Capítulo 66: Cavando su propia tumba

octubre 13, 2017

Li Zhang Le regresó a su patio e hizo que Tan Xiang preguntase por ahí. Cuando su criada volvió no pudo esperarse y saltó:
–¿Qué te han dicho?
–He encontrado siete u ocho médicos y todos me han confirmado que la placenta tiene beneficios que nutren la belleza. Además, muchas concubinas de palacio se lo comen. A lo mejor lo que ha dicho Wu xiaojie no era mentira.
Li Zhang Le lo había visto en textos medicinales, pero esa cosa tan sangrienta le seguía pareciendo asquerosa.  Viendo como Li Chang Xi lo usaba para nutrir su belleza, no pudo resistir la tentación.
Esa misma noche, Li Zhang Le fue al pabellón Shuang Yue. Li Chang Xi estaba sentada en el salón. Una criada le llevó una bandeja con un pequeño tazón y se le acercó. Acostumbrada, Li Chang Xi levantó la tapa y empezó a comer.
Li Zhang Le apenas había entrado cuando notó el aroma. Era una fragancia con cierto punto a sangre. Li Zhang Le se tapó la nariz instintivamente, pero pensó que sus acciones habían sido demasiado repentinas. Sonrió de mala gana y le acarició el pelo.
–¿Estás comiendo eso?
Li Chang Xi vio a Li Zhang Le y dejó de comer de inmediato, para saludarla.
–Tiene un aroma extraño, ¿es efectivo de verdad? – Li Zhang Le tuvo que preguntarlo.
Li Chang Xi sonrió tranquilamente.
–Dajie, no te engaño. Es mucho más efectivo que el ginseng Xue Lian. Espero que me borre la cicatriz.
–Todas estas cosas…. ¿Es verdad que tienen efectos nocivos? – Li Zhang Le fue muy cautelosa.
–¿Cómo puede ser? Si fuera nocivo, ¿por qué se lo comería tanta gente? No se consigue con facilidad. Necesitas la suerte de cogerlo cuando una mujer acaba de dar a luz. Los médicos normales no lo pueden conseguir, y el coste empieza en el oro y para arriba.
Los dedos de Li Zhang Le temblaron. Escuchó la risa de Li Chang Xi.
–Dajie, ¿quieres probarlo?
Li Zhang Le observó el tazón azul de porcelana, dudosa. Al final, no pudo resistir la tentación de volverse todavía más bella y asintió.

*        *        *        *

Tres días después, de noche, la criada Lin junto a otras cuatro criadas robustas de Da Furen, se dirigieron al patio de Li Wei Yang.
Li Wei Yang ya se había puesto su atuendo nocturno para irse a dormir. Se estaba cepillando el cabello cuando escuchó a Bai Zhi hablar afuera.
–Criada Lin, ¿por qué Furen quiere invitar a nuestra xiaojie a estas horas?
Li Wei Yang observó su reflejo. Una esquina de sus labios se curvó. ¿Estaría Da Furen demasiado ansiosa y habría mandado eliminarla?
–Xiaojie, ¿vuelvo a maquillarla o no? – Susurró Mo Zhu.
Li Wei Yang asintió. Mo Zhu la ayudó a cepillarse el cabello, a maquillarse y a cambiarse de ropa.
La criada Lin, afuera, sonreía superficialmente.
–Somos meras criadas, no osamos cuestionar este asunto. Es una orden de Da Furen, yo soy sólo la mensajera. Por favor, que San xiaojie me acompañe.
Aunque Li Wei Yang era una Xianzhu de segundo rango, Da Furen era su dimu y una señora noble de primer rango. A pesar de que la criada Lin era respetuosa, si podía evitarlo, no miraba dos veces a Wei Yang, y su tono siempre era extraño. Bai Zhi, frustrada, iba a contestarle cuando recordó la orden de su señora, sonrió y dijo:
–Bueno, pues espera un momento, criada Lin. Xiaojie se levantará y vestirá ahora mismo.
–Por supuesto, esperaré aquí. – Contestó la criada Lin.
Li Wei Yang se volvió a maquillar lentamente y se cambió de ropa. Ordenó a Bai Zhi que llamase a todas las criadas y que esperasen en el patio. Bai Zhi se hacía una idea de qué estaban esperando. Hizo una reverencia y siguió sus órdenes. Li Wei Yang se llevó a Mo Zhu con ella, y se marcharon tranquilamente.
El lugar de encuentro no era el patio de Da Furen, sino el salón principal. Reunidos allí, aparte de Er Lao Ye que estaba fuera por negocios, estaban Lao Furen, Da Fang y San Fang. Li Zhang Le estaba irresistible con su vestido violeta y atraía la atención de todos los presentes. La habían llamado en mitad de la noche, pero su belleza no disminuyó en absoluto. Todo lo contrario, su encantador rostro era tan delicado como los cerezos, sus formas eran como nubes, refinadas y hermosas, haciendo que Er xiaojie y Li Chang Ru se girasen otra vez para mirarla.
