Capítulo 33: Hermosa primavera

agosto 20, 2016


Era temprano cuando se fueron de Cuvare. Todavía seguían las nubes del día anterior y a causa de las nubes, parecía más oscuro de lo que el tiempo sugería.
-Qué pena… O sea, en esta carretera se podía ver el mar muy bien. Bueno, vamos a disfrutar del camino.
La escena sin obstáculos que se podía ver desde la carretera, los cielos oscuros y el mar hundiéndose lentamente, se dividía por el horizonte. Era una vista claramente hermosa en un día claro. Sin embargo, Latina sacudió la cabeza, y sonrió mientras expresaba sus sentimientos.
-Después del mar, volveremos a dirigirnos hacia el sur.  Es como que estuviéramos haciendo un gran rodeo al ir hacia el este.
-¿Por qué hacemos un rodeo?
-Si vamos allí directamente tendremos que cruzar laderas empinadas. Tampoco hay muchas carreteras y sería increíble si hubiese, siquiera, animales. Ni a mí me gustaría usar un camino así.
-Ya veo.
-Mi pueblo natal está entre las montañas así que sentirás que estamos escalando todo el rato… Está bastante lejos de la capital también, es un sitio bastante remoto…
Mientras caminaban se veían un montón de aventureros yendo y viniendo. Sin embargo, alrededor de la tarde, cuando los dos se separaron del camino y se dirigieron a las montañas, ya no quedaba ni rastro de gente. El camino se había vuelto obviamente duro.
El hecho de que se dirigían a un lugar remoto era algo fácil de adivinar.
-Latina, ¿quieres ir a caballo?
-Todavía no, estoy bien.
Y así, Latina continuó caminando felizmente.
Como si anunciaran que la primavera estaba llegando, a los lados de la carretera florecían florecillas. Latina sonrío encantada al descubrirlas.
Y entonces, un pétalo rosa claro cruzó su vista y Latina miró hacia arriba.
-Guaaaau.
Era comprensible que dejase escapar una voz de tal manera sin pensarlo. El camino en frente de ellos se había convertido en un camino con árboles a ambos lados con flores rosas florecidas en todo su esplendor. En contra de los cielos grises, las florecillas de un matiz algo rojizo, escondían los cielos, era hermoso.
Ni siquiera los susurros de Dale llegaban a Latina en ese momento. Su mirada y su consciencia habían sido robados por la bella escena.
Dale sonrío con ironía y se paró.
-Latina, ¿descansamos un poco?
-Sí.
Tal y como pensaba, al llamarla Latina contestó. Después de que Dale atase las riendas, se sentó bajo la fila de árboles. Latina también lo hizo. Ella continuo mirando hacia arriba, sus ojos brillaban mientras perseguían las hojas que bailaban y revoloteaban.
Dale sacó un pequeño paquete que había pedido que le hicieran en la posada. Con el sonido que hizo el papel al abrirse, pareció que Latina entendió por fin  lo que estaba haciendo Dale. Dentro, había sándwiches.  Acababan de comer comida con ingredientes marinos, la especialidad de Cuvare y, esa era una comida que les había pedido que preparasen, lamentando no saber cuándo sería la próxima vez que podrían volver a comer pescado.
-Latina, ¿cuál quieres?
-Mmm… ¿Cuál quieres tú?
-Me da igual.
Después de pensar durante un momento, Latina cogió el sándwich de pez ahumado y verduras e hincó los dientes en una esquina. Dale, también empezó a comerse el de pescado frito.
Los pétalos revoloteaban en el silencioso lugar donde estaban comiendo. Dale apaciguó su sed con agua de la cantina echándole un ojo a Braoh que estaba comiendo hierba a su ritmo.
Cuando Latina consiguió terminarse el primer sándwich, Dale ya iba por el segundo. La niña entró en pánico cuando lo de dentro del sándwich se salió. Cogió un trozo de pescado y se lo puso en la boca.
Cada uno de sus movimientos era adorable.
-Estaba buenísimo.
-Ya veo.
-Las flores son bonitas.
Cuando acabaron de comer descansaron un poco para admirar la vista primaveral. Hasta  que se levantaron otra vez y volvieron a su viaje, Latina había tenido los ojos fijados en las flores en viva coloración.
Como si se negase a marcharse, un pétalo se quedó en la cabecita de Latina.
Días más tarde, Latina se detuvo ante un campo de flores que había al lado del camino. Aunque era cierto que en Kroix había macizos de flores y parques donde se podía ver flores, no se podía comparar con el espectáculo que tenía, en esos momentos, delante de ella donde se veía una gran variedad de flores rodeándote.
-Vale, ¿quieres parar?
-¿Puedo?
-Ten cuidado con las serpientes y demás.
-No pasará nada.-Contestó la niña mientras corría al campo de flores que le llegaban hasta la cintura.
Latina reía felizmente pasándoselo genial, totalmente rodeada de flores por todos lados. Su expresión era adorable. Era una vista mágica, suficiente para hacer que su padrazo soltase algún comentario.
