Capítulo 1: No existe la comida gratis en este mundo

septiembre 12, 2016

Todo el mundo sabía que a esta hora se podía escuchar música de erhu en este templo Taoísta. La música era, efectivamente, hermosa y por ello, atraía muchos clientes a los puestos de té y los restaurantes. La música recibía elogios de mucha gente pero la popularidad de la doncella que la tocaba era aún mayor… Aunque la doncella no lo sabía.
Hoy, las clases habían terminado con los niños rogándole a la doncella, Shuurei Kou, que tocase el Erhu, pero hoy no tocaba ninguna melodía cualquiera, en vez de eso, tocaba la leyenda del asentamiento de Saiunkoku que a los niños les gustaba tanto. Al terminar la historia, Shuurei acabó como siempre:
-Al final, los ocho sabios coloridos desaparecieron sin dejar rastro, y se dice que se mezclaron entre la gente normal… ¡Quizás entre nuestros vecinos!
Cuando Shuurei rio, los niños que la rodeaban dejaron escapar un suspiro.
-¡Profesora Shuurei!
-¿Sí?
-¿De verdad que hay un Palacio de Sento en el palacio real?
Shuurei apartó su Erhu y sonrió:
-Sí.-Entonces, acarició la cabeza del niño.-Aunque ahora se conoce como La Provincia de Sento, pero según lo que me dijo Seiran, sí que está en algún lugar del palacio real.
-¿Entonces, lo has visto?
Una adorable niñita con el pelo atado en un moño se subió al regazo de Shuurei. Escuchando su pregunta, Shuurei soltó un serio suspiro de lamento.
-Aunque es una pena, no lo he visto. Siempre he querido verlo al menos una vez, pero por desgracia está en el palacio real. Podría haber ido si hubiese hecho el examen del estado; no obstante, sólo admiten hombres.
-Entonces, cuando crezca haré el examen y me convertiré en un gran oficial. Me casaré con la profesora Shuurei y entonces, la llevaré al palacio.
Shuurei no pudo evitar sonreír al mirar al enérgico niño orgullosamente de pie.
-¿De verdad?  Eso estaría genial. Pero, Ryuujin, como ya tienes un objetivo, tendrás que esforzarte más. Estoy segura que se te olvidó hacer los deberes de ayer, ¿a qué sí?
-Eso… Eso es porque…
El chico no sabía qué hacer, la niña abrazó a Shuurei y sacó la lengua con una mueca descarada.
-Deberías dejar de fantasear; nunca has hecho los deberes.
-Si Ryuujin quiere ser un oficial, tendrá que seguir a Seiran, entrar en el examen de artes marciales y convertirse en un oficial militar.
-Ah… ¡Claro! ¡Como se le da bien luchar…! Y sólo se le da bien eso…
-Pero le dan miedo su madre y la profesora Shuurei. ¿No es un poco inútil?
-V-Vosotras…
El niño se ruborizó y apretó los puños, pero en ese momento alguien llamó a la puerta del templo.
-Siento la interrupción, señorita.
Cuando Shuurei vio la alta figura que entró por la puerta se sorprendió.
-¡Seiran! ¡¿Por qué estás aquí?!
-Ah… ¡Es Seiran!
-¡Seiran! ¡Vamos a jugar a peleas!
El joven se vio rodeado de niños inmediatamente, Seiran mostró una sonrisa torcida.
-Eh… Lo siento, hoy estoy ocupado. ¿A la próxima?
Un niño suspiró decepcionado; el joven le tocó la frente y avanzó hacia Shuurei.
-Señorita, ¿podría darse prisa en volver, por favor? Tiene una visita importnate.
-¿Qué…? -Gritaron todos los niños decepcionados.
Shuurei también gimió por dentro a causa de su invitado sorpresa.
Qué coincidencia que hoy tenga un trabajo tan importante. ¿Qué pánfilo nos aguarda hoy?
