Capítulo 6: Reencuentro con viejos amigos

octubre 20, 2016


Gracias al incidente de la fuga de los cerdos, Li Wei Yang se volvió el centro de atención del pueblo. Zhou Qing y la señora Liu dejaron de atreverse a esclavizarla, pero dejarla estar en casa todo el día era demasiado irritante por lo que aceptaron dejarla trabajar en la casa de té que no estaba muy lejos del pueblo.
El señor Zhou Jiang y la señora Ma se encargaban de la administración de la casa de té. Allí, vendían té y panes para los viajeros que pasaban por el pueblo. Era una forma fácil de hacer dinero. La señora Ma sentía lástima de Li Wei Yang que a pesar de ser tan joven, tenía que soportar todo ese sufrimiento. Así que le asignó la tarea más fácil, hervir el agua para el té y no le obligó a hacer nada cansado.
Wei Yang estaba añadiéndole leña al fuego cuando la señora Ma entró corriendo. Vio como Wei Yang se daba toda la prisa que podía pero, de todas formas, todavía la incitó a ir más rápido.
-Wei Yang, date un poco de prisa. Necesitamos un poco más de agua caliente. Ah, trae también diez panes. Tenemos un invitado especial en la casa.
Li Wei Yang hizo como le indicaron. Caminó hacia la puerta pero sintió cierta confusión. Había habido muchos viajeros del norte y del sur pero nunca se había llamado a ninguno: “invitado especial”. El invitado especial que la señora Ma había mencionado… ¿Qué clase de persona era? La muchacha caminó hasta la puerta en silencio y observó la parte delantera de la casa.
Bajo el porche había un puñado de guardaespaldas vestidos de azul. Era difícil ver a la persona sentada en medio de la multitud. En medio de veinte caballos normales, había un caballo blanco con una silla plateada y con rayas rojas que creaba un ambiente abrumador.
La señora Ma volvió a instarla:
-¡Wei Yang! No hagas esperar demasiado a nuestros invitados.
Por alguna razón, algo le daba mala espina a Li Wei Yang, como si en el mismo instante en que pusiera un pie fuera de la casa fuera a pasar algo malo. No podía mover los pies y se quedó parada en el sitio.
-¿Wei Yang? ¿Por qué no vas?-Zhou Jiang, impaciente, se rió rápidamente mientras se disculpaba ante el invitado.-La chica es un poco densa y lenta. Luego le enseñaré disciplina.
Entonces, se escuchó la voz de un guardaespaldas:
-No pasa nada. Date prisa y trae el té y ya está. Mi señor tiene prisa.
Viendo la situación, era imposible retirarse. Li Wei Yang observó y decidió salir. Dio medio paso pero se petrificó abruptamente al ver la persona sentada en el medio. En un abrir y cerrar de ojos, todas las miradas se posaron en Li Wei Yang. Hasta el joven levantó la cabeza por un momento y la miró.
Estaba sentado en medio de todo el mundo. Sus ojos brillaban como la luna, pero también tenían cierto distanciamiento. Eran tan brillantes que deslumbraban al resto. Desde lejos, se podía apreciar la frialdad que le separaba del resto del mundo. Su atuendo blanco estaba decorado con un diseño que iba hacia abajo, tejido por mano experta. Tenía la mirada firme como una corriente, pero también helada como el hielo. Ese par de ojos se posaron en Li Wei Yang.
Li Wei Yang se estremeció. Tras la breve mirada, bajó la cabeza de inmediato. Aguantó la bandeja delante de sus cejas, cubriéndose la cara para que la persona en cuestión no pudiese verla. Dio unos pocos pasos más y le dio la comida a la señora Ma. Entonces, se cubrió la cara pretendiendo estar asustada de los desconocidos y, rápidamente, volvió al pequeño almacén en la parte trasera de la casa. Sólo entonces pudo respirar con alivio.
El hombre de mediana edad sentado al lado de Tuo Ba Yu le dijo:
-Su alteza, está apunto de anochecer. Deberíamos ir a buscar algún sitio para pasar la noche.
Tuo Ba Yu no le miró. Su mirada helada estaba fija en el lugar por donde Li Wei Yang había desparecido. Había una pizca de humor en sus ojos. Esta chica era la misma que había visto aquel día…
La chica tendría unos doce o trece años y vestía un atuendo blanco totalmente gastado con varios parches. Era posible que hubiese estado aventando los fogones, pues tenía manchas negras en la cara. Tuo Ba Yu notó que las manos de Li Wei Yang eran finas y muy delgadas, con apenas carne en ellas. Su cabello negro era largo y despeinado, atado a trochemoche. A pesar de su intención de esconderse la cara, sus enormes ojos negros siguieron brillando con un sentimiento extraño, inexplicable. Su pequeña figura despertaba el sentimiento de protección en uno, de quererla proteger, de querer cuidar de ella.