Una mariposa pasó por delante de los ojos de Latina. Ella la siguió con la mirada inmóvil durante un rato.
Latina parecía estar disfrutando del viaje. También podría ser que esa estación, primavera, era un buen momento para viajar. El tiempo era tranquilo, al igual que las vistas, era una estación brillante, festiva.
“Si Latina es feliz entonces, también podría sacarla a algún sitio cuando volvamos a Kroix”, concluyó Dale.
Lentamente, se acercaron a la montaña. Cuando llegaron a una carretera oblicua, el paisaje volvió a cambiar, de nuevo. Entraron en un bosque profundo, sin embargo, no era un bosque  oscuro como el de Kroix. Había presencias de bestias mágicas y animales salvajes pero no eran lo suficientemente grandes como para suponer una amenaza para la gente. Seguramente, eso significaba que se trataba de un bosque frecuentado.
-Es porque hay un pueblo de la raza hombrebestia por aquí. Por eso esta área es bastante segura.
-¿Hombrebestia?
-Sí, en Raband no suelen haber. Aunque al parecer hay bastantes más en los países del este. Como es una raza amiga de la humana, hay muchos  mestizos  y también hay aventureros.
-¿De verdad…? Latina no lo ha notado nunca.
-Eso es porque en Kroix no hay muchos… Nos hemos cruzado con algunos en Cuvare, ¿no?
Después de que dijera eso, Latina parecía algo incómoda. Había estado tan deslumbrada por todo lo que había en ese pueblo que había pasado por alto algo como eso. Se podría decir, que tenía la cualidad de perderse fácilmente.
Las hojas de todos los árboles eran verdes como si fueran frescas y nuevas. Dentro del bosque, Dale se desvió de la carretera a un pequeño caminito  ligeramente mejor a un rastro animal.
Las hojas eran exuberantes y de la misma altura que Latina, así que Dale la subió al caballo. Cuando Latina por fin consiguió ver lo que había a su alrededor, empezó a mirar para todos lados.
-Dale, ¿dónde estamos yendo?
-Hoy nos quedaremos en el pueblo de los hombresbestia. No hay muchas posadas pero tengo un conocido allí.
-¿Un conocido? ¿Un amigo?
-Un amigo no, es algo así como un pariente… La madre de esa persona es la prima segunda de mi padre.
-¿Eh…?
Parecía que no era un tipo de relación que Latina entendiese del todo bien, por lo que inclinó la cabeza.
-Es como… Familia de la familia.
-Ah…-Respondió, pero no terminó de entenderlo, al menos, eso es lo que mostraba en su cara.
El anochecer llegó cuando el bosque por fin se disipó. Había un pequeño pueblecito que no se podía ni comprar con los sitios por donde habían pasado hasta entonces. Al girarse pudo ver todo el pueblo.
Un grupo de casas en fila y en grupo, con paredes de piedra y techos de madera.
-Guau…
-Vamos antes de que se haga de noche.
Dale se dirigió a la entrada del pueblo aliviado. Hasta ahora no habían tenido murallas, aunque estas parecían árboles haciendo de rejas, como si cercasen lo que les rodeaba. Latina suspiró sorprendida al ver la apariencia de uno de los habitantes que estaba en la entrada.
-¡Guau! ¿Un hombrebestia?
-Exacto. Son un poco característicos, supongo que la primera vez que los ves sorprenden un poco.
Dale sonrió a Latina. Al parecer el habitante del pueblo de los hombrebestias con la cara cubierta de pelo había escuchado su conversación y se les acercó.
-Qué raro. ¿Invitados?
-Sí, hemos venido para quedarnos en casa de Byunte, ¿podemos entrar?
-La casa de Byunte, eh.
El hombre que parecía ser, por la ropa que llevaba, un anciano, asintió varias veces como aceptando al escuchar el nombre que Dale pronunció.
-A esta hora debería estar en casa. ¿Necesitáis que os guíe?
-No, no hace falta. Gracias.
Latina le observó fijamente mientras Dale hablaba. A pesar de ser un tipo de mirada que normalmente habría sido grosera, cuando se trataba de ella, sólo venía de la más profunda curiosidad, sin ningún motivo cuestionable ni nada. Tenía la buena cualidad de no dar una mala impresión jamás.
La apariencia de los hombresbestia era única. Su físico en sí, era bastante similar al de las otras especies, sin embargo, tenían su cuerpo totalmente cubierto de pelo. El color del pelo cambiaba según la persona: marrón, negro, etc. Se parecían mucho a los animales, sobre todo a los perros. Parecían un cruce de perros y humanos.  Los hombresbestia eran una raza más peluda que la humana con orejas triangulares apuntando al cielo y una cola.
-¿Dale es un familiar del hombrebestia?
Dale señaló a una de las casas del pueblo y le respondió con seriedad.
-Mira, esa es la casa de Byunte… Es porque él es un mestizo de humano y hombrebestia.
-¿Mestizo?
-Sí. Como la raza humana y la raza de los hombresbestia tienen características similares, se puede mezclar su sangre. Pueden tener la apariencia de un humano con orejas y cola. 

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