A pesar de lo que pensaba, Shuurei se puso en pie rápidamente acariciándoles las cabezas a los niños que tiraban de su falda reacios a dejarla marchar.
-Lo siento, hoy  tendremos que dejarlo aquí. No olvidéis lo que os he enseñado hoy y, Ryuujin, haz los deberes.
En un abrir y cerrar de ojos, Shuurei se había ido con Seiran; por el camino, Shuurei preguntó:
-Seiran, ¿por qué estás aquí a estas horas? Creía que hoy tenías una reunión en la corte.
-Sí… Señorita, tiene razón. Pero el invitado me pidió que fuéramos juntos…
-¿El invitado ha querido que volvieras por asuntos personales? Entonces, la identidad de este invitado no es tan simple, ¿no?
-Sí, sí.
La vaga respuesta hizo sospechar todavía más a Shuurei.
Aunque Seiran era cortés, en realidad, era muy fuerte en combate. Por eso, aunque la familia de Shuurei, la familia Kou, tan sólo podía respaldarlo con el nombre, consiguió ser una figura importante, con un record en el ejército. A pesar de que no había ascendido mucho en la corte imperial para que alguien pudiese influenciar a Seiran de esa forma, debía ser un pez gordo.
-No sé quién es el invitado o por qué quiere verme pero por educación, debería haberme avisado antes. Una visita repentina… ¡Destrozará mis planes y mi programa!
Shuurei apretó los puños y miró furtivamente a Seiran aferrándose a su camisa firmemente.
-¿Qué vamos a hacer, Seiran…? ¡Este mes volvemos a tener que pedir un préstamo! Había un trabajo bien pagado pero ahora ya no hay forma de conseguirlo. Pensaba que podría conseguir arroz con la paga pero al final… Sólo he podido conseguir cebada… Cebada… Cebada… ¡Ah! La línea entre la cebada y el arroz, esa línea que la diferencia del arroz se va a volver a burlar de mí este mes. Ah… ¡No quiero, no quiero! ¡Odio a este invitado!
-¡Señorita! ¡Nadie ha dicho eso! ¡El trigo no habla!
Seiran, temiendo atraer miradas de los que pasaban por ahí, miró a su alrededor rápidamente. Su reacción era la normal, después de todo, Shuurei estaba en medio de la calle gritando… Pero los que pasaban por ahí la ignoraban.
-Señorita, por favor, no se preocupe. Conseguiré más trabajos. Todavía tengo que reparar las tejas del tejado que se cayeron hace unos cuantos días, sino cuando llueva habrá problemas. Los cangilones son caros así que yo mismo iré a comprar las tejas y lo repararé. Así ahorraremos una pequeña suma de dinero. También compraré enrejado para las puertas en la ciudad para cambiar las que están rotas… Señorita, no se entristezca, me encanta comer cebada. Es muy nutritiva.
-¡Ah…! ¡Seiran! ¡Lo siento! Siempre te damos problemas. Si tan sólo mi padre fuera menos inútil, entonces… ¡No estaríamos en esta situación!
-La señorita no debería preocuparse por estas pequeñas cosas.
-Como la nuestra familia no podía pagarles se han ido todos los criados… Pero tú siempre te has quedado. Un digno oficial del ejército tiene que hacer la contabilidad de restaurantes, escribir cartas para otros y hacer recados para los mercaderes. En todo el planeta, sólo la familia Kou hace hacer estas cosas a la gente.
Eso parece”, pensó Seiran.
-En realidad, tu sueldo sería suficiente para ti, pero al quedarte en la familia Kou, tienes que gastar toda tu paga en reparar la casa y para nuestro sustento… Aun así, nuestra familia tiene miedo y no quiere dejarte ir a encontrar un señor mejor. ¡Perdónanos, por favor! Sin embargo, si encuentras un mejor ambiente de verdad, no pasa nada si no piensas en nosotros.
