La vespertina luz de la luna enseña su cara

y la voz de un niño se desvanece

a lo lejos, a lo lejos.

Supongo que estás en este cielo.

Al final del verano, nos colamos en este parque que habíamos encontrado.

¿Te acuerdas de la constelación?

Aunque no pueda verte, persigo mis recuerdos.

Quiero ver la misma felicidad.

Los fuegos artificiales se abren con una luz junto con ese aroma.

Quiero ir, quiero ir corriendo a tu casa ahora mismo.

No puedo ver nada en la oscuridad; aunque me dé miedo, estoy bien.

Las incontables estrellas del cielo están aquí, para siempre.

No lloraré porque el cielo que vi contigo era bello.

El sonido de tus zapatos permanece en mis oídos y resuena hasta ahí.

Supongo que estoy mirando mi propia sombra.

Puede que no cambien, pero todos mis sentimientos están creciendo.

Da igual como me sienta, tú ya no estás conmigo.

Quiero ir, aunque sea un poco, un poco, a tu lado.

Eres quien más me gusta.

Le recité el deseo de ser fuerte a una estrella fugaz.

No lloraré, ¿te ha llegado? Este hermoso cielo.

Quiero ir a tu casa cogiéndote de las manos.

Quiero llorar, aquel fue, fue un cielo hermoso.

Intenté pedirle un deseo a una estrella fugaz.

Quiero llorar, pero mis sentimientos no alcanzan al cielo...