Forest

octubre 01, 2017


La lluvia veraniega cae en las ramas del manzano.
Las luces del cielo bailan con las sombras.

Ven, toma mi mano.
Déjame estar en tu bosque.

A veces crees que la soledad es mejor que el dolor
y te hundes en las profundidades de tu valle. 

¿Aquí es dónde estás? ¿En tus recuerdos?

No, no quiero perderte en el bosque de la noche,
en la guarida de la vanidad.
Anhelando por la llamada del ángel,
oigo una plegraria solitaria resonando a través de la tierra de la lluvia.
A través de la brisa,
cantan voz con voz.
Las antiguas melodías
te llaman.

El otoño pasa,
peinándome la luna llena en mi pelo
recuerdo la ternura pasada.

Déjame quedarme a tu lado,
en tus memorias.

No, no quiero perderte en el bosque de la noche,
en la guarida de la vanidad.
Anhelando por la llamada del ángel,
oigo una plegraria solitaria resonando a través de la tierra de la lluvia.
A través de la brisa,
cantan voz con voz.
Las antiguas melodías
te llaman.

No, no quiero perderte en el bosque de la noche,
en la guarida de la vanidad.
Anhelando por la llamada del ángel,
oigo una plegraria solitaria resonando a través de la tierra de la lluvia.
A través de la brisa,
cantan voz con voz.
Las antiguas melodías
te llaman.

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