Capítulo 32: Mirando el brazalete plateado

agosto 15, 2016

Viendo como estaba Latina, Dale preguntó si podía coger prestado un bolígrafo y un papel. Cuando se lo dio a Latina, esta empezó a copiar las letras de dentro del brazalete con cara seria.
-¿Las palabras de mi brazalete son las mismas?
-Veamos… La bendición puede variar según la región. Sin embargo, no debería ser muy diferente.
-¿Oh, sí?-Y asintió. Comparó las palabras que había copiado con su brazalete.
Después de un buen rato, Latina meditó un rato mientras escribía ciertos caracteres en una esquina del papel.
-Latina… ¿Esto es…?
-Las palabras que hay en el brazalete de Latina… Eran algo así. A lo mejor es el nombre de Rag.
-¿Puedo verlo?
Latina le pasó el trozo de papel a Glaros que lo miró brevemente y pensó en qué había escrito Latina per entonces, escribió más letras al lado.
-¿No era… algo así? “Smaragdi”, es una palabra que significa jade.
-Smaragdi… ¿Es el nombre de Rag?
Latina inclinó la cabeza confusa ante la palabra a la que no estaba habituada pero, Glaros asintió añadiendo un: “seguramente”.
-Es imposible que la raza demonio le diga a sus hijos que les llamen por una abreviatura. Podría ser que tu padre te enseñase sólo la versión corta porque eras muy pequeña.
-Latina debe haber nacido en el país del Primer Señor Demonio… Vasirio, ¿no?
-No creo que sea así… También hay grandes asentamientos al lado de los territorios del Tercer Señor Demonio y del Sexto Señor Demonio pero… No hay este tipo de costumbre. Aunque eso es lo que me dijo mi madre.
-¿Tercer Señor demonio? ¿Sexto Señor Demonio?
Dado que Latina inclinaba la cabeza, Dale le dio más información.
-El Tercer Señor Demonio tiene otro nombre: Señor Demonio del Mar. Al parecer, ha establecido una relación de coexistencia con la raza pez, al este de las murallas. El Sexto Señor Demonio es el Señor Demonio de los Gigantes. Son una facción que, hasta entre la raza demonio, tienen un físico más grande y… He oído que trata a su tribu como seguidores y siempre vaga por ahí, sin asentarse en ningún lado.
-Fueeee…
-En efecto. Además de eso, hay asentamientos muy pequeños por todos lados. Ni siquiera yo sé demasiado de la raza demonio hasta esos límites.-Dijo Glaros.
-Pero… ¿El Primer Señor Demonio existe?-Les preguntó Latina de repente.
-¿Eh…?
-Bueno…
Dale se desconcertó y Glaros se sorprendió.
-¿Eh? Si es el país del Primer Señor Demonio, entonces, existe… ¿no?
-¿Ah, sí? ¿El Primer Señor Demonio no lo asesinó el Segundo Señor Demonio?-Dijo Latina, entonces, inclinando la cabeza con curiosidad.
Dale miró a Glaros que asintió aún sorprendida.
-Sí que sabes de lo tuyo… Aunque eres muy pequeña.-Glaros continuó hablando entre suspiros como admirándola.-Fue un accidente que ocurrió antes de que yo me marchase de mi pueblo. El Primer Señor Demonio fue asesinado por el Segundo Dios Demonio… Por aquel entonces, la mayoría de Vasirio estaba en pánico y me sirvió de excusa para irme de mi pueblo natal. Es una historia de hace mucho tiempo atrás. Después de eso, a pesar de que el Primer Señor Demonio no estaba, la estructura gubernamental se mantuvo por los demonios que quedaron.
-O sea, estás diciendo que ahora mismo… ¿Vaisirio no tiene Señor Demonio?
-Sí. Ya que los Señores Demonios no tienen un sistema de herencia como los reyes humanos…
-****, ********, ** ***.-Susurró Latina al escuchar las palabras de Glaros. La niña dijo las palabras demasiado rápido como para que Dale pudiera entenderlas pero Glaros asintió solemnemente.
-Sí… Al igual que, para otras razas, las presencias a las que llaman “héroes” que son queridos por Dios que reina por encima de todo, para nosotros, la raza demonio, tenemos a alguien que es protegido y escogido por los dioses. El Señor Demonio aparece.
-Entonces, el Primer Señor Demonio es…
-Si los dioses dictan que ha llegado el tiempo para ello, entonces, nosotros, la raza demonio, coronaremos a un nuevo rey.
Dale dio un profundo respiro tras escuchar la historia hasta ahí.
-Nosotros, la raza humana, no sabemos nada de la raza demonio… Simplemente, el Señor Demonio es un símbolo terrorífico para nosotros.
Viendo como Dale reaccionó, Glaros le dirigió una sonrisa.
-Eso es algo que no se puede evitar. Vasirio es un país que no interactúa con otros países. Y además, los Señores Demonio De la Calamidad también tienen algo que ver.
