Capítulo 99: Feliz como una perdiz

mayo 25, 2018


Satisfecha y exitosa, Guogong Furen se marchó con una gran sonrisa acompañada por su nuera y dejando un ambiente cargado y extraño a sus espaldas.
‒¿Qué hacéis ahí parados? ¡Todo el mundo fuera! ‒ Ordenó la anciana antes de que Li Zhang Le pudiese empezar a sonreír.
Todos los allí reunidos salieron uno detrás del otro y, cuando les tocaba a Li Wei Yang y a Li Zhang Le, la última saludó a su hermana como si nada.
‒Cuídate, San mei.
Sin embargo, la actitud descarada de Li Wei Yang abrumó a Li Zhang Le mientras veía como su hermanastra se alejaba tranquilamente.

*         *        *        *        *

La familia entera llevaba toda la mañana empapada de un pesimismo extraño. Li Xiao Ran ya sabía que Li Zhang Le volvería a casa y lo permitió a pesar de las pocas ganas que tenía de ver a esa hija tan humillante que tenía. ¿Cómo le iba a explicar a su madre y a su familia lo rentable que le salía si así conseguía algo de los Jiang?
Lao Furen determinó que Jiu Yiniang y Qi Yiniang no tenían que servirle a la hora de cenar porque tenían que ocuparse de sus respectivos recién nacidos, pero los dimes y diretes de Si Yiniang y Liu Yiniang frustraron tanto a la anciana que acabó decidiendo que cenasen en sus aposentos. Por lo que, al final, la criada Luo era quien se ocupaba de cocinar para Lao Furen y el resto de las criadas la atendían durante las comidas en un silencio sepulcral.
Li Xiao Ran echó un vistazo a Li Chang Xiao y se aclaró la voz para obligarla a levantar la cabeza.
‒Lao Furen, ‒ la muchacha vaciló, giró la cabeza y empezó a hablar. ‒ hoy hay luna llena… Día quince… Lo suyo sería que toda la familia se juntase y-…
‒Di lo que tengas que decir, no te andes con rodeos. ‒ La anciana frunció el ceño.
Li Chang Xiao le echó una mirada furtiva a Li Wei Yang, pero ésta prefirió guardar silencio y fingir ignorancia.
‒Sólo falta Da jie; está sola, me da pena… Si Lao Furen fuese tan amable de-…
‒ Qué benevolente eres, Si xiaojie. ‒ Se burló Er Furen con frialdad. ‒ Da xiaojie hizo algo mal. Lao Furen ya ha sido lo suficientemente misericordiosa dejándola volver. ¿Quieres que venga a cenar con nosotros? ¡No seas ridícula!
‒Exacto, Si meimei. ‒ Li Chang Ru musitó. ‒ Lao Furen enferma cada vez que la ve. ¡Cómete la comida y déjate de tonterías!
Li Chang Xiao miró a su padre abochornada y, entonces, a su abuela mientras empezaba a llenársele la cara de lágrimas.
Li Xiao Ran cambió de objetivo y miró inquisitivamente a Li Wei Yang con la esperanza de que interviniese, sin embargo, la joven no se molestó en devolverle la mirada y se limitó a beberse la sopa con la cabeza bien alta. Li Xiao Ran se disgustó. Sus hijos deberían pensar como él.
‒Lao Furen, ‒ sonrió. ‒ Chang Xiao tiene razón, la familia debería estar junta.
Lao Furen se lo miró con frialdad hasta que su hijo se rindió.
‒Espero que por lo menos entiendas mi dilema. ‒ Suspiró antes de volver a la mirada sobre Wei Yang que estaba sentada delante y notó cómo sacudía la cabeza.
Li Wei Yang suspiró. Ahora que Jiang Dan había vuelto toda la determinación de su padre se había esfumado. No, quizás Jiang Dan y su padre habían llegado a algún tipo de acuerdo.  Li Zhang Le había vuelto para quedarse, ¿para qué intentar prevenirlo?
Lao Furen acabó suspirando también. No podía perdonar a una nieta tan inmoral, pero con lo terco que era su hijo, decidió ceder por una vez.
‒Da igual, que venga a cenar con nosotros.

