Capítulo 2: Al parecer en este mundo es de sentido común que un virgen tenga buena técnica

marzo 22, 2017


-Adorable, eres tan adorable, mi blanca azucarada.
Me dirigió una mirada con ojos delirantes por la fiebre.
Estoy seguro, de que está enamorado de mí – Blancanieves, una chica de dieciocho años, morena y plana.
-N- Espe… ¡Mmm…!
Quería decirle que se esperase un momento, pero me selló los labios. Mis pensamientos se detienen de inmediato.
¡¿Me está besando un chico…?!
Como para asegurarse de la ternura de mis labios – o sea, de los de Blancanieves – que grita por dentro, el príncipe me besa en la boca.
Las frases de ligue de este príncipe no es lo único sensiblero que tiene… Sus besos son asquerosamente dulces. Como te esperas de un príncipe.
Mientras yo caigo en la confusión, se me ocurre que tengo que escapar de él de alguna forma y lucho con los brazos.
Boh, ¡¿mi primer beso me lo ha robado un tío?!
Eso no era lo único. Este princesito, antes de que me haya dado cuenta, ha entrelazado los dedos conmigo, como si fuéramos amantes. Cuando intento retorcerme, el príncipe usa la mano que tiene libre para aguantarme por la parte trasera del cuello. Si un hombre adulto usa su fuerza para mantenerla quita, Blancanieveces no puede escaparse con sus bracitos.
Nah, ni siquiera yo en mi vida pasada podría haberme escapado de este tío. El princeso este tiene que haberse entrenado para combate o algo, su cuerpo está muy bien formado.
-No puedes huir, es un tratamiento necesario para tu vida.
-Im… posible… ¡Ah!
¡Estos malditos beneficios! ¡Cuando todavía era hombre, quería saborear este tipo de beneficios con una chica y quitarle la viriginidad!
Cuando le miro con ojos ásperos los ojos de él se vuelven más profundos, con un color de angustia.
-Está bien, ódiame. Detéstame. Si puedo salvarte la vida, no me importa.
Si fuera una chica normal, estas palabras me habrían suavizado los ojos y seguramente sus besos me habrían hecho enamorarme – pero por desgracia, soy un hombre.
Aunque mi cuerpo actual es de mujer, y encima el de una chica guapa princesa, lo que hay dentro es un tío. En mi vida pasada ni de coña me habría interesado por hombres, era un japonés súper normal, sano y amante de las mujeres. Era el momento de que mis compañeros de clases empezaban a  tener novia y dejar de ser vírgenes, yo poco a poco empecé a fantasear del palo: “cuando tenga novia haré esto, y…”, entonces, ocurrió aquel acontecimiento.
Aunque me dice todas estas cosas y me mira con esos ojos, todo lo que puedo pensar es:
Poder soltarles esas frasecitas sin venir a cuento y hacerlo con una chica guapa para echarla a un lado luego… Vaya si lo tenéis fácil los guapos, eh.
Sin embargo, la verdad extremadamente terrorífica es que en estos momentos yo estoy en el lado de las mujeres, soy  yo a quien van a usar y tirar. No sé si en este mundo hay anticonceptivos o no, pero aunque lo hubiese no me puedo salvar del veneno si no hay eyaculación intravaginal, así que qué se me corran dentro es algo determinado, seguramente.
-P-Pero… ¡¿Y si me quedo embarazada?!
-No pasa nada, no pasa nada.-Dice el príncipe mientras me vuelve a besar suavemente.
No sólo me ha robado mi primer beso, sino que el segundo, el tercero y hasta el cuarto también.
-¡Ni de coña no va a pasar nada!
-No te preocupes, me responsabilizaré.
-¡Eso es mentira…!
-Créeme, por favor.
Ya veo. En este mundo los chicos guapos sueltan estas mentiras dulzonas para convencer a las mujeres de que tengan sexo sin protección… Mientras me roba mi quinto beso, estoy convencido de ello.
Cuando acaban la mujer dice: “responsabilízate” e insiste en casarse, y entonces, los hombres le contestan con un: “¿de verdad te crees las palabras que se dicen en la cama” y se va riendo.
Si me reencarno en un chico guapo a la próxima, voy a usar esta técnica sin lugar a dudas.
¡Espera, espera!
Mientras pienso en estas cosas este princeso ha empezado a besarme con lengua. El beso de esta vez no es prudente y dulce como los de antes. Me obliga a abrir la boca e introduce su lengua. Es el primer beso con lengua de mi vida – lo siento por las chicas que sueñan con que su pajera sea un príncipe, pero esto ha sido asqueroso.
