Capítulo 41: Diciendo nombres en el pueblo

agosto 29, 2016

Ese pueblo no tenía nombre.
Si se tenía de nombres, entonces, se usaba algo así como “Tisroh” pero, en realidad, no significaba nada.
“Tisroh” era, en realidad, el nombre del clan que había vivido allí originalmente.
-Por eso… En nuestro pueblo no hay cosas como “nombres de familia”. Si ese fuera el caso, entonces, los apellidos acabarían siendo todos “Tisroh”. Siendo así, todo el mundo del pueblo tendría el mismo apellido, así que… No era muy útil.
-¿Mmm? Pero Dale se llama “Dale Reki”.
-Cierto. Eso es porque en este pueblo, en vez del apellido, ponemos el “rol”… El significa de mi “Reki” es el título que se les da a aquellos que van y luchan. No sé nada más sobre cómo o cuándo se empezó a llamar así a la gente, es una palabra antigua transmitida por todo el clan pero, me dijeron que era por eso.
Dale guio a Latina y empezó a desempaquetar el equipaje en una de las habitaciones de la mansión.
Era la habitación que originalmente había sido su cuarto. Aunque sus antiguos muebles ya no estaban, parecía que ya estaba en casa, como si supiera donde estaba todo. Latina, después de guardar su equipaje y su cuchillo, estaba, en esos momentos, sentada escuchándole hablar.
-Al parecer que hace mucho tiempo, nuestro clan se vino aquí desde otra tierra. Se asentaron en medio de estas montañas, limpiaron la tierra y crearon un pueblo. Muchos en nuestro clan tienen la protección divina del dios naranja, Korumozei y una excelente aptitud con la magia de la Tierra, hasta el punto de que nos hacemos llamar “El clan amado por la tierra”. Por eso la construcción, además de limpiar terrenos son especialidades de nuestro clan…
Lo que significa tener muchos que destacan en la magia de la Tierra es que, usar magia para hacer trabajos físicos como construcciones o arquitectura, sobre todo cosas como construir las bases, sin ni siquiera tener que separar el trabajo de los grandes proyectos. Hasta en medio de las montañas, en un lugar tan difícil de alcanzar como lo era ese pueblo, cuando de materiales de construcción se trataba o de juntarlo todo, si habían magos, entonces, no era un problema en absoluto.
El poder de la protección divina del dios de la tierra, al que le rezaban para la cosecha, Korumozei, también era poderoso. Aunque no todos los que tenían la protección divina eran así, entre los protegidos, había unos pocos con el poder de afectar el crecimiento de los cultivos. No sólo eso, sino también de apresurar la recuperación de la tierra e incluso hacer que la misma tierra pudiese producir muchos cultivos[1].
Era una tierra, a pesar de estar en medio de las montañas, muy conveniente pues había muchas protecciones divinas y para el clan entero, era un lugar donde se vivía extremadamente bien, fácilmente y en abundancia.
-Por eso, muchas prácticas nuestras son diferentes a las de Raband. Hasta cosas como lo de quitarnos los zapatos en las casas.
-Ah…-Latina puso una cara como diciendo: “oh, cierto”, probablemente por el hecho de que al vivir con Dale se había acostumbrado a su forma de vida y a la norma de “quitarse los zapatos en el dormitorio”.
Había una alfombra gruesa y suave en la habitación que se parecía a la de cuarto en Kroix y or ello, Latina no se sentía fuera de lugar porque ya estaba acostumbrada a un ambiente así.
Se fue de la habitación con Dale, una superficie de madera pulida como un espejo cubría el pasillo[2].
-Como estamos muy adentro de las montañas, cuando llega el invierno nieva mucho. Bueno, es el tipo de tierra que nuestro clan escogió. Por eso nuestros zapatos suelen estar sucios de barro y suciedad y por eso, cuando estamos en casa, nos quitamos los zapatos. O al menos, así era al principio.-Explicó Dale mientras lideraba la marcha. Como Latina llevaba zapatillas no hacía mucho ruido al caminar.
Después de unos minutos se pararon delante de otra habitación, sin siquiera llamar, cogió el mango de la puerta y la abrió.
No era un cuarto lujoso pero desde el primer momento estaba claro de que era una habitación de calidad. Estaba orientada al sur por lo que recibía mucha luz solar de las tierras nevadas y, dentro, había una chimenea algo antigua. Incluso en esta habitación había una alfombra pero esta, era una especial con un diseño complejo. Las paredes estaban decoradas con cuernos y pieles de animales colgados como para presumir de los resultados de las cazas de su clan. Y, en medio de esa habitación, una anciana se hallaba allí sentada fumando de una pipa.
