Capítulo 17: Incidente

julio 17, 2016

Si le preguntasen por qué fue a ver cómo iban las cosas, Kenneth probablemente tendría difícil contestar. La Latina que conoció en aquel entonces tenía una tez terriblemente mala así que se preocupó, esa también fue una buena razón. Por eso, parece que fue capaz de notar el diminuto, extraño sonido que normalmente le habría sido inaudible. Y entonces, preocupado tal y como estaba, fue a ver cómo iban las cosas. Eso estaba mejor. Lo mejor habría sido notar los síntomas y se capaz de pararlo antes de que pasara... Sin embargo...
Las calles de Kroix daban la bienvenida al otoño. Latina, junto con sus amigos había empezado a ir a la escuela que estaba en el templo del Dios Amarillo, Asfar, localizado en el corazón del distrito. Asfar era el Dios que gobernaba en los estudios. En un distrito ligeramente grande como Kroix, había templos por todos lados para los niños que aún no habían empezado a trabajar con el fin de darles una educación mínima. En el caso de Kroix, eran dos años de escolarización después de cumplir los ocho años antes de empezar a trabajar. El nivel de alfabetización del país de Rabando no era malo si te limitabas a aquellos que vivían en los distritos. No sólo los mercaderes, las calles de información se podían representar mediante la escritura. Por ello, leer y escribir era una habilidad necesaria para ambos, aventureros y trabajadores.
-Latina, no pareces estar muy contenta.
-Mmm. Estoy bien, estoy contenta.
Dale miró dudoso la condición de Latina que se estaba preparando para ir a clase, parecía un poco deprimida. Pero en seguida, la niña cubrió su expresión y mostró una encantadora sonrisa.
Al principio, cuando empezó a asistir a la escuela parecía estar feliz cada día, como si el hecho de aprender cosas nuevas en sí mismo fuese divertido, solía contarle a Dale todo lo que le enseñaban mientras daba saltitos. Esos días, eso había cambiado. Cuando él la abrazó con fuerza, Latina puso una cara extraña.
-Últimamente... ¿Ha cambiado algo o ha pasado algo en clase?
El cuerpo de Latina tembló y dio un salto pequeño. Entonces, respondió en voz baja, mirando al suelo.
-Ha venido... una nueva profesora.
-¿Tiene algo que ver con ella?
-No... Todo el mundo dice que el profesor anterior era mejor, eso es todo.
Dale junto las cejas pues por la apariencia de Latina, "no parecía ser todo". Pero, hacer que la terca Latina confiese no es algo fácil.
-Latina, estar preocupada no es algo malo, ¿vale? Te voy a tratar como a alguien especial, así que... ¿Por favor, puedes confiar en mí?
-Dale... No pasa nada. Latina sólo piensa que la nueva profesora da... un poco de miedo, eso es todo...
Más tarde, Dale pensaría que debería haber prestado más atención. Al vivir en el Ocelote Bailarín, Latina no era tímida ni dudosa, incluso cuando hacía contacto con los duros aventureros, no paraba de sonreír.
Unos cuántos días más pasaron, y Latina parecía más y más deprimida. Pero decía que el rato que estaba con sus amigos era divertido, incluso dijo que había hecho un amigo nuevo. Cada día, contaba eso. Pero el único tema que Latina no tocaba era el de su profesora. Quizás ella misma pensase que era una tontería y se rehusara a contarlo.
Latina volvió con la cara completamente pálida aquel día. Esta terrible. Tanto que Kenneth, quien normalmente iba a recibirla se quedó mudo. Tanto que podríamos decir que terminó colapsando. Su tez estaba mal, su ropa y su pelo eran un desastre y su lazo se había partido. Sin embargo, encima de eso, lo que apuñaló el corazón de Kenneth, fue su expresión. Como si estuviese pérdida, como si hubiese perdido algo preciado para ella. La expresión de desesperación de Latina. Desde la primera vez que Kenneth conoció a la niña, esta sonreía. En ese bosque, era una niñita que a pesar de haber perdido a su familiar vivía sola, por sí misma. Cosas así son lo que los adultos no pueden tolerar, son cosas con las que una niña pequeña no debería cargar. Esos pensamientos tristes y amargos... y aun así, Latina sonreía.
