Capítulo 59: Temblando delante de la joven

enero 07, 2017

Latina hacía pucheros en silencio pero pareció notar algo. Bajándose de la silla, trotó hasta Dale, se puso de cara a él y le abrazó fuertemente.
-¿Latina…?
-¿Dale, es trabajo? ¿Volverás a estar lejos durante un tiempo?
En su expresión había soledad y tristeza. Aquellos últimos meses había sido el período más largo en el que Latina había podido monopolizar a Dale. Aunque se salía de día, siempre volvía por la noche y pasaba tiempo con ella. Habían comido juntos, hablado juntos y, a veces, dormido juntos.
La niña debería entender que esa temporada no había sido normal, pero le fue extremadamente doloroso sabe que iba a acabarse.
-Ah… Perdona, vas a tener que estarte sola en casa otra vez.
-Ah, no. No pasa nada. Latina se quedará en casa.
Sus palabras no iban con sus acciones. Latina se aferró todavía más a Dale, y entonces, pareció que no sabía cómo retroceder.
Dale se sacudió, en conflicto.
-Qué raro. Te puedes resistir.
-Seguramente es porque Hermione está aquí.
Rita y Kenneth, se explicaron la situación en voz baja.
-Latina… esperará a Dale… Pero, ¿podemos estar juntos… un poquito más?
Las dos manos de Dale la sujetaron por los lados, con movimientos sospechosos. Él, esgrimía una expresión extraña, indescriptible.
-Oh, vaya. Qué niña tan mimada.
Cuando Dale estaba a punto de perder el control, en esa coyuntura crítica, Hermione le atacó desde atrás con una frase.
-¡Es mi culpa por hacer que te quedes siempre en casa! ¡Estás…! ¡Te estás esforzando tanto por mí!
-Ah, con que es eso. Al parecer tú eres el mimado.
Al ver la expresión alicaída de Latina, Dale la abrazó de repente, llevándosela entre sus brazos. Hermione siguió diciendo palabras que parecían amenazas mientras esa escena continuó. Hermione soltó una risita mientras su aspecto indicaba que había encontrado algo interesante.
-Como sea, no te obligaré a marcharte nada más llegar de un viaje tan largo. A mí también me quedan cosas que hacer en esta ciudad.-Mientras decía eso, Hermione se dio la vuelta, sonrió felizmente y movió la mano suavemente.-Bueno, hasta luego, Dale.
Hermione se dirigió a la escalera entre el Ocelote Bailarín y la segunda planta donde estaban las habitaciones de los huéspedes. Al parecer, Hermione se hospedaba ahí.
-Dale, ¿trabajas con esa persona?-Preguntó Latina cuando la figura de Hermione ya había desparecido completamente.
-Ah. Aunque se comporte así, es una maga muy hábil.-Respondió Dale con un suspiró y Latina cayó al suelo.
-¿Sólo trabajo?
Al ver esas pupilas grises mirarle y volviéndole a preguntar, Dale apartó la mirada.
-Es sólo… una relación de trabajo.
No era mentira. Simplemente, no sabía cómo actuar cuando le interrogaban. Latina empezó a abrir la boca y entonces, la cerró. Al ver que la reacción de Latina era algo distinta a lo normal, Dale se agitó aún más.
-¿La…? ¿Latina…?
-Cuando Latina crezca, será grande. Todavía soy una niña por eso son pequeñas.
Se podía adivinar, por sus mejillas infladas, que habían herido su orgullo. La niña era la más pequeña del grupo de amigos de su edad. No parecía ser a causa de su raza, sino una diferencia individual. Su peso y su altura crecían a un ritmo saludable. No era un problema. Sin embargo, como los de su alrededor la llamaban “pequeña” muy a menudo, le molestaba. Hasta Dale simpatizaba con ella. Después de todo, no eran pocos los incidentes que podía recordar en los que le habían menospreciado por su juventud, no por su habilidad.
-Te puedes quedar pequeña, Latina… Eres adorable.
-Ser pequeña es molesto. ¡Latina quiere crecer!
A pesar de que él entendió lo que le preocupaba a Latina, terminó diciendo algo así sin pensar. No podía evitarlo. Aunque era pequeñita era adorable.
