Prólogo

septiembre 11, 2016

Cuenta la leyenda que la tierra de Saiunkoku estaba infestada por demonios que causaron un gran tumulto. En ese caos sin final, un joven salió de viaje.
El joven acabó con demonios y monstruos, rezando con sinceridad por la seguridad y la felicidad de la gente mientras continuaba con su viaje sin final. Finalmente, su honestidad emocionó a los ocho dioses. El sabio Ran, el sabio Hong, el sabio Heki, el sabio Ko, el sabio Haku, el sabio Koku, el sabio Sa y el sabio Shi, los ocho sabios coloridos a los que les habían puesto nombres según su color.
El nombre del joven era So Gen y con la ayuda de los ocho sabios coloridos, So Gen forjó una era de paz en la nación de Saiunkoku y se convirtió en su primer emperador.
Tras la muerte de So Gen, los ocho sabios coloridos desaparecieron sin dejar rastro, sin embargo, el elegante palacio llamado: “la residencia de los ocho sabios coloridos”, el palacio Sento, que se decía que estaba en la esquina del palacio real quedó allí.

Prólogo:

Ya bien entrada la noche, en las profundidades del palacio real, un grupo de ministros de la corte mantenían una discusión secreta.
-En efecto, es un gran problema.
-Exacto, es una situación mala.
-El emperador ya ascendió al trono hace medio año.
-¿No podemos hacer nada de verdad…?
-En un principio pensamos que podría mejorar…
-Este grupo de ancianos no está al día de lo que se les va a los jóvenes.
-¡Tonterías! ¡¿Qué clase de tendencia es esa?!-Rugió un viejo ministro resentido. En su juventud había sido un general activo en el campo de batalla y, aunque tenía más de sesenta años, su temperamento impaciente no había cambiado hasta aquel día.
-Pero, si esto sigue…
-Tienes razón, si esto continua, será difícil que no aparezcan oficiales corruptos.
-Eso no es todo; los amotinados también planean moverse.
-El asunto más importante ahora mismo es-El tono de voz de uno de los ministros era, claramente, más tranquilo que el del resto, pero con apariencia intranquila, dijo en voz baja.-pensar en una solución para evitar que los rumores causen revuelo.
Todos los otros ministros se callaron de inmediato. En efecto, el asunto más importante en este momento era ese problema.
-¡T-Tienes razón!-Otro ministro se secó el sudor y tosió secamente unas pocas veces.
-En vez de preocuparnos por los oficiales corruptos, creo que es más importante apaciguar los sentimientos de la gente.
-Pero… ¡Ya lo hemos intentado todo!
-¿Qué vamos a hacer?
-…Tengo un plan.-Ya que este hombre era el ministro con más poder del país, se hizo el silencio a su alrededor de inmediato; todo el mundo le miró con expectación.-Como dice el dicho:-dijo el ministro.-la esposa también es el némesis del marido.

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