Capítulo 25: Informando a los muertos

agosto 12, 2016

El distrito este de Kroix está conectado con la carretera principal. Siguiendo esta carretera hacia el norte, hay un rio enorme hasta el puerto. O al contrario, yendo hacia el sur llegarías a la capital. Por eso Kroix es una localización importante para el flujo comercial.
Aunque Dale le había dicho a Latina que su destino inicial era el mar, ambos dejaron las murallas del distrito desde la puerta sur, y se dirigieron al sur este. La dirección era completamente distinta. Percatándose de ello, Latina miró a Dale con curiosidad.
-¿Dale? ¿Por qué vamos por aquí?
-Sabes, no puedo ni pensar en la próxima vez que te traiga conmigo fuera… Así que, ¿no deberíamos ir a visitar su tumba? Aunque si es demasiado doloroso podemos parar.
Ante sus palabras, Latina descubrió que yacía en esa dirección.
-El bosque donde Latina conoció por primera vez a Dale… ¿es aquí?
-Eso es. Aunque es peligroso porque hay muchas bestias mágicas… Desde entonces, he venido muchas veces a comprobar como estaba y hasta he encontrado un atajo desde fuera del bosque. Te protegeré, Latina.
En cuanto Dale dijo esas palabras, Latina se agarró muy fuerte de su brazo.
-Gracias, Dale.
-¿Eh?
-Has ido muchas veces a la tumba de Rag, ¿verdad? Aunque tendría que haber sido Latina quien tendría que haber ido. Gracias.-Le dijo la niña a Dale que se cuestionaba por qué le agradecía.-Latina… irá a la tumba. Porque no estaría bien que Rag no supiera lo súper feliz que soy ahora mismo.
-Ya veo…
Dale dejó de preocuparse al ver la expresión gentil de Latina y volvió a sonreír.
El bosque al sur este de Kroix era extremadamente abundante, abundancia que comprendía también la cantidad de bestias mágicas y salvajes. Tenía un nombre oficial pero la gente de Kroix lo llamaban: “el bosque de los demonios” o “el bosque oscuro”. Dado que esto es a lo que se referían por bosque en Kroix, seguramente no era necesario centrarse en los detalles.
A pesar de que Dale podía ver el bosque, no entró inmediatamente, sino que lo rodeó paralelamente a su circunferencia. Sintió la presencia de animales salvajes aquí y allí, pero ninguno salió a por ellos.
-Mmm… Probablemente es por aquí.-Se murmuró a sí mismo Dale y, rápidamente, hizo un encantamiento. Al parecer, como era bueno con el atributo de la tierra, no se perdía.
Dale le hizo señas a Latina mientras tiraba de las riendas del caballo.
-Entraremos al bosque por aquí. Seguramente tú también entiendes que hay muchas bestias mágicas y seres peligrosos pero aun así, ten cuidado.
-Sí. Latina se asegurará de no dejar a Dale.
Latina tenía un aura llena de espíritu luchador mientras asentía con la cara seria.
Fue aquí, donde Dale supo que Latina tenía la habilidad de sentir las cosas que le podían hacer daño.
Caminaron durante bastante rato hasta que, de repente, ella se paró y empezó a mirar alrededor con cautela. Después de eso, poso la mirada en un punto como si hubiese encontrado algo, se preparó y empuñó, la vara que tenía enganchada en la mochila porque era una molestia al caminar, con las dos manos.
-¿Mmm? ¿Qué pasa, Lati-…?-Al llamarla, Dale también lo notó.
Muchas presencias se movieron, estaban mucho más lejos de lo que su campo de visión les permitía ver. Más que eso, lo que le sorprendió fue que Latina lo hubiese notado.
Hasta para Dale que era de clase superior estaban lo suficientemente lejos como para que a no ser que estuviese prestando atención a esa dirección, no notarles.
-¿Sabes que hay bestias mágicas allí…?
-Sí.-Asintió sin duda respondiendo a la pregunta de Dale.-Latina sabe que hay peligro. Cuando Latina estuvo aquí antes, en estos momentos, solía correr y esconderse inmediatamente.
-Increíble… ¿Cómo lo sabes?
-No lo sé. De alguna manera… Rag solía decir que Latina está protegida por el destino.
“¿Tiene la protección divina…? Pero no siento algo así de Latina…”, murmuró Dale en su corazón mientras escondía su agitación. En cualquier caso, debía usar esto como ventaja y tomar la iniciativa.
Se produjo el sonido de quitar el freno de una herramienta mágica en forma de guantéele. En un suspiro, Dale lo hizo aún más grande de un movimiento practicado. En un abrir y cerrar de ojos, el pequeño arco que había estado instalado en su brazo izquierdo estaba completo.
Esta herramienta mágica era un arma, un arma que se alimentaba de magia. Tenía la habilidad de cambiar, disparar y tirar flechas con magia. Sin que hubiese la necesidad de preocuparse por el número de flechas ni del tiempo que se tarda en cargar, y, a diferencia de la magia, no había retraso por recitar un hechizo.
Para Dale que en un principio era malo con los ataques mágicos a distancia, por sus atributos mágicos, era un compañero infalible.
Por la forma con al que Dale blandía la espada y el hecho de que en realidad también destacaba en esgrima, parecía un guerrero de infantería con la esgrima como su punto fuerte, pero lo que mejor se le daba era la arquería. Sobre todo las armas a larga distancia.
