Capítulo 42: Con su padre

agosto 29, 2016

-Has vuelto con mejor aspecto que la última vez, eh.-Exhalando humo, la abuela de Dale, a la que nadie llamaba por su nombre completo que era el exagerado nombre de: Wendelgart y por lo tanto la llamaban “Abuela Wen”, sonrió.
-¿Tanta diferencia hay?
-Bastante. Si tuvieses la misma cara que antes entonces, Randolf y los otros habrían hecho todo lo posible para vencerte. Era interesante así que les dejé hacer.
-Papá…
Randolf era el nombre del padre de Dale. De alguna manera se ve que no fue por órdenes de su abuela, sino que los otros también sobre reaccionaron y cargaron contra ellos. Dale suspiró profundamente.
-Bueno… Siempre hacen ese tipo de bromas… Como esta vez traía a Latina conmigo no quería que le hicieran daño. No quería correr riesgos.
-¿No puedes protegerla?
-Sí puedo.
Entre ambos, Latina escuchaba comiéndose el caramelo. Cuando creías que la mejilla derecha se inflaría, esta volvía a su estado original y se inflaba la izquierda. Aunque seguramente intentaba comportarse y estar callada, su mera presencia en la habitación ya era algo destacable.
-Latina…
-¿Mmm?
-¿Está bueno…? El caramelo.
-Sí.
-Qué bien.
Dale se distrajo por el sonido pero al ver la cara de la niña completamente satisfecha, él le dio una gran sonrisa.
La abuela Wen inhaló profundamente satisfecha mientras miraba a su nieto.
Mientras caminaban por el pasillo, Latina le preguntó a Dale:
-Dale, no te llevas mal con tu familia, ¿no?
-No.
-Entonces, ¿Por qué os peleáis[1]?
-Mmm… No nos peleamos. Mi rol es mi rol, así que… Supongo que es algo como que comprueban si lo hago bien…-Dale respondió con una sonrisa tímida.-La última vez que volví fue antes de conocerte, después de todo. Fue cuando estaba en mi peor momento… Probablemente les preocupé.
-¿Eh?
-Significa que gracias a ti yo también estoy más feliz, Latina.
Latina inclinó la cabeza a un lazo mientras Dale le acariciaba dulcemente. No quería que la pequeña supiera de su parte mala.
Hasta mi familia pensó de mí así… Conocer y salvar… No fuiste sólo tú[2]…”
Latina solía decirle mucho a Dale que se alegraba de haberle conocido pero, podría ser, que también hubiera sido una suerte que Dale la conociera. Las dulces y tranquilas horas que habían pasado durante los días que habían estado viviendo juntos, sin duda, las había provocado ella.
-Sin embargo, creo que os pasasteis.
-Tú… ¿Siempre caminas delante de la niña así?
-¿Eh?
-Parece como si la hubieran abandonado en medio de la nada, no hagas algo tan cruel.
-No, pero, sabes…
El padre de Dale, Randolf, estaba en el comedor, ojeando una carta mientras sorbía el té. El hecho de que no estuviera en su propia habitación significaba que no era algo relacionado con el trabajo sino algo personal.
La jefa del clan, además de la alcaldesa, era la abuela Wendelgard pero ya era una mujer anciana. La mayoría del trabajo del jefe del clan estaba sobre los hombros de Randol.
Latina estaba enclavada cerca de Dale, pareciendo buena y pequeña. El comedor era grande pero como si no se puede tranquilizar sentada en el medio, la niña, se medio escondió detrás de Dale. Sacó la cabeza para echar un vistazo y volvió a esconderse detrás de Dale.
La persona en cuestión no intentaba esconderse, desde lo que se podía ver desde la perspectiva de Randolf, la pequeña estaba interesada en el interior del comedor o algo, y este era el resultado de mirar de izquierda a derecha.
La niña era este tipo de persona. Una vez se interesaba por algo, acabaría persiguiéndolo con los ojos inconscientemente.
El hijo de Randolf a quién no había visto durante bastante tiempo, protegía con dulzura la expresión de la encantadora chiquilla con una cara como diciendo que el hecho de que la niña estuviese a su lado era algo normal, como si fuera un hecho.
Randolf quería preguntar qué había pasado.
