Capítulo 55

noviembre 25, 2017

Cuando terminó la frase, no levantó la cabeza, sino que la dejó caer y se aferró a Qi Xiu Yuan. Desde aquel ángulo podía discernir con claridad los rasgos de su rostro. La herida de su ojo era más obvia y los colores de su mandíbula más prominentes. Y, aunque le habían dejado de sangrar los labios, todavía quedaba cierta obstinación.
Quería que Qi Xiu Yuan esperase, pero terminó siendo el único incapaz de esperar.
Bajo la influencia de la luz, el viento y la lluvia que había traído la presencia de esta persona, una pequeña luz había empezado a brotar de su corazón frío y descuidado. Hasta el punto de que cuando sentía la más mínima frialdad, ansiaba encontrar su calor.
Él era el que no podía controlar el anhelo que abrumaba su corazón y había corrido hasta ahí a pesar del viento y la lluvia. Había creído que podrían disfrutar de un día feliz juntos, pero la verdad era que le había dado una calamidad a Qi Xiu Yuan.
–¿Quieres matarle o que te mate?  – Le había preguntado Han Jia cierta vez.
Xiao Li titubeaba, pero no podía resistirse a los ataques de Qi Xiu Yuan. En aquella oscuridad absoluta en la que se había acogido toda su vida, un rayo de luz le tocó en un intento de sacarle de ahí: era Qi Xiu Yuan en sí lo que le había conquistado.
Si no fuera por su propia debilidad, inseguridad y egoísmo. Si no fuera por su apego a la calidez y fuerza de esta persona. Sí…
Una sombre se cernió sobre él, Li Shi Qing se puso de cuclillas ante él y le capturó la barbilla.
–¿Quieres rendirte o seguir pelando ahora que has usado todos los ases bajo tu manga? – Se lo preguntó con un tono estable. Parecía saber la respuesta y sus ojos chispeaban.
–Rendirme. – Xiao Li l miró directamente y usó el mismo tono estable.
–Eres tú quien me debe una. – Li Shi Qing sonrió, aunque no con los ojos.
–Lo sé. – El miedo le recorrió la columna a Xiao Li.
–¿No quieres mezclarte con la mafia, ni hacer nada por mí? – Li Shi Qing repitió lo que Xiao Li había dicho antes.
–Lo que yo opine no importa.
Li Shi Qing le miró un momento.
–Si no te gusta, no lo hagas. De todas formas, ya has encontrado el método para que te tenga que sacar de la mafia. ¿Pensabas que esa persona cumpliría tu deseo? Hasta quería que te cortase los brazos y las piernas. – Entonces, sonrió. – Esto también está bien. Deja la banda y quédate a mi lado.
Xiao Li frunció el ceño y bajó la mirada pensando en algo.
Li Shi Qing miró a Qi Xiu Yuan que seguía entre sus brazos.
–No me meteré en su vida. Me lo tomaré como que sigues siendo el joven ingenuo que sigue cometiendo errores de vez en cuando. Recuérdalo. – Le tocó los labios con el dedo pulgar. – Soy justo y, a no ser que os abracéis, no me vas a provocar. Será mejor que lo olvides… – Sus comentarios sin tacto se desvanecieron, avanzó y besó a Xiao Li. – Olvídate de esta persona y quédate conmigo.
Xiao Li giró la cara de inmediato para esquivarle. Li Shi Qing apretó el puño, sin dejar de sonreír, su tono se tornó más severo.
–¿No te has rendido? ¿No confías ni un poco?
Xiao Li le devolvió la mirada a Li Shi Qing después de echarle un ojo a Qi Xiu Yuan.
-Puedo olvidarle, pero tienes que garantizar que estará a salvo.
–Sólo puedo garantizarte eso… – La expresión de Li Shi Qing se volvió algo sombría. – Si algo le pasa a este bastardo, no tendrá nada que ver conmigo.
Xiao Li le miró y continuó:
–¿Cómo lo vas a garantizar?
Li Shi Qing entrecerró los ojos que hervían de rabia. Un rato después fue capaz de contener su enfado y sonrió.
–Si le hago daño y tienes pruebas, te dejaré estar con él. – Su tono de voz se suavizó y su sonrisa se hizo más clara. Sin embargo, su mirada rebosaba malicia. – Esa es la promesa más fría y cruel para mí.
El silencio se apoderó de la habitación mientras Xiao Li le miraba, entonces, se levantó y le besó.
–Esto es confianza.
Li Shi Qing no parecía más feliz. Se levantó y ordenó:
–A Long, llama al 112 y llévate a este bastardo al hospital, espera a que Li ge se vista y salid juntos.
Xiao Li guardó silencio, sin decir nada más, se sentó en el suelo y envolvió a Qi Xiu Yuan en su abrazo. Cuando Li Shi Qing se hubo marchado junto a sus otros hombres, depositó a Qi Xiu Yuan en la cama y observó como A Long llamaba. Sólo entonces, se dirigió al baño y se cambio de ropa. Revisó la habitación de Susu para comprobar si estaba, o no, dormida todavía. Entonces, le preocupó que le entrase la ansiedad al despertarse y no encontrar a su hermano, así que le pegó una nota en la puerta.
Antes de que eligieran a A Long para estar al lado de Li Shi Qing, solía ser uno de los subordinados de Xiao Li y, aunque solía guardar silencio, se enfadaba y actuaba según la situación y las oportunidades. Ahora, estaba detrás de él y tosió monótonamente, estaba claro que quería apresurarle.
Xiao Li volvió a la habitación de Qi Xiu Yuan, permitió que su mirada vagase en él unos instantes y rebuscó por el armario algo. Un rato después encontró su monedero. Lo abrió y vio una foto de hacía un tiempo.
Era Qi Xiu Yuan usando la pierna y el brazo para parar un taxi para él y protegerle.
Incapaz de soportarlo. Xiao Li cerró los ojos y cogió la cartera. Anduvo hacia la cama y volvió a mirar a Qi Xiu Yuan. Y, con un sentimiento extraño consumiéndole el pecho, se inclinó y le besó con suavidad.
Separó los labios y susurró unas cuantas palabras, como si también se las dedicase a sí mismo.

–No tienes que esperarme más.  

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