-Señorita.-Seiran la interrumpió con una sonrisa torcida.-De verdad, no os tenéis que preocupar de estas cosas. A no ser que me echéis, no os abandonaré. No tengo quejas, y en realidad, estoy feliz de poder devolveros la amabilidad que su familia me ha dado.
-¿Amabilidad…?
-Hace trece años, la familia Kou me aceptó y me acogió aunque era un desconocido. Ya estoy determinado a devolver esa benevolencia con mi vida, así que, señorita, no le dé más vueltas a esto.
-Seiran…-La cara de Shuurei se distorsionó una vez más.- ¡Ah! ¡Qué frustrante! ¡¿Por qué nuestra familia ha acabado en esta situación?! ¡El estatús es totalmente inútil!
Acariciándole la espalda a Shuurei, Seiran asintió estando de acuerdo con lo que había dicho.
Tiene razón, con sólo estatus…”
Los territorios de Saiunkoku se dividían en ocho estados: el estado de Ran, el de Kou, el de Heki, el de Ko, el de Haku, el de Koku, el de Sa y el de Shi. Los nombres de estos estados seguían a los antiguos nombres. Seiscientos años atrás, el emperador ordenó a los líderes de los estados que se cambiasen el nombre por capricho. Al mismo tiempo, se les prohibió a los plebeyos tener el mismo apellido que estos ocho clanes. Por eso, poseer estos apellidos coloridos era un símbolo de nobleza entre la nobleza. Por eso, en la capital, donde residía la corte imperial, Shi era el emperador, y desde entonces, el apellido Shi representaba el apellido de la familia real.
Seiscientos años más tarde, el sistema de gobierno cambió, en vez de que cada rey gobernaba un estado, era la corte quién mandaba, pero los siete apellidos, aún existían.
La corte imperial solía consistir, mayoritariamente, de clanes nobles aunque ahora también estaba abierta a los plebeyos a través del sistema de logros.
Shuurei había nacido en la familia Kou, era de linaje puro y la hija de una familia eminente. La familia Kou sólo estaba dejabo de la familia Ran, en cuánto a poder entre los siete clanes se refiere. Se decía que los Shi, la familia real, era una combinación de las familias Ran y Kou, por lo tanto, se les dio el apellido Ran y Kou a los dos clanes más poderosos.
Aun así… La señorita debería estar viviendo una vida de abundancia, la tendrían que servir muchas criadas.”
Daba igual cuán ridículo fuera, la muchacha no debería llorar porque tan sólo pudieran comer cebada aquel mes; su familia no debería estar en deuda y no deberían tener problemas para pagar las tejas que se habían desprendido del techo.
¿Por qué la señorita de la familia Kou había terminado en semejante situación…? La razón podía ser el hijo de la familia Kou, el padre de Shuurei, Shoka. Por su personalidad amable y su amor innato por la literatura, había muchas críticas sobre su ineptitud para ser el cabeza de familia; y ahí estaba su talentoso hermano pequeño. Por lo tanto, antes de su muerte, el padre de Shoka instruyó a su hermano para ser el próximo jefe. En un principio, Shoka que no creía que él estuviese destinado a ser el líder, no se quejó y siguió las órdenes de su padre. Sin embargo, cuando su hermano heredó el negocio familiar, la posición de Shoka como el primogénito se volvió algo incómoda. Por lo tanto, después de mucha consideración, decidió llevarse a toda su familia y marcharse del estado de Kou, pero el clan Kou jamás permitiría que el primogénito se marchase y por tanto, construyeron una residencia en el estado de Shi de ante mano y, por el camino, acogieron a Seiran que se había desmayado en un lado de la carretera, y así, se mudaron a su residencia actual.
