Capítulo 91: Estando deprimida

marzo 31, 2017


Cuando volvió al Ocelote Bailarín con Rudolf, vio a Wind, a quien no había visto desde hacía tiempo, delante de la entrada. Aunque había estado tumbado en una esquina, al notar la presencia de la muchacha, la bestia meció su cola de un lado al otro y salió a saludarla.
Cuando Wind vio a Rudolf dejó de moverse. Latina inclinó la cabeza con curiosidad al ver su reacción. Por otro lado, Rudolf se puso en guardia al sentir la extraña presión que el animal ante él emitía.
Wind se paró a pensar sobre si debía o no atacar y llegó a la conclusión de que tenía que ignorar a ese humano macho. Pasó por el lado de Rudolf y fregó la cabeza sobre Latina.
Los que les rodeaban le susurraban a Wind que podía atacar al humano desconocido, sin embargo, si intentaba atacar a alguien con quien Latina parecía llevarse bien le regañarían. Eso era algo que Wind comprendía perfectamente. Sobre todo, por alguna razón, podía oler a Latina en ese desconocido. Cuando algo te preocupa, ignóralo. Eso es lo que Wind concluyó.
-Latina… ¿Qué es eso…?
-¿Eh? Wind es un… ¿perro?
-¿Por qué me lo preguntas a mí?
-Mmm… ¿Porque es un perro un poco raro?
Latina respondió sin pensar mucho las preguntas normales de Rudolf sobre el animal extraño de pie ante él mientras ajustaba la ropa que escondía las alas de Wind.

*        *        *       *       *

Latina se dirigió a su dormitorio en el ático con Wind tras despedirse y agradecer a Rudolf que la hubiese llevado a casa.
Después de cepillar a Wind lo que tendría que haberle cepillado en una semana, Latina le preguntó a la bestia por qué se había ido.
-¿Dónde has ido? Estaba preocupada porque desapareciste de repente.
-Fui con papá.
-¿Papá?
-Mamá mordió a Papá y le venció. Mamá es la más fuerte.
El idioma de las bestias místicas era, en realidad, desarrollado e incluso a  Latina, que tardó una semana en poder hablar lo más básico de la raza humana, el idioma del continente occidental, le costaba aprender esto. Era comprensible teniendo en cuenta que no se podía comparar con otras palabras y expresiones. A pesar de que Latina inclinaba la cabeza de vez en cuando, se las apañó para entender que Wind había vuelto de hacerles una visita a sus padres.
Latina abrazó a Wind, cuyo pelaje era suave y blandito, y enterró su rostro.
-¿Latina?
-Perdona, Wind… ¿Puedo quedarme así un poco?
Aliviada de que a Wind no le disgustase y de que estuviese moviendo la cola, Latina volvió a acercar el rostro a la calidez y sensación del pelaje de Wind.
-Me pregunto por qué no lo puedo decir bien…
Había una pizca de dolor que no podía esconderse ni entre sus murmuros. Aunque se había esforzado, en cuanto se dio rienda suelta, y se le escaparon esas palabras, su visión se nubló. Apretó los ojos y sintió una cosquilleante sensación en la nariz.
Cuando era pequeña, todos los adultos a su alrededor, todos, parecían saber lo que hacían. Parecía que podían hacerlo todo fácilmente. Quería crecer rápido y unirse a ese grupo de personas. Creyó que al crecer y convertirse en la hermana mayor de Theo se había acercado a la edad adulta, no obstante, parecía tener la misma edad, ser la misma “pequeña hijita” suya. Incapaz de cuidar de la casa mientras Dale no estaba e incluso llorando; no había crecido en absoluto así que era normal que la tratasen como a una niña.
Estoy segura que cuando sea adulta de verdad podré decírselo como si nada.
-Me pregunto cuando… podré ser adulta… por fin.
La muchacha se secó las lágrimas al escuchar la tierna voz de su amigo llamándola, como si la estuviera consolando, y dejó de moverse durante un rato.