Sacudiendo la cabeza, Tuo Ba Yu pensó que no estaba pensando con claridad. No podía creer que profesara tales pensamientos ridículos e irreales. Recordando cómo había engañado a otros anteriormente sus ojos se llenaron de regocijo.
Era una chica muy interesante.
Mientras repetía la escena en su cabeza, dijo, casualmente:
-No, avanzaremos hasta el pueblecito. Mañana tenemos que prepararnos pronto para volver a la Capital.
Zhan Shuo estuvo de acuerdo, aunque, en realidad, no tenía agallas para ir en contra. Conocía la personalidad del séptimo príncipe demasiado bien. Cuando decía de hacer algo, significaba que ya estaba decidido a hacerlo, a pesar de usar un tono de admitir negociación.
Muy deprisa, el grupo se acabó el té, se montaron en sus caballos y pasaron por el pueblo sin pararse, dirigiéndose hacia el norte.
Li Wei Yang vio el polvo que levantaban los caballos. En su boca apareció el espectro de una sonrisa. ¡Quién iba a imaginarse que el primer familiar con el que se encontraría sería él, Tuo Ba Yu! ¡El séptimo príncipe!
Tuo Ba Yu era el archienemigo de Tuo Ba Zhen. Habían competido incontables veces pero seguía sin haber ganador. Li Wei Yang recordó como esa persona también tenía un par de ojos fríos, sin emoción alguna. La esquina de su boca, lentamente, se levantó. Ahora mismo, el séptimo príncipe debería estar estudiando fuera pero, de repente, regresaba a la Capital. La joven bajó la cabeza y miró los callos de sus manos. Reencontrándose con caras conocidas que vivían en la luz mientras ella se escondía en la oscuridad. Ese sentimiento era, efectivamente, fascinante.
El sol por fin se puso, reemplazado por una luna creciente que junto a ella trajo a miles de estrellas que iluminaban el cielo nocturno por completo. Hacían brillar su luz en el mundo con arrogancia. El aire húmedo se mitigó por la presencia de la luna haciendo que la temperatura se volviese más fría, aliviando así a la gente.
Li Wei Yang caminaba detrás de Zhou Jiang y la señora Ma conforme regresaban a la casa de los Zhou cuando una alborotada señora Liu se apresuró hacia Li Wei Yang aferrándose a ella. Rebosaba alegría.
-¡XiaoJie, hay buenas noticias para ti!
Ambos, Zhou Jiang y la señora Ma estaban estupefactos. No entendían lo que pasaba mientras miraban a la señora Liu. Al ver cómo, de repente, era tan agradable con Li Wei Yang se preguntaron si se habría tomado una medicina que no era.
Li Wei Yang miró a la brillante cara de la señora Ma. Sus cejas se fruncieron y, entonces, volvieron a su estado original. Después de eso, fingió sorprenderse.
-Tía Zhou, ¿qué te pasa?
La señora Liu fingió no notar la cara extrañada de Wei Yang y respondió rápidamente:
-¡Li Jia! ¡Li Jia ha enviado a su gente!
Su comportamiento estaba lleno de entusiasmo mientras que Li Wei Yang pensaba:
“¿La casa Li de Ping Cheng?”
-¡Sí, sí! ¡Li Da laoye[1]ha enviado a Lin Amah[2]a hacerte una visita!-La señora Liu estaba radiante. No sólo había llegado Lin Amah, sino también cien platas como muestra de agradecimiento.
Li Wei Yang pensó que había algo raro. Según su anterior vida, tendría que haber esperado otro año más antes de que el Primer Ministro Li se acordase de ella y enviase a alguien a recogerla. Tan sólo entonces, la casa Li de Ping Cheng habría enviado a alguien a su pueblo para recogerla y traerla de vuelta a su finca y, después de eso, anunciarían a todo el mundo que se había recuperado de su enfermedad. Seguidamente, la habrían enviado a la Capital… ¿Cómo podía ser que estuviese pasando esto un año antes?
En ese momento, una mujer de tez blanca con un vestido azul de seda, un broche de oro en el pelo y pendientes también de oro salió de la habitación. Sonrió y dijo:
-Saludos San xiaojie.
Li Wei Yang la miró. En efecto, era Lin Amah de la casa Li de Ping Cheng. Era la criada con el rango más alto en los Li. Ella hizo una mueca suave. Al parecer, era verdad. Quizás la casa Li de Ping Cheng había recibido algún tipo de noticia de la Capital y habían hecho su primer movimiento haciendo que la trajeran rápidamente a Ping Cheng.
¡Genial, esto era genial!


[1]Laoye () significa: “abuelo”.
[2]Amah (老妈子) significa: “criada mayor”; usado para referirse a “niñera”. 


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