-Estaba en medio de un trabajo cuando recogí a Latina que la muerte había separado de sus padres y yo acabé cuidándola. ¿No he escrito en las cartas sobre ello a veces?
-Bueno… Pero, sabes…
-Si Latina molesta, me puedo volver a mi habitación. ¿Eso sería mejor?-Latina que había escuchado la conversación entre Randolf y Dale, les interrumpió de esa forma.
Dale, contestó inmediatamente.
-Es imposible que tú molestes, Latina.
-Tú…
-Dale siempre es así con Latina. Muy amable.
-No pides nada así que te tengo que mimar.
-Por ahora, entiendo que estáis demasiado acaramelados.
Randolf asintió como si superase algo.
-Mmm… Perdona… ¿Padre de Dale?
Parándose una vez, Latina dio unos pasos adelante. Inclinó la cabeza ligeramente confusa mirando a Randolf.
-¿Qué pasa…?
-¿Puedo… llamarte papá? No sé cómo se llama, así que…
Su cabello plateado se sacudió un poco y volviéndola a mirar, la jovencita que le miraba directamente de ojos grises tenía unos rasgos sorprendentemente adorables. Randolf había pensado que era una niña adorable desde que la vio pero volviéndola a mirar en ese momento, a pesar de ser tan joven, el buen hombre no podía evitar pensar que su belleza no tenía rival.
Randolf se quedó sin habla durante unos instantes pero tras un pequeño silencio se volvió a sorprender y tomó aire.
-¿Eh?
-Nunca pudimos tener hijas…
-Papá…
-¿Eh?
-¿Puedes repetir la pregunta?
-¿Eh? ¿Papá de Dale… cómo te tengo que llamar?
-“Papá” no suena mal…
-Papá…
-Creo que entiendo un poco tus sentimientos.
Tal y como cabía esperarse, al parecer que en sus rarezas, el padre era igual al hijo.
-Ah… Es verdad, la palabra “hija” me ha recordado una cosa.-Dijo Randolf mirando a Dale otra vez.
-Hemos decidido que la novia será la hija del siguiente alcalde.
-¿Novia?
-Sí. Queremos hacerlo mientras todavía estés aquí. Hemos adelantado el horario. Haremos la ceremonia en poco tiempo.
-La hija del siguiente alcalde… Ah, ¿Freeda? ¿No pasa nada?
-No hay problema. Después de todo, te has calmado. Ellos también dicen que esto es lo que quieren. Seguramente es normal que quieran confiar en nosotros, Tisroh, más que en algún señor feudal lejano.
-Entonces, eso significa que tengo que cumplir con mi rol del clan como debe ser…
Randolf intentó evitar que vieran como su boca se curvaba hacia arriba mientras movía la cuchara en el té al ver la expresión de su hijo.
-Parece que ya estás bien.
El  no responder a esas palabras no significaba que Dale las negara, sino que era su forma de esconder su vergüenza, y como era un dúo de padre e hijo, las palabras no eran necesarias.
-Una mujer, eh… A mí me pilló York, eh. Entonces, ¿ahora mismo no está en problemas? Todavía está trabajand--…
-¡¿Eh?!
En medio de la frase de Dale, Latina que había estado escuchando en silencio, soltó una voz asustada y cuando él la miró sorprendido, ella parecía que le habían quitado toda la sangre de la cara.
-¿Qué te pasa, Latina? ¿Te encuentras mal?
-No, estoy bien… Dale, ¿quién es York?
-¿Mmm? Ah… Como no ha vuelto no te lo he presentado, pero es mi hermano pequeño.
-¿El hermano pequeño de Dale…? ¿Él es el que se casa?
-Sí, mientras estamos aquí veremos la ceremonia. Así que prepárame tus mejores galas para ti, ¿vale?
Al parecer, para él, ya era algo que estaba decidido.
-Ya veo…
Murmurando eso, la tez de Latina volvió a estar como antes en un instante. La transformación fue tan rápida que Dale pensó que se había equivocado al mirar.
-Una novia… Quiero verla…
No había ni una pizca de tristeza en la cara de Latina que dijo eso mientras sonreía.



[1]Latina se refiere a luchar físicamente. Se refiere a la persecución de hace unos capítulos.
[2] El estilo narrativo de la autora es algo confuso así que aclararé por si acaso. En este punto Dale se refiere a que no fue únicamente Latina a quien salvaron y conocieron, sino que al revés, Dale, también fue salvado.

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