Capítulo 1: Atención involuntaria

abril 23, 2017

El cálido sol brillaba. Al lado del rio Nanlin[1] había una chica de pie. Su hermoso par de ojos de fénix no miraban a nada en concreto, de lejos parecía que nada podía perturbar su calma. Sus ropas estaban empapadas y pegadas a su cuerpo, destacando su figura que era asombrosa. Pero los harapos, sus labios secos y pálidos y su tez ceniza mal vendían su belleza.
Ming Luo estaba sumida en sus pensamientos, si no recordaba mal, estaba con sus amigos de la facultad de medicina y, de repente, alguien la empujó cosa que terminó en un accidente de coche. Después de perder el conocimiento, pensó que iba a morir pero de repente, sintió que se ahogaba y abrió los ojos lentamente para encontrarse ahogándose. Pero esa no es la parte más importante, la parte importante era que no sabía dónde estaba. ¿Cómo había acabado ahí? ¿No había muerto? ¿Por qué estaba completamente bien sin contar el dolor de cabeza? ¡No podía haber tenido la enorme suerte de sobrevivir! Ming Luo estaba algo nerviosa.
Poco después, Ming Luo caminaba por calles abarrotadas. Cuanto más caminaba por ahí, más tenía la sensación de estar pisando pedazos de cristal descalza. ¿Cómo podía ser? ¿Dónde estaba? Está claro que no podía haber tenido tanta suerte, ¡todo tiene un precio!
No pudo evitar burlarse de sí misma por dentro.
¡Genial! Ming Luo por fin has hecho cosas que los demás no. ¡Has viajado en el tiempo! Pero, a ver, normalmente las chicas de las novelas que viajan en el tiempo… ¿No consiguen los recuerdos de la persona en la que están metidas? Pensaba que eso era obvio pero, ¡qué leñe! ¿Por qué no recuerdo nada sobre esta chica? ¿O a lo mejor se ha muerto sin lamentar nada? Pero, mira que… ¿En serio? ¿Ahogarse? Qué acto tan cobarde. Por su apariencia parece que esta chica es de una familia pobre, pero su piel es demasiado buena como para pertenecer a una familia pobre… ¿Se habrá suicidado porque la han pillado robando dinero para comprarse productos para el cutis y la culpabilidad le ha hecho abandonar su vida? ¡Ah…! Tengo que dejar de inventarme historias.
Perdida como estaba en sus pensamientos, no se percató que alguien la llamaba. La muchacha en cuestión parecía una sirvienta.
-¡S-Señorita…!
La muchacha apareció ante Ming Luo sin aliento y haciéndola fruncir el ceño. Ming Luo le preguntó:
-¿Quién eres?
Dicho eso se dio la vuelta hacia otra dirección y estaba a punto de marcharse cuando la criada respondió. La sirvienta la miró un rato y dijo:
-Señorita, deje de comportarse así. Esta vez el señor se ha enfadado mucho. Debería dejar ese hábito de escribir una nota de suicidio cada vez que el señor la castiga…-La criada la arrastró hasta el carruaje mientras la regañaba.
-Espera… ¡Alto! ¿Qué haces? ¿Por qué me conoces? Habla.-Ming Luo habló con frialdad.
La criada se sorprendió por su tono pero, poco después, empezó a sonreír.
-Señorita, es usted tan altiva cuando la señorita no está… No me asuste así. Bueno, como sea, tenemos que llegar a la mansión antes de que el señor reniegue de usted.
Ming Luo se quedó sin habla.
¿Esta es mi criada? ¿Entonces, por qué es tan irrespetuosa?