El alto cargo de oficial, en realidad, era sólo un puesto en el que se era responsable de cuidar de la biblioteca, un puesto dispensable, no mucha gente conocía tal posición. Por lo tanto, la administración solía olvidarse de pagar a Shoka. Además, Shoka nunca se quejaba de ello, y así, su paga fue disminuyendo poco a poco, hasta que al final, la situación acabó con que la familia entera, Shoka, Shuurei y Seiran, tenían que trabajar ellos mismos. Aun así, Shoka siempre estaba enterrado en libros. Era casi imposible depender de él para apoyar la familia. Y por eso, tan sólo Seiran y Shuurei se encargaban de la familia.
Seiran pensó en el pasado. Sus ojos se volvieron brumosos.
No creía que una casa tan grande requiriera una mantención tan cara…”
Al principio, Shuurei y Seiran eran optimistas, mientras pudieran ahorrar y hubiese dinero suficiente, la vida podría continuar, no obstante… Nadie esperó que para mantener esa casa tan grandiosa y un ambiente apropiado, uno tenía que gastarse más de la mitad de su sueldo; como sus sueldos disminuían, su trabajo aumentaba. A pesar de que controlaban que Shoka ganase cierta cantidad de dinero, él no se lo tomaba en serio. Una vez entraba en la biblioteca, no había quién le distrajera.
-Señorita… Señorita, se ha esforzado mucho, ha estado enseñando a los niños del templo Taoísta día tras día después de hacer las tareas de casa y trabajar hasta la puesta de sol… Hoy debe ser un día de fiesta que Dios le ofrece a la señorita. Además, pronto me subirán el sueldo…
Shuurei subió la cabeza, su cara estaba llena de felicidad.
-¡¿Eso quiere decir que te van a ascender otra vez?! ¡Felicidades, Seiran! ¡Muy bien, entonces, hoy pago yo la cena!
-¿Ah? Pero…
-¡Tranquilidad! Los ingredientes pueden ser pocos, pero los métodos de cocina son variados. Dame la oportunidad de demostrar mis habilidades. ¡Tú sólo mira, voy a hacer un banquete!
Viendo a Shuurei caminar tan felizmente, Seiran rio suavemente. Lo que hacía feliz a Shuurei no era el aumento de sueldo, sino el ascenso, y este pensamiento complacía mucho a Seiran.

-Uno de los tres grandes oficiales del palacio… ¡¿Sho Tai Shi?!
Después de presionar agresivamente a Seiran que estaba siendo muy vago al responder sobre la identidad del invitado, la respuesta sorprendió a la muchacha. Casi se le cayeron las hojas de té por el suelo.
-¡Por los pelos!
Las hojas de té eran caras, así que está claro lo sorprendida que estaba Shuurei ante la respuesta de Seiran.
Los tres grandes oficiales eran los mentores del emperador. Sólo el emperador estaba por encima de ellos, aunque no se involucraban en la política, seguían siendo uno de los cien oficiales, y su poder era mayor que el de la familia real en cuanto a señoría. Además, Sho Tai Shi era famoso por ser la mano derecha del anterior emperador y un prestigioso y respetado ministro. Para Shuurei, se trataba de un personaje legendario.
-¡¡¿P-P-Por qué Sho Tai Shi viene a verme?!!
-Ni idea.
Seiran tampoco lo sabía. Cuando Sho Tai Shi le dijo directamente: “quiero hablar con la jovencita de la familia Kou, por favor, pasa el mensaje”, al principio no lo entendía ya que no podía relacionar la: “jovencita de la familia Kou” a Shuurei y la residencia donde vivía Shuurei donde no había los suficientes criados como para pasar el mensaje y la jovencita trabajaba todo el día fuera.
-¿Ahora mismo el único que está tratando con ese pez gordo es papá…?
-Sí.
-No le ha servido té.
-Porque el señor no sabe dónde está el juego de té.
Seiran sonrió con impotencia mientras ponía unos bollos en el plato que iban a servir como aperitivos. Los platos de la cocina parecían de vagabundo pero lo más importante, el juego de té, estaba casi sin tocar. Al parecer, se había esforzado mucho en encontrar el juego de té pero la habilidad en tareas del hogar del señor asustaba.
