Capítulo 77: Hablando de su encuentro con el segundo señor demonio [parte 2]

enero 12, 2017

-Aguanta.-Con la regañina de la mujer de cabello violeta, Rose consiguió, a duras penas, mantenerse en  pie.
El suelo estaba cubierto de tanta sangre que era incapaz de distinguir de quién era. Si se desmayase, se caería en ella.
-¿Por qué…? ¿Por qué, esto…?
Rose no pudo evitar lamentarse, no sólo por su criada, sino que incluso por los bandidos que la habían atacado y quienes habían perdido sus vidas en un jueguecito. Rose sollozo dolorida observando la escena ante ella y escondiendo la cara en sus manos. Sin embargo, la mujer de la raza demonio no le dio mucho tiempo para estar apenada.
-No tenemos tiempo para eso. Tienes que irte lo antes que puedas.-Insistió la mujer cogiéndole por los hombros.-Mi señora tiene tendencia a admirar la materialización mágica, sin embargo, para ella es un juguete. Simplemente quiere tener a su lado su juguete favorito.
En su tono descontento se hallaban sus sentimientos de disgusto por trabajar por el segundo señor demonio. La razón por la que le había enseñado la materialización mágica al segundo señor demonio era porque sabía que la muchacha se interesaría por ello. Así, el segundo señor demonio perdería todo el interés de matar a Rose. Era una medida temporal, pero para proteger la vida de Rose, era el mejor método. No obstante, incluso con eso dicho, si Rose seguía así y la atrapaba, pasaría por un castigo peor que la muerte – como ella.
-Todavía hay tiempo para que mueras aquí. Aguanta. Si aguantas, podrás escapar.
Rose era una sacerdotisa de alto rango y había notado que la mujer de la raza demonio ante ella poseía una protección divina increíblemente poderosa. Una protección divina que hasta ella veía como poderosa. Podía sentir que estaba a su mismo nivel, o incluso más alto.
-Eres… ¿una sacerdotisa del dios lila, Banafsaji?
Los que poseían la protección divina de Banafsaji tenían poderes premonitorios. Desde hacía un rato, Rose había notado que había algo extraño en la mujer. Por eso, tuvo que preguntárselo; a lo que la mujer asintió como respuesta.
-Pero… Si yo me escapo… ¿qué será de ti?
La expresión de la mujer se relajó un poco al escuchar la preocupación de Rose.
-No puedo escuchar de mi señora. Estos grilletes son la prueba.-Mientras lo decía, se tocó las letras grabadas en su cuello.-Este es el nombre que los señores demonio tallan en sus vasallos – el hecho de compartir su poder mágico es la prueba de que ese mismo poder mágico les controla. Para la raza demonio, convertirse en un vasallo de un señor demonio es lo mismo que dejar su vida y su muerte en las manos de su señor.
-¿Y entonces? ¿Qué te pasará… cuando se entere de que me has dejado marchar?
En contraste con el doloroso tono de voz de Rose, la mujer contestó con un tono dulce, como si hablara con una niña que atendía a razones.
-Has visto lo que acaba de pasar, ¿no? Mi señora te torturaría hasta que le rogases que te dejara morir. He hecho un pacto de ese tipo con mi señora.-Y entonces, añadió otra palabra.-Y esto es algo que siempre hago. Mi señora espera con ganas el día en que ruegue por eso.
La mujer empujó a Rose, cuya expresión facial empeoró después de escuchar eso, suavemente, como diciéndole que avanzara.
-¿Por qué? ¿Por qué el… segundo señor demonio es tan cruel…? ¿Por qué? Aunque sea el segundo señor demonio, ¿cómo puedes una niña como ella hacer cosas tan terroríficas…?
La mujer refutó las declaraciones desconcertadas de Rose.
-No lo hace porque es el segundo señor demonio. Sólo los que tienen cierta índole están calificados para convertirse en un señor demonio. No les puedes entender.
Lo que le había dicho era que la muchacha no era el segundo señor demonio para masacrar y asesinar, sino que precisamente porque la joven había disfrutado de esos pasatiempos desde un principio, había reunido las calificaciones para convertirse en el segundo señor demonio.
Los señores demonios de la raza demonio no nacían como señores demonio, ni con enormes poderes que les llevase a ser llamados “señor demonio” – en la raza sólo aquellos calificados podían convertirse en ello. El primer señor demonio era alguien con lo que hay que tener para ser un rey, el séptimo señor demonio era alguien que desea el poder, los conflictos y la guerra y el cuarto señor demonio era alguien que quería superar la muerte y causar enfermedades y miedo, por ejemplo. El motivo por el que la chiquilla disfrutaba de escuchar a los moribundos quejarse, y masacrar con una sonrisa no era algo que Rose pudiese entender. Sus puntos de vista, después de todo, eran muy distintos. La mujer sonrió débilmente y la volvió a empujar hacia adelante.