Li Wei Yang les saludó a todos y su mirada recayó en Da Furen.
Da Furen estaba sentada muy recta con el cabello algo despeinado. Lo único que decoraba su pelo era una horquilla que le ayudaba a mantener el pelo en alto, emitiendo un aire de simpleza y generosidad. Su mirada se posó en Li Wei Yang, sonriendo.
–Siéntate.
Er Furen perdió la paciencia por fin y dijo:
–¿Qué pasa aquí? ¡Estamos en medio de la noche y no nos dejáis descansar! – Sus palabras sonaban exigencias e interrogativas.
Li Xiao Ran frunció el ceño, pero no dijo nada. Da Furen sonrió.
–Estoy haciendo esto por el bien de la familia Li, porque lo que estoy a punto de decir nos incumbe a todos, y por tanto, debo tener cuidado. Si no quieres escucharlo, puedes irte. El asunto no se retrasará por ti.
Se podía pasar por alto lo que no había dicho, pero al abrir la boca, Er Furen ya se había involucrado en el asunto.
–Ya que estoy aquí, voy a escucharlo antes de irme. – Se mofó. – Si tienes algo que decir, adelante.
Li Wei Yang había captado las intenciones de Da Furen por lo que había dicho, pero pretendió ignorar sus intenciones y la mirada de Li Zhang Le, como si fuera aire.
A Lao Furen se le acabó la paciencia.
–Muy bien, ¿qué deseas decir? ¡Explícate con claridad!
Da Furen sonrió con frialdad y dijo:
–Lao Furen, si no fuera urgente, no te habría molestado. Últimamente, Lao Ye tiene pesadillas sin parar. Se me partía el corazón al verle así, por lo que invité al señor taoísta de la Capital para que le visitase. Sus sentidos le dijeron que hay un aura siniestra en nuestra casa.
–¿Un aura siniestra? – Se burló Lao Furen. – ¿Dónde está?
La expresión de Da Furen se ensombreció. Contempló a todos los presentes y continuó:
–Sobre eso… Espero que Lao Furen acceda a revisar los patios.
Lao Furen frunció el ceño bajo la luz de la vela, parecía adormilada y desinteresada.
–¿Qué dices? ¿Quieres investigar a estas horas de la noche?
Da Furen sonrió.
–Sí, exacto.
El ceño fruncido de Lao Furen se hizo más notable. Iba a decir algo cuando escuchó a Li Xiao Ran añadir:
–Lao Furen, es cierto que no he estado bien de salud últimamente. Me preocupa que haya un demonio creando problemas en casa, por eso hay que investigar a fondo.
–¿Hacer eso no inquietará innecesariamente a la familia?
El área de debajo de los ojos de Li Xiao Ran se había oscurecido. No había dormido durante varias noches. Miró a Lao Furen y sinceramente dijo:
–No me queda de otra. Si sigo así, no me sentiré en paz nunca.
Da Furen sonrió.
–Es una búsqueda por precaución. Si de verdad pasa algo, no será demasiado tarde para solucionarlo.
Li Wei Yang mantuvo la cabeza gacha, no tenía ni un pelo fuera de su sitio, como si las palabras de Da Furen no tuvieran nada que ver con ella.
Er Furen sonrió con bastante frialdad.
–¿Qué? ¿Pretendes buscar en nuestros aposentos?
–¿Será que Er dimei tiene algo que no quiere que veamos los demás? – Respondió Da Furen tranquilamente.
Er Furen hirvió de furia.
–¿Qué intentas decir? – Miró furtivamente a Da Furen. – ¿Nos has reunido aquí para humillarnos?
Da Furen sonrió fríamente.
–Er dimei, sólo digo que los que no quieren que les investiguen deben tener demonios en su corazón.
Er Furen casi se pone en pie de un salto.
–¡Obviamente….!
Li Chang Ru tiró de su manga.
–Madre.
Er Furen se petrificó, percatándose que Lao Furen y Li Xiao Ran la miraban y, de repente, se quedó callada. Respiraba pesadamente.
–Si quieres buscar, pues busca, pero si no encuentras nada, ¿qué?
–El maestro taoísta dijo que había un objeto sucio, es imposible que se equivoque.
–¿Quién buscará en los patios?  – Preguntó San Furen de repente.
–Por supuesto, ya se han hecho los preparativos. – Sonrió Da Furen.
–No creo que lo mejor sea que tus criados sean los únicos que busquen.