-Olvídalo, al menos, merece que lo elogien por saber que se tiene que servir té a los invitados, esto es bueno considerando su estándar normal.
Shuurei suspiró profundamente, y entonces, cargó la bandeja.
En ese momento, los movimientos de Shuurei cambiaron. Estiró la espalda y sus pasos se volvieron suaves como el agua. Sus gráciles movimientos siempre maravillaban a Seiran. Ni siquiera las oficiales femeninas del palacio real tenían una etiqueta tan perfecta. Y por esto, Seiran siempre había sentido pena. Si Shuurei pasara el resto de su vida en el mercado de esta forma, sería malgastar su conocimiento y su educación. Una vez en el comedor, la suave risa de dentro sorprendió a Shuurei.
-Parece que están charlando a gusto, pero padre no tiene ningún tipo de elocuencia… ¿A no ser qué tengan los mismos intereses? O a lo mejor Sho Tai Shi está siguiéndole el rollo a papá… Muy posible, sí, seguro que es esto.
En cuanto Shuurei escondió su expresión, Seiran entró en el comedor y se arrodilló ante su señor y el invitado.
-Señor, la señorita Shuurei ha vuelto.
-Oh, ¿ya está aquí?
Un hombre se levantó al escuchar esto y una sonrisa inalcanzable apareció en su semblante. Era el amo de la casa, Shoka Kou. De cuarenta años pero sin rastro de barba, por lo que parecía un treintañero.
-Eh… ¿Dónde está… el té…?
Viendo a su señor susurrando dudoso, Seiran no pudo evitar reír.
-La señorita trae el té y los bollos que al señor más le gustan.
Al escuchar esto, la expresión de Shoka se iluminó.
La honesta reacción hizo reír a Seiran en voz alta pero, de inmediato, se contuvo pues había más gente presente y era de mala educación reír a carcajadas. Después de reajustar su rostro a una expresión seria, Seiran abrió la puerta lentamente. Shuurei entró en la estancia llena de gracia, dejo la bandeja y dio tres pasos hacia atrás, se arrodilló con ambas rodillas.
-Shuurei presenta sus respetos a Sho Tai Shi. Tai Shi ha venido a verme especialmente a mí, pero no he podido darle la bienvenida y he hecho que usted esperase por mí. Lo siento mucho, perdone nuestra pobre bienvenida.
Shuurei se puso ambas manos en su pecho e hizo una perfecta reverencia ceremonial. El viejo hombre observó cada acción de Shuurei, asintió ligeramente y se puso en pie.
-Por favor, levántese, señorita Shuurei.
Shuurei no pudo evitar levantar la cabeza. A causa de las arrugas que los años dejaron, la barba larga y sus ojos llenos de sabiduría, Tai Shi con la espalda derecha, parecía un árbol centenario. Shuurei bajo la cabeza inconscientemente.
-Poder ver a Sho Tai Shi… Shuurei se siente profundamente honrada.
-Está bien, basta de etiqueta, ¡a sentarse! Señor Seiran, siéntate tú también.-Sho Tai Shi continuó con solemnidad antes de que Seiran pudiese contestar.-El asunto también concierne a Seiran, venid, sentaos.
Shuurei y Seiran se miraron entre ellos. ¿Qué estaba pasando?
-¿Me puedes servir un poco de té? Después de tanta agua me duele el estómago.-Al escucharlo, Shuurei miró a la mesa y su cara se volvió pálido de repente.
Al parecer, como su padre no había conseguido encontrar el juego de té, directamente, le había servido agua. Mirándolo de cerca, había agua en un cubo en el suelo. Al parecer, se había sacado el agua del pozo con ese cubo y entonces, se había usado un cucharón para servir a Sho Tai Shi. No estaban dándole de beber a los caballos o a las vacas y, lo peor de todo, era que el invitado a quién le había hecho eso era uno de los oficiales más importantes.