Li Zhang Le bajó la cabeza mientras se acercaba a la mesa y saludaba a Lao Furen y a su padre.
‒Siéntate. ‒ Ordenó Li Xiao Ran sin mirarla.
Li Zhang Le se acercó caminando un poco más sin sentarse y dijo:
‒Lao Furen, deja que te sirva. ‒ Uso la más dulce de sus voces, era como música para los oídos.
‒No hace falta.
A Li Zhang Le se le llenaron los ojos de lágrimas y miró a Li Xiao Ran para suplicar su ayuda. Su padre tenía que entenderla. Si no reafirmaba su posición como Da xiaojie, su vida allí sería igual que en el Palacio Frío.
‒Lao Furen-… ‒ Empezó Li Xiao Ran recordando las palabras de Jiang Dan.
‒Dale la sopa. ‒ Lao Furen suspiró y aceptó los servicios de su nieta.
La criada Luo le pasó el tazón a la risueña Li Zhang Le que empezó a servir la cena.
‒No hace falta, la sopa de pollo es demasiado grasosa y mi cuerpo es frágil. Ya no tengo apetito. ‒ Anunció la anciana.
‒Lo siento, no lo sabía. ‒ Se disculpó Zhang Le. ‒ Espero que sepas perdonarme.
Li Min De no aguantaba tanto cinismo. La expresión compungida de Zhang Le le repugnaba.
‒Nadie te va a culpar por querer presumir de tu inteligencia y ganarte a Lao Furen, Da xiaojie. ‒ Comentó Er Furen. ‒ Pero no está bien que le des de comer cualquier cosa sin pensar en su salud. ¿Si come algo que le puede sentar mal vas a responsabilizarte tú?
‒Lo siento, Lao Furen. ‒ Li Zhang Le se mordió los labios y empezó a llorar. ‒ No volverá a pasar. ‒ Cogió un pedazo de róbalo con pimienta al vapor y lo dejó en el tazón de Lao Furen. ‒ Prueba esto.
Lao Furen se la miró, cerró los ojos y dijo:
‒No quiero comer.
‒Da xiaojie, ‒ empezó la criada Luo hecha toda sonrisas. ‒ Lao Furen no se encuentra muy bien últimamente, así que ha empezado a comer menos pato, pescado y pollo. Estás-…
‒Entonces no puede comer nada de lo que hay en la mesa. ‒ Li Zhang Le no se rindió. ‒ Ya he ordenado preparar una cena para ti, Lao Furen, si no te importa, podrías probarla…
La anciana frunció el ceño e hizo ademán de rechazarla, pero Li Xiao Ran insistió.
‒Lao Furen, Zhang Le ha hecho el esfuerzo, podrías probarlo.
‒Que traigan mis platos. ‒ Ordenó Zhang Le a Tan Xiang viendo que su abuela no iba a rechazarla.
Tan Xiang se marchó y en apenas unos instantes la habitación se llenó de criadas sujetando bandejas a rebosar de exquisiteces. La criada Luo ordenó que sirvieran la mitad y que la otra mitad las aguantasen ellas.
Er Furen echó un vistazo al espectáculo y comentó:
‒¿Qué significa esto, Da xiaojie? ‒ Se burló. ‒ ¿A qué estás jugando? ¿Esto no es carne? ¿Qué pasa? ¿Nuestro cocinero no te parece lo suficientemente bueno y has pedido que te traigan uno para ti o algo?
Los platos nuevos no eran muy diferentes, sin embargo, el color de la comida era más viva y más apetecible.
‒Jamás haría algo así. ‒ Contestó la hermosa muchacha sonriente mientras le servía una ración a su abuela.
La criada Luo frunció el ceño e iba a rechazar lo que estaba sirviendo, pero Lao Furen cambió de idea y se llevó un bocado a la boca. Todos tenían los ojos puestos en ella.
‒No está mal. ‒ Dijo satisfecha.
Lao Furen siempre había sido quisquillosa con la comida. Ninguno de los cocineros de la casa, a pesar de que se les había seleccionado y buscado por todo el país, la satisfacían del todo y pocos de sus platos conseguían el visto bueno. Li Wei Yang estudió los platos que había sobre la mesa.
‒¿De dónde es el jamón? Está buenísimo.
Er Furen no pensaba rendirse, cogió una cuchara y se la metió en la boca. El sabor era, sin lugar a duda, especial; el jamón era suculento y era imposible decir que no a otro bocado.
‒¡No está del todo mal!
Li Zhang Le sonrió otra vez sin contestarle y, entonces, pasó a servirle otro de los platos a la anciana.
‒Pruébalo, te prometo que no te va a parecer grasoso.
Lao Furen hizo caso y lo probó. El pollo con setas que solían servirle apestaba a pollo y a aceite y acaba siendo demasiado grasoso para ella, este, sin embargo, sabía diferente olía muy bien.
