Capítulo 38: Mientras la joven no está

agosto 26, 2016


-¡Silvia! ¡Una carta de Latina!
-Oh… ¿Está bien?
-Más o menos. De todas formas, es Latina, parece estar bien.
Así es como Chloe llamó a su amiga Silvia en cuánto entro a clase en la escuela del dios amarillo, Asfar.
Silvia Fal era una amiga que había hecho al llegar a la escuela. Su padre tenía un puesto importante y trabajaba como militar en la mansión del alcalde, y ella, era alguien que vivía en el distrito oeste en la zona de los de alta cuna, sin embargo, su personalidad no era demasiado irritante por lo que se llevaba bien con Latina y Chloe que vivían en la parte obrera de la ciudad, en los distritos Este y Sur. Ese temperamento suyo encajaba con el de Chloe y era tan cercana con ella como lo era Latina.
Había pasado medio mes desde que Latina se había marchado de Kroix. Sin mencionar la distancia del viaje y de la vuelta, Latina, al parecer, se iba a quedar un tiempo cuando llegarán a su destino por lo que no podrían verse hasta la siguiente estación.
Una vez en casa de Dale, Latina podría enviar otra carta. No era muy buena en los estudios y sus frases no estaban del todo bien escritas, pero Chloe, poco a poco, consiguió concentrar lo que había pasado en Kroix durante ese tiempo.
Cuando Latina vuelva, no estaría bien que fuese la única sin saberlo”, pensó Chloe.
-Dice que después del mar está el pueblo de los hombresbestia.
-Hombresbestia, eh… Nunca he visto a ninguno en Kroix. ¿Hay aventureros mestizos?
-No vi a ninguno cuando fui a jugar a casa de Latina.
-Ah… Quiero ver cómo son.-Dijo Silvia y miró a la distancia.
Cuando Silvia nació fue dotada de, a pesar de ser débil, una protección divina del dios verde, Ahdar. La gente como ella tenían la habilidad de sentirse atraídos por las curiosidades y los viajes.
Salir al mundo desconocido y reunir conocimientos. El deseo de visitar lo desconocido era, en parte, algo instintivo para los dueños de la protección divina de Ahdar.
-¿Cuándo acabes la escuela irás al templo, Silvia?
-No sé…-Silvia cruzó los brazos y se aguantó la barbilla ante la pregunta de Chloe.- Lo más fácil sería hacerme miembro del templo, eh… También puedo hacer que me enseñen magia.
-¿Puedes usar magia?
-Gracias a Latina sé con qué atributo tengo afinidad.
Los amigos de Latina que estaban interesados en la magia habían estado aprendiendo hechizos con ella. Tal y como era de esperarse, la mayoría no podían encargarse de algo así pero Silvia podía pronunciarlo. Y no sólo hechizos, también había querido aprender saludos de la raza demonio pues era el sueño de Silvia ir, algún día, al país de los demonios, Vasirio.
-Hablando de eso, ¿y tú qué, Chloe?
-Voy a heredar el negocio familiar. Últimamente es bastante divertido.
-Entonces, supongo que cuando crezca le pediré a Chloe la ropa…
-Pide cosas caras, ¿vale?
Estaban Chloe y Silvia hablando de este tipo de cosas cuando Rudi les pasó algo de debajo de sus sobacos.
Chloe, que había sentido que algo se le acercaba, lo cogió para que no se cayera[1]instantáneamente.
-Esto… ¡Rudi, idiota! ¡¿Qué demonios haces?!
-¿Qué…? Te he dado algo bien hecho, ¿no?
Ante las quejas de Chloe, Rudi inclinó la cabeza, confuso.
-Algo bien hecho, dices… Hey, tú.
-¿Q-Qué quieres…? Tenía que practicar así que hice dos. ¿Algún problema?
Cuando Chloe repitió lo que había dicho pensando que pasaba algo con la respuesta de Rudi, él apartó la mirada incómodo.
-¿Qué es eso? ¿Un accesorio?
Cuando Silvia preguntó eso señalando el puño de Chloe, Chloe abrió la mano.
Un fragmento negro brillaba hermosamente. A lo largo de este había marcas cortadas y preparadas además de pulidas.
Chloe levantó el pequeño objeto que se había trabajado con esmero y cuidado, un poco para echarle un vistazo. Brillaba como si reflejase la luz.
-Es bonito, ¿verdad? Me lo dio Latina.
-¿Latina?
-Sí. Le dije que lo cuidaría bien y que me lo dejará, me dijo que por ella vale y me lo dio.
-¿Y por qué lo has traído?
-Cuando pensaba en cómo cortarlo un poco, pensé que en su casa, Latina, podría tener alguna lima de uñas o algo así, por eso lo he traído.
Chloe estaba agradecida por ello pero parecía que Rudi era astuto y la engañó. Chloe se encogió de hombros.
-La deshonestidad es un coñazo.