En ese momento, Li Wei Yang que hasta ahora se había mantenido indiferente, habló:
–Creo que la decisión de madre tiene buenas intenciones esta vez. Todos podríamos enviar un criado para que se una a la búsqueda, así será justo.
Siendo así, habría más criados a parte de los de Da Furen y, a Er Furen, este escenario le parecía mucho mejor. Además, Da Furen no podría manipular las pruebas si había otros allí.
Da Furen vio a través de las intenciones de Li Wei Yang y se mofó en silencio. Esa pueblerina no sabía que todo se había preparado con anterioridad y seguía peleando momentos antes de su muerte.
–Id, rápido. Ya es bastante tarde. – Ordenó Lao Furen.
Da Furen asintió y le hizo una señal a la criada Lin que dirigió al resto. Er Furen y San Furen ordenaron a sus mayordomos de confianza que les seguirieran. Lao Furen hizo una pausa y pensó.
–Criada Luo, ves con ellos.
–Sí.
Li Wei Yang seguía cabizbaja. Nadie tendría ventaja con tanta gente. Cerró los ojos lentamente. De repente, notó que alguien le tiraba de la manga.
Li Wei Yang abrió los ojos y se encontró con Li Min De delante de ella. Su mirada era reservada y sus largas pestañas relucían. Había una sombra oscura consumiendo su mirada, pero su simpatía era genuina.
–¿No te encuentras bien, sanjie? ¿Por qué estás tan pálida?
–Estoy bien. Tengo sueño por estar aquí en medio de la noche.
–Ah. – Exclamó Li Min De al percatarse de la intención risueña en los ojos de Wei Yang.
Li Zhang Le les observó con frialdad. No comprendía por qué, a pesar de usar su expresión más dulce con él, Li Min De continuaba siendo tan frío como el hielo con ella, y por qué delante de Li Wei Yang le hacía caso como un gatito dócil. 
Li Min Feng que estaba sentado a su lado también lo notó y sonrió con frialdad.
Li Wei Yang, por fin ha llegado el día de tu muerte. Disfruta de tu última hora.
Todos los presentes sentados en el salón principal permanecían en silencio, nadie tenía ganas de conversar. Dieron rienda suelta a sus pensamientos, escuchando, de vez en cuando, los susurros de Li Wei Yang y Li Min De. A parte de eso, el único sonido que oía eran las perlas de rezar de Lao Furen.
Pasó un buen rato y los que habían ido a investigar volvieron. Quien dirigía el grupo no era la criada Lin, sino la última en unirse al grupo: la criada Luo.
–Traedlas. – Dijo la criada Luo dando una palmada.
En los labios de Da Furen había una sonrisa sutil. Las criadas levantaron la bandeja y la llevaron al salón. Debajo de la tela de la bandeja parecía haber algo escondido.
–¿Qué habéis encontrado? – Da Furen se reía en voz alta.
–Todos los patios estaban muy limpios, pero descubrimos algo inusual en la cocina de Da xiaojie. – La criada Luo miró llena de sospechas a Da Furen.
De repente, Li Zhang Le se levantó y pensó que habían descubierto la placenta, aunque tampoco estaba muy preocupada. Sólo era para nutrir su belleza. A pesar de no ser muy agradable, tampoco era un crimen severo. Al mismo tiempo, sintió que aquello era extraño. Su madre había insistido en rebuscar los patios y creyó que lo había hecho a propósito para que encontrasen algo en el patio de Li Wei Yang, ¿pero no había nada?
–¿Qué?  – Da Furen estaba horrorizada.
La criada Luo levantó la tela de la bandeja. A juzgar por su color inusual, parecía haber un pedazo de carne. Li Chang Ru frunció el ceño al verlo.
–¿Qué es esa asquerosidad?
Li Zhang Le frunció el ceño y maldijo su codicia. Se había llevado toda la placenta de Chang Xi, no sólo un trozo y, cuando todavía no se había elaborado el plato, los ingredientes eran bastante repugnantes.
Titubeó, dudosa de cómo explicarse. Da Furen suspiró aliviada.
–Una placenta.
Sólo era un producto de belleza, aunque algo sangriento. Zhang Le era bastante atrevida por estar dispuesta a comerse algo así. Después, sonrió y le dijo a la criada Luo.
–¿No habéis encontrado nada raro en las otras habitaciones aparte de esto?
Había enterrado siete muñecas de madera en el suelo. ¿Cómo podía ser que no encontraran ni una mientras buscaban?
–Hemos buscado todas las habitaciones, pero no había nada. – contestó la criada Luo.
La expresión de Da Furen empeoró.
La criada Luo hizo una pausa y estudió los rostros de todos los presentes antes de proseguir:
–Hay algo raro dentro de la placenta…
–¿Qué? – Da Furen frunció el ceño.