-Latina sigue siendo una chica, ¿sabes? Sienten esas cosas.
Desde un lado, Rita y Kenneth hablaban de Dale y Latina mientras les observaban. El hecho de que la relación de Dale y Latina fuera más que “sólo trabajo” era algo que ambos sabían.
Conocían sus condiciones.
Al parecer, el mal humor de Latina no mejoraba.
Latina no había ayudado a Kenneth aquel día, en lugar de eso, se fue al ático a descargar el equipaje y limpiar en silencio. La razón  salió a la luz poco después de que Dale se acercase a ella, la alcanzase y le hablase.
-¿Latina…?
-¿Qué?
-¿N-No… vas a dejar de estar de mal humor…?
-No estoy enfadada.-Y se detuvo.
Latina nunca ha estado tan… enfadada nunca…
Pensó Dale mientras goteaba sudor frío. Hubiese preferido escupirle un: “estás enfadada”, pero se tragó las lágrimas.
-Dale. 
-¿Sí?
Su voz se rompió. Latina miró a Dale, que no podía esconder su temblor, directamente.
-No estoy enfadada, así que no hace falta que te preocupes.
-P-Pero…
-No pasa nada. No te preocupes por mí.-Le cortó.
La jovencita siempre había sido terca. Cuando se ponía así, había una alta probabilidad de que no fuera volver a hablar.
-Estaré abajo, así que…
-Vale. Latina acabará de limpiar.
Dale, encantado por algo tan trivial como lo es recibir una respuesta, decidió retirarse estratégicamente. Por lo que no vio a Latina haciendo pucheros otra vez sola en el ático.
-Lo sabía… Sería mejor si creciese…
La mayor insatisfacción de aquel murmuro se dirigía a sí misma, por ser una niña, por lo que, en realidad, lo de “no hace falta que te preocupes”, lo había dicho en serio.
-Latina me ha… me ha ignorado…
Kenneth dejó un cazón humeante delante de Dale que dejaba caer la cabeza, alicaído en la mesa de la cocina. Removió el té esmeralda.
-Lo he hecho un poco más fuerte. No hay mucho alcohol, por si acaso.
-No voy a cometer ningún error. He cambiado desde entonces.-Infló las mejillas en desacuerdo, pero por supuesto, un rufián adulto como él no tenía la monería de Latina.
Kenneth se agachó delante de Dale, ya que estaba, casualmente, libre.
-No te arrepientes de nada de eso, ¿no?
-No, en realidad no. Sólo es una experiencia de la que aprender…
-Sí, supongo. Por eso he dejado que Hermione se quedase aquí, porque sabía que no supondría ningún problema. Después de todo, somos una posada.
-Eso es cosa tuya, no tienes que preocuparte por mí.-Dale sorbió el té después de decir eso, y frunció el ceño por la amargura.
-Bueno… Con Hermonie aquí y el mal humor de Latina, parece que es un momento importante.
-¡Exacto! ¿Por qué… Latina es tan maniática…?
-Eso es…-Kenneth se detuvo ahí.
Es bastante común que una hija, al escuchar que su padre se vuelve a casar, se ponga celosa de la otra mujer, pero, no importa cómo te tomaras esto, Latina seguramente estaba mostrando signos de precaución y celosía hacia la mujer que parecía cercana a Dale, a quien había estado monopolizando todo este tiempo.
Sin embargo, por alguna razón, Dale no se percató de ello y si Kenneth lo decía…
-Latina… tanto… ¡por mí…!
Dale empezaría a ahogarse en lágrimas y sin duda, subiría a apretujar a Latina, para mimarla.
Qué problemático, qué molesto. Y, por alguna razón, qué irritante. Por eso, Kenneth levantó el cazo y empezó a hundir hierbas de té.
-¿Qué pasa?
-¡Latina…!
Latina inclinó la cabeza mientras bajaba por la escalera al ver a los dos adultos. En las manos llevaba lo que necesitaba un lavado. Al parecer, en algún punto, había acabado de limpiar.
-Latina es una adulta de verdad…-Kenneth susurró sin pensarlo mucho sobre la chiquilla que parecía haber serenado su humor y se concentraba en su trabajo después de haber vuelto a su yo habitual. 

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