-Después de todo, los chicos son como niños.
Tener una excusa como esta permitía que las niñas de esa edad se comportasen como si fueran más mayores.
Lo que Latina le dio a Chloe fue el cuerno que se había roto a sí misma. Desde la primera vez que lo vio, Chloe había pensado que el cuerno de Latina era precioso. Era doloroso y lamentable que se hubiese roto algo tan bonito de su cuerpo. Por alguna razón, no podía dejarlo ahí, ganando polvo y pensando, le preguntó a Latina:
-¿Por qué no me das tu cuerno?
Al principio, pensaba que podría hacer algo con él, pero al ser más duro de lo que había imaginado, no consiguió hacer nada. Quien le ofreció su ayuda en esos momentos, fue Rudi.
-Cambiando de tema, ¿qué vas a hacer cuándo acabes la escuela, Rudi?
Aunque Chloe se lo preguntó, no le interesaba demasiado. Se lo preguntó porque Rudi había llegado cuando estaban hablando de ello por casualidad.
-Na… No es como si fuera asunto tuyo… ¿vale?
Sin embargo, al ver a Rudi exagerar y comportarse de forma sospechosa, Chloe y Silvia se miraron la una a la otra con una mueca.
-Mmm…. ¿Estás pensando en algo…?
-Q-Que no. No importa, ¿no?
-Bueno, supongo… No es que importe… Cambiando de tema, me ha llegado una carta de Latina.
-¡¿P-P-P-Por qué hablas de ella de repente?!
-¿Eh? ¿No te interesa?
-No es eso…
-Si te interesa dilo y punto. ¿No?
-Sí.
Marcel y Anthony intercambiaron una sonrisa entre ellos viendo como Rudi gritaba en silencio y pateaba el suelo frustrado.
-Chloe y Silvia ya han acorralado a Rudi, debería rendirse ya.
-Es cuestión de comprenderlo, Marcel…
-Hasta cierto punto, es importante aceptar cómo es la vida.
-Alguien como tú que expresa algo así con una sonrisa podría acabar volviéndose un pez gordo…
Anthony puso una sonrisa forzada con expresión tranquila.
-Anthony, tú vas a seguir estudiando, ¿verdad?
Volviendo a la conversación de Chloe, Marcel le preguntó algo como eso y Anthony asintió.
-Sí.
-¿O sea que tú también trabajarás en la mansión del alcalde?
-Si pudiese hacer lo mismo que mi padre sería genial. Ni yo sé nada sobre eso. Trabajar en una empresa también estaría bien.
El padre de Anthony era un oficial en la casa del alcalde. Como no era un trabajo con un sistema de herencia, no podía darle su trabajo a Anthony. Sin embargo, había unas cuántas cosas que podía hacer por él, como establecer conexiones y redes.
-Supongo que tú heredarás la panadería.
-Después de todo no hay motivo para no hacer algo diferente. También me gusta nuestro pan.-Respondió Marcel con tranquilidad.
Para la mayoría de los niños de Kroix, lo normal era heredar el negocio de su familia. En el caso en que fueran segundos o terceros hijos, no es que ninguno buscase otra salida pero, sobre todo entre los hijos de comerciantes, no había muchos que buscasen otros trabajos.
-Rudi también tiene un hermano mayor…
-Pero hasta hace poco no planeaba quedarse con el negocio familiar[2]… Me pregunto qué le ha pasado de repente.
Ambos se pararon durante un instante y, entonces, asintieron.
-Puede que tenga algo que ver con Latina.
-Seguramente tiene que ver con Latina.
-Después de todo es tan fácil de entender…
-Me pregunto cómo es que Latina no se ha dado cuenta, ¿sabéis?
-Sólo usa esa actitud innecesariamente fría cuando está delante de Latina…  Lo hace con todas sus fuerzas, en cierta manera, creo que es increíble.
-Aunque para nosotros que hemos sido testigos desde el principio es algo realmente obvio.
En ese punto, ambos volvieron a asentir.
-Por eso es un idiota.
-Sí, es un idiota.
-¡Hey, chicos! ¡Os puedo oír, ¿sabéis?!
En el momento en que Rudi gritó, al borde de las lágrimas, la puerta de la clase se abrió y su profesor miró a Rudi con una sonrisa.
-Rudolf, la clase no es un sitio para hacer alborotos, ¿vale?
Cuando Rudi volvió a sus cabales y miró a sus amigos, estos habían vuelto a sus asientos como si nada hubiera pasado.
Básicamente, se le daba mal captar cómo funcionaba el mundo.


[1] En el escrito pone que “les pasó algo”. Pero no es que se lo diera educadamente en las manos, no, Rudi lo que hace en esta escena es lanzar el objeto en cuestión.
[2]Como supongo que recordáis, la familia de Rudi son herreros.

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