Capítulo 84

mayo 07, 2018


‒Muérdeme, CanSheng…
Merezco este dolor. Me separa las piernas, me muerde el cuello y se quita la ropa. Saca su miembro ya erecto y me lo mete. Nuestras pieles se frotan sin lubricante ninguno, entra en mí con dificultad y yo aguanto la incomodidad. Seguramente, lo más difícil de aguantar es el dolor. Arde y me duele muchísimo, así que abro la boca y le muerdo el hombro. Le muerdo con todas mis fuerzas hasta hacerle sangre, pero, aunque parece que no se ha dado cuenta, se excita aún más. Le suelto el hombro. Toda mi visión se cubre de rojo y su sangre invade mi garganta: esto es lo que he escogido, tengo que soportarlo.
Llego a mi límite, pero no quiero soltarle. Quiero sentir el dolor más intenso que pueda.
‒CanSheng, ugh… No pares, no…
Lo saca casi todo antes de penetrarme una vez más de golpe. Alzo la vista para mirarle, para observarle y decirme que tengo que aceptarle, que tengo que sentirle. Cuánto más hondo va, peor me encuentro. Me encuentro mal hasta cuando le abrazo.
Sollozo y oigo sus jadeos en la oreja. Me duele todo. Todo. Pero hay un tipo de dolor que se apodera de mi mente: placer.
‒Ah…
Le ha cambiado la voz. Ahora es dulce y gentil, con un atisbo de esperanza. Le pellizco los hombros cuando siento que parte de mi cuerpo está reaccionando como no debería y acabo cayendo en su trampa. Tal vez hace años que la trampa está ahí a la espera de que alguien salte.
Estoy cachondo y con los ojos vidriosos. El hombre que tengo ante mí es bellísimo: cejas arqueadas, nariz recta y labios rojos rebosantes de lujuria.
Me doy cuenta de que no dejo de frotarme contra él, pidiendo más.
‒Ugh, ah… Can… CanSheng… Estoy…
Ye CanSheng aparta la mano con la que intento tocarle el miembro.
‒Córrete para mí, YunSheng. ‒ Me ordena al notar la diferencia en mi actitud.
‒Ah, no… Suéltame…
Me sujeta las dos manos con una y me rodea las caderas con la otra mientras se mueve. Cada vez que me penetra me toca en el más dulce de los lugares; quiero saltar. El sonido resuena por las paredes, es una escena obscena. Todavía no me ha tocado la parte delante del cuerpo, y se me hace inaguantable. No aguanto la lujuria. Lucho, sacudo la cabeza y le ruego más. Mucho más.
Es la primera vez que me he sentido así debajo de él. El dolor ha llegado al fondo de mi corazón. Agonizo felizmente.
‒Para, suéltame, suéltame…
‒¿Me amas, YunSheng? ¿Me amas?
Su voz me entra por los oídos, pero mi mente no responde. Sigo ensimismado un buen rato y no contesto hasta que él deja de moverse para que pueda moverle. Tengo los ojos llorosos.
‒¿Me amas? ‒ Me pregunta otra vez.
Lucho. No estoy dispuesto a contestarle. ¿Amor? Tal vez, pero no quiero decirlo. Quiero atormentarlo, quiero devolverle el dolor, por eso no digo nada. Sigo siendo un cabezón.
Yo sigo caliente, aunque él no se mueve, de hecho, va a más. Me da igual todo y empiezo a moverme solo. Se pone serio y me sujeta la cadera para que deje de moverme.
‒¿Me amas?
‒Da igual, CanSheng…
‒¡¿Me amas?! ¡Dímelo!
Usa más fuerza para cogerme y me toca el miembro para evitar que me corra mientras controla mi entrada para obligarme a hablar.
‒¡Dímelo ya! ¡¿Me amas o no?!
‒Ugh…
Las lágrimas rebosan en mis ojos ante su enfado. Tengo calor y sacudo la cabeza, ahogando mis sollozos.
‒Can… CanSheng, no puedo más…
Él me abraza sin soltarme.
‒Te lo ruego, dime algo, YunSheng. Hazlo por mí.
Estamos conectados. Si él está incómodo, yo también. No acabo de entender por qué quiero hacerle daño, hacerle sufrir, saborear lo que es no tener lo que anhelas. Por eso no quiero decirle nada. Hasta que no sienta lo suficiente, no pienso comprometerme.
‒Siempre, siempre te he amado, CanSheng. ‒ Empiezan a caerme las lágrimas
Nunca lo había dicho, creía que lo haría algún día bajo el sol.
Unos instantes después, me abraza entre temblores y empieza a moverse como loco y es justo en ese momento cuando noto algo mojado en el cuello. ¿Está llorando…? ¿Sabrá por qué… me he vuelto así?
Cada penetración es más fuerte que la anterior. Entra en mí pesarosamente y sale antes de volver a enterrarse.
Al final no recuerdo si me he corrido o no, sólo que la humedad de mi cuello se ha acabado secando y helando.

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1 comentarios

  1. GRACIAS POR EL TRABAJO EN ESTE PROYECTO ME ENCANTA ESTE TIPO DE HISTORIA MI UNICA DISTRACCION ES LEER Y SOY FAN DE TU TRABAJO GRACIAS

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