‒¿Cómo lo han hecho? El sabor es único.
‒Son platos vegetarianos, ¿verdad, Dajie? ‒ Li Wei Yang por fin abrió la boca.
Li Zhang Le no podía creer que Wei Yang hubiese sido capaz de adivinarlo sin probar los platos. Sucumbió a su aturdimiento, sonrió y dijo:
‒Qué buen ojo tienes, hermanita. Sí, son vegetarianos.
Lao Furen saboreó más la comida en un intento de apreciar la diferencie.
‒Nunca había probado nada como esto, y mira que he comido platos vegetarianos de todo el país. ¿Cómo lo han hecho?
‒En la montaña no había mucha cosa que hacer que no fuera rezar, y como no se come carne, decidí aprender a cocinar. ‒ Explicó. ‒ Aunque el cocinero de aquí sea famoso, sus platos vegetarianos no se pueden ni comparar con los de alguien que vive en la montaña. En realidad, no es difícil hacerlos. Los ingredientes principales son: verdura, hongos, setas y diferentes tipos de tofu. Si se hace bien, es más barato y sabe mejor.
‒¿Lo has cocinado tú? ‒ Lao Furen echó un vistazo a los platos de la mesa incrédula.
Li Zhang Le nunca se había manchado las manos, siempre había presumido de su nobleza. Todos los presentes se quedaron atónitos porque la persona a la que le había costado tanto hacer un simple tazón de sopa hubiese sido capaz de cocinar algo como esto. Tal vez había cambiado, quizás quería empezar de nuevo.
‒Sí, pero como no tengo al maestro Miao Xin no he podido preparar los mejores. ‒ Li Zhang Le fue extremadamente humilde.
‒¿Cómo has hecho esta pierna de pollo? ¿Tiene hueso? ‒ Li Chang Xiao probó el pollo llena de curiosidad.
‒Si mei,  ‒ Li Zhang Le sonrió con dulzura. ‒ fíjate bien en el pollo. ¿Qué es?
Li Chang Xiao movió la mano después de saborear el pedazo.
‒He hervido brotes de bambú y los he cortado para que parezcan huesos de pollo. Después los he metido en el tofu y los he envuelto para que parezcan patas de pollo de verdad. Y ya, para finalizar y darle un toque más dorado, los he metido en una cazuela con aceite. ¿A qué parece pollo de verdad?
Los demás continuaron admirados. Todos habían probado la comida vegetariana en algún momento, pero nunca habían tenido el placer de disfrutar de algo tan bueno.
‒Si no hubieses tenido este humor cuando-… ‒ Li Xiao Ran suspiró con una sonrisa peculiar. ‒ Olvidaremos lo que pasó, dedícate a portarte bien y a cuidar bien de Lao Furen.
‒Sí. ‒ Li Zhang Le sonrió.
Li Min De arqueó las cejas sin querer, Li Zhang Le parecía otra. Tanto su forma de moverse, de hablar, como su belleza era diferente. Si antes se la consideraba una bella peonía, ahora era una orquídea sofisticada con un toque delicado.
Li Wei Yang sonrió por lo bajo. No era extraño que se usase tofu para imitar la forma del pollo, el pescado o el pato. Sin embargo, el sabor no podía imitarse y por eso a mucha gente no le gustaba.
‒¡Tendrías que enseñarle a tu Er mei! ‒ Er Furen se obligó a sonreír.
‒Si ella quiere, por mi encantada. ‒ Li Zhang Le miró a Li Chang Ru.
‒Me parece que Er jie no lo conseguiría ni aunque lo intentase. ‒ Li Wei Yang sacudió la cabeza.
‒¿Qué intentas decir? ¿Qué no soy tan lista como Da jie? ‒ Li Chang Ru juntó las cejas.
‒No, no quería decir eso. ‒ La sonrisa de Wei Yang empeoró la animosidad de las muchachas. ‒ Quiero decir que aunque Da jie te enseñase, el sabor no sería el mismo.
Li Chang Ru no la entendió. Li Wei Yang sacó un trozo de tofu y continuó:
‒Hablemos del plato. Parece del montón, pero en realidad necesita más de diez pollos salvajes para hacer la sopa de la base. ¿Cómo se va a comparar? Calculo que el plato más barato de los que hay aquí debe costar una o dos monedas de plata. Si nos fijamos en los otros… Vamos, que es malgastar el dinero. ¿Te los podrías permitir, Er jiejie?
A Li Xiao Ran y a Lao Furen les cambió la cara en cuanto escucharon las palabras de Wei Yang.
