mañana no vamos?
‒No sé si la profe Ni nos va a dejar… ‒ Hai Xiu vaciló.
‒Da igual, vamos a dormir que ya es medianoche. ‒ Feng Fei se sintió impotente.
Hai Xiu cerró los párpados, pero no conseguía pegar ojo. Una hora después, Feng Fei se percató de que no estaba durmiendo, soltó una risita y le susurró al oído:
‒¿No puedes dormir?
Hai Xiu murmuró algo inaudible, abrió los ojos y miró a Feng Fei, regocijándose.
‒Intenta dormir, sino no podrás ir a clase mañana. ‒ Feng Fei le tapó los ojos y le besó las cejas. ‒ Duerme.
Hai Xiu no cabía en sí de felicidad y, inesperadamente, terminó durmiéndose poco después.

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