Capítulo 60: Reencuentro con sus amigos

enero 07, 2017

Se sintió avergonzada al ver la escuela de Asfar, el dios amarillo, a la que no había asistido durante unos meses. Aunque era un lugar al que debía estar acostumbrada, no podía calmar sus emociones.
Delante de la escuela, Latina miró la puerta titubeante.
-Son la misma escuela pero la casa del maestro era totalmente distinta…-Se percató y murmuró antes de asentir pensando en todas las cosas que desconocía del mundo.
Desde detrás Latina, que apartaba la mirada por la vergüenza, escuchó que una voz conocida la llamaba.
-¡Latina!
-¡Chloe!
En el rostro de Latina apareció la alegría y se giró con alivio. En el momento en el que vio a Chlore sintió que ese algo que había estado oprimiéndole el pecho, de repente, se deshacía.
-¡Bienvenida! Me alegro mucho de que estés bien. ¡Espero ansiosa tus historias!
-Sí, ya estoy aquí.
Por eso, cuando pasó por las puertas con Chloe, estaba igual que siempre, como si no hubiese una separación de meses entre ellos.
-Cuánto tiempo, Latina.
-Me alegra de que estés bien, Silvia.
-Bueno, Kroix siempre está igual, nada cambia nunca.
Latina se animó todavía más al entrar en la clase y ver a su otra amiga. Silvia se inclinó hacia delante de repente, sin que le importase la reacción de Latina. Sus pupilas verde esmeralda brillaron, llenas de curiosidad.
-Venga, cuéntanos. Chloe me ha contado cosas en general, pero quiero saber el meollo. ¿Preparaste el equipaje y la comida? ¿Habían muchas bestias mágicas? Y…
-Será difícil hablar de todo de una vez.
Latina sabía que Silvia contaba con la protección divina del dios verde, Ahdar, que admiraba el viaje y respondía los problemas con una sonrisa.
-Primero fuimos al bosque, y vimos muchas criaturas mágicas allí.
-¿No os pasó nada?
-¿Eh…? ¡¿Qué tipo?!
Ante la respuesta de Latina, Chloe respondió con preocupación y Silvia con nerviosismo.
-¡Dale es súper, súper fuerte! Así que no nos pasó nada, y yo también sé defensa mágica, así que pude ayudar.
-¿Tú también has luchado?
-Sólo ayudé un poquito. Dale sólo habría podido.
-¿No tuviste miedo?
-Antes de venir a Kroix, cuando estaba ahí, tenía mucho miedo, pero esta vez estaba con Dale así que ya no.
La expresión de Latina desbordaba amor y confianza al hablar de su cuidador. Sus amigas sonrieron con algo de amargura al verla comportarse igual que antes.
-No habían muchas bestias mágicas cerca de la carretera, pero sí unas pocas en las montañas y una vez, nos encontramos con unos bandidos.
-¡Eso suena horrible!
La reacción de Chloe parecía ser la correcta, no obstante, Latina inclinó la cabeza ligeramente, cuestionándoselo.
-La magia de Dale los capturó a todos y llamamos a la gente de un pueblo cercano. No daban tanto miedo como las bestias mágicas.-Respondió de una forma demasiado despreocupada.

Al parecer el objetivo de los bandidos no eran ellos, sino el carruaje mercantil que viajaba detrás de ellos, sin embargo, gracias al poder de Latina notaron su presencia, y al hacerlo, fueron incapaces de ignorarles. Dale no iba a permitir una batalla donde alguien podría morir delante de Latina así que les abatió y les arrestó.
En cualquier caso, fue rápido y fácil. Con su magia, Dale colapsó en el suelo debajo de ellos y les capturó en un gran alijo.
-Habéis tenido suerte, chicos…
Dale les echó una mirada fría mientras los bandidos agonizaban. Una mirada que si se tratase de otra historia, se habría tratado de la mirada de un malhechor.
Como Latina estaba mirando, quiso evitar la escena de salir empapado de sangre. No era en absoluto misericordioso, y si por una milésima de segundo ella se hubiese convertido en su objetivo de venganza, Dale cubrió el rostro de Latina con la capucha y la hizo ponerse donde los bandidos no la vieran.
Si los entierro, Latina seguramente se enfadará…
Creyó que eran molestos pero al notar a la chiquilla a su lado, les dejó ahí, en silencio.