La criada Luo titubeó unos instantes al ver la expresión tensa de Da Furen y, finalmente, dijo:
–Lao Furen, es tu.
–¿Tu? – Li Xiao Ran era un Primer Ministro y todavía no había conocido esta planta que crecía en los campos. – ¿Qué es eso?
Los labios de Li Wei Yang se levantaron lentamente. El rostro de Li Chang Xi se plasmó la sorpresa. ¿Cómo podía ser?
La criada Luo se acercó y abrió la carne para que todo el mundo pudiese ver que dentro había algo de un color liloso.
–Bueno, ¿qué es eso? – Preguntó Li Xiao Ran.
–Es un tipo de hierba venenosa. No se puede recolectar ningún cultivo que crezca cerca de esta planta. – La expresión de la criada Lu era solemne. Había vivido muchos años en aquella finca y, sin embargo, todavía le quedaban por ver de este tipo de cosas. La buena mujer había pensado que esto no pasaría en la familia Li.
–¿Por qué está ahí? – Una pizca de sospecha apareció en el rostro de Li Xiao Ran. – ¿Para qué se usa?
–Wumei es la que me dio esta placenta-… – Se apresuró a decir Li Zhang Le.
–Yo no he puesto nada dentro de la placenta… – Respondió Li Chang Xi sabiendo que algo no iba bien.
Li Zhang Le la miró con hostilidad. Li Chang Xi no había puesto nada dentro, había sido ella que había buscado al médico Song porque no soportaba el olor de la placenta y él es quien le había dicho que con poner unas hierbas dentro, acabaría con el olor.
–Ha sido el médico Song quien me ha sugerido que pusiera hierbas dentro para acabar con el hedor.
–Padre, el tu no es una planta, es una hierba venenosa y peligrosa. Oí hablar de ella cuando estaba en Ping Cheng, se ve que es peor que diez años de sequía y de inundaciones. ¿No es un veneno letal? – Dijo de repente Li Wei Yang.
Li Xiao Ran no podía dar crédito a lo que oía.
–¿El potencial destructivo de esta planta es per que inundaciones y sequías?
Li Wei Yang asintió.
–Sí, mucho peor. Por eso, la gente de a pie las odia. Además, no elimina olores. Dajie, ¿te has equivocado?
Da Furen se dio cuenta que algo no iba bien.
–¡Wei Yang, se prudente con tus palabras! – Da Furen era solemne.
–¡Silencio! – Li Xiao Ran la calló, entonces, frunció el ceño. – Zhang Le, ¿por qué has traído esto a la finca?
–Yo… Yo… Yo sólo le he pedido consejo al médico Song y quería eliminar el olor de la placenta. ¿Cómo iba a saber que tenía más usos? – El pánico apareció en los encantadores ojos de Li Zhang Le.
–Dajie, ¿la última vez no dijiste que eras muy sabia y que leías textos medicinales? ¿Cómo puedes ser que no sepas que el tu se usa para dañar a otros y que no puede acabar con malos olores? – La voz de Li Min De resonó por el salón.
–Sandi, – Li Min Feng frunció el ceño. – hay cientos de miles tipos de plantas por ahí. ¡Es imposible que tu Dajie lo sepa todo! ¡Podemos saber la verdad llamando al médico Song!
El médico Song había examinado a la familia Li durante treinta años y nadie se atrevía a sospechar de sus palabras.
Li Xiao Ran ordenó que alguien fuera a buscarle, pero recibió las noticias de que su salud no andaba bien y que se había retirado.
Si Yiniang había estado sonriendo como ausente de principio a fin. El médico Song examinaba a los enfermos de la familia Li y conseguía su paga por cada revisión. Pero esta vez, San xiaojie le había dado dos mil taeles de oro imperial, suficiente para vivir esta vida y la siguiente, por lo que era obvio que el anciano se retiraría después de afirmar estar enfermo. El movimiento de San xiaojie había sido muy duro.
Los ojos de Li Min De relucieron.
–Cualquier médico sirve.
Lao Furen habló en ese momento.
–Traed a mi médico.
Lao Furen solía confiar en el médico Shen, la familia Chen llevaba cuidando de su alimentación y vida desde que era una niña, y Shen era la segunda generación. El médico vino a prisa. Li Xiao Ran le ordenó que examinase el tu y el médico frunció el ceño.
–¿Se puede usar para acabar con malos olores? – Preguntó Li Xiao Ran.
El médico Shen sacudió la cabeza.
–Es una hierba venenosa. Y nunca había oído que se usase para los olores.
Una mueca fría cruzó los labios de Wei Yang, pero fingió sorpresa y temor.
–¿Cómo puede ser? ¿Por qué iba Dajie a poner hierba venenosa en la placenta?