‒Qué buen ojo tienes, San jie. ‒ Li Zhang Le mostró una sonrisa practicada.
‒Me halagas. ‒ Li Wei Yang continuaba tranquila, como el reflejo del sol sobre un lago. ‒ Tus platos parecen vegetarianos, pero la sopa base se ha hecho con varias delicatessen. Por eso la verdura no sabe a verdura, sino a orejas de mar. Aunque claro, que los acompañantes cuesten cien o doscientas monedas de plata, me parece tirar el dinero.
‒Exageras, hermanita. ‒ Li Zhang Le intentó mantener la misma expresión facial. ‒ Son sólo cien o doscientas monedas de plata… Teniendo la fortuna que tenemos los Li, ¿qué más nos da? Si es para la abuela, vale la pena. Si te duele dar dinero, ya lo pagaré yo.
Li Wei Yang no podía volver a insistir en que le parecía caro sino quería que la acusasen de impiedad.
‒Oh, has malentendido mis intenciones, Da jie. ‒ Li Wei Yang parecía ansiosa. ‒ Ahora mismo los Li podemos permitírnoslo, pero yo me refería a la larga… Perdonadme si he echado a perder el buen humor de padre o de Lao Furen…
‒¿Qué dices, Wei Yang? ‒ Li Xiao Ran frunció el ceño.
‒Bueno, padre, el Emperador dijo una vez que tú eres el más honrado de todos los oficiales. Cuando eras oficial sólo tuviste tres pares de guantes diferentes, comiste cinco comidas y construiste sólo cinco patios en tu finca. ¡¿Quién no alabaría tu modestia?! Pero claro, ahora que eres primer ministro la condición de la familia ha cambiado, supongo que gastar más para cumplir con Lao Furen es lo suyo, pero-…‒ Posó la vista en Li Zhang Le mientras hablaban. ‒ Me pregunto qué dirá la gente sobre ti si se entera de que gastamos cien o doscientas monedas de plata por comida.
Li Xiao Ran se quedó estupefacto y su expresión fue empeorando. Ojeó los platos que había sobre la mesa y frunció el ceño.
‒Odiaría que llamasen a padre hipócrita o dijeran que no es honrado… ‒ A Wei Yang le brillaron los ojos. ‒ Creo que dejar que Lao Furen viva toda su vida gozando de honor es más importante que abandonarse a caprichos como estos.
Las intenciones de Wei Yang estaban claras. Si un desconocido descubría que cada comida de los Li les costaba cientos de monedas de plata sería un escándalo. Lao Furen disfrutaría de la buena vida mientras Li Xiao Ran fuese primer ministro, pero si su reputación quedaba por los suelos por algo así, se convertirían el hazmerreír y las pérdidas serían incalculables. 
Lao Furen entendió el razonamiento de Wei Yang perfectamente. Sabía que sus nietas no se llevaban bien, pero Li Wei Yang siempre hablaba por el bien de los Li y eso la hizo vacilar.
‒Creo que exageras, San mei. Sólo es comida.
‒El banquete vegetariano de la Emperatriz Viuda sólo costó ochenta monedas de planta… ‒ Li Wei Yang suspiró.
‒Lleváoslo todo, no puedo aceptar este lujo.
El banquete de la Emperatriz Viuda de Da Li había costado sólo ochenta monedas. Que la comida de la madre de un oficial de primer rango fuese mucho más extravagante que una Emperatriz era un crimen.
‒Lao Furen, es culpa mía. ‒ Li Zhang Le mostró total arrepentimiento.
La matriarca se disponía a hablar, pero su hijo le interrumpió.
‒Perdónala, no lo ha hecho a mala fe.
Li Zhang Le tenía los ojos vidriosos por las lágrimas y se miraba a la anciana con anticipación.
‒De acuerdo; pero que estos platos no vuelvan a aparecer en mi mesa nunca más.
‒Sí.
Li Wei Yang suspiró. Sólo Zhang Le podría preparar un banquete como este. Da Furen había enviado lo más valioso de toda la finca a su habitación, no le era difícil costear un año entero de lujos como este festín. No obstante, era imposible que se hubiese encontrado con un maestro tan bueno que dispusiera de los ingredientes en su templo porque Lao Furen había escogido a propósito el más pobre y destartalado que encontró. Li Wei Yang no quiso delatarla por el bien de Li Xiao Ran y, al final, fue precisamente gracias a su padre que Li Zhang Le consiguió librarse.