Luché contra la lengua del hombre que se movía tan libremente como un ser vivo, y la saliva que entra me repugna, pero a pesar de la resistencia de Blancanieves, el cuerpo de este hombre no se mueve ni un poquito.
¿Esto qué… es?
Es asqueroso.
Aunque se supone que debería pensar eso, por alguna razón mi cuerpo lentamente empieza a volverse febril por la estimulación de mi boca. Tal vez se ha dado cuenta de cómo me siento y por eso ha soltado una risita cuando ha separado sus labios de los míos.
-Ah…
Un hilo plateado cuelga entre ambos.
-Qué feliz soy. ¿Es tu primera vez besando?
Estoy perplejo por ver al príncipe con un rostro satisfecho mirándome amorosamente y sonriendo, y por los cambios de mi cuerpo.
-No te preocupes porque voy a asumir la responsabilidad.
El cálido néctar de Blancanieves fluye entre sus piernas después de escuchar las dulces palabras.
¿Qué es esto…? Me pica la parte de abajo… ¿Será por el veneno? ¿O a lo mejor es por el beso de aquel hombre que…? ¡No! ¡Mamá ayuda! ¡No quiero que me viole!
Si me van a violar sería mejor que fuera una pareja más de ensueño – como es habitual en los mundos de fantasía, como una onee-sama futanari. ¡Preferiría eso! ¡Si me van a dar, mejor que sea una así! ¡¿No hay una ruta con una belleza pechugona futanari?! – Me gustaría preguntárselo a mi hermana mayor de mi vida anterior, pero obviamente, me respondería que no.
-Mi dulce, dulce Blanca.
El abdomen de Blancanieves se tensa y palpita ante las dulce palabras y el coqueto tono de voz.  Sin querer, se me escapa un suspiro al sentir el dolor del cuerpo de una mujer que lo experimenta todo por primera vez.
-Eres adorable…-Murmura el príncipe y vuelve a juntar los labios, me quita el vestido que estaba más de medio derretido por la mucosidad.
-Ah, ah.
-Adorable. Muy adorable, mi querida princesa.
Espera, espera, por favor, espera.
Da igual lo guapo que sea, no quiero el pene de un tío que acabo de conocer. Aunque pienso eso, aunque pienso eso, cuando este hombre me toca mi cuerpo tiembla y reacciona.
Este juego otome es… No, la protagonista que han usado para este juego es o bien súper sensible o el príncipe tiene muy buena técnica. O a lo mejor es cosa del veneno.
-Esto no está bien… Me da gustito…
Lo estoy gozando más de lo que podría llegar a imaginar. Aunque mi parte racional está gritando: “¡Hacer cosas pervertidas con un hombre es imposible!” y “¡al menos déjame evitar la inserción del pene!”, parece que el cuerpo de Blancanieves ya se ha olvidado de cómo resistirse al hombre ante sus ojos.
Desde antes, la sensación de la cosa caliente y que me estaba dando y empujando dentro de mí no era miedo ni disgusto. Era algo impaciente, como si quisiera saciar mi sed.
Quiero que me arranque el trozo de ropa que gracias a la mucosidad ya ha dejado de servir como ropa interior y que la metiera duramente.
Eh… Esto es coña, ¿no? Yo… ¿qué acabo de pensar…?
No puede ser. Esto es inconcebible.
Sin embargo, conforme él fregaba mi clítoris con la punta de su dedo, empiezo a sentirme irritado, molesto y en lo más profundo de mi vientre, empiezo a querer algo caliente y duro, así que mis caderas empiezan a moverse por sí mismas.
Honestamente, en este momento este cuerpo desea el pene del hombre que hay delante de mí. Me estoy conteniendo con la racionalidad, pero si perdiese la concentración le acabaría gritando: “¡Date prisa y métemela!”, así que me siento morir.
Qué cojones le pasa a esta protagonista tan lasciva y zorril[1]… ¿De quién es este cuerpo?
Pero tengo un historial de vivir orgullosamente como hombre durante dieciocho años. Sabiendo eso soy capaz de aferrarme hasta la última gota de orgullo y mantengo a raya las palabras de mi corazón – sin embargo, ya me es imposible frenar mi respiración acelerada y mi visión borrosa.
Mis mejillas sonrojadas, mi piel sudorosa, mi ambicioso lugar secreto que está empapado y mis carnes halagüeñas que rebosan fluidos de amor y parecen derretirse por el calor, todo esto le era muy fácil de ver al hombre ante mí.
El príncipe rio sutilmente al ver el estado de Blancanieves.
-Por suerte, hoy tengo tiempo. Me pasaré mucho, mucho tiempo amándote al máximo.
-¡No…! Eso… es…
¿Qué leñe le pasa a este bestia? ¿Después de fastidiarme tanto todavía no me la va a meter?
