Prólogo

junio 28, 2017


Los cielos otorgan talentos distintos a cada persona. A algunos el de la agricultura, a otros el del comercio, a unos el de la música, a aquellos el de la espada, a esos el de la magia… Pero ocasionalmente, los cielos otorgan una habilidad particularmente especial a ciertos individuos: un intelecto incomparable, como para que se les llame genios; una resolución y determinación inquebrantable, una voluntad que llegaba hasta donde la gente normal ya se habría rendido cientos de veces; una renuencia a ser arrogante sobre las habilidades propias, perfeccionándose a uno con diligencia y una valentía que jamás cede ante el mal ni en la peor de las situaciones.
Bendecidos por los dioses, aquellos que forjan su propio camino, sin caer en el mal, luchan eternamente para demostrar que existe justicia en el mundo. La gente se dirige a este tipo de personas con palabras de respeto y honor, y como: “el héroe” o “el valiente”.
¿Se ha dicho ya que los cielos escogen los reyes? Un rey es aquel nacido con el destino de serlo.
La oscuridad más pura. Los que gobiernan esta oscuridad que podría tragarse el mundo. Los que buscan la oscuridad como a un amigo, nacidos para tragarse la luz.
Bendecido por el dios demonio, destruyendo a todos aquellos que buscan obstruirle, observan el mal a pesar de la situación. Entre la voraz oscuridad, el soberano de diez mil demonios. Con respeto y honor, todos los demonios se dirigen a él con este título: “El rey Demonio”.

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