                  *         *        *        *        *

Más tarde, por fin llegaron a la finca. Ming Luo estaba bajando del carruaje cuando notó que algo volaba hacia ella y vio los pedazos rotos de un jarrón. Gracias al cielo sus reflejos eran rápidos.
-Tú… Te atreves a volver… ¿Por qué no te pasas el resto de tu vida viviendo con los donnadies? Ya veremos si sobrevives un día entero…-Ming Luo miró a la fiera señora de cierta edad que le gritaba.
Sólo podía contener la risa. Cuando eres quien hace enfadar a alguien, sus expresiones se vuelven muy graciosas. De repente, una señorita de apariencia delicada fue hasta la anciana.
-Abuela, jiejie[2] acaba de volver. Será mejor que la dejemos descansar antes de nada.-Su voz era muy delicada, suave y agradable al oído.
Gracias a eso, la anciana miró a la joven con dulzura y entonces, posó su mirada desdeñosa en Ming Luo.
-Mira lo atenta que es tu meimei[3] y la de problemas que me das tú.-La anciana gritó eso hasta que se le secó la garganta, pero Ming Luo permaneció imperturbable y no pudo evitar echarle otro vistazo. Ming Luo pensó que la gente de antaño repetía mucho frases típicas.
De detrás de la anciana apareció un hombre de mediana edad.
-Madre, no te canses por culpa de esta hija tan poco filial que tengo.-el duque Yi la consoló pero en sus palabras no hubo ni rastro de emoción. Como si estuviese leyendo una línea.
Ming Luo no pudo evitar mirar a su presunto padre.
-¿Por qué estáis todos a un lado y no ayudáis a la señora a volver a sus aposentos?-Sus palabras cayeron sobre los criados que miraban desdeñosos a Ming Luo.
Una vez se marcharon y sólo quedaban el presunto padre, su hermana pequeña y Ming Luo. Los fríos ojos de su padre se posaron en Ming Luo y abrió la boca para decir algo. Ming Luo bajó la mirada pero no pudo evitar sentir cierta injusticia por esta situación. No era ella quién había escrito la nota, no era ella quién quería morir, ¿pero por qué la culpaban? En serio, quería darle de hostias a la chavala.
-Luo er[4], ¿sabes lo mucho que preocupas a tu abuela?-Dijo su padre en un tono muy suave y otra vez, volvió a su tono severo.-¿Tanto te he mimado que te dan igual tus familiares? Tendrás que arrodillarte en el pasillo ancestral durante un mes.-Movió la manga y entonces, sin mirar atrás, se marchó.
¡Perfecto! ¡Sí, venga, maravilloso!
Ming Luo hervía de rabia pero sonrió un poquito a las criadas que la siguieron hasta el pasillo acestral. Las criadas le echaban miradas y murmuraban entre ellas.
-Hey, ¿no creéis que la señorita está distinta a lo normal?
-Sí. Antes no se habría dejado castigar de una forma tan tranquila.
-Sí, siempre monta pataletas…
Ming Luo las escuchó sin intención de confesar la verdad. Este tipo de tonterías sólo buscaban represalias. Cuando llegaron, Ming Luo abrió la boca para hablar:
-Idos todas, quiero estar sola y reflexionar.
En cuanto lo dijo, se dio la vuelta, dejando a las criadas la única opción de marcharse.