Li Zhang Le quiso ayudar a levantarse a Lao Furen cuando acabaron de cenar, pero la anciana le apartó el brazo de repente y señaló a Wei Yang.
‒¡Ay, esta niña! ¡Vamos, acompáñame! ¡Tendrías que estar más atenta!
Li Wei Yang se levantó contenta como unas castañuelas y se cogió del brazo de su abuela bajo la atenta mirada de Zhang Le que las vio alejarse totalmente decepcionada.
‒Entiendo tus buenas intenciones, pero lo de hoy ha sido malgastar por malgastar. ‒ A Li Xiao Ran le dio pena. ‒ Si la gente se enterase, no sería bueno para la reputación de los Li. No le guardes rencor a tu abuela, sólo quiere lo mejor para la familia.
‒Sí, lo sé. ‒ La muchacha se tragó los sollozos y contuvo las lágrimas.
Li Min De observó la escena. Li Zhang Le cada vez actuaba mejor y eso supondría un problema.


Lao Furen levantó la taza y sopló el vapor antes de darle un sorbo al té.
‒No está mal, es muy suave.
‒Es de este año; nos lo envió la princesa Yong Ning ‒ Dijo Li Wei Yang sonriente.
‒Cuando era joven me gustaba el té más fuerte. ‒ Explicó la anciana. ‒ Pero ahora que soy mayor, prefiero el suave porque el sabor es más duradero, suave y refrescante.  ‒ La joven se limitó a sonreír. ‒ Oh, Wei Yang, ¿te molesta que haya dejado que vuelva tu hermana?
‒Entiendo los pesares de padre y los tuyos, Lao Furen. ‒ Contestó. ‒ Por como se comportaba Guogong Furen estaba claro que estaban preparados para cualquier cosa. Si nos hubiésemos negado, seguramente las familias ahora mismo estarían enfrentadas. ¿Cómo no me iba a dar cuenta? Estoy bastante segura de que tú te sientes peor que yo… ¿Cómo me atrevería a darte más disgustos?
Li Wei Yang tenía razón, la anciana estaba totalmente disgustada con la situación. Jamás la habían coaccionado y siempre había vivido rodeada de gloria. Sin embargo, ahora los Jiang habían metido a una chiquilla en la familia a la fuerza y les habían obligado a cargar otra vez con Zhang Le. ¡Se estaban pasando de la raya!
‒Oh, pareces más mayor, no tienes la ira de una jovencita de tu edad. ‒ Lao Furen sonrió con amargura.
‒Oh, no. No exageres.
‒Soy vieja, no aguanto estos problemas, pero no he podido negarme cuando tu padre me lo ha pedido. ‒ Lao Furen dejó de sonreír.
‒Está claro que tú siempre buscas el bien para la familia. Padre tiene muchas cosas de las que ocuparse afuera, es normal que no pueda llevarlo todo. Tú eres la que mantiene a la familia unida, ¿cómo va a haber algo que no puedas aguantar? Además, Dajie sigue siendo de la familia, no podemos dejar que viva como una don nadie.
‒Me has animado y has defendido a tu padre en un momento. ‒ Lao Furen entrecerró los ojos e hizo una mueca. ‒ Desde luego, mimarte no ha sido una mala decisión.
‒Sin ti no estaría viva. ‒ Li Wei Yang sonrió. ‒ Con poder servirte, me basta.