Mientras envuelve el pezón derecho con la boca, me pellizca y va soltado el otro con los dedos; lo pellizca y lo suelta varias veces, por lo que el calor de mi parte baja aumenta.
-¡N-No! ¡P-Para…!
 -Aunque es para ayudar, debo ser el hombre con más suerte del mundo por poder ser la primera vez de una chica tan adorable.
Sí, yo también lo creo.
Vaya un pervertido con suerte.
-¡Ah…! ¡Ah, ah, nn, yah, para…!
Pero contradiciendo a mi corazón, mi coqueta voz no para.
¿Qué le pasa a ésta? ¿Cómo puede ser tan sensible?
Este tío parece estar divirtiéndose muchísimo desde hace un rato… ¿No es injusto? O sea, ¿por qué soy yo Blancanieves? Hubiera sido mejor ser el príncipe.
-¿Quieres correrte? ¿Qué debería hacer…? ¿Debería dejar que te corrieras?
-Ah… Ah… Aah… Uh… Kueh…
La fuerza ha abandonado mi cuerpo. Desde hace un rato mi parte baja ha estado temblando. Al verme, el príncipe dice:
-No pasa nada, no hay nada que temer.
Lo dice con ojos suaves mientras me pellizca el clítoris.
-Ah… ¡No! ¡No…! ¡P-Para…!
No puede ser… ¿Los cuerpos de las mujeres son tan increíbles…?
Con sólo un pellizco en ese lugar me siento tan bien que veo estrellas. Cuando cierro los ojos con fuerza por la sensación, el príncipe suelta un risita y me frota el clítoris con más fuerza.
Siento miedo al sentir cierto bulto de un chico al que no conozco.
-No quiero… Tengo… miedo…
-No pasa nada, estoy aquí contigo.
El príncipe vuelve a plantar un dulce beso en el rostro de Blancanieves como para consolarla y aprieta las manos que tenemos cogidas pero… No, no es eso. Ese no es el problema. La cabeza se me queda en blanco por el inestable estimulo.
-Adelante, córrete.
-¡Uah…! ¡Ah! ¡Ah! ¡Nn…!
El cuerpo de Blancanieves alcanza el clímax fácilmente gracias al fuerte estímulo.
Esto es peligroso… Da gustito…
Por un breve instante, en el que entrego por completo mi cuerpo exhausto y me hundo en el al príncipe, estoy mentalmente en paz.
¿De verdad es virgen?
Yo también soy virgen pero seguramente no habría podido hacerlo así tan rápidamente sin tener vergüenza y con la seguridad de hacer que una chica se corra. Para nada.
¿Es porque es un juego otomeo porque es una habilidad que tiene que adquirir para ser el protagonista de un juego otome?
Sea como sea, quiero tener su técnica la próxima vez que renazca como hombre.
Miro al hombre en frente de mí con expresión ausente, él ladea la cabeza y ríe.
Ah… Este tío es muy guapo. La próxima vez quiere nacer con este tipo de cara. Seguramente que con su cara podré disfrutar al máximo de mi vida.
-¿Ha estado bien?
-Sí, increíble.
Cuando asiento con sinceridad el príncipe se queda sin aire.
-¿Eh…?
Al instante siguiente un escalofrío me recorre la espalda y mi visión se llena del azul del cielo. Lo he notado unos cuantos segundos más tarde pero por fin me doy cuenta que el príncipe ha echado el cuerpo de Blancanieves al suelo.
¡Ay, mal…! ¡¿Le he encendido el motor…?!
Mi sensación de abarcar una crisis aumenta al ver esos ojos azules rezumando lujuria.
-Adorable, eres adorable Blancaniees. ¡Voy a hacer que te sientas todavía mejor!
-Yah… ¡Ay…! ¡Me acabo de correr así… que…!
-Sí, sí, córrete una vez más. Siéntete aún mejor.
-¡Uh, ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡N-No…!
Mientras el príncipe le chupaba el pecho y le frotaba el clítoris, Blancanieves vuelve a llegar al clímax una vez más.
-Blancanieves, no pienso dejarte ir, desde hoy eres mía.
Desde la posición de una mujer indefensa ante la ardiente pasión de un hombre con ojos rebosante de lujuria, sí que da la cosa un poco de miedo, ¿eh?
Mierda, me va a violar…
Siento algo recorriéndome la espalda, seguramente no es sólo miedo, pero para mantener mi tranquilidad mental, decido convencerme a mí mismo que es miedo a secas.


[1] Zorril: En realidad pone “puta” pero la palabra que usa en japonés va más allá de nuestra concepción de “puta” o “zorra”.

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