                  *         *        *        *        *

Habían pasado dos semanas y Ming Luo se acostumbraba lentamente a su nuevo entorno. Según Zi Yan – su criada personal – la chica de ese cuerpo tenía el mismo nombre que ella: Yi Ming Luo. La muchcha era la infame hija desaprovechada y mimada de la casa Yi, y sólo se le daba bien gastar dinero. Era estúpida, tenía mal carácter y era mala.
Mientras Zi Yan seguía explicándole se formaron tres líneas en la frente de Ming Luo que no podía evitar fruncir el ceño. Zi Yan estaba hablando cuando se percató que el rostro de su señorita se había ensombrecido y se detuvo de inmediato.
-Te preguntado qué opinión tienes de mí y me lo has dicho sin tapujos.-Ming Luo suspiró.
-Señorita, no se lo tome a pecho. He cruzado la línea, castígueme, por favor.
Ella se arrodilló y se golpeó la frente contra el suelo rogando perdón. Ming Luo se limitó a observar, entonces se levantó y se marchó.
Cuando la criada escuchó el sonido de los pasos de Ming Luo, alzó la vista para mirar y se quedó pasmada.
-Señorita… Señorita, ¿qué hace? Por favor, baje. Si el señor lo descubre tendremos problemas. Señorita… Señorita…-Zi Yan entró en pánico cuando vio a Ming Luo escalar la pared del pasillo ancestral.
Ming Luo inclinó la cabeza para mirar a Zi Yang.
-No te preocupes, me voy sola. Aunque me lo rogases no te arrastraría conmigo.-Ming Luo por fin alcanzó la cima del muro.
Zi Yang no pudo evitar sentirse impotente ante esto. Aunque la señorita no la llevase con ella, la castigarían de todas formas por no cuidarla como es debido.
-Señorita, por favor, baje. Señorita… ¡Ah!
Pum.
Ming Luo saltó de la pared y aterrizó fuera de la mansión.
Ah… Creo que me he roto uno o dos huesos.
Ming Luo se frotó el trasero y se levantó. Se quitó el polvo del vestido.
Soplaba una cálida brisa y había un dulce aroma floral en el aire. Ming Luo no tenía ningún destino en mente. Simplemente vagaba por donde le apetecía. En definitiva, era una chica descuidada que vagaba.
De repente, llegó a un lugar remoto sin saberlo y entonces se dio cuenta que se había perdido.
Mmm… Esto sí es un problema. No se me dan bien las direcciones, pensó Ming Luo.
Súbitamente, entre el aroma floral sintió un olor a sangre. Ming Luo era muy sensible al olor de la sangre porque en su vida anterior había sido estudiante de medicina.
No puede ser que tenga la mala suerte de ser testigo de algo, ¡¿no?!
Siguió el olor a sangre y llegó a una casa abandonada.
Caray, este olor atormenta a mi nariz.
-Uh…-Alguien tosió.
¿Una persona…?
Abrió la puerta un poco.
¡¿Qué demonios?! ¡¿Cómo ha ocurrido esto?!
Con la luz del sol brillando sobre él desde la ventana y su piel pálida que acompañaba un rostro excepcionalmente esculpido, él parecía un inmortal. Pero era el momento de admirar su apariencia. Al parecer había esuchado la puerta abrirse y sus ojos soñadores miraron a Ming Luo. Ming Luo no se atrevió ni a respirar. Tenía un aura ligeramente dominante que dificultaba que la gente se le acercase.
Ming Luo suspiró y caminó hasta él.
No tengas miedo… Aunque te haya hecho algo malo para acabar así, sigues siendo una doctora. ¿Cómo vas a abandonar a alguien cuando puedes ayudarle?
Él la miró unos instantes y se dio la vuelta como si ella no existiera.
¡Bastardo…!
A Ming Luo tampoco le apeteció decir nada y empezó con su trabajo. Le habían apuñalado más de cuatro veces.
Ming Luo mantuvo un rostro sereno mientras le ayudaba como podía, pero aquel tío no sabía lo que era el dolor. No hizo ningún ruido y eso, aunque era bueno para Ming Luo, le crispaba.
-Señor, señor… Si me oye respóndame, por favor. Señor…-Se escuchaba mucho ruido que progresivamente se acercaba.
¡Esto no es bueno! Si me involucran en esto me meteré en un buen lío. Su señor debe ser este tío. Por eso tiene tan buena pinta.
-Al parecer vienen a por ti. Yo me voy…-Cuando Ming Luo hubo dicho eso, se levantó lentamente.
El joven amo abrió los ojos con lentitud para mirarla pero no abrió la boca. Simplemente la miró en silecnio.
Ming Luo le echó un vistazo antes de marcharse.
No cabe duda de por qué la gente sueña con viajar en el tiempo…


[1] El rio Nanlin no existe, es creación de la autora.
[2]  Jiĕjie (姐姐): Hermana mayor.
[3] Mèimei (妹妹): Hermana pequeña.
[4] Ér (): Es un honorífico en forma de sufijo que se usa para referirse a alguien joven.

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