Capítulo 27: Demostrando su habilidad

agosto 12, 2016

Deja caer las patatas dentro de la cazuela conforme las va cortando.
Esto es algo que también ha estado practicando para poder cocinar fuera de casa. Normalmente, en el Ocelote Bailarín, usaría una tabla de cortar pero durante un viaje lo suyo es que cocines con el menos número de objetos que luego tengas que fregar. Eso es lo que su maestro, Kenneth, le había enseñado.
Después de que Latina terminase de cortar las patatas, llenó la cazuela de agua con un objeto mágico que había sacado de su mochila.
Entonces, puso la leña que había traído Dale en el fogón dentro del cual ya había una montaña de hierba. Seguidamente, usando el objeto mágico del fuego, hizo fuego en la hierba seca.
Dale decidió dejarle la cocina a Latina al ver lo rápido que se movía. Limpió los alrededores un poco, intentando hacer el campamento un poco más cómodo. A él no le importaba pero cuando Latina descansase, no sería cómodo que cayera alguna roca.
Mientras Dale organizaba el equipaje, Latina continuó cocinando.
Lo que prosiguió a cortar y a añadir en la olla fueron salchichas, para hacer una sopa que sabría igual que la carne. Después de eso, sacó un pequeño pote dentro del cual había hierbas deshidratadas y las vertió con cuidado en la sopa.
Finalmente, añadió el condimento, comprobó que supiera bien y entonces, asintió.
A continuación, Latina sacó una bolsa de papel. El pan de dentro de la bolsa era normal así que no podía almacenarse demasiado tiempo, por tanto, tenían que comérselo pronto. Lavó el cuchillo y cortó el pan con una expresión seria, lo atravesó con un tenedor para cocinar y lo tostó en el fuego.
Por último, puso queso en el pan y lo tostó de nuevo hasta que el queso se fundió, entonces, Latina miró a Dale.
-Dale, la cena está lista.
-Ah…
La sopa estaba hecha con ingredientes extremadamente simples. Sin embargo, para los aventureros, algo como comer o cocinar era un lujo, por lo que no era extraño que sus comidas se limitasen a ser carne seca y pan duro.
Dale se conmovió al verla trabajar con tanta habilidad en tan poco tiempo.
Latina le pasó el pan a Dale y sirvió dos platos de la cazuela.
-Con las patatas Latina ya estará llena, así que el pan es sólo para Dale.
-Ya veo.
Dale hundió la cuchara, comió y sonrió.
-Está buenísimo.
-¿De verdad?
-Ah, la tostada está genial.
Latina parecía contenta de que Dale la alabase y se comió su parte. Particularmente, cuando la niña comía, parecía un pequeño animal moviéndose.
Era adorable.
-Cuando salí con Kenneth también lo pensé, pero cuando la comida está buena, el viaje se hace más cómodo, ¿eh?
-¿Con Kenneth?
-Sí.
Latina parecía extremadamente feliz por las palabras de Dale.
-Pero la comida de Kenneth sigue estando más buena. Latina se esforzará más.
Dale también sonrió al ver la determinación de Latina.
-Al menos, es mejor de lo que hago yo. Tal y como ha dicho Latina, tú te encargarás de cocinar.
-Sí, Latina se va a esforzar.
Y así, con una sonrisa, Latina aceptó.
La niña acabó de limpiar rápidamente. Para entonces, el sol ya había desaparecido completamente; el cielo que era del color de la puesta de sol cuando habían cenado, se había vuelto totalmente negro.
Mientras escuchaban el sonido de la leña ardiendo, Latina cabeceaba para dormir. Había estado considerablemente animada pero no estaba acostumbrada al viaje. Estaba cansada.
Dale sonrió mientras acariciaba a Latina.
-No te sobre esfuerces. Vete a dormir ya, mañana nos iremos temprano.
-Nn… ¿Dale…?
-Yo también voy a dormir. Estaré bien, no te preocupes.
-…Sí. Buenas noches, Dale…
Intentando rodar hasta su manta, Latina se tumbó e inmediatamente empezó a respirar de tal forma que estaba claro que dormía.