El médico Shen frunció el ceño, su boca se movió ligeramente, como si hubiera algo que no pudiese decir.
–¿Hace falta decirlo? Si no elimina olores, y se mezcla con el miedo a que te descubran, ¡la razón para esconderlo es que no te pillen! Después de todo, ¿quién se iba a imaginar que alguien escondería tu en la placenta? – El rostro pálido y atractivo de Li Min De sonreía.
–Exacto, ¡¿cómo se va a usar una planta venenosa para curar?! ¡El tu es más peligroso que el arsénico! Es claramente imposible que pueda salvar una vida, siendo así, entonces… – Li Wei Yang parpadeó y apagó su tono de voz.
–¡Li Wei Yang, estás loca! ¡Qué tonterías! – Li Min Feng se levantó furioso con las manos cerradas en un puño.
Li Wei Yang le miró.
–¿Por qué estás tan tenso, Dage? ¿Acaso no sabes que el tu se usa para la brujería, algo que Su Alteza ha prohibido?
Li Xiao Ran se puso rígido y reflexionó sobre ello. El tu se utilizaba en la brujería. Si la maldición era débil, la familia se inquietaba, se hería o sufría injusticias, pero si era fuerte la familia se encontraría con el demonio, o se las tendría que ver con la muerte de un niño. En el peor de los casos, lo perderían todo y su familia quedaría destrozada. Li Xiao Ran alzó la cabeza y contemplo incrédulo a su hija.
–¡¿Zhang Le, por qué lo has hecho?!
No podía comprender por qué su hija, que siempre era generosa y sabia, últimamente no dejaba de cometer estos errores, ni por qué había llegado a usar la brujería. Si esto se supiese, sería un crimen que les haría perder la cabeza. ¡Tenía que estar loca!
–Exacto, Zhang Le. – Suspiró San Furen. – La otra vez, tu padre te castigó porque hiciste mal. ¿Cómo le has podido odiar y maldecirle? ¿Por qué una chica haría algo así?
–¡Padre, no he sido yo! ¡De verdad que no he sido yo! – gritó horrorizada Li Zhang Le.
Li Min Feng supo que las cosas se habían puesto serias y corrió a arrodillarse ante Li Xiao Ran.
–Padre, no ha sido ella. Mi hermana es gentil y justa, además de ser tu querida hija. ¿No le crees?
Li Xiao Ran estudió con detenimiento el rostro de Li Zhang Le, que seguía tan bello y vulnerable como antes, dificultando a los demás el apartar la vista, pero, por algún motivo que desconocía, cuánto más la miraba, más miedo le daba. Podría hacer daño a Wei Yang porque la envidiaba por el favor que había recibido y no había dudado en robar la idea de otra persona para ganar fama y gloria, tampoco le importaba comer placenta para nutrir su propia belleza, e incluso había escondido muñecas de vudú para dañarle a él. ¿Una hija así podía seguir siendo la niñita vulnerable que recordaba?
Li Xiao Ran había olvidado por completo que había sido él mismo quien había tolerado su comportamiento, permitiéndole hacer lo que le placía bajo la creencia de que todo lo bueno de este mundo tenía que pertenecerle, ayudándola a convertirse en alguien de mente cerrada, cruel y egoísta.
El rostro de Li Zhang Le enrojeció.
–Padre, no he sido yo. – se agotaba de tener que explicarse. – ¿Cómo iba a usar brujería contra ti? ¿Cómo iba a hacerlo? – En pánico y decidida a encontrar un cabeza de turco, señaló a Li Chang Xi, chillando. – ¡Has sido tú! ¡Tú me has incriminado! ¡Tú! ¡Tú fuiste la que me dio la placenta!
La sorpresa se dibujó en el rostro de Li Chang Xi. No pudo contener semejante injusticia y dijo:
–Padre, el médico dijo que la placenta podía curar la herida de mi cara, aquí está la receta. ¿Quién se iba a imaginar que Dajie también querría comérsela? No es algo fácil de conseguir, y no quería, pero Dajie estaba muy decidida a llevársela. No me quedó de otra y tuve que dársela, pero cuando se la di estaba muy limpia, ¡no tenía nada de tu dentro!
Si Yiniang se secó las lágrimas.
–Wu xiaojie, no digas nada más. ¡Todo el mundo sabe en su corazón lo que está bien y mal!
Si Yiniang no informó a Li Chang Xi de su plan. Si en la placenta no había tu cuando la trajeron, entonces, el problema era culpa del médico Song. A pesar de todo, Li Zhang Le continuó culpando a Li Chang Xi, se plantó ante Li Xiao Ran y dijo pesumbrosa:
–¡Padre! ¡Si no ha sido Wu meimei, entonces ha tenido que ser el médico! Sabía que el tu es dañino, pero me lo recomendó de todas formas. ¡Es una estratagema en mi contra! ¡Alguien debe haber sobornado al médico!
