Capítulo 86

mayo 08, 2018


Ye CanSheng se me acerca por detrás y se queda allí callado. No me doy la vuelta, me limito a seguir contemplando al perro que sigue jugando por el jardín. Qué grande está…   
Estoy aburrido, sí, pero ni siquiera me planteo el quejarme. Aprecio el tiempo que cuento. No me lloran los ojos; pienso que tal vez podría llorar un poquito, quejarme y pagar el enfado con alguien, pero… no lo hago. Sigo como siempre y le sonrío como siempre.
‒YunSheng, XiYan dice que ya está, que podemos hacerlo cuando puedas. ‒ Anuncia a mis espaldas.
‒¿Sí? ‒ Tengo la garganta seca, me cuesta hablar y se me hielan las manos.
Ye CanSheng me pone una mano en el hombro.
¿Estoy más gordo? ¿Tanto he comido? Cacahuete sigue persiguiendo mariposas al otro lado de la ventana.
‒CanSheng…
‒¿Mmm? ‒ Se me acerca y se me queda a un lado, tapándome la ventana.
‒¿Puedes… Dejarme salir una última vez? ‒ Le miro esperanzado, pero su expresión se torna gélida, aguda y arquea las cejas.
‒YunSheng, ‒ dice. ‒ no pienso volver a confiar en ti, ni a mimarte. ‒ Su voz rasga todas mis fachadas.
‒Jaja… Jajaja…
Dejo caer las manos a un lado mientras me río. Mis carcajadas me hacen llorar; el dolor que llevo aguantando desde que me siento y me aburro cada día se derrama ante él.
‒Perdona, se me había olvidado. Sí.
Se me había olvidado que ya no confía en mí. Se me había olvidado que ya no es mi mocoso. Ahora es un adulto capaz de encerrarme.
‒¿Qué pasa?
‒Nada, ‒ contesto. ‒ que así sea. ‒ Pero mis lágrimas no se detienen.
‒No llores, ‒ me levanta la cara. ‒ me duele el corazón cuando lo haces.
Golpeo su cuerpo con las manos, pero él me susurra palabras de amor mientras me abraza.
‒¿Cuándo? ‒ Oso preguntar ya más tranquilo.
‒Mañana.
‒Vale.
Eso es todo lo que logro musitar. No puedo negarme, no puedo decir que no. Este es el camino que yo mismo he escogido, no puedo guardarle rencor. No hay rencor…
Empujo a CanSheng con suavidad.
Ya veo, sí. Cacahuete sigue persiguiendo la mariposa, pero como tiene alas no la alcanza. Qué perro tan tonto. La única forma de conseguir la mariposa es arrancándole las alas.
No hay rencor.

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