Las piernas de Rose, que habían estado petrificadas, se movieron como si la hubieran liberado de una maldición. Aunque quería lamentarse por su criada, era imposible hacerlo en esa situación. Rose deseó que la perdonases por eso. Después, huyó sin volver a mirar atrás.
Cuando terminó su historia, Rose dejó caer los hombros impotente.
-Tal y como dijo, conseguí irme y sobrevivir. Por el camino, no sentí ni una sola presencia en el pueblo del que había huido… Así que seguramente…
-Seguramente tendremos que volver y comprobarlo todo después de informar a padre. Seguramente preparara las tropas de inmediato. También quiero que vayas.
-Sí.
Murmuró Gregor con una expresión compleja tras escuchar la descripción de Rose. Dale también respondió con un monosílabo.
La razón por la que Rose había decidido dirigirse a Kroix y confiar en Dale era porque el segundo señor demonio era terrorífico. Rose había oído decir a Gregor y sabía que Dale era una divinidad a la que llamaban: “héroe”.
El héroe era el único ser capaz de enfrentarse a los señores demonios. Rose, que temía desde lo más hondo de su ser la amenaza de los señores demonio, quería estabilizar su corazón con la presencia del héroe. Por tanto, como en su situación tenía que protegerla, y estableciendo contacto con una genio, Latina, Rose se había tranquilizado casi del todo. Dale, que no la conocía del todo bien, no se percató, pero cuando Rose llegó al Ocelote Bailarín no se había comportado como siempre. Había hecho un teatro, pretendió ser fuerte y apenas podía seguir.
Después de eso, Gregor y Dale siguieron hablando del tema principal. De momento, hasta que descubrieran quién andaba detrás de todo eso, pondrían a Rose bajo la protección del duque Eldishtett. Decidieron que volvería a la capital real con Gregor, y una vez allí, se hospedaría en la casa del duque. Era finca con una autoridad sólo superada por la familia real. Era un lugar seguro, con muchísima mejor defensa que la casa actual de Rose.
Después de escuchar la voz de Gregor, que se preocupaba por ella, alguien que se quedaría a su lado – Rose por fin consiguió aliviarse de todo corazón y asumir que había sobrevivido.
Esto es algo que ocurrió después de que Rose escapase de la finca.
Después de bañarse, el segundo señor demonio, que apareció con un cambio de ropa y había buscado por los alrededores parecía algo decepcionada por no encontrar a Rose. Sin embargo, sólo le duró un momento. El motivo de su apariencia juvenil era porque esa era la edad en la que se había convertido en señor demonio. Para un ser absolutamente eterno como ella, con una visión del mundo todavía más retorcida que la que tenía cuando empezó, Rose no era más que algo para animar un poco las cosas, algo para distraerse del aburrimiento que no podía controlar. La razón por la que disfrutaba de las costumbres de la raza humana también era por eso. La cultura y las costumbres de su raza, la demonio, que preferían mantener un status quo, para alguien con su longevidad, era mucho más que aburrido.
-Vaya, la has dejado escapar.-Precisamente por eso su tono agudo era todavía más alegre de lo normal.-Además de adorable y bonita, es suertuda. Qué pena que se haya escapado.-Con una risita alegre, hizo girar un mechón de pelo de la mujer alrededor de la punta de su dedo.
Era difícil poder controlarse después de presenciar una escena tan terrible, y además, de ser capaz de oponerse a ella y escapar. Por eso, el segundo señor demonio, mostró una expresión algo decepcionada por haber juzgado mal las capacidades de Rose.
-Vaya, qué mala eres.-Con un tono dulce, como si hablase con su amante, bajó la vista a la mujer arrodillada ante sus pies.
Miró a su juguete favorito que no gritaba ni cuando le atravesaba el estómago con la espada.
Los vasallos del segundo señor demonio, esos diablos, poseían una vitalidad más dura que la de sus compañeros de raza, por lo que no morían por algo así. No podían morir.
-Aunque te hubiera sido más fácil si le hubieses pedido que te matara. Quieres liberarte de esto, ¿no?
Escupiendo sangre mientras se paraba para coger aire, se giró hacia el segundo señor demonio con una mirada repleta de convicción.
-Creo que el pacto no se puede cambiar.
-En efecto. Un juego sin reglas es aburrido.
-En ese caso, olvídalo. No me rendiré.-Mirando directamente a los ojos celestes del segundo señor demonio, la mujer sonrió sin temor.-Mientras yo viva, no puedes ponerle una mano encima a mi hija… Mientras ese pacto siga en pie, no me rendiré.
El segundo señor demonio sonrió felizmente y levantó su herramienta de matar, empapada de rojo, mirando como ella seguía existiendo firmemente para proteger a la persona a la que debía proteger.
El segundo señor demonio volvió a entretenerse jugando con su juguete favorito. 

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