‒Qué elocuente. ‒ Lao Furen le echó un vistazo. ‒ Tu dajie es la hija de la primera esposa y es hermosa. Tu padre siempre la había favorecido, así que es normal que se la respetase tantísimo. Pero ahora las cosas han cambiado. No he olvidado nada de lo que ha hecho. Nunca había pasado algo así en nuestra familia. Tenemos que dejarla viva por los Jiang, pero lo del matrimonio… Tenemos que esperar tres años para poder hacer nada oficial, sólo tenemos un pacto oral. Temo que esta niña pueda hacer algo que dañe la reputación de los Li por eso quiero tenerla vigilada.
‒Tienes razón.
‒Wei Yang, ‒ Lao Furen suspiró. ‒ tu posición será la misma aunque haya un nuevo miembro en la familia. Además, sigues siendo la Xianzhu y seguramente el Emperador es quien se encargará de decidir tu matrimonio, no hay nadie que pueda interferir.
‒Lo sé, Lao Furen.
La anciana quería consolarla y Wei Yang lo sabía.
‒Has sufrido mucho, niña. Pero son experiencias por las que tienes que pasar al ser una de las hijas de los Li. Si Zhang Le intenta meterte en líos, evítala. En cuanto Jiang Dan se vaya acabaremos con todo esto.
‒Gracias por tus consejos, Lao Furen.
‒Me alegra que me entiendas. Bueno, se está haciendo tarde, deberías ir a descansar.
‒Buenas noches, Lao Furen. ‒ Li Wei Yang se levantó y se marchó cuidando de no hacer ruido.
La criada Luo cubrió a la anciana con una manta.
‒Hoy ha-… ‒ Empezó.
El ceño de Lao Furen era como un cielo inexpresivo.
‒Después de la calma, llega la tormenta.
‒Eso-… ‒ Susurró la criada. ‒ No pasará.
‒Estas niñas son como el fuego y el agua, es imposible que se lleven bien, sobretodo si el agua está sucia. Estoy segura de que esta vez habrá caos.
‒Yo creo que Da xiaojie ha aprendido a controlarse. ‒ Murmuró la criada Luo.
‒¿Crees que es tonta? Como su madre lo hacía todo por ella y la niña tiene una cara bonita, todo el mundo le dejaba hacer lo que quería. No tiene ningún sentido de la propiedad. ¿Crees que un año encerrada en un monasterio es suficiente para hacerla cambiar? Los humanos somos inconstantes, todavía tiene que aprender mucho.
‒¿No te acabas de creer lo que ha pasado en-…?
‒Por muy tonta que sea, no habría hecho algo así. Esto lo ha preparado otra persona. ‒ Lao Furen sonrió.
‒¿Entonces por qué la has castigado a ella? ‒ La criada no daba crédito.
‒Si no tuviese malas intenciones, no le habría hecho nada. Si no sabes, no intentes hacer daño a los demás… ¡Sino tendrás que aceptar las consecuencias!
La criada Luo se quedó callada. A veces Lao Furen favorecía demasiado a San xiaojie.
‒Sé que te parece que favorezco demasiado a Wei Yang, y tienes razón, me gusta esa niña. La muchacha ha tenido que ganarse mi apoyo para poder sobrevivir en esta familia y, si no fuera por mí, cada uno de sus pasos sería un infierno. Por eso es tan atenta conmigo e intenta entenderme. Por otra parte, Zhang Le y su madre parecían respetuosas, pero siempre se ponían en mi contra a mis espaldas, es normal que no me gustasen. ¡La verdad es que no tenían salvación ninguna!
‒Pero Da xiaojie ha reflexionado y-…
‒Ya veremos. ‒ Lao Furen sonrió.

