Capítulo 30

diciembre 14, 2018


Para Lu Hao Li que Hai Xiu viviese en su casa no podía ser mejor. Feng Fei había pasado gran parte de su niñez solo, pero ahora no sólo tenía alguien con quien pasar el rato, también era alguien que le ayudaba con sus estudios y eso era, sin lugar a dudas, matar dos pájaros de un tiro. A la buena mujer le encantaba Hai Xiu: aunque era callado, era muy considerado y honesto.
Por otro lado, Feng Fei solía llamar a Jiang Yu Man de vez en cuando para informarle de cómo iba Hai Xiu y así dejarla tranquila.
–Oh… – Feng Fei le enseñó el móvil a Hai Xiu. – Tu madre me ha vuelto a enviar un mensaje para decirme que hace mucho frío y que abrigues bien.
–A mí no me ha dicho nada. – Comentó Hai Xiu sonriendo.
–Qué se le va a hacer. – Feng Fei contuvo la risa. – Es que le gusto a todo el mundo.
Hai Xiu le sacó la lengua, se rió y bajó la mirada para continuar con su lectura. En realidad, tocaba educación física, pero con el temporal y el gimnasio ocupado, el profesor se decantó por darles tiempo libre: ninguno de estos estudiantes iba a dedicarse al deporte profesionalmente, así que, ¿para qué hacerles pasar un mal rato?
–¡Feng Fei, ven un momento! – El delegado de la clase de al lado lo llamó. Feng Fei salió para hablar con él.
–¿De verdad te vas a traer a Hai Xiu?
–¿Por? – Feng Fei asintió con la cabeza.
–Nada, sólo quería asegurarme.
–Dime lo que quieres decir. – Feng Fei le barró el paso cuando su amigo intentó huir de la conversación.
–Nada, nada. – Farfulló el delegado. – ¿Por qué me coges?
–Mira, si no quieres decírlo me da igual. Si te molesta, no iremos ninguno y ya está.
–¡No! – El delegado no le quedó de otra que confesar. – Hay una chica muy maja en mi clase… Se llama Shao Yue Ying, solemos quedar de vez en cuando. ¿Te suena?
–No. ¿Por? – Feng Fei frunció el ceño. – ¿Qué le pasa?
–No se lo digas a nadie. pero… – El delegado bajó el tono de voz. – Le gusta Hai Xiu. En principio no iba a venir, pero cuando se ha enterado de que Hai Xiu sí venía ha cambiado de opinión. Sólo quería asegurarme de que vendría.
–¿Le gusta Hai Xiu? – Feng Fei se rio sin querer. – ¿De qué le conoce?
–Me ha dicho que lo conoció en verano y se llevó una buena impresión de él, pero no pudieron hablar. Hey, vosotros sois amigos, ¿no? ¿Sabes si tiene novia?
–Sí. – Feng Fei ni siquiera vaciló.
–¡¿Sí?! – Exclamó el delegado totalmente sorprendido. – ¿Cómo puede ser…?
–Son amigos de la infancia. – Feng Fei se burló. – Dile a tu amiguita que ni lo sueñe.
–Bueno… – El delegado se paró a reflexionar unos segundos. – Si vais, puede que Hai Xiu acabe pillándole el gustillo a Shao Yue Ying. En realidad, iba a pedirte que me ayudases a juntarlos, pero… Bueno, olvídalo. Que sea lo que Dios quiera. A Shao Yue Ying le gusta muchísimo, me ha dicho que le da igual que tenga novia.
–¿Tú eres tonto? – Feng Fei frunció el ceño. – ¿No me has oído? Ya tiene a alguien. – Su voz reflejaba su enfado con total claridad.
–Bueno, ahora tiene. Pero quién sabe. – Contestó el otro chaval tranquilamente. – Además, ¿qué te pasa a ti? ¿Por qué te lo tomas tan a pecho? Sólo están saliendo. Bueno, mira, yo ya me voy. Ya verás lo que haces con Hai Xiu… Aunque yo creo que sería más fácil para Shao Yue Ying si Hai Xiu ya sabe lo que hay.
Feng Fei apoyó la espalda contra la puerta de la clase ya a solas y entrecerró los ojos. ¿Cómo podía darle igual a esa chica que Hai Xiu tuviese pareja? Era la primera vez que se encontraba con alguien así.
En realidad, para Feng Fei hubiese sido pan comido convencer a Hai Xiu de no ir. El chico era obediente y dócil, y raramente tenía algo que objetar. No obstante, Feng Fei no era el tipo de persona que evita los problemas.
La chica esa y Hai Xiu seguramente no interactuaron demasiado por muy buena que fuese ella si Hai Xiu no se había molestado en mencionársela. Después de analizar el asunto, Feng Fei esbozó una mueca triunfante.