Da Furen se apresuró al lado de su hija y se arrodilló a su lado con lágrimas en los ojos.
–Lao Ye, Zhang Le es nuestra hija. Es dulce y no puede matar ni una mosca, ¿cómo va a usar brujería? ¡Está claro que alguien quiere agraviarla! – Dicho esto, su mirada fue en dirección a Li Wei Yang como una flecha.
Si Yiniang no se atrevería a dañar a Da xiaojie  y el médico Song había servido a la residencia Li durante muchos años, así que, para sobornarle le tendrían que haber ofrecido mucho y la persona más rica en la casa de los Li en esos momentos, no era otra que Li Wei Yang quien, además, odiaba con amargura a su hija.  Da Furen había creído que quien moriría esa noche sería Li Wei Yang, jamás se habría imaginado que la muchacha ya había tramado algo. ¡Esa pequeña zorra! Da Furen estrujó el pañuelo que tenía entre manos hasta casi desgarrarlo, su expresión se colmó de resentimiento.
Li Min Feng alzó la cabeza y dijo:
–Padre, ¡necesitamos encontrar a Song Zheng para resolverlo todo!
Li Wei Yang estaba gratamente complacida con el espectáculo. Al fin, las esquinas de sus labios se curvaron, burlona, como si estuviera indiferente y contenta.
Una pizca de duda apareció en el rostro de Li Xiao Ran al ver a su esposa ignorar su orgullo, arrodillarse en el suelo y rogar delante de todo el mundo.
–Song Zhen ya no está en la capital. El mundo es enorme y no sabemos dónde se ha ido, ¿cómo le vamos a encontrar? ¡Lo que Dage quiere es tiempo!
–¡¿Qué intentas decir, primo?! – El rostro de Li Min Feng se volvió violeta de la rabia. Todo el mundo pudo apreciar cómo cerraba las manos en un puño mientras le gritaba al niño.
–¿Me estás amenazando, Dage? ¿No puedo ser razonable delante de mi tío?
Li Wei Yang sacudió la cabeza cogiéndole la mano a Li Min De. No quería involucrar al inocente Min De.
Er Furen escondió su sonrisa gélida detrás de su pañuelo.
–Ya ha pasado media noche, sólo has encontrado cosas en los aposentos de tu hija. Lo mejor será que procedas imparcialmente.
Da Furen se volvió furiosa.
–Zhang Le no es una niña corrupta, ni injusta. ¡Alguien le ha tendido una trampa!
–Madre, todo el mundo lo ha visto y esto es injustificable. – Dijo Li Wei Yang con toda la calma. – Aunque Dajie te de pena, no deberías cubrirla. ¡Si la hubieses amonestado cada día, no habría hecho algo así! Para empezar, usar brujería para maldecir a padre es una desgracia para la piedad filial; en segundo lugar, Su Alteza prohibió la brujería y ordenó que cualquiera que la llevase a cabo debía ser exiliado, en caso de tratarse de una ofensa suave, o sentenciado a muerte, si se trataba de algo grave. ¿Quieres involucrar a toda la familia Li?
San Furen se rio en silencio.
–Exacto, no existen las paredes sin vientos, ni fuegos en esta vida. Si la gente se entera, ¿quién sabe cuántos hablarán mal y se burlarán de la familia Li?
Li Zhang Le entró en pánico, sus manos temblaron mientras intentaba calmarse.
–¡Padre, de verdad que no he sido yo! ¡Tienes que creerme!
Da Furen resentía a todas estas personas en su corazón, pero la expresión que les mostraba era de desesperación conforme suplicaba:
–¡No acuses a la inocente Zhang Le, Laoye!
Lao Furen frunció el ceño y, de repente, extendió el brazo, tirando el juego de té al suelo. Llevaba tiempo pensando que Li Zhang Le era demasiado hermosa, tal vez incluso una calamidad, pero no esperaba que esa jovencita fuera así. Furiosa, su rostro se tornó de color ceniza y sus labios violetas, la criada Luo corrió a ayudarla a aclararse el pecho.
Todos los que la vieron en semejante estado se sorprendieron.
Li Wei Yang, al verlo, cogió la taza de té que acababa de servir una criada y se acercó a la anciana.
–Lao Furen, no te enfades. ¡Primero tenemos que investigarlo todo a fondo otra vez!
Lao Furen movió la mano y cogió aire.
–De ninguna manera. ¡Cuánto más se retrase todo esto, peores serán las consecuencias! ¡Hay que resolverlo ya!
