Capítulo 28: El Don Juan

enero 13, 2017

A Li Wei Yang le gustaba Li Min De de verdad porque en sus ojos sentía una añoranza del que no quería despedirse. Aunque San furen era su madre adoptiva y le trataba como a su verdadero hijo, era de personalidad reservada y despreocupada, así que la mayoría del tiempo, Min De se sentía extremadamente solo.
En la casa del jardín, Li Wei Yang le explicó historietas de su vida en el pueblo. Le habló de cuándo se arremangaba los pantalones y entraba en las aguas para recolectar huevos de pato, y de cómo después hacía fuego en la orilla del lago y los cocinaba cubriéndolos con arena caliente y de cómo se los devoraba, todos y cada uno, hasta que no quedaba ninguno.
Li Min De escuchaba con atención y los ojos llenos de anhelo.
Al vivir en la finca del primer ministro, jamás había experimentado algo así. No sólo sentía que era un tipo de vida nuevo, sino que también podía probar la libertad en la descripción de Wei Yang.
Parpadeó y dijo:
-San jiejie, últimamente quiero ir a hacer una visita al sitio donde vivías.
Li Wei Yang miró esos ojos que revelaban lo mucho que quería alzar el vuelo y volar libre, rio y dijo:
-Niño tonto, no es un sitio para jugar.
Li Min De alzó la cabeza y miró a Li Wei Yang. Bajo el sol, su rostro revelaba juventud, como el cielo claro primaveral, pero en aquellos ojos negros era difícil adivinar si había felicidad o tristeza. Era un par de ojos difícil de leer. Esta San jie, era totalmente distinta al resto, pensaba Li Min De.
Al otro lado del jardín, Li Zhang Le acababa de pasar los roqueros cuando de repente, se sorprendió por la silueta que apareció de la nada.
-¡Biao mei[1]!-Las palabras las dijo un joven vestido con una larga túnica de seda que había salido de detrás de las roqueras y le había cerrado el paso.
Li Zhang Le reconoció a esa persona y sonrió. La tía biológica de Li Zhang Le se había casado con el general Zhong Yong. Más tarde, Zhong Yong heredó la noble posición de marqués de Bo Chang. Su hijo mayor, Gao Yuan, entró a palacio para convertirse en el compañero de lectura del príncipe heredero. Durante un intento de asesinato al príncipe heredero, cubrió al príncipe de la flecha y murió joven. El príncipe heredero se entristeció mucho por la muerte de Gao Yuan y le rogó al emperador que recompensase a la madre de Gao Yuan con el glorioso título de “Wei Guo furen”. Como su hijo mayor había muerto, Wei Guo furen empezó a mimar a su otro hijo, Gao Jin. Gao Jin atractivo, y aunque parecía alguien íntegro, era un Don Juan. Cada vez que su comportamiento atraía la atención del marqués de Bo Chang, este se enfadaba tanto que quería enseñarle una buena lección a Gao Jin, pero Wei Guo furen se entrometía para protegerle porque ese Gao Jin, había sido el alumno favorito del primer ministro Li. El marqués visitaba regularmente la finca del primer ministro con Gao Jin por dos razones: la primera era porque el marqués esperaba que los estudios de Gao Jin dieran buenos frutos para satisfacer su codicia, y la segunda era porque quería acercarse al sol que más calentaba, es decir, a la reputación del primer ministro.
Aunque Gao Yuan y Gao Jin eran hermanos de sangre, no parecía que hubieran nacido de la misma madre. Gua Yuan había sido joven, talentoso y bien educado, Gao Jin, al contrario, no era más que un mujeriego. El primer ministro había intentado enseñar a Gao Jin muchas veces pero al ver que no se lo tomaba en serio, acabó rindiéndose. Además, Da furen había mimado a ese sobrino suyo, más que nada, porque era el único hijo que le quedaba a su hermana. En consecuencia, Gao Jin podía ir y venir de la finca del primer ministro todo lo que quisiera.
-Biao mei, ¡me debes recordar y echar de menos, por eso me buscas!-Gao Jin soltó una risita mientras se acercaba a Li Zhang Le.-Normalmente, es muy difícil verte la cara. Meimei se ha vuelto más bonita al crecer, eres como un hada…
Li Zhang Le solía portarse bien con Gao Jin pero aquel día la sonrisa de su cara era enorme.
-Está claro que hay una razón por la que he invitado a biao ge a venir.
El corazón de Gao Jin empezó a latir rápidamente al ver la sonrisa de Li Zhang Le.