–Hai Xiu. – Feng Feo volvió a clase, se sentó en su asiento y se quedó mirando a Hai Xiu fijamente. – Quiero contarte una cosa.
–¿Qué pasa? – Hai Xiu dejó de escribir y se lo miró.
–¿Conoces a una tal Shao Yue Ying?
A Hai Xiu le sonaba el nombre, pero no caía.
–No. – Respondió sacudiendo la cabeza de un lado al otro.
Feng Fei sintió que se le quitaba un peso de encima: era, sin lugar a dudas, un amor no correspondido. Pensándolo bien, no era sorprendente. Hai Xiu no se relacionaría con otras personas tan fácilmente. Por mucho que le gustase a esa chica, no tenía nada qué hacer. Pero… Si hacía lo mismo que él… ¿Cualquiera podría conseguir capturar a Hai Xiu?
–No la conoces, ¿eh…? – Murmuró Feng Fei. – Se va a venir a las aguas termales este finde.
–Oh. – Hai Xiu no entendía porqué era información relevante. – Vale.
–No te preocupes. – Feng Fei sonrió. – Te lo digo para que no te sientas incómodo. – Añadió.
–Yo… – Empezó Hai Xiu, confuso. – ¿Por qué iba a preocuparme? ¿Qué pasa con esa chica?
–Ah, ella… – La sonrisa de Feng Fei se engrandeció. – Hace tiempo que le gusto. Se ha enterado de que íbamos a las aguas termales y se ha acoplado al grupo… ¿Entiendes?
–Ya veo. – Farfulló Hai Xiu de todo menos contento.
–¿Prefieres que no vayamos? – Feng Fei estudió la expresión de Hai Xiu y se rio. – Hacemos lo que tú quieras.
Hai Xiu, celoso, se paró a pensar unos segundos.
–No… – Sacudió la cabeza. – Ya les hemos dicho que iríamos. No me parece bien echarnos atrás.
–Entonces, ¿vamos?
–Sí, pero… – Hai Xiu frunció el ceño. – No te juntes con ella. – Dijo, disgustado.
Feng Fei sintió un tintineo en el corazón, se dio la vuelta, se inclinó para adelante y susurró:
–Si me llamas: “amor mío”, no me juntaré con ella. No la voy ni a mirar.
–¡Serás…! – Hai Xiu casi se cae de la silla. – ¿Qué dices?
–¿No quieres? – Feng Fei se puso serio. – Bueno, pues si no lo vas a hacer…
Hai Xiu le miró nerviosamente y Fei Feng le hizo una mueca.
–No hace falta, no me voy a juntar con ella. Además, ya te tengo a ti en mi vida. ¿Para qué voy a mirar a otros?
Hai Xiu estaba encantado con su respuesta.
–No salgas con ella. De verdad de la buena, ¿vale? Y no… No la mires. ¿Vale?
–No, no la voy a mirar. – Feng Fei asintió. – Sólo te voy a mirar a ti.
–No te le acerques demasiado, ¿vale? – Hai Xiu se relajó.
Feng Fei no podía dejar de reír para sus adentros, pero fingió serenidad.
–Eso haré. Si está allí, la evitaré.
–Qué bueno eres, Feng Fei. – Susurró Hai Xiu, totalmente aliviado.
Feng Fei abrió la botella de agua y le pegó un buen trago.
–Venga, a leer.
Hai Xiu asintió y la pareja continuó leyendo y respondiendo los ejercicios.

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