Capítulo 50

diciembre 11, 2017

Cuando me despierto me pesan los párpados y no puedo abrir los ojos. Tardos años en poder abrirlos, pero en cuanto lo consigo, la luz del sol me obliga a volverlos a cerrar. ¿Cuánto tiempo debo haber dormido?
Empiezo a recordar que ShangFan me ha secuestrado. Al darme cuenta de ello, ignoro lo luz blanca e intento abrir los ojos con todas mis fuerzas. La deslumbrante luz del sol me ciega y me cuesta un rato poder ver las cosas que me rodean.
Es una habitación desconocida, como cabía esperarse.
Me ha secuestrado… ¿Estoy en Hong Kong?
Rechino los dientes por el enfado. Quiero salir de la cama, pero me doy cuenta de que ni siquiera puedo cerrar el puño.
Tengo la mente en alerta todo el rato. Intento moverme, pero, justo entonces, me doy cuenta de que cada centímetro de mi cuerpo está extremadamente débil y de que no puedo reunir ninguna fuerza.
Miro a mi alrededor nerviosamente. Se trata de una habitación de un estilo muy antiguo. Hay una cama enorme con dosel amarillo que se parece a las camas de los castillos ingleses. Lo calumnio mentalmente. ¡Qué placer tan horrible!
El cuarto lo tiene todo: al lado de la cama hay dos mesitas con las esquinas grabadas y una estantería con todo tipo de libros gordos. El escritorio de estudio al otro lado también parece ser muy caro.
Descansado, me apoyo contra el cabezal de la cama y me esfuerzo en incorporarme. Sin embargo, todavía no puedo usar fuerza con las manos.  ¿Por qué no puedo ni salir de la cama?
Por desgracia, la verdad está justo ante mis ojos. No puedo evitar admitir que no puedo sostener mi propio cuerpo. Después de una serie de temblores, el cuerpo vuelve a caer sobre la cama. Jadeo y miro el velo de encima con el corazón como si me hubiesen clavado una estaca.
No puedo escapar, esa es mi primera impresión.
Mi mente vaga hasta la técnica que usó 8 Cero. Es una réplica de la de XiYan. Si XiYan es alguien de ese campo para asesinos, ¿quiere decir que 8 Cero también lo es?
Maldita sea, no hay forma de que pueda saber algo sobre CanSheng.
Todavía recuerdo su expresión cuando vino a buscarme cuando fui a la escuela. Fue una tragedia enloquecida. Dijo que iba a volverse loco…
Por un momento, la cabeza se me llena de su imagen. Imágenes de él sin que le impresione la fama o el poder, de él siendo frío o estúpido, de él siendo un tirano hermoso…
¿Qué pasará si vuelve y no me encuentra?
Mis emociones se elevan y caen profundamente y no consigo calmarme. Claman en mi corazón como un tambor.
¡No puedo más! ¡Tengo que volver! ¡Tengo que volver, aunque muera en el intento! No hay duda de que estará bien con sus habilidades. Vendrá a buscarme. ¡Tengo que ir a buscarle!
Me aferro a las sábanas con las dos manos. Me muevo al borde de la cama, poco a poco, como una oruga a punto de morir.
En el borde, deslizo un pie fuera. Intento pisar el suelo y la sensación surrealista de que mi pie no está me invade.
Maldita sea, mi cuerpo pesa tanto como una tonelada de acero.
Con soberana dificultad, intento alcanzar la mesita de noche con la mano para usarla de apoyo.
¡Tengo que irme de aquí!
Me muevo por la cama lentamente. Es increíblemente duro y ya tengo el cuerpo sudado. Sin embargo, en realidad, he sobrestimado mis capacidades. Cuando muevo el otro pie fuera de la cama, en un instante, pierdo todo el equilibrio y no siento los pies en absoluto. Unos pensamientos terribles me cruzan la mente y engullen mi conocimiento.
Me aferro a cosas con las manos desesperadamente pero no lo consigo porque no tengo fuerzas.
Y tal que así, mi cuerpo aterriza sobre la larga alfombra de piel con un golpe.

Y entonces, no me puedo mover más. 

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