*         *        *        *        *

Aquella mañana los Li estaban terriblemente ocupados. Los invitados no dejaban de llegar: ministros, miembros de la realeza, discípulos de Li Xiao Ran… Sin embargo, el carruaje matrimonial no llegó a la residencia hasta la puesta de sol. La puerta de los Li estaba llena de gente de todo tipo que admiraban el carruaje a lomos de ocho criados.
Li Wei Yang escuchaba el sonido del fuego de los artistas que Li Xiao Ran había contratado para entretener a los muchos invitados mientras esperaban.
‒He ido a echar un vistazo y la coronilla de la novia es deslumbrante. Lleva el traje rojo de seda auténtica y todo de bordados mandarines. Es glorioso… Los Jiang se han gastado un buen dinero.
‒Han usado todo lo que tenían, no sólo dinero. ‒ Li Wei Yang habló tranquilamente. ‒ Cualquiera no puede llevar ese traje, sólo las señoras de primer rango.
‒No me puedo creer que los Jiang quieran pedir ya su título de primer rango antes de que entre en la familia. ‒ Li Min De frunció el ceño.
El rango era un símbolo de la posición y del estatus de una persona.
‒¿Cómo va a poder estar por encima de una Xianzhu si no? ‒ Susurró la muchacha lo suficientemente alto para que Min De pudiese escucharle.
A Li Min De le cambió la cara, como si se le hubiese caído la venda de los ojos.
‒Bueno, será mejor que esperemos a ver qué pasa. ‒ Li Wei Yang sacudió la cabeza. ‒ Puede que no sea para tanto.
Li Min De asintió y Bai Zhi se acercó para informarles.
‒Xiaojie, Lao Furen ha dicho que la novia acaba de entrar en la cámara nupcial y quiere que todas las señoritas la acompañen.
‒Min De, ve a recibir a los invitados, ‒ Li Wei Yang asintió. ‒ me tengo que ir.