-Haré lo que sea que necesites, aunque sea lanzarme a las llamas o en agua hirviendo. ¡Haré lo que sea por ti!
A Gao Jin no le gustaba, particularmente, visitar la finca del primer ministro, principalmente porque no le gustaba la cara seria del primer ministro y cómo siempre estaba intentando educar. Sin embargo, Gao Jin descubrió lo mucho que le mimaba Da furen, sin hablar de que todas sus biao meis eran hermosas y elegantes. Sobre todo, Da biao mei, Li Zhang Le, que era la más guapa de todas, pero por su personalidad orgullosa, siempre le trataba con frialdad, aquel día, no obstante, ella era quién había tomado la iniciativa de invitarle a venir, cosa que le hizo extremadamente feliz.
Se dio cuenta al mirar la belleza sin rival de Li Zhang Le, que todas las otras mujeres con las que había estado no eran nada en comparación. Todo lo que quería era cogerle las manos e intimar con ella, sin embargo, también sabía que no podía ser demasiado descarado con ella. Wei Guo furen le había dicho que esa Da biao mei se acabaría convirtiendo en alguien grande – alguien con quien no se podría jugar fácilmente.
Li Zhang Le, de repente, señaló a una persona que estaba sentada en la casa de verano.
-Biao ge, no conoces a San meimei, ¿no?
Siguiendo el delgado dedo de Li Zhang Le, Gao Jin notó a un joven sentado de espaldas a él y sentada en frente de ese joven, había una jovencita. Llevaba un vestido rosa que elogiaba sus rasgos delicados – barbilla fina, labios rosados, dientes blancos y unas largas pestañas oscuras que acompañaban a unos ojos de un negro profundo.
Gao Jin se quedó quieto durante un momento. Al percatarse de su reacción, Li Zhang Le movió las manos delante de la su cara. Sonriendo le dijo:
-¿Qué pasa?
Gao Jin volvió en sí, con una gran sonrisa en su rostro.
-¿Esa es la misteriosa hija de la concubina? Es muy…
Diferente.
A diferencia de la belleza celestial de Li Zhang Le, la seductora elegancia de Li Chang Ru, y la sobrecogedora belleza de Li Chang Xiao y Li Chang Xi, los ojos de Li Wei Yang eran claros aunque fríos, como el agua de un pozo sin fondo, repleto de una misteriosa profundidad. Con la experiencia de Gao Jin, ya había visto todo tipo de bellezas pero Li Wei Yang era algo distinta.
Li Zhang Le le preguntó:
-¿A que es guapa, Biao ge?
-¡Guapa! ¡Sí, guapa es!-En cuanto Gao Jin dijo esas palabras, pareció haberse acordado de algo y se tornó serio.-Por supuesto, su belleza no se puede comparar con la de biao mei.
Como si hiciera falta decirlo, pensó Li Zhang Le y sonrió.
-Biao ge, ¿no te gustaría probar la belleza de San mei?
Gao Jin entró en pánico cuando la escuchó.
-¡Biao mei, no juegues conmigo! ¡No puedo hacer enfurecer al primer ministro!
En los ojos de Li Zhang Le había burla.
-Por supuesto que si se trata de Er meimei y las otras no puedes tocarlas, ¿pero ella? Si te gusta, adelante, hazla tuya. ¿Qué se va a hacer si tienes el poder de ganártela?
Gao Jin tenía experiencia con mujeres desde los quince años. Pero la mayoría de las que había tocado habían sido tímidas e obedientes, criadas bonitas de su finca o monadas de antecedentes humildes. Si le gustaban, las tendría. Si su madre le regañaba sólo tenía que pretender escucharla, sin embargo, Li Wei Yang seguía siendo carne del primer ministro. Si algo pasase tendría que excusarse ante el primer ministro, motivo por el que dudaba.
Li Zhang Le se mofó fríamente.
-¡Biao ge! Biao ge, deberías escucharme con atención. Si pierdes esta oportunidad, no habrá próxima vez. ¡Pase lo que pase, madre sigue siendo tu tía de sangre!
Al escuchar esas palabras, Gao Jin se aturdió antes de darse cuenta de todo. Como si se hubiese maquillado, su rostro enrojeció. Miró a Li Wei Yang maliciosamente desde lejos y se decidió.
-Entonces, escucharé tus palabras.
La sonrisa de Li Zhang Le se hizo más profunda. Con el estatus de Li Wei Yang, aunque quisiera ser la nuera de Wei Guo, su tía no lo permitiría. En tal caso, sólo podría ser una concubina… Además, tía no era una buena persona para empezar. Todas las concubinas de la finca Bo Chang de las que Gao Jin se había cansado estaban viviendo en un infierno.



[1]Biao mei: O “biao ge” en masculino, es como se refieren a los primos.

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