Capítulo 10:

abril 28, 2017

Yi Xu podría haber maldecido en voz alta. Esta princesa llegaba en el mejor de los momentos. Su Alteza aquel día estaba de muy mal humor y si encima la añadíamos a ella, no sabía lo mucho que tendría que sufrir más tarde.
-Esto… Su alteza…-Yi Xu miró a Ji Wen.
Ji Wen no respondió y Yi Xu sabía qué hacer. No iba a gastar palabras en ella.
-Princesa, lo siento mucho pero me temo que su alteza está muy ocupado.
A Yi Xu no le gustaba aquella princesa pero tenía que ser respetuoso. La princesa Qi Yue miró a Yi Xu pero ignoró sus palabres y se puso directamente en frente de Yu Ji Wen.
-Wen ge, mi criada me lo ha dicho. El viejo ministro quiere que elijas a una esposa. No tengo prisa así que no hace falta que Wen ge se preocupe.-Dicho esto, miró a Yu Ji Wen tímidamente pero él ni se molestó en devolverle la mirada y la ignoró.
Entonces, se dio la vuelta a Yi Xu y le dijo.
-¿Hay alguna noticia del sexto y del séptimo príncipe?
Qi Yue se quedó ahí de pie avergonzada pero no se iba. Yi Xu le echó un vistazo y entonces, le hizo una reverencia antes de contestar a su alteza.
-Su alteza Chen y su alteza Wu no están en palacio.
Ji Wen alzó las cejas y asintió. Se levantó para marcharse pero una mano delicada se aferró a su manga. Los ojos de Ji Wen relucieron peligrosamente pero ese peligro desapareció antes de que nadie pudiera darse cuenta.
Una voz dulce y delicada llegó desde detrás de él.
-Wen ge, ¿por qué me ignoras? ¿Es por qué insisto con el matrimonio? Pues, iré a hablar con los ministros para que no te molesten. Seré muy paciente.
A pesar de que Ji Wen no dijo nada, su expresión no era muy buena. Podía explotar en cualquier momento pero de repente, su rostro se suavizó y Yi Xu supo que su alteza no estaba pensando en nada bueno.
Se giró y la miró, su voz resonó por toda la habitación.
-Bueno… No hace falta que hables con ellos.-Se giró hacia Yi Xu, le miró y ordenó.-Anuncia que el príncipe heredero hará una boda mañana.
Su profunda voz resonó y todos los presentes se quedaron allí pasmados. Los ojos de Qi Yue relucieron.
-Wen ge, ¿eso significa que te vas a casar conmigo? Wen ge, soy tan feliz…-Miró al príncipe heredero. Siempre había soñado con casarse con él y la felicidad le llegó tan repentinamente que no pudo controlar sus emociones.
Estaban prometidos y se suponía que iban a casarse cuando él celebrase su ceremonia de adultez, pero siempre la posponía. Ya lo había hecho durante cinco años. De hecho, ella era quien había lloriqueado delante de los ministros y les había pedido que le presionaran pero no se hubiera imaginado que por fin su espera tendría sus frutos.
Ji Wen la miro con asco pero nadie lo notó, sólo Yi Xu. Ji Wen no dijo nada y dejó que Yi Xu les acompañase a la salida. Todos los sirvientes se regocijaban de alegría. Ninguno de los príncipes más talentosos del país tenía concubinas ni esposas.
Cuando Yi Xu acompañó a todo el mundo afuera, volvió a entrar y Ji Wen ya se había puesto una túnica verde. El criado tenía que admitir que sin importar qué llevase puesto, su alteza tenía un aura grácil y noble.
Ji Wen le miró.
-Quema estas ropas y todo lo que toque esa chica.
Yi Xu miró al suelo para ver semejantes ropas de tan alta calidad tirada spor el suelo. Si se casa con esa princesa tendrían que quemar todo el castillo.
-Su alteza, ¿de verdad quiere casarse con la princesa?  ¿No es muy precipitado?
Jin Wen miró el espejo con frialdad.
-Cuando decido algo, no me arrepiento nunca. Quieren que tenga una concubina, bien, eso haré.
Yi Xu suspiró y se arrodillo pero Ji Wen le detuvo.
-Asegúrate de que esté viva.
-Yi Xu estaba confuso.
-¿Quién…?
Ji Wen no le respondió directamente.
-Pásale ese mensaje al sexto y séptimo príncipe.
Yi Xu no preguntó nada más, hizo una reverencia y contestó.
-De inmediato.

