Palabras de la autora: Lo que yace más allá de las pregarias

julio 16, 2016

No tengo muchos recuerdos de entregar novelas.
La primera vez que puse el lápiz en el papel mis pensamientos estában únicamente en la mano, nada más. Sin embargo, sé que era una historia corta de Santa Claus, de sólo treinta páginas.
Probablemente la escribí en el instituto. Lo que conseguí no puso nada entre mis palillos. Sin embargo, me divertí muchísimo. No sabía cómo publicarlo, así que lo metí todo en un sobre y me lo llevé a casa de un amiga.
Recuerdo que me sorprendí cuándo me dijo que no podía envíarlo en una funda de plástico. Mi amiga me llevó a la oficina de correos. Cogimos un sobre marrón y fuimos a la casa que estaba detrás de la suya. El sol ya se estaba poniendo y no había mucha gente por la calle.
Miramos el paquete muchas veces y, al fin, lo metimos por el agujero.
Genial, venga, a casa” pensé, pero entonces, de repente, mi amiga sacó el paquete.
¡Tienes que rezar!” Me dijo. Estaba muy sorprendido. De pie al lado del buzón, juntamos las manos y rezamos en silencio.
Yo no era religioso así que no sabía a qué rezarle. Quizás tenía que rezarle al editor que tenía que leerlo o a Dios o a otra cosa… Simplemente, en silencio, recé.
No suelo rezar al entregar algo (sin contar aquella vez que lloré cuando el encargado me dijo que me había equivocado de fecha) pero siempre que entrego una novela, siempre recuerdo a mi amiga diciéndome que tengo que hacerlo, y recuerdo a mi amiga juntando las manos conmigo por mí.
Todo lo que puedo hacer a parte de escribir historias inmaduras es rezar.
Ahora, no me acuerdo de cuánto tiempo ha pasado desde entonces, pero parece que las pregarias de aquella noche han funcionado.

Ya he dicho en repetidas ocasiones que tengo tantas ganas de escribir que incluso parezco ebrio o  con fiebre. Quiero escribir historias simples. No me queda interés en la historia, no me importa si es desechable. No me importa si es una historia que olvidarás cuando crezcas. Eso es todo. Eso es todo. Algo que conmueva. Algo como la luz. Algo que le abrirá un nuevo mundo a un niño, o alguien que piense que los libros y novelas largos son aburridos, como yo. Algo así. Quiero escribir algo así.
He vivido mi vida entera anhelándolo. No tengo una juventud sobre la que hablar cuando un veterano con cara de inteligente me dice que no puedo vivir a base de ideales, pero tenía un sueño y aún ahora, sigo soñando.
Cuando tuve la idea de Mimizuku y el Rey de la Noche, estaba en bachiller y estaba en medio de estudiar para la selectividad. Mi corazón de repente gritó y la historia empezó a brotar de mí. En dos días ya tenía el primer esbozo por toda la libreta y la dejé en la estantería. Ya en la universidad es cuando escribí la historia. Para mi primera novela, decidí usar el concepto que tenía escrito en la libreta de la estantería. Los exámenes de la universidad eran duros, pero solía decirme a mí mismo que no importaba.
Para mí, sería maravilloso que alguien pensase que esta historia es especial. No hay mayor bendición que esa.

Mucha gente me ha ayudado a traer esta historia al mundo. Mi amiga, que fue la primera persona en leerla y que amó a Mimizuku y que después de todo me felicitó, es una de esas personas. Hay muchos amigos que han hecho apariciones importantes sin las cuales no habría podido terminar esta historieta.
Como gané el primer premio, conocí al supervisor y a mucha otra gente que me ayudó. Esas personas se han esforzado muchísimo en poder sacar mi libro. Como soy una chica de pueblo, cuando fui a la ciudad, no podía dormir. Gracias a los jueces por empezarlo todo y a Hiroo Isono por encuadernar el mundo de Mimizuku de una forma tan bella y a Hiro Arikawa por leer y aceptar a Mimizuku. Y por supuesto, un enorme agradecimiento a todos vosotros, los lectores, lejanos o cercanos, que no veo.

Cuando los resultados del premio salieron, aunque sólo puedo usar magia novata, muchos escritores que respeto me dijeron: “Hechiza los corazones de los jóvenes lectores“.
Parece que todo lo que puedo hacer hoy en día bien es rezar.

Kougyoku Izuki.
Con esto se acaba el corto pero MUY entretenido relato de Izuki Kougyoku.
Gracias a todos los que habéis leído y apoyado mi traducción. Espero de corazón que os haya gustado la historia y que hayais disfrutado al máximo de cada capítulo, de los personajes y de la trama.
Nana_L15R1


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