-No pasó nada que diese miedo.-Como era de esperar dado su sentido del peligro, no hubo grandes luchas.-Ah, hey. Os he traído unos regalos. –Dijo Latina antes de sacar dos envoltorios de su mochila. Estaban bien envueltos y empacados en finas capas de papel.
Se los dio a Chloe y a Silvio que empezaron a desenvolverlos y sacar lo que había dentro, un pequeño estuche con conchas marinas. Tenía perlas enganchadas y aunque era abultado para llevarlo en la mano, su belleza atraía su atención.
-¡Qué bonito!
-¡Gracias, Latina!
-Sabéis, yo también me he comprado uno. Aunque los colores son diferentes.
El de Chloe era de color crema y el de Silvia, azul. El que Latina se había comprado para sí misma para decorar su habitación era rosa claro.
-En Cuvare habían muchas cosas.
Sonriendo felizmente, Latina pasó el resto del tiempo hasta que llegó el profesor recordando lo sucedido en el puerto.

Su primer día al volver a Cuvare, los dos decidieron quedarse en la posada para descansar y relajarse.
-Como volvemos a estar en Cuvare, ¿qué te parece un descanso? No es para hacer turismo, sólo para relajarnos, ¿vale?
-Sí.
Latina, tras responder energéticamente a Dale, deshizo el equipaje de su habitación y se entretuvo en buscar algo en su mochila. Dale la miraba con curiosidad cuando Latina, después de un ratito, sacó su monedero. Al parecer lo había escondido en el fondo de su mochila.
Como no había comprado nada hasta entonces, sólo lo necesario para el viaje, todavía tenía la mayoría de su dinero.
En el país de Raband,  lo que los niños usaban para comprar chucherías y otros bienes eran monedas de plata y la vida diaria normal sólo llegaba hasta las monedas de plata. Para empezar, los ciudadanos normales no tenían oportunidad de usar monedas de oro. Cuando los aventureros recibían su recompensa o compraban armas de alta clase, equipo, sí que usaban monedas de oro, pero en la mayoría de ocasiones, sólo llevaban monedas de plata y cobre en la cartera. Y el cambio de una tienda normal también era molesto. Las sumas grandes de dinero quedaban bajo custodia del templo de Ahdar.
-Tienes bastante, eh.
Latina que acababa de recibir su sueldo del Ocelote era, seguramente, más rica que la mayoría de chicas de su edad.
-Eh, sabes, quiero comprarle regalos de recuerdo a Chloe y a Silvia, y también a Rita. En Cuvare hay muchas cosas bonitas, así que quiero ir a comprar los regalos.
-Vale. Mañana podemos ir dando un paseo.
-¡Sí!
Cuando estuvieron en Cuvare la última vez, Latina sólo mostró signo de querer comprar comida e ingredientes, lo que le preocupó un poco, pero parece ser que era porque todavía quedaban sitios que visitar. Ver que sus intereses eran apropiados para las chicas de su edad, le alivió.
Le gustaban las cosas brillantes y adorables. Dale pensó, internamente, en varias tiendas pensando cuál le podría gustar más.
Después de terminarse el desayuno a la mañana siguiente, los dos pasearon por la ciudad cogiéndose de las manos para no perderse como la última vez. Latina, aquel día, dejó que el cabello le cayese por un lado, e iba un poco más arreglada de lo normal.
-¿Vamos a la Gaviota Silenciosa a cenar hoy también?
-¿De verdad?
-O podemos comer mientras andamos, de los puestos que encontremos y cenar algo ligero.
-Eso también parece divertido…
Al parecer, para Latina era difícil escoger entre las dos opciones. Gimió con expresión seria. La expresión de Dale se suavizó por su adorable acción. El tener tiempo para preocuparse también era parte de la alegría del viaje.
Dale no le metió prisa para que decidiera, y lentamente, se dirigió hacia el mar cogido de la mano de Latina. 

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