“¡Padre…!”
Shuurei lloró en secreto, aun así, Shoka sonreía felizmente, esperando el elogio de su hija. Shuurei ignoró sus sentimientos e inmediatamente, sirvió té.
Sho Tai Shi no fue al grano directamente, sino que sorbió un poco de té y cogió un bollo, entonces, sorprendido comentó:
-Esto lo ha hecho la señorita Shuurei, ¿cierto?
-¡Ah, sí! Muchas gracias, Sho Tai Shi, por su cumplido.
Shuurei estaba llena de ansiedad viendo como los bollos desaparecían uno a uno. No podía decir en voz alta que quería que Sho Tai Shi fuera al grano.
-Por favor, coma más.
“¡Dejar disfrutar al invitado!”, esta era una de las enseñanzas de su fallecida madre. No se debía pedir nada, debía aguardar en silencio hasta que el invitado estuviese dispuesto a decirlo. Antes de eso, tenía que dar lo mejor de sí para servir al invitado, poniéndose en segundo lugar. Estas eran las bases de cómo tratar a los invitados.
“Ya lo sé, madre.”
Shuurei sirvió el té con cuidado y Seiran se dedicó a ir añadiendo bollos al plato de Sho Tai Shi como si no pasase nada.
Sho Tai Shi miró a Shoka, cuando Shoka se dio cuenta le sonrió con orgullo como diciendo: “¿Ves? Mis dos niños están muy bien educados, ¿a qué sí?”.
Tras un momento de silencio, Sho Tai Shi tosió suavemente y bajó la taza.
-Shuurei, Seiran, pido vuestro perdón por presentarme sin aviso. Tengo que pediros ayuda en algo.-Al escuchar esto, Shuurei y Seiran se sentaron derechos.-Si ambos accedéis a aceptar este trabajo os daré un buen premio.
Sho Tai Shi extendió su mano arrugada derecha.
Seiran estaba atónito al verle empezar una negociación con dinero, pero la reacción de Shuurei fue distinta porque era la responsable de administrar las finanzas de la familia, así que no se ando con rodeos. Calculando y planificando de cabeza, respondió casi de inmediato.
-¿Cuánto se cobra? ¿Cincuenta cobres? ¿Quinientos? ¿…Podría ser que…? ¿Cinco platas…?-Sho Tai Shi sonrió orgullosamente pero no asintió, Shuurei notó como le sudaban las palmas.-Esto… No puede ser que sea… ¡¿Un gran negocio?!
Shoka y Seiran se alejaron un paso al notar el ambiente extraño entre ambos. Sho Tai miró a la doncella y casi gritó:
-¡Son quinientos oros! ¡Sorprendida, ¿eh?!
La expresión de Shuurei cambió de golpe drásticamente. No podía creer lo que estaba oyendo. Eso era suficiente para alimentar una familia de cinco durante diez años, incluyendo la manutención de la mansión, las reparaciones y cada pequeño lujo. Esta suma de dinero podría darles de comer arroz cada día.
-¡Acepto! ¡¡Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa!!
“¡Se acabó la cebada! ¡Se acabó usar cubos para el agua cuando llueve!”, esto era lo único que le pasaba por la mente en ese momento.
-¡Entonces…!-Sho Tai Shi nunca preguntó si Shuurei estaba o no segura pues de no tenerlo claro sería un problema.-Seiran, serás ascendido en el ejército Habayashi, sirviendo a Su Majestad como guardaespaldas.
Un salto de varios rangos de una sentada. Seiran se preguntó si había oído mal. Sho Tai Shi, entonces, anunció seriamente a Shuurei:
-Señorita Shuurei, por favor, entre al harem imperial como princesa consorte.
Después de eso, Seiran describió la expresión de Shuurei como una visión única y extraña.

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