Empezaron a lanzarse flechas repetidamente. La segunda flecha salió muy rápido y vio a su presa, una bestia mágica a gran distancia y sin cambiar de dirección, lo atraviesa. Aunque era un arco pequeña, tenía flechas mágicas. Como eran cosas con bastante poder, uno de los monstruos cayó en el matorral, con un agujero entre las cejas. Otro arco parecía haber ido a por los órganos vitales, dándole a otra bestia en el estómago, junto a la anterior, haciendo que esta pusiera una expresión de angustia.
Viendo a sus camaradas vencidos, las bestias mágicas se agitaron. Con esos movimientos, Dale fue capaz de adivinar el número y la posición de las bestias restantes.
El resto fue simple.
A pesar de que de esquivar las flechas que continuamente lanzaba, llegar a ellos parecía imposible, sin importar qué. Daba igual cuántos eran, no había forma de que pudieran ganar.
La habilidad de Latina era compatible con la de Dale. Además de tomar la iniciativa desde bastante distancia, mejoraba su punto fuerte, los ataques con flechas.
Aquel día, Latina fue el apoyo de Dale, su magia nunca se había usado en combato, no obstante, hasta Dale se admiraba del control que tenía la niña. Para protegerse a sí misma Dale le había enseñado a hacer una barrera defensiva, con eso, podría ayudar a Dale.
Vencer a las bestias no sería difícil, sin embargo, Dale se preguntaba cómo hacerlo.
-¿Dale? ¿Qué pasa?
-Mmm… No quiero luchar con esas cosas de cerca…
-Si Latina supiese usar ataques mágicos…
-No, mientras te protejas ya está bien.
No era necesario enseñarle a Latina, que aún era una niña, hechizos para acabar con vidas ajenas, y él mismo, no quería verse abrumado por el peso de haber quitado una vida. Sin importar cuántas bestias mágicas fueran. Por eso, el único ataque que Dale le había enseñado era un tipo de magia que iba a por un adversario lejano con un golpe fuerte.
-¿Por qué de cerca no?
-Sus fluidos corporales y eso apestan. Mucho.
-Oh, ya veo.-Latina asintió.-Latina, si es sólo por eso, Latina a lo mejor puede hacer algo con ello.
-¿Eh?
Latina señaló su vara.
-Oh, luz que cae de los cielos, concédeme mi deseo en mi nombre, elimina las calamidades universales, sé un escudo protector: barrera mágica.-Una suave luz salió de su varita y envolvió el cuerpo de Dale.-Latina ha envuelto el cuerpo de Dale con un escudo, todo. Aunque no durará mucho, sólo un ratito.-Declaró la niña de buena gana, pero la magia era para una barrera mágica, no para un escudo.
Latina, con su excelente habilidad de control, expandió el rango de efectividad a su propio cuerpecito.
Lo ha hecho como si no fuera nada pero… si esto fuera algo normal, entonces, los magos llorarían…”[1]
Dale bajó la espada mientras pisaba a la última bestia.
No obstante, cuando Latina usa magia para rodearse es demasiado adorable, es casi como un ángel, ah…”
Su expresión se suavizó con el suficiente amor como para perdonar a la criatura.
Su lugar de destino estaba sumido en silencio.
Una enorme roca blanca a causa de la constante exposición a la lluvia y al viento, parecía relucir más que antes.
Latina se acercó a trote, deslizando las manitas por la roca.
De vez en cuando tenía una expresión madura, como si estuviese conteniendo las lágrimas, como si estuviese tragándose la soledad, era una expresión que a Dale le hacía sentir que el pasado de la niña era demasiado pesado.
La pequeña posó la frente en la roca.
-***, **, ***, ****, *******.-Bombardeó un vocabulario tan complejo que Dale no pudo seguir.-**, *********************. **, ********,********.-La voz de Latina continuó sin pausa. Siguió hablando con aquel que allí yacía sin parar, manteniendo la compostura.
-Perdona, Dale, se ha hecho tarde.
Después de un tiempo, Latina le miró y se disculpó así. Durante su visita a la tumba, Dale había estado en guardia.
Dale le sonrió y acarició su cabeza con dulzura.
-Tenías un montón de cosas que decir, ¿verdad? Después de todo, han pasado muchas cosas.
-Sí, muchas…-Latina puso una expresión llorosa pero, después de que Dale volviese a acariciarle la cabeza, sonrió.-Habían muchas cosas. Latina es feliz, por eso le ha dicho que todo está bien.
Algún día me gustaría escuchar la historia de su padre de sus propios labios. Si llega el día en que Latina puede hablar de ello en paz, me pregunto si podré escucharlo.”, pensó Dale.
Como reacia a marcharse, Latina paso la mano por la piedra otra vez y entonces, sacudió la mano como despidiéndose. Así, los dos giraron los pies y empezaron a caminar hacia la salida del bosque.
Ahora que lo pienso, Latina no ha hablado nunca de su madre…”


[1] El pensamiento de Dale quiere decir que el hecho que Latina haya hecho un hechizo así tan fácilmente como si no fuera nada del otro mundo, haría llorar a los magos puesto que para ellos es algo más avanzado y que precisa de cierto nivel.

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