Capítulo 19: Monstruo, padre y cambio [Parte 2]

julio 24, 2016

Latina se tumbó en la cama pálida, apagada. Intentó recuperar la conciencia. Sus ojos vacíos y sin vida se movieron hacia la presencia de una persona. Al verle sin aliento corriendo los ojos grises de la niña vacilaron.
-…Dale…
Lo que dijo con voz ronca, fue su nombre.
El templo del Dios índigo, Nili gobierna sobre la Vida y la Muerte. Por ello, se convirtió en una organización de investigación sobre patologías, tecnología, fármacos y demás. Kenneth llevó a Latina al centro médico. Por suerte, su cuerpo estaba bien. Le dijeron que el tratamiento había ido bien y que haberla encontrado pronto había sido también, importante. Si no hubiese sido por eso, ni siquiera alguien de la Raza Demonio, que se dice que son duros, con tanto sangrado de un cuerpo tan pequeño habría estado bien.
-Latina… ¿Por qué… has hecho algo así…?-Murmuró con la voz temblorosa Dale deslizando la mano por la mejilla de Latina. Ella arrugó la cara. -Uuh… Uah… Ah…-Las lágrimas le empezaron a caer como una inundación y dejó escapar una voz irreconocible.
-Latina… ¿Te duele?
No era necesario responder con una voz inquieta. La niña se esforzó al máximo para agarrar la mano de Dale con fuerte, entre sollozos y movió la cabeza, negando.
No lo quiero… No lo quiero…
Escuchó el joven hombre entre sus llantos un lamento como ese.
-¿Latina…?
-No lo quiero… El símbolo del Demonio, algo así… Latina, cuernos y tal, ¡sería mejor que no los tuviera!
En esos momentos, Dale estuvo perplejo ante las palabras de Latina, pues aún no sabía lo que le había ocurrido. Sin embargo, por la rara apariencia de Latina, su propio corazón le advirtió que no debía regañarla.
-Latina… Latina… ¿Qué pasa? ¿Qué ha pasado?
-No lo quiero… ¿Por qué? ¿Por qué Latina es un demonio? Aunque latina no puede vivir con los demonios… Aunque los demonios no quisieron a Latina… Aunque los que se han preocupado por Latina, los que han dicho que Latina se podía quedar eran humanos… todos…
Al principio Latina estaba confundida. Las cosas que intentó esconder delante de Dale, sus verdaderos sentimientos y quejas, los gritos de dolor de Latina resonaron por la habitación del hospital.
-¿Por qué el tiempo de Latina es distinto? Cuando todo el mundo se muera, sólo Latina… Yo sola… No quiero…
Por esas palabras, Dale se dio cuenta que Latina había descubierto algo. Tenía la corazonada que había descubierto el tiempo determinado por el nacimiento, también conocido como la esperanza de vida entre demonios y humanos.
-No quiero… No… Latina… ¿Por qué…? ¿Por qué…? Hubiera sido mejor que no fuera un demonio. No poder estar con todo el mundo… No quiero eso… Aunque no quiero seguir estando sola… Sólo Latina se queda atrás… Aunque ya no quiero eso… Aunque quiero estar con Dale y mis amigos para siempre… Cuando no estéis aquí, estaré sola… No quiero eso…
Lo que le hizo daño a Latina, lo que la había desesperado, no habían sido las malas intenciones dirigidas a ella, sino la verdad, la incambiable verdad de la diferencia entre razas. Dale se lo había dicho. Las razas antisociales solían tener una gran longevidad. Sí. Por su longitud de vida, existía una gran diferencia de valores y tasa de nacimientos. Diez años de un humano y diez años de un demonio tenían un valor distinto.
-Latina… Lo siento…
Ni siquiera Dale se decidía a disculparse, pero, esas fueron las palabras que corrieron fuera de su boca. Abrazó a la sollozante Latina entre sus brazos y la abrazó con fuerza. El suave pelo de la niña se le pegaba en las mejillas. Dale la peinó con las manos con gentileza. Su herida aún tenía pequeños rastros de sangre.
-He hecho mal, lo siento Latina…
Dale acarició la espalda de la niña con dulzura pero con torpeza. Como si así pudiese consolar el dolor de la pequeña que lloraba con todas sus fuerzas, aunque sólo fuera un poco. Y entonces, después de eso, Dale se enteró de lo que le había ocurrido a Latina. Como él mismo había pospuesto decírselo, habían apuñalado con la verdad sobre la diferencia de las razas a la niña en el peor momento posible. Con lo que se había herido a sí misma, había sido un hechizo que él le había enseñado. Latina se había concentrado en un solo punto con su excelente y único control, y con la fuerza de su ataque rompió su propio cuerno espléndidamente.
Mientras pensaba en ello, concentró su atención en la sacerdotisa de mediana edad que se secaba el sudor delante de él. Había sonreído de tal forma que hasta él sabía que había sido fría.
-He oído de los rumores que en el distrito donde estabas antes había pasado un incidente así.
La tez de la sacerdotisa incrementó su malestar. Es compresible, pues era una información que la gente de este distrito, Kroix, no debía saber. Sin embargo, era información que la experta Rita había sacado de sus investigaciones por el bien de Latina.
-¿No fue un incidente con alguien de la raza hada o algo? Si me acuerdo bien, el intercambio en ese distrito es profundo, la industria principal de ese distrito debía de estar pensando en hacer negocios con las canciones élficas. He oído que hubo un gran desastre porque los elfos boicotearon los conciertos. Por eso, en pánico, había decidido irse a un distrito lejano, a Kroix. Porque no podía quedarse en ese distrito. Y entonces, por un cambio de personal inesperado, incluso el templo de Asfaru del distrito de Kroix había quedado sumido en caos. También esa fue la razón por la que se cambió al profesor de Latina. Para apaciguar el tumulto de ese distrito, se envió a una sacerdotisa de alto rango como sustituta.
Para llenar ese vacío, la sacerdotisa que había estado a cargo de Latina y el resto asumió la responsabilidad. Ni siquiera la gente del templo se habrían imaginado jamás que inmediatamente del gran destrozo que había causado, pasaría algo similar en cuanto se transfiriese. Sin embargo, la persona en cuestión creía que sus principios no eran algo malo. Ni siquiera reflexionaba por sus acciones. La razón era porque aquellos que la censuraban eran los que se equivocaban.
-Exijo el derecho a ejercer mi protección divina.
-Eso es…
Su petición era una autoridad que había sido reconocida por un sacerdote de alto rango. Cualquier sacerdote de Dios podía llevarlo a cabo sin ningún otro sacerdote. Y esa era la mayor razón por la que había ido llevando su Sello Sagrado en la mano.
La mujer tragó saliva cuando Dale le dijo esas palabras con solemnidad.
-No es que no entienda el sentimiento de querer proteger a los miembros de tu propia organización, sabes. Pero aun así, si continuáis protegiendo a una compañera que ha hecho tal destrozo, entonces, supongo que esto es lo que queréis, ¿no?-La amenazó Dale con una mirada furtiva, y una vez más, prosiguió.- Si no les aceptas, pues, haré una petición al templo del Dios Rojo, Ahmar. Cuando eso pase, creo que todos aquellos que hayan tolerado esto sabiendo toda la verdad no quedarán impunes. Ahmar es el dios de la guerra, también conocido como aquel que gobierna sobre el perdón y el juicio. Ese templo está por encima de la ley y la autoridad, es una organización dedicada a hacer juicios. Por encima de todo, dan un juicio apropiado sin piedad para aquellos que conocen sus fallos, significa lo mismo que una sentencia de muerte.
-Si no queréis que una gran cantidad de gente sea castigada a través de responsabilidad colectiva, entonces, haced caso y despedid a la idiota y dejad que tome la responsabilidad por ello.