*        *        *       *       *

-Ese idiota. ¿Quiere morir? -Lo primero que dijo Rita al ver como Latina bajaba a la primera planta con los ojos rojos fue esto.
-Yo también creía que sus acciones eran indescriptiblemente estúpidas, pero… Parece que el chaval tiene su propia opinión sobre esto así que… Lo mejor será darle cuerda.
-No pasa nada. Da igual lo que digas Kenneth, eres muy blando con ese idiota. No importa si soy la única de parte de Latina.-Rita movió una de sus cejas para arriba habilidosamente tras decirle eso a su marido.-Sería mi oportunidad perfecta de gritarle a ese imbécil hasta quedarme a gusto, incluyendo todas las quejas y el resto que Latina no le ha podido decir.
-¿Hermanita…?
-Sí, Theo también está de acuerdo, ¿a que sí?
-Sí.
Theodore, que solo le importaba aquello relacionado con su hermana favorita, repitió después de su madre cuando Rita le preguntó en busca de conformidad.
Aunque Kenneth tenía una expresión complicada, no pudo decir nada que justificaran las acciones de Dale.

*        *        *       *       *

-¿Rita…? ¿Kenneth? ¿Qué pasa?
-No pasa nada. Wind, qué suavecito estás.
Latina, sin los ojos rojos y la misma cara, inclinó la cabeza perpleja por el aura afilada de Rita. Rita movió las manos de derecha a izquierda al escuchar la pregunta de Latina con una sonrisa. A pesar de que Latina sentía cierta curiosidad por la respuesta de Rita, miró a Kenneth y dijo, pretendiendo estar como siempre.
-Kenneth, ¿necesitas ayuda para el turno de noche?
-Puedes volver mañana por la mañana. Trabajar en un ambiente nuevo te puede haber cansado más de lo que crees. Descansa bien.
Latina pareció de bajón cuando escuchó su respuesta. Kenneth suspiró y continuó hablándole a su discípula.
-No hagas algo tan atolondrado como trabajar hasta llegar al punto de no poder pensar en nada, Latina.
-Perdona…
-No tienes que… disculparte.
-Pero, sabes… Mmm… Sabes… yo…
Kenneth posó la palma de su mano, que era más grande que la de Dale, en la cabeza de su discípula que seguía intentando responder. Siempre le había hecho esto desde que era pequeña, siempre le había acariciado la cabeza con más fuerza que Dale.
-Hoy también es la última noche que Rita tiene que estar, ¿así que puedes mimar a Theo mucho? Eres la única que le puede mimar así.
-¿Hermanita?
Theo gritó de felicidad cuando entendió, más o menos, las palabras de su padre. Trotando corrió hasta Latina y la miró con expectación.
-Kenneth…
-Que estés aquí es una gran ayuda, Latina.
Las lágrimas que habían cesado, al escuchar esas palabras, volvieron a fluir. Su yo actual, que había perdido la seguridad de saber quién era y qué hacía, lo que más anhelaba era estar positiva y lo habían notado. Quería una razón para quedarse ahí.
-Gracias…
Latina, con voz ahogada, no susurró una disculpa sino la palabra que tenía que decir.
La diferencia en el entusiasmo de Latina hacia Rita y Dale seguramente era algo de su personalidad, eso era lo que pensaba Kenneth. Para Latina, la existencia de Dale, sobre todas las cosas, era lo que establecía sus ánimos. Cuando Latina estaba al lado de Dale, era capaz de olvidar sus preocupaciones y todo el resto, y Dale la mimaba con dulzura. Cuando Latina estaba inestable, cuando estaba tan deprimida, se transformaba en alguien completamente distinto en comparación con su yo habitual y eso ocurría cuando Dale no estaba. Ese lado suyo era algo que todo el mundo conocía excepto Dale.
Por mucho que escuchase hablar de ello a los que estaban a su alrededor, si no la veía por sí mismo, para Dale sería imposible imaginársela. Así de grande era la diferencia entre la Latina normal y la de ahora.
Si conociese ese lado suyo, Dale sería incapaz de ignorar sus sentimientos y huir. Precisamente era porque era Latina quien mimaba a Dale, que la trataba como a una niña a pesar de ser más madura para su edad, que él había terminado dependiendo de ella sin saberlo.
-Hermanita.
Wind daba vueltas observando con envidia como Latina abrazaba a Theo, que la anhelaba inocentemente, con fuerza.
Kenneth les miraba preguntándose qué iba a hacer desde entonces.

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