-¿Señores Demonio de la Calamidad?
-Por aquí no se les nombra mucho… Así es como la raza demonio llama a aquellos entre los Señores Demonio que sólo causan daño y animadversión a los demás.
-¿Cómo el Señor Demonio de la Guerra… El Séptimo Señor Demonio?
-Sí. Esto incluye al Señor Oscuro, que ama la muerte y la matanza, el Segundo Señor Demonio, el Demonio de la Enfermedad, que trae consigo plagas, el Cuarto Señor Demonio y demás existencias que incluso nosotros tememos.
Pasó un tiempo hasta que se dieron cuenta que la hora de abrir la Gaviota Silenciosa se acercaba. Glaros estudió los alrededores como si lo hubiese notado.
-Bueno… Ya es hora. Me disculpo pero yo también tengo que prepararme para trabajar.
-Para nada. Somos nosotros los que tendríamos que agradecerte. He podido aprender mucho más de lo que me esperaba.-Dale se levantó del asiento y le agradeció y le hizo señas a Latina.
La niña hizo una reverencia y Glaros sonrió y acarició la cabeza de Latina con suavidad.
Latina miró a Glaros inmóvil.
-Venga, vámonos Latina.
-Sí.
Mientras corría a perseguir a Dale, se dio la vuelta para mirar la puerta de la Gaviota Silenciosa y de repente, Latina dejó de caminar y volvió corriendo a Glaros, y entonces, le hizo una pregunta:
-Eh… Eh… Tu marido… ¿Cómo es?
Ante la pregunta de Latina, Glaros se quedó callada un instante pero, en poco tiempo, supuso qué era lo que quería preguntar la jovencita. Entonces, le dijo la verdad en voz baja.
-En comparación con los humanos, nosotros vivimos más, ¿verdad? Me quedé con él… hasta el final.
Latina jadeó por la respuesta de Glaros pero aun así, se tragó los sentimientos y parecía que esa era la respuesta que quería que Glaros le dijera, y entonces, volvió a preguntar:
-¿Tuvisteis hijos…?
-Es una pena, pero… Los demonios somos una raza que casi nunca tiene la suerte de tener hijos… Y si es un hijo con la sangre de otra raza, entonces… Se vuelve aún más difícil.-Así respondió Glaros y una vez más, aún con más dulzura, acarició la cabeza de la jovencita delante de ella que vivía entre los humanos. Para alguien de la raza demonio vivir entre los humanos tenía más dificultades que el simple hecho del nacimiento y Glaros lo sabía muy bien.
-Ah… Eh… ¿Te alegras… de haber conocido a tu marido?
-…Sí.-Glaros sonrió porque esa era precisamente la razón por la que seguía viviendo en ese pueblo a día de hoy.
En ese pueblo costero era donde había vivido y había pasado el tiempo con su marido. Y donde tocaba la canción que su marido amaba.
-Sí, soy bastante feliz, sí.
-Eso es genial, pues.
Cuando Latina le sonrió mientras intentaba contener las lágrimas, Glaros la atrajo a sus brazos con suavidad.
Si hubiese tenido la bendición de tener una hija a mi lado y al lado de mi marido, entonces, habría tenido muchas oportunidades de abrazar a mi hija de esta forma”, eso pensaba Glaros mientras la abrazaba.
Dale miraba a Latina conforme caminaban. No tenía ni idea de qué le había preguntado Latina a Glaros cuando, al final, había vuelto atrás. Sin embargo, Latina que caminaba a su lado, le cogía de la mano con fuerza, como si fuera su salvavidas, como si temiese que si le soltaba, le perdería.
Por eso él…
-¡¿Aaaah?!
Cuando su campo de visión de repente cambió, Latina gritó sorprendida. Haciendo que sus grandes ojos grises parpadeasen repetidas veces.
-¡¿Dale?!
-¿Sí?
Dale había cogido a Latina en brazos. Aunque cuando era más pequeña, podía llevarla así todo el día, ahora ya no lo hacía.
-Ahora pesas más, eh…
-Latina ya no es una bebé. Sé andar.
-No eres un bebé, pero, ¿sabes? Latina puede dejar que la mime. Después de todo, eres mi adorable y monísima hija.
Entonces, continuó caminando así, acariciándole la cabeza con dulzura.
Latina obedeció de inmediato, se aferró a Dale poniendo los brazos alrededor de su cuello. Para ella, esta era la posición a la que estaba acostumbrada.
La vista era distinta con sólo estar más alta. Hasta cuando miraba al suelo, el hecho de que la distancia con el suelo era más larga de lo normal, hacía la escena diferente.
-Dale…
-¿Sí?
-Gracias, siempre… te querré.-Latina susurró en la oreja de Dale en voz baja llena de sentimiento.

La primera estrella de la noche brillaba a través de la apertura entre las nubes. 

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