Capítulo 37

octubre 15, 2017

–CanSheng, escúchame. – Me pongo serio. – No hice he hecho huelga de hambre porque te tenga miedo, te deteste o quiera dejarte. Si no, por lo contrario. He tomado esas medidas porque quiero vivir una buena vida contigo, quiero que nuestra vida sea más rica y colorida. Te dije todo eso para provocarte, no te lo tomes a pecho, además… – Me muevo para acercarme un paso a él y besarle en la cara. – Tú también eres muy importante para mí.
–YunSheng…
–¿Mmm?
–Si algún día te hago algo que te haga daño, será porque me importas demasiado.
–Lo sé.
Sé que en tu corazón la violencia y el dolor equivale al amor, por eso resisto el dolor y no te odio.
Me siento en la hamaca con él y contemplamos juntos el cielo nublado. Me siento inesperadamente feliz a pesar de cómo está el cielo.
El jardín está silencioso y apacible, es celestial. Justo entonces, empiezan a caer gotas. Por suerte, no hace mucho viento y la lluvia cae fuera del paraguas. Estar en el pabellón es satisfactorio.
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que pude oler una esencia tan agradable, refrescante y nueva.
La lluvia cae, pero sin esa arrogancia veraniega. Ahora, es una lluvia otoñal, con su frescura natural. Cojo aire y giro la cabeza para mirar a CanSheng. Sin embargo, descubro que él ya me está mirando, como embelesado.
–¿Qué pasa?
–Qué hermoso…
–¿Qué?
Abro los ojos como platos al verle extender la mano y cubrirme la frente. Me levanta el pelo y me observa sin decir ni una sola palabra. Mi corazón se acelera incontrolablemente, sus ojos son tan puros que es como si pudiesen absorber tu alma.
Le aparto la cara. Estoy tan incómodo que no puedo decir nada. Ese rostro que no sabe controlarse me da vergüenza hasta a mí, un hombre adulto.
Pretendo estar tranquilo y empiezo a retorcerme para aflojar los pelos de la frente.
–Cada vez me crece más el pelo. – Murmuro. – ¿No podrías hacer un hueco para venir conmigo a que me lo corten?
Sin vergüenza alguna, él me coge la mano con la que le estoy empujando la cara y me besa la palma bajo mi atenta y atónita mirada.
–¡Ah!
Un entumecimiento en particular me hace estremecer. Él aprovecha la oportunidad y se monta a horcajadas encima de mí. No hay forma de justificar por qué dos hombres se iban a pegar tanto en una hamaca tan grande. Me debato e intento apartarle con las rodillas. Sin embargo, sin querer acabo tocándome su “área extraordinaria”. CanSheng se detiene y sus ojos negros como la noche me observan. Entonces, me muerde el cuello como un tigre hambriento cazando. Esta vez, tiene la cabeza en su sitio y no me hace daño, pero una sensación pegajosa se esparce por la base de mi cuello.
–¡Ye CanSheng, para!
No me atrevo a moverme mucho y los pocos movimientos que hago son rígidos. Lo que le he tocado está muy duro. ¡Maldito sea este mocoso que se pone cachondo en cualquier momento!
Me chupa el cuello mientras me desgarra la ropa, su respiración se vuelve más y más pesada.
–YunSheng, déjame hacerlo…
Me asusto en cuanto dice esta frase. No puedo decirle que se vaya a resolver su asuntillo con este tiempo, en este lugar, ¿no? Pero si me folla, ¿podré volver a caminar alguna vez? Yo sólo quería salir de paseo… ¿Y si le digo que se lo haga con su propia mano delante de mí? No, ¿cómo se va a controlar y no tocarme?
¡Maldita sea! Le cojo la cabeza y, en un impulso, le digo a prisa:
–No me rompas la ropa. Usa mi bica, ¡mi boca!
Me quedo atónito por lo que yo mismo he dicho y, él tampoco está en mejor estado que yo.
–¿De verdad?  – Me pregunta algo excitado.
Yo suspiro y asiento con la cabeza.
CanSheng se levanta, se lame la esquina de los labios y se levanta ante mí. Es como un niño pero, cuando entra en estado de lujuria es tan sexy que podría matarme.
Alzo la cabeza y, cuando mis ojos conectan con los suyos, me doy la vuelta de inmediato. Aun así, no consigo sacarme su imagen de la cabeza.
A él también le ha crecido el pelo, pero no está tan despeinado como el mío. Su suave cabello se le pega suavemente en las líneas del cuello y perfila exquisitamente sus rasgos faciales.

Bajo la luz y de noche, tiene escrito por toda la cara lo mucho que lo está anticipando. 

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