-¿Latina...? ¿Qué ha pasado?
Ante la voz de Kenneth, Latina tembló fuertemente y se tapó la cara como si fuera a romper a llorar. Sin embargo:
-...Nada en especial.
Latina susurró una respuesta como esa, girándose y subiendo por las escaleras. En esos momentos, si Dale hubiese sido quién la hubiera recibido, quizás, no habría sido así. Si tan sólo Dale hubiese estado.
No fue mucho más tarde cuando Kenneth escuchó el sonido que sólo se puede describir como "raro". Un sonido apagado que no llega a todo el mundo. Tuvo la sensación que el aire tembló con severidad. Era un sonido siniestro. Por reflejo, Kenneth corrió escaleras arriba. Paso la segunda planta y subió al ático. Allí, Latina se había desmayado. Estaba oscuro, sólo entraba luz por una ventana. El hombre entendió al instante lo que había hecho. Al dar un paso hacia ella notó que la cabeza de Latina estaba en una piscina de sangre; su cabello plateado se había manchado de sangre fresca.
-¡¡Latina!!
Kenneth que por su antiguo trabajo se había acostumbrado a la sangre y las heridas, jamás se había agitado por ello, menos esta vez en el que Latina estaba ahí. Ese fue el resultado de lo que Latina había hecho. Kenneth la cogió en brazos con un paño limpio que había encontrado cerca, en la habitación de Dale, y corrió escaleras abajo, mientras apretaba la herida abierta de la niña. El paño se teñía de rojo ante sus ojos. Por el simple hecho de taparla, su herida no dejaba de sangrar. La tenían que tratar con magia lo antes posible, sino, sólo podrían chamuscar la herida.
TN: Antes, en la antigüedad, cuando una herida era muy grande y profunda, se quemaba la herida para desinfectarla y sellarla. Una cura extremadamente dolorosa.
Latina se había roto el cuerno que le quedaba. Además de ser el símbolo de la Raza Demonio, tenía nervios y vasos sanguíneos por dentro. A diferencia de lo que aparentaba, era un órgano sensible. Herirlo era igual que arrancarse algún miembro del cuerpo; te asaltaría el dolor y la sangre. Exhausta e inconsciente, Latina no se movía. Kenneth corrió dentro del Ocelote Bailarín con Latina en brazos. Rita y los clientes habituales que estaban en mitad de la conversación se asustaron por la apariencia horrible de Kenneth.
-Kenneth, ¿qué pas...?
-¡¿Hay alguien que sepa usar magia curativa?!
Quién sabe qué notaron primero, el significado detrás de las palabras de Kenneth o a Latina manchada de sangre entre los brazos de Kenneth.
-¡¿Latina?! -¿Está herida?
Rita gritó, tanto que no parecía ella, perdiendo el color de su rostro. Pateando una silla, un cliente habitual se levantó y se hizo camino hasta el lado de Kenneth, el hombre de avanzada edad le puso la palma sobre la cabeza a la pequeña.
-Mi magia... No podrá hacer mucho...
-No me importa. Por favor, sólo... haz que pare de sangrar.
Cuando el anciano ejerció su magia, la sangre que no paraba, por lo menos, se debilitó. Kenneth miró a Rita.
-Por si acaso, la llevaré al hospital en el templo del Dios Azul, Nili. Cuando Dale vuelva, cuéntaselo. La posada queda cerrada por hoy.
-E-Entendido... Kenneth, ¿qué le ha pasado a Latina?
-Yo tampoco sé los detalles. De todos modos, que la traten es lo primero. Me voy.
-Kenneth, después de colocarse bien a Latina, empezó a correr con todas sus fuerzas en dirección al templo de Nili.
Latina dijo que tenía la habilidad de ver, vagamente, las cosas que le harían daño. Por eso, la pequeña pudo sobrevivir sola en el bosque. Entre tantos animales y plantas venenosos supo reconocer lo que podía comerse. Antes de que las bestias que querían comérsela llegasen, ella ya se había escondido. Cuando conoció a Dale, sintió que él no le haría daño. Todo lo que había pasado, todo, había sido por esa habilidad inconsciente. Latina podía ver, instintivamente, a través de sus enemigos. Su instinto, esta vez también había funcionado bien.


You Might Also Like

0 comentarios

Popular Posts

Like us on Facebook

Flickr Images