Capítulo 65: Reflexiones

enero 07, 2017

Quiero ser adulta.
Eso es lo que pienso.
Por la persona que me salvó, a quién aprecio y quiero.
En aquel bosque tuve miedo, me sentía sola, me gruñía el estómago, me dolía todo, y pensé que si seguía así, moriría… Sin embargo, deseaba vivir, así que quería esforzarme. Y entonces, apareció la persona que me salvó, la más importante para mí. A parte de mi familia, también fue la primera persona en decir que me quería.  A parte de mi familia, también fue la primera persona en abrazarme. Me dio un lugar cálido y feliz en el que poderme sentir a salvo.
 Me gustan todos, ¿sabes?
También me gusta probar cosas nuevas y que me elogien. Hasta cuando me llaman “chica mala” o me regañan, sigo agradecida con ellos.
Por eso quiero crecer pronto…
En los momentos duros, en los momentos difíciles. Si fuese adulta entonces me contarían lo que pasa. No acabarían la conversación con un: “No pasa nada”.
Él me deja quedarme a su lado aunque sea algo que podría acabar haciéndonos daño. Conocer a su yo de cuando no estaba aquí, no me haría salir perdiendo.

-Latina… quiere crecer…
-¿Otra vez con eso? Últimamente lo dices mucho… No pasa nada por querer crecer despacito. No tienes que forzarte a ser adulta. –Sonrió amargamente mientras acariciaba la cabeza de la niñita que había estado murmurando quejas tan a menudo últimamente que se había convertido en su frase favorita.
Pensó en él mismo que se había hecho adulto en cuanto se marchó de su pueblo natal. Era duro tener que convertirse en adulto y también era duro que no le trataran como tal. Sonrió con amargura al ver que la niñita era, de algún modo, similar a él. Los dos, por haber vivido juntos, se debían de haber acabado pareciendo. Y era por eso, que él quería que ella creciera lentamente. No quería decir que querer estar arriba y más allá era algo malo, pero después de que uno se haga mayor, ya no puede volver a ser un niño nunca más.

Rita es extremadamente genial. Trabajaba mucho e incluso los hombretones que pasaban por la tienda tienen que enderezarse. Además, ver como su figura protege su bebé y el de Kenneth en su estómago es increíble.
-Es todo gracias a ti, Latina, has ayudado mucho.
-¿De verdad? Me alegra poder ayudar.
-No se me da muy bien coser.
-Después de todo estás ocupada, Rita.
Había oído que necesitábamos preparar muchos pañales para el bebé. Después de que la familia de Chloe y la abuelita me enseñaran a hacerlo, me alegra escuchar los elogios de Rita. Los pañales cosen en línea recta, no es muy difícil.
Hoy también Rita se ocupa del papeleo. La velocidad con la que lee los documentos y mueve el bolígrafo además de calcular las fianzas y las existencias es extremadamente rápida. Tal vez algún día yo también pueda ayudarla.
-¿Cuándo es la fecha para romper aguas?
-En Otoño. Tendré que tener cuidado con el calor del verano.
-Después de todo, Rita no se lleva bien con el calor.
Había oído que comer solo comidas frías no era bueno, por lo que decidí ayudar a Rita para que tuviera un bebé sano. Así que tengo que empezar a pensar ya cómo estar fresquitos en erano.
-Me pregunto si será niño o niña.
-Mientras sea sano, da igual.
Ver a Rita sonreír es genial.
Hasta el final de verano quedo con mis amigos. Cuando llegue el otoño, los dos años que hemos pasado yendo y viniendo de la escuela de Asfar terminarán, y todo el mundo tendrá que ir por su propio camino. Por alguna razón, pensar en ello me hace sentir sola. No es como si sea una despedida para siempre, jugaremos juntos como hemos hecho hasta ahora, pero es un poco raro.
Chloe me dijo que iba a quedarse en casa y ser una costurera como su madre. Le pedí a Chloe que me hiciera ropa con el sueldo del Ocelote y ella me dijo:
-Voy a hacerte algo especial, algo sólo para ti, Latina.
Me encantan mis ropas mullidas, monas y rosas pero Chloe siempre decía:
-¿Sólo eso? ¡Qué forma de malgastar!
Me pregunto si podré llevar ropa occidental y chula como la de Chloe.
Silvio dijo que se iría al templo del dios verde, Ahdar. Dijo que no podríamos vernos muy a menudo, pero como el Ocelote es un sitio con la bandera de Ahdar, me dijo con una sonrisa algo malévola que podríamos comunicarnos de muchas maneras. Típico de Silvia.
También me dijo que iba a estudiar magia y defensa personal. Los sacerdotes de Ahdar viajan por todo el mundo. Van por sitios peligrosos y que aún no ha explorado nadie. La información que maneja el Ocelote también la reúnen, en su mayoría, los sacerdotes de Ahdar.
Me dijo que le gustaría ir al país de la raza demonio, Vasirio, algún día. Quizás cuando vaya habrá un nuevo Primer Rey Demonio, si así fuera, Silvia estaría algo más segura cuando fuera.
Marcel dijo que se prepararía en la panadería de su casa. Cuando era la hora de comer, Marcel traía pan de su casa, así que sé muy bien lo bueno que está. El Ocelote va a otra tienda para comprar el pan, pero creo que de vez en cuando podría ir a la suya.
Me divierto mucho hablando con Marcel de sabores e ingredientes, además de ayudar en su tienda. Me ha prometido que me enseñará a hacer pan a la próxima.
Hasta Kenneth me dijo que no era rival para profesionales en cuanto a hornos de leña y cocinar, así que es una buena oportunidad para aprender las cosas bien.
Anthony me dijo que quiere cursos los estudios superiores. Que por cierto, cuando en la escuela les dije que había estudiado en casa de Cornelio, se sorprendieron mucho. Al parecer, es un profesor muy famoso y me ha enseñado muchas cosas que ni siquiera se saben en los institutos superiores. Aunque no estudié de todo, no pude hacer matemáticas ni idiomas.  Si Anthony va a ir al instituto, supongo que podré preguntarle lo qué está haciendo.
Y Rudi dijo que va a hacer otra cosa distinta a lo de su familia.