Dale observó la cara dormida de Latina con una expresión gentil. Era un viaje de ellos dos solos. No había motivo para no estar alerta. Como siempre, se aseguró de que su espada estuviera a su lado para poderla agarrar en cualquier momento y cerró los ojos, allí sentado.
La noche fue extremadamente tranquila con la única presencia de Latina a su lado. Hasta que el sol se alzó a la mañana siguiente, nada disturbó su sueño.
A pesar de que Dale en ocasiones abría los ojos y añadía leña a la llama que se desvanecía y que estaban a principios de primavera, las noches seguían siendo frías, pero no iba a permitir que Latina pasase frío.
Dale se levantó primero y miró a Latina que estaba a su lado dormida. En vez de decir que tiene una voluntad de hierro, parecía que Latina podía dormir en, relativamente, cualquier sitio. Ese también parecía ser el caso cuando hacía las siestas en el Ocelote Bailarín.
-Latina, despierta.
Latina se revolvió inquieta cuando él la agitó suavemente.
-¿Nn…? ¿Dale…?
-¿Qué pasa?
Aunque Latina le llamó preocupada entre las sábanas, cuando él le preguntó eso como respuesta, ella se giró hacia Dale medio dormida y pensó durante unos instantes.
-¡Fuaa!
La niña parpadeó con sorpresa y se despertó. Parecía medio dormida aún. Se levantó poco a poco y se pegó a Dale.
-¿Eh? ¿Qué pasa, Latina?
-Estoy sorprendida. Porque Latina normalmente duerme al lado de Dale.-Dijo sonriendo con timidez. -¡Latina está en medio de un viaje!
-Eso es.-Dale rio y abrazó a Latina con fuerza.
Quizás porque Latina tenía ese tipo de pasado, en ocasiones, quería compañía. No decía nada egoísta cuando se tenía que quedar en casa pero, a parte de esos tiempos, solía querer estar al lado de Dale de esa manera.
Como no era como que a Dale le molestase o algo, él le dejaba hacer lo que quisiera, o, mejor dicho, no tenía intención alguna de permitir que Latina mimase de esta forma a otra persona que no fuera él.
Al pensar de esa forma… su comportamiento de padre era bastante duro.
Latina se levantó, limpió su manta y empezó a preparar el desayuno. Tostadas para dos personas en la hoguera, cortó queso y lo repartió. Era algo simple pero cuando Dale pensaba en que era un desayuno que había hecho Latina, el sabor se intensificaba.
-Hoy iremos por la carretera principal para el pueblo. Si te cansas o te duelen los pies, dímelo inmediatamente.
-Sí, Latina lo entiende.
-Todavía tenemos suficientes ingredientes y eso… También puede que deje que Latina se encargué de organizar la comida, así que dime con antelación si necesitamos algo.
-¡¿Puedo hacerlo?!
Dale se encaró a una Latina sorprendida y seria a la vez.
-Latina, a ti no te gusta que yo lo haga todo, ¿no? Quieres hacer todo lo que puedas, ¿no?
-Sí… ¿Cómo lo sabes?
-Bueno, claro que lo sé porque se trata de Latina.-Contestó Dale riendo. Esa jovencita seria y firme también tenía una independencia superior a su edad.
Dale no haría algo tan atolondrado e irresponsable como dejárselo todo a ella desde un principio, sin embargo, reconocía que con la inteligencia de Latina, no tendría problemas en hacer ningún trabajo. Para ella, mientras le enseñaran, lo entendería a la perfección.
-Porque Latina es mi compañera en este viaje.
-Sí, Latina quiere hacer todo lo que pueda.
Tras mirar a Latina y a su sonrisa llena de motivación, Dale se sintió raro. Se preguntaba cuánto crecería la niña a lo largo de ese viaje.
Aunque sería genial si se quedase pequeña un poco más… Si se quedase como la pequeña Latina que se apoya en mí” Bajo sus pensamientos de felicidad por el crecimiento de Latina, Dale se preguntaba si era egoísta por pensar de esa forma.

Recogieron el equipaje y se lo cargaron otra vez al caballo, empezando a caminar por el camino una vez más.
Aquel día también hacía buen tiempo.

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