Capítulo 11:

abril 28, 2017

Al día siguiente Ming Luo se despertó de un sueño muy profundo. Su visión se nubló varias veces.
Ah… Me duele la cabeza… ¿Qué pasa?
Todo el mundo parecía ocupado. ¿Qué había ocurrido? Si mal no recordaba había escapado de palacio…
¡Estoy jodida! ¿Cómo he vuelto?
Se apresuró a salir de la cama. Tambaleandose mientras caminaba y observaba lo que la rodeaba.
¡He vuelto! ¿Cómo puede ser? ¿He vuelto sonámbula? No me acuerdo bien… Creo que ayer conocí a alguien… Pero no me acabo de acordar. ¿Quién era…?
Ming Luo pasó un mal rato intentando recordarlo todo.
Ah…
Cada vez que intentaba acercarse al rostro del hombre de sus recuerdos más borrosos eran sus recuerdos y un dolor horrible la asaltaba.
¿Y esos sollozos?
Ming Luo miró a su alrededor.
¿Qué pasa? ¿Ha muerto alguien?
Todas las criadas de palacio lloraban y se consolaban las unas a las otras. La boca de Ming Luo se torció un poco y se acercó a uno de los grupos de criadas. Para empezar, lo que quería saber era por qué estaban ahí y por qué no estaba encerrada. Representa que no debían estar allí. Extendió el brazo pero antes de poder tocar a una de las sirvientas…
-Ah… Aquí está. No es tan bonita.
-Nuestro pobre príncipe heredero… He venido a ver cómo es y es así, así.
-Embrujado. Esta chica ha embrujado a nuestro príncipe heredero.
Ming Luo se quedó de pie atónita. Una a una, las criadas empezaron a susurrarse y señalarla con los dedos en secreto. Ya fuese deliberadamente o no, sus murmuros eran tan altos que todo el mundo los podía escuchar.
Vale… ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué soy la mala?
Ming Luo repasó el patio para comprobar que era, en efecto, el suyo. Nadie había ido hasta allí durante mucho tiempo. Recordó una silueta pero era confusa. Sacudió la cabeza e intentó rebuscar sus recuerdos aún más.
Era de noche, las calles estaban tranquilas. Se quedó ahí de pie y, aunque no sabía qué expresión tenía, sabía que estaba moviendo los labios. Pero había algo que no entendía… Sabía que estaba ansiosa y de repente, algo rojo apareció…
¡Caray! Cada vez que intento recordarlo me duele mucho. ¿Ayer me emborraché? ¿O cómo es que no me acuerdo de nada de ayer?
-¡Señorita Yi!-Una criada la llamó e hizo una reverencia con la cabeza.
Ming Luo por fin había vuelto en sí. Pasó los ojos por todos los presentes y un mal presentimiento le recorrió el corazón.
-Señorita Yi, estamos aquí para prepararla.-Dijo la criada lenta y muy claramente.
Ming Luo estaba perpleja. ¿Prepararla? ¿Para qué?
-¿Tengo que revisar a alguien?
-¡Sí! Ah… La séptima princesa enfermó anoche de repente pero el doctor jefe está de vacaciones.-Respondió la criada con respeto.
Ming Luo estaba un poco confundida. Si el doctor imperial se había marchado… ¿No le irían a buscar? Al menos así es como iban las cosas en las películas históricas que veía.  ¿O por qué no llamar a los otros médicos? ¡Exacto! Ming Luo se debatía internamente pero no consiguió comprenderlo.
-Y… ¿los otros? O sea…-Ming Luo no había terminado la frase cuando otra criada la interrumpió.
-¿Qué? Es una orden, ¿por qué tanta pregunta?-Se frenó un poco y de mala gana le recordó a la criada.-Esto… Wang ye[1] la ha pedido personalmente. Prepárala a consciencia. Que no parezca manchada a ojos de Wang ye.
Esta criada parecía tener cierta posición entre las criadas. Insatisfecha, miró a Ming Luo y se alejó. Algunas de las sirvientas se fueron con ellas y otras empezaron a entrar cosas al patio. Entre ellas estaba Zi Yan.
A Ming Luo le entró dolor de cabeza de tanto mirar a las criadas. Se quedó a solas en sus aposentos con Zi Yan después de que alejase a las otras temporalmente.
-Hey, ¿tú sabes algo? ¿Me han pedido personalmente? ¿Quién?-Le preguntó Ming Luo a Zi Yan en cuanto se quedaron a solas.
Zi Yan parecía muy nerviosa por el asunto.
-¡Caray! ¡El príncipe heredero! ¡¿Quién sino?! No sé si en tu vida pasada salvaste el mundo… Hablando de ello, el príncipe heredero dijo que sólo podía confiar en ti, una persona que puede curar a su querido hermano y se rehusó a llamar a cualquier otro médico para revisar el cuerpo del séptimo príncipe…
La mente de Ming Luo divagó mientras Zi Yan hablaba. ¡El príncipe heredero! ¿Le debía la vida? Por la información el séptimo príncipe parecía estar muy grave… ¡Dios! Sabía que había notado cierto disgusto en sus ojos cuando se topó con él… Sino conseguía curar al séptimo príncipe… Ming Luo no se atrevía a pensar más allá.



[1] Wáng ye (): príncipe, noble, marqués. 

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