En ese momento, Dale dijo, mientras abrazaba a Latina:
-…Pero sabes, Latina. Aunque fuéramos lo mismo, humanos. Yo seguiría muriendo, sin duda, antes que Latina. Soy más mayor que tú y trabajo de una cosa que no sería raro que muriese.
Latina se debatió fuertemente por las palabras que no había ni pedido. Para refutar sus palabras, para no tener que reconocerlas, movía la cabeza furiosamente, llorando tan fuerte que parecía que estuviese chillando. Dale la abrazó con su cuerpo entero para que no pudiese huir, le cogió de los brazos.
-Pero sabes, Latina. Escúchame. Yo… Creo que yo estoy muy feliz por haberte conocido. Creo que con estaré muy feliz de haber estado contigo ese tiempo limitado.
Sin perder contra sus gritos, le contó sus pensamientos, diciendo lo que tenía que decir. Desde que la había conocido su vida había cambiado completamente. Se lo agradecía de corazón. La que le había dado este amable y querido tiempo había sido, sin lugar a dudas, esa pequeña niña que sujetaba en sus brazos.
-Estoy feliz de haber conocido a Latina. Nunca olvidaré eso… Por eso, Latina, por favor, no digas algo como “que hubiese sido mejor que no nos hubiéramos conocido”…
Latina, llena de lágrimas, miró a Dale. Intentando decirle algo con una voz sin sonido. Entre hipos, sacudió la cabeza, distinta a antes.
-E-Eso no es… verdad… L-Latina…-Tosiendo una y otra vez, habló cogiendo aire.-Por conocer a Dale… Yo estoy feliz… Muy, muy…
-Gracias, Latina… Si lloras así por lo triste que será separarse, ¿no estás de acuerdo con que somos existencias muy importantes para ti? Creo que también estoy feliz.
-Sí… Dale es la persona especial de Latina… Es por eso…
Después de eso, Dale besó la cara llorosa de Latina quien se sorprendió. Su expresión de sorpresa era mucho mejor que su cara de llorar. Dale le sonrió como un niño que se ha salido con la suya y miró directamente a los ojos de Latina.
-Estoy muy feliz de haber conocido a Latina… Cuando me muera algún día, definitivamente voy a decir eso. Por eso… hasta entonces… ¿Nos quedamos juntos?
-Sí… Latina se alegra de haber conocido a Dale…
-Te quiero mucho.
-Latina también. Dale es al que más quiere.
La niña sintió un alivio extraoridinario y una sonrisa se puso en su rostro. Por el bien de la sonrisa de esa niña, Dale estaba dispuesto a esforzarse más que ahora.

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