-¿Vas al ejército?
-Sí, cuando me gradué iré a los escuadrones a entrenar y ayudarles para prepararme para ser un soldado.-Respondió Rudolf apartando un poco la vista de su rostro inclinado.
Le daría vergüenza si le preguntase por qué quería proteger Kroix.
En esa ciudad, los únicos que podían dirigir a los aventureros eran los soldados.
Aunque el muchacho no tenía ninguna habilidad particular, habría nacido y le habían criado cerca de las armas, aunque eso no significaba que supiera usarlas. Para él, aunque quisiera ser un aventurero, cabía la posibilidad de que antes de poder ser bueno le mataran. Siendo así, decidió usar la ventaja de haber nacido en una ciudad grande y el lugar más razonable para recibir instrucción eran los cuarteles militares.
A Rudolf le llamaban idiota, pero cuando estaba delante de ella, era capaz de pensar bien las cosas hasta ciento punto.
-También hay muchos soldados que vienen al Ocelote, así que me aseguraré de pedirles que te cuiden, Rudi.
Sin embargo, la sonriente niñita no parecía tener ningún motivo oculto para hacer eso. La cara del niño era medio alivio y medio decepción. Era complicado.
-¿A esa tienda no van solo aventureros?
-No, los soldados y los porteros también vienen bastante a menudo, aunque como como las otras puertas están muy lejos sólo vienen los porteros del sur.
-¿Y van los de los cadetes?
-Mmm… Un soldado me dijo una vez que los cadetes se esfuerzan al máximo cada día hasta agotarse, así que no tienen mucho tiempo para jugar por ahí.
Los cadetes vivían en unos dormitorios. No era sólo para entrenar, también era para que establecieran una relación basada en reglas y su sociedad jerárquica. No es que no tuvieran descansos, pero estaba claro que no podrían reunirse como solían hacer. A pesar de eso, si el niño era capaz de convertirse en un soldado, parecía que no sería raro que fuera cada día al Ocelote Bailarín y eso, seguramente, era su meta.
Con la posición actual de Rudolf, jamás habría podido imaginar el significado de: “por favor, cuidádmelo” que se les había dicho a los clientes habituales del Ocelote – que entre los soldados solían estar entre los primeros y los segundos en términos de poder y posición.
Jamás habría pensado sobre lo qué significaba o cómo le verían cuando una niñita les había pedido algo así a los clientes habituales que consideraban a la chiquilla en cuestión su ídolo y su “Princesa hada plateada”.
En todos los sentidos de la palabra, en cuanto el muchacho ingresó en como cadete, esos mandamás tenían los ojos puestos en él. No se puede decir que fuera del todo malo, el que le observaran cuando entrenaba significaba que también recibía instrucciones más entusiastas en comparación a otros cadetes. Es sólo que era, increíble e inimaginablemente duro.

Esta noche vuelvo a decir: “buenas noches” cuando mi persona favorita me abraza.
Es el lugar en el que me siento más segura. Mi lugar favorito en el que siento cálida, tranquila, aliviada y capaz de relajarme.
Puede que eso haga que parezca un bebé, y he pensado en decirle que quiero dormir sola muchas veces pero… no he podido hacerlo.
Cada vez que no ha estado, cuando me he ido a dormir sola, siempre he sentido como que algo me apretaba el corazón. Me he envuelto con las sábanas frías, me he abrazado a la almohada y he cerrado los ojos.
A veces, me he despertado en mitad de la noche. Dentro de la oscura habitación, y a veces no he sabido donde estaba. Ha habido muchas veces en las que soñado que huía de algo horrible de la oscuridad del bosque y no he podido evitar asustarme.
-Mmm… ¿Qué pasa, Latina?
Sacudo la cabeza.
-No, nada.
-¿De verdad? ¿Has tenido una pesadilla…?
Las cosas están bien cuando me dice eso y me acaricia la cabeza con un: “buena chica”. No hay nada que de miedo, porque este es el lugar más seguro del mundo.
Por eso quiero crecer pronto, pero creo que tal y como estoy ahora ya estoy bien. 

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