-¿Y? ¿Qué tienes que decir, vieja bruja?
-Eres tú, mi nieto estúpido. Siempre quejándote de cosas insignificantes, tan insignificantes y pequeñas como tu culo.
La anciana que estaba sentada de manera imponente y riendo, la dueña de la habitación, era bastante pequeña. Alguien que, puesta al lado de Latina, sólo ganaría por un pequeño margen. Sin embargo, gracias a su actitud descarada, era como si hiciera olvidar su pequeña estatura. Era una presencia que jamás podría verse como “pequeña”. Fumando como si estuviese buscando pelea a propósito, inhaló en la pipa que sujetaba con la mano.
-¡Maldita seas…!
Al lado de Dale que apretaba los puños con irritación, Latina miró a la señora una vez y entonces, miró a Dale.
-Igual que Dale.
-¿Eh? ¡¿Latina?!
Esas palabras tomaron por sorpresa a Dale que miró a Latina que ya había camino hasta posicionarse delante de la vieja señora.
-Encantada de conocerla. Soy Latina. Dale me ayudó y ahora vivimos juntos. Perdone por las molestias.-Después de decir eso, hizo una reverencia con una forma hermosa como si fuera algo natural en ella.
No era algo basado en etiqueta sino que era un saludo que transmitía su sinceridad.
-Oh…
-Abuelita, ¿usted es la abuelita de Dale?
-Lo soy… Jovencita, eres mucho más formal que mi estúpido nieto.
-Dale se ha portado muy bien conmigo y también me ha enseñado mucho. Por eso, Dale no es “estúpido”.-Latina infló las mejillas delante de esa enorme anciana y puso mala cara.-Aunque usted sea la abuelita de Dale, creo que no debería decirle cosas malas.-Después de eso, se giró y miró atrás.-Pero sabes… Tú igual, Dale. No le digas cosas malas a tu abuelita.
La resolución de la jovencita fue que ambas partes tenían culpa.
La abuela y el nieto intercambiaron una mirada, entre ellos, había una Latina con mala cara.
-Latina, tu mala cara también es adorable.
-En efecto.
-Latina es adorable, ¿verdad?
-¿Dónde encontraste a esta niña?
-La recogí.
-De vez en cuando, encuentras algo bueno.
Latina fue capaz de ver la verdad de un vistazo.
Dos guisantes en una vaina, abuela y nieto. Como eran dos guisantes de una vaina eran opuestos pero hasta su idea de lo que era adorable era, a su vez, igual.
-Jovencita. ¿Quieres un caramelo?
-¡No la alimentes!
-¿Caramelos?
La anciana señora sacó un caramelo de color ámbar del cajón de su lado. Dale intentó parar a la niña de aceptar lo que le daba la anciana. Sabía, que si permitía el ataque de su abuela una vez, Latina caería rendida por ella.
-No te dejaré. Después de todo, Latina es mi hija.
-¿Qué dices? Ni siquiera tienes esposa.
Su abuela se rio burlándose viendo a Dale abrazando a Latina desde atrás con el pelo erizado como si fuese un gato protegiendo a su cría.
-¿Mmm?
Viendo a esos dos con un ambiente distinto a su alrededor, Latina inclinó la cabeza confusa ligeramente.
-Venga, va, di: ah.
-¿Ah?
-¡Latina!
Latina abrió la boca como le dijeron y le tiraron un caramelo. Fue instantáneo, ignorando todas las interferencias de Dale, con un movimiento ágil y experto que no pegaba con su edad.
-¿Está bueno?
-¡Rico!-Latina masticaba con las mejillas infladas como una ardilla.
-¡Latina! ¡¿Lo de “no aceptar comida de desconocidos” sólo llega hasta ahí?!
-¡¿Eh?! ¡¿La abuela de Dale es una desconocida?!
-Déjalo. Sólo está comportándose como un niñato.
-¿Eh?
-¡No escuches nada de lo que te diga esa vieja!
-¿Eh? ¿Eh?
-Aunque cuando eras niño eras tan dócil…
-¡Por tu culpa ahora soy así! ¡¿Lo sabías?!
-No lo entiendo muy bien pero, ¿Dale y la abuela son cercanos?
-No nos llevamos mal.
-Eso es verdad.
Cuando la niña expresó sus dudados sobre su relación de abuela y nieto que había sobrepasado los límites de su entendimiento, la abuela y el nieto respondieron con la misma expresión.
-Ah…
Latina reflexionó unos instantes y pensó que daba igual mientras hacía girar el caramelo que tenía en la boca.



[1] La tierra aporta los minerales y los nutrientes necesarios para que crezcan las plantas que se plantan, pero con el tiempo, todo se desgasta y se va perdiendo por lo que es necesario dejar descansar la tierra durante un tiempo para que recupere las facultades necesarias para alimentar a las plantas.
También, normalmente, hay muchas clases de cultivos que no se pueden mezclar entre ellos porque si no se roban los nutrientes y las sales minerales entre ellos.
[2] En otras palabras, el suelo era de parqué. 

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