La voz de Lao Furen era severa e imponente, su expresión era de acero. Li Xiao Ran se estremeció al escuchar su tono de voz. Se dice que los ministros justos tienen dificultades juzgando los asuntos familiares. En la corte, era capaz de examinar y juzgar los problemas imparcialmente, pero si pudiera, preferiría no castigar a Li Zhang Le. Sin embargo, el pensamiento de que su hija había utilizado unos métodos como estos para maldecirle infundio cierto temor en su corazón.
Li Wei Yang suspiró, anhelante y pensativa.
–Padre, si no puedes soportar hacerlo, haz que alguien se deshaga de esas cosas. Lo único que hay que tener en cuenta es que hay que tener más cuidado para evitar que vuelvan a entrar este tipo de cosas en la residencia.
El significado tras sus palabras era: “debes tener cuidado de que no te maldigan”. Los ojos de Li Xiao Ran se enfriaron. Tenía razón. Li Zhang Le se había atrevido a maldecirle sólo por haberle dicho unas cuantas palabras. ¿Una jovencita con unas intenciones tan crueles podía seguir siendo su brillante y sabia hijita? Básicamente, su belleza era como el de una serpiente venenosa.
Li Wei Yang se quedó quieta, indiferente, pero sus largas pestañas se estremecieron mostrando la oscuridad que llevaba dentro.
–Esa placenta sangrienta parece carne humana. Wu meimei tiene que comérsela para curarse la herida, pero Dajie sólo la está usando para mantener su belleza. No vuelvas a tocar este tipo de cosas nunca más.
El rostro de Li Xiao Ran se volvió duro e implacable. Hasta él había tenido que apartar la vista de esa placenta sangrienta, pero esta jovencita la estaba usando para su belleza. ¡Qué mente tan perversa!
Li Min De miró a Li Wei Yang y la vio sonreír de principio a fin. Los ojos de él relucieron como la luz bajo el cristal, como si pudiesen iluminar el mundo.
Sabía que la persona detrás de todo lo que había pasado aquella noche era San jiejie, ¿pero, y qué? Era la ley de la naturaleza. La del más fuerte. En lugar de esperar a que te corten en pedacitos, ¡hay que coger el cuchillo con tus propias manos!
Li Xiao Ran miró directamente a Li Zhang Le, profundamente turbado, y por un momento, no supo cómo disciplinarla.
No era un asunto pequeño. Si Su Alteza se enterase, toda la familia Li se vería involucrada. ¿Tanto valía Li Zhang Le como para que toda la familia Li tuviese que arriesgarse por ella? La reputación de Li Zhang Le entre la gente de a pie, los nobles y la familia imperial, gracias a su plan para el desastre natural, había caído en picado. Algunos hasta habían dicho que su belleza era una calamidad. ¿Cómo iba a ser Emperatriz? ¿Quién la apoyaría? Li Xiao Ran sintió que la confianza que había depositado en ella durante todos estos años se hacía añicos por primera vez.
Parecía que la vida de Li Zhang Le había acabado. Li Wei Yang lo reconoció y se mantuvo un paso adelante, para acabarla todavía antes.
Después de todo, Li Zhang Le seguía siendo joven y no era capaz de pensar en una solución. Tenía la mente en blanco, pálida mientras miraba a su padre, ignorando si él la acabaría creyendo o qué decidiría. Li Min Feng se debatía en preguntar a su familia materna que intervinieran, pero su abuelo y tío estaban en la frontera. El agua lejana no puede apagar un fuego cercano.
Da Furen lo sabía. Después de todo, era alguien que había vivido muchas dificultades. A pesar de que su expresión estaba atónita, en realidad, estaba pensando en alguna vía de escape.
La voz de Lao Furen era fría y desinteresada.
–¿No fue por la brujería que el antiguo Primer Ministro, su hija, Yang Ning Gongzhu, Zhu Yi Gongzhu y el general Zhou De perdieron la cabeza cuando el anterior Emperador seguía vivo? Todo lo relacionado con la brujería es un camino que va directo a la muerte. Le hemos encontrado todo esto a Zhang Le. ¡Como no es capaz de decir quién le ha tendido la trampa, debe haberlo hecho ella! Si la gente se entera, la familia Li estará en desventaja. Tienes que decidirte ya.
Después de escuchar esas palabras, lo que le quedaba de duda a Li Xiao Ran se derrumbó y, por fin, tomó una decisión.
–Zhang Le, me has decepcionado mucho. Desde ahora, vete a Pu Ji An. Si alguien me pregunta, diré que has pillado una epidemia y que tienes que recuperarte.
Pu Ji An era un templo para monjas.
–¡¿Padre, me estás diciendo que me rape y me haga monja?! – Li Zhang Le perdió el control.
No podía creérselo. No podía creerse que Li Xiao Ran fuera tan despiadado.