Li Xiao Ran le quitó el velo a la novia después de que entrase la novia y salió a recibir al resto de invitados para brindar con sus amigos y conocidos.
Cuando Wei Yang llegó a la cámara nupcial sólo se escuchaban risotadas. La nueva novia estaba sentada en la enorme cama con suma elegancia.
‒Pensaba que Da xiaojie era la más guapa de todas, ‒ decía Er Furen. ‒ ¡no me puedo creer que la nueva novia sea como una deidad! ¡Qué suerte tienes, Lao Furen!
‒Mi hijo es el que ha tenido suerte. ‒ La anciana era todo sonrisas.
‒Bienvenida, San xiaojie. ‒ Una criada la saludó.
Todas las que estaban en la habitación giraron la cabeza para mirarla y Wei Yang entró con una gran sonrisa.
‒Siento llegar tarde.
La novia levantó la cabeza con ojos relucientes y estudió a la muchachita que se le acercaba. Era una joven de mejillas sonrosadas, labios rojos como cerezas y un par de ojos gélidos.
‒Esta debe ser Wei Yang. ‒ Jiang Yue Lan suspiró y sonrió. No era tímida ni demasiado prudente a pesar de ser nueva, todo lo contrario, era una joven generosa y decorosa.
‒Sí, es la tercera. ‒ Lao Furen sonrió e indicó a su nieta que se acercase. ‒ Ven y saluda a tu madre.
Aunque Jiang Yue Lan se acababa de casar, ya era oficialmente la nueva esposa.
‒Madre. ‒ Li Wei Yang se adelantó y la saludó sin ningún tipo de desaprobación.
Li Chang Xiao la admiraba. La nueva madrastra la había inquietado con su título, sin embargo, Li Wei Yang la saludó como si nada.
Li Zhang Le estudió la escena en silencio, sin saber qué decir. La nueva Furen, Jiang Yue Lan, era bella pero no era delgada. Su rostro era voluptuoso, aunque no gordo, y tenía un tono rosado. Las curvas de sus cejas recorrían sus ojos; su nariz parecía tallada de jade blanco y sus labios sonreían con infinita magnanimidad. Era mucho más hermosa que ella.
Que los Jiang hubiesen ocultado semejante belleza levantó sospechas en Li Wei Yang. ¿Cuál sería su intención? Lo que la muchacha ignoraba era que Jiang Yue Lan en realidad iba a ser enviada a palacio, pero como Da Furen había fallecido, decidieron enviar a su peón a los Li.
Li Chang Ru vio que Li Zhang Le continuaba cabizbaja y quiso molestarla.
‒¿Estás pensando en tu madre, Dajie? ‒ Preguntó provocativa. ‒ Oh, bueno, es normal que te acuerdes en una situación así.
Lao Furen frunció el ceño, no le gustó nada el comentario de Chang Ru. Li Zhang Le no repuso nada, sólo mostró una expresión adolorida. Sin embargo, Li Wei Yang no se regocijo por el dolor de su hermanastra, sólo sonrió tranquilamente.
‒¡Deberías saber lo que no se puede decir en un día tan glorioso como hoy!
Li Chang Ru empalideció y guardó silencio. Se disgustó con su abuela, pero no dijo nada más.
En ese momento, la novia se levantó y se acercó a Zhang Le.
‒Te entiendo, yo también perdí a mi madre cuando era pequeña. ‒ Dijo con suavidad. ‒ Además, tu madre es mi prima, somos familia. No estés triste, te voy a cuidar. ‒ Dicho esto, le cogió las manos y Li Zhang Le pareció conmoverse.
Lao Furen se llevó un pañuelo a los ojos.
‒No me puedo creer lo sensible que eres, Yue Lan. Espero que siga así.
‒Haré lo que pueda para servirte a ti y a las hijas de mi marido. ‒ Contestó la nueva novia con modestia.
Su tono sonaba sincero y su actitud respetuosa, por lo que nadie podía meterse con ella. Incluso Bai Zhi y Mo Zhu quedaron convencidas de que esta joven sería una matriarca generosa, totalmente diferente a Da Furen.
Li Wei Yang sonrió sin querer ante la escena. Si de verdad quisieran hablar como familia no lo habrían hecho delante de todo el mundo. ¿Zhang Le quería ganarse su simpatía o esas dos ya estaban compinchadas y estaban montando un numerito delante de todos? Pero lo importante es que, fuese cual fuera el motivo, la nueva Furen actuaba a la perfección. Acababa de llegar y ya estaba demostrando lo benevolente que era con los hijos de la anterior primera esposa y con los de las demás concubinas.
‒Ahora que tenemos una madre, ya no me sentiré sola, Lao Furen. ‒ Musitó Li Zhang Le con los ojos rebosantes de lágrimas.
‒¿Qué dices, Da jie? ‒ Li Wei Yang sonrió. ‒ Somos una familia, yo tampoco te dejaré sola.
Li Zhang Le se sorprendió y miró a Jiang Yue Lan.
‒Ahora sí somos una familia. ‒ Comentó Jiang Yue Lan.
‒Sí, tenemos que vivir en armonía. ¡Espero que todo vaya bien! ‒ Exclamó Lao Furen.
Las risas de la habitación se escuchaban desde fuera y la criada Luo que estaba vigilando desde la puerta suspiró y contempló las nubes negras que cubrían los cielos.

You Might Also Like

1 comentarios

  1. Muchísimas gracias por el capítulazo estuvo muy buenísimo n_n

    ResponderEliminar

Popular Posts

Like us on Facebook

Flickr Images