*         *        *        *        *

-Yi Ji Wu, ¿cómo puedes ser tan gallina?-Chen Yi dijo eso entre dientes, irritado porque su hermano no le soltaba la manga.
Ji Wu le miró con odio.
-¿Y quién te ha dicho a ti que me tenías que arrastrar contigo? Sólo huele a sangre.
Chen Yi estaba exasperado. El joven era demasiado irritante.
-Séptimo príncipe, permíteme decirte que si la chica está muerta, nosotros somos los responsables.-Chen Yi le miró furtivamente.
Intentó liberarse de su hermano pero Ji Wu lo tenía bien cogido.
-Yu Ji Wu, creo que lo mejor será que busquemos por separado para ahorrar tiempo.
Yu Ji Wu miró a su hermano un rato mientras se aferraba a su ropa con una expresión inequívoca.
-Hermano, ¿cómo me puedes hacer esto? Eres mi hermano y me quieres dejar aquí con estas criaturas tan horribles… No, no… No te pienso dejar, quiero seguir vivo.
Oh, así que por fin recuerda que soy su hermano… ¡Pues es demasiado tarde!
-Hermano Wu, ¿cómo voy a soportar dejarte aquí? Pero, ¿sabes? Morir aquí o en manos de nuestro hermano, ¿cuál crees que es mejor?
Ji Wu por fin se soltó.
-¡Odioso!-Y recuperó su apariencia tranquila y compuesta para mirar a Chen Yi con frialdad.
Chen Yi se volvió hacia él.
-No hace falta qu eme mires así. Si quieres vomitar hazlo por ahí.-Dicho esto Chen Yi se alejó.
Ji Wu miró su silueta.
-¡Despiadado!

*         *        *        *        *

Ming Luo se estaba cambiando de ropa. La ropa nueva era tan deslumbrante que podía morir. Una señorita la ayudó a cambiarse.
-Deberías estar agradecida, esta ropa es muy cara.
Ming Luo era todo sonrisas. De hecho, era una molestia que le regalasen algo como esto pero si la otra parte no dejaba de insistir, ¿qué le iba a hacer?
Ye Tian estaba esperando a que ella se acabase de cambiar como un caballero, sorbiendo té despreocupado. Pero, ¿quién sabe lo que le pasaba por la cabeza? Cuando alzó la vista cuando Ming Luo salió se quedó aturdido.
-¡Ya está!
Ming Luo salió, algo avergonzada, y asintió. Ye Tian sonrió un poco pero ella aún no se fiaba de él.
-Ven, vamos a divertirnos un poco antes de que se acabe el día.
Antes de que ella pudiese contestar, él la arrastró. Pensó que había sido demasiado despreocupada por hablar con un desconocido…
Entraban y salían de las tiendas. Comían y se divertían, era la primera vez que había hecho eso en toda su vida. Conforme pasaba el tiempo, fue bajando la guardia.
Quizás no es mala persona.
Pero no se dio a cuenta que el hombre que tenía detrás la miraba con ojos asesinos. La miraba como si fuera una presa.
Estaban mirando un collar cuando ella le miró.
-Gracias. No sé cómo pagártelo. Esta es la primera vez que hago todo esto. Te estoy muy agradecida.
La sonrisa de Ming Luo, tan alegre y despreocupada se reflejó en los ojos de él y eso le hizo sentir culpable. Nunca se había sentido culpable, total, ellos eran los que habían cometido un crimen por el que merecían la muerte, pero aunque sólo duró un instante… Sintió culpabilidad.
Será idiota. Mira que agradecer a la persona que te va a matar en cualquier momento. Sólo me irritas más así.
Ye Tian sonrió con dulzura.
-No pasa nada. Yo soy el que quería divertirse. Está oscureciendo, la gente está empezando a irse a casa. Te voy a llevar a un último sitio.
Ming Luo quiso negarse pero su sonrisa era demasiado brillante.
-Ven.-Ye Tian la miró y empezó a andar.
Chen Yi llego justo cuando sus dos siluetas se iban. ¿No era ese su hermano y la chica? ¿Dónde iban? Por suerte, aún no estaba muerte.
Ye Tian la arrastraba y, cuanto más avanzaban, peor presentimiento tenía Ming Luo. La calles cada vez eran más desiertas y desoladas.
-Hey, ¿dónde me estás llevando? ¿Hay alguna tienda?

-Qué inocente.

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