Li Xiao Ran se dio la vuelta, ignorándola.
Er Furen sonrió.
–Da xiaojie, tu padre te está dando un camino para vivir. Cerrándote las puertas y haciéndote reflexionar.
¿Cerrar puertas y reflexionar? Podía hacer eso en su patio o con otros familiares. Su padre había dicho que debía irse al templo, pero no había mencionado cuando volvería. Si su padre decidía dejarla allí el resto de su vida, ¿entonces, qué?
Corrió a tirarse a los pies de Li Xiao Ran.
–¡No, padre! – dijo desesperada. – ¡No me envíes a ese maldito lugar! ¡Es una injusticia! ¡Me han agraviado!
Li Xiao Ran la miró, su rostro extraordinariamente hermoso era como un Lotus delicado. Renuente, extendió una mano para acariciarle el pelo. Li Wei Yang observó con frialdad la escena. Desde que había puesto un pie en la residencia, tanto la madre como la hija, se habían dedicado a tramar algo para hacerle daño. Mucho se temía que, si hubieran conseguido echarla, a Li Xiao Ran no le hubiera importado y, sin embargo, era reacio a castigar a Li Zhang Le.
No obstante, Li Zhang Le había cometido un crimen imperdonable. Li Xiao Ran tenía que ser firme. Wei Yang continuó observando, una luz gélida le cruzó la vista.
Por supuesto, Li Xiao Ran movió la mano, la cerró en un puño y ordenó con frialdad:
–Márchate.
Li Min Feng se levantó a prisa con los ojos rojos.
–¡Padre, tiene que ser un error! ¡¿Cómo puede ser que no le creas y la obligues a ir a ese sitio?!
La fría mirada de Lao Furen repasó a Li Min Feng. Siempre había amado y mimado a su nieto, pero era demasiado estúpido e ignorante, insolente y rebelde, como su madre. Y ahora, hasta se atrevía a decir todo eso. ¡No tenía modales!
Suspiró y dijo:
–Zhang Le, tu padre sólo quiere que vivas como tiene que ser. No hacen falta más retrasos, ¡que alguien acompañe a Da xiaojie a por sus cosas!
Da Furen se quedó helada y, de repente, se levantó del suelo.
–¡Lao Furen, al menos, permíteme despedirme de mi hija!
Lao Furen la miró y frunció el ceño.
–Muy bien. – Li Xiao Ran vio cómo su esposa suplicaba desesperadamente y accedió. Después de cavilar unos instantes, le dio una orden a alguien que tenía al lado. – Todos los que han participado en la búsqueda, a parte de los que sean de confianza, todos tienen que–…
Li Wei Yang se quedó a cierta distancia y escuchó. Bajó la mirada. Li Xiao Ran quería eliminar a los criados que conocían lo sucedido, pero todos los que estaban en el salón eran miembros de la familia Li, ninguno ignoraría su fortuna y honor para esparcir este rumor, sin embargo, los criados eran otra historia. Ni el médico Shen era una excepción.
Da Furen ayudó a levantarse a su hija. Pretendió arreglarle el peinado, pero en sus ojos había cierta urgencia.
–Madre… – Se lamentó Li Zhang Le.
–No llores, no llores, Zhang Le… – Da Furen la abrazó. – Tu padre sólo ha perdido los estribos. Todavía te quiere y te dará la bienvenida en casa. Tienes que recordar vivir bien… – No pudo evitar empezar a llorar. Entre sollozos, prosiguió. – Te había dicho que tuvieras cuidado, que no dejarás a esa niñata tramar nada en tu contra. ¿Cómo íbamos a saber que serías demasiado buena y sufrirías así…?
Li Wei Yang sonrió con frialdad. Da Furen no se olvidaría de pararle una trampa.
Li Zhang Le se apoyó en el hombro de su madre, llorando desesperada. El odio de su corazón por Li Wei Yang se hizo más profundo, pero no se atrevió a mostrarlo. Esta vez, se marchaba ignorando cuándo podría regresar. Si su padre le hacía caso a Lao Furen o a Wei Yang y no la dejaba volver, su vida habría acabado. Tal vez, la gente de la capital se olvidaría de ella rápidamente. ¿Qué utilidad tenía su belleza? ¡Ninguna!
No cabía duda de que era cosa de Li Wei Yang. No podía dejar de maldecirla. Si hubiese tenido un cuchillo en esos momentos habría muerto con Li Wei Yang.
Da Furen le susurró algo en voz baja a Li Zhang Le, después de eso, alzó la voz y se dirigió a Li Wei Yang.
–Deberías tener cuidado.

Li Wei Yang se dio cuenta que algo no iba bien, pero no sabía de qué se trataba.  

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