Capítulo 69: Conociendo a la princesa rosada

enero 09, 2017

Wind se levantó repentinamente del suelo al ver a Latina salir de la casa de Chloe.
-Perdona por hacerte esperar.
Al escuchar sus palabras, la criatura empezó a mover la cola. En cuanto Latina empezó a caminar al lado de su animal, la muchacha notó a una persona. Era una jovencita. Lo que atrajo su mirada fue que su atuendo parecía de viajero, y por esa zona no se solían ver. También, era el área comercial del distrito este, pero aparte de los residentes y de algunos aventureros, lo normal es que la gente usase las tiendas exteriores.
-¿Está perdida?
-¿Wafu?
La razón por la que murmuró eso fue porque ella misma se había perdido una vez y recordaba la impotencia de aquel entonces. El lugar era como un laberinto, era comprensible.
La chica se detuvo y miró lo que la rodeaba con inquietud. Al ver cómo actuaba la joven, parecía que la deducción de Latina estaba en lo cierto.
-Eh… ¿Estás bien?
-¿Eh?
La mujer giró la cabeza, sacudiendo su larguísimo pelo castaño. En cuanto le vio la cara, Latina abrió la boca inconscientemente, boquiabierta.
Guau… Qué persona tan bonita…
Parecía que la otra persona también se sorprendió de algo, pero Latina no se dio cuenta pues estaba pensando en otras cosas.
¿Mmm…? ¿Dónde la he…?
Inmersa en sus pensamientos, miró los profundos ojos azules de la mujer y en un instante, se acordó.
-Rosa…
-¡Oh, vaya! ¡La princesa hada, ¿verdad?!-Latina estaba sorprendida y no pudo evitar dar un bote.
Dejando escapar un ruido patético, miró a la chica delante de ella. Era una mujer bellísima, con rasgos faciales más dulces que los suyos. Las pupilas y sus largas pestañas brillaban, y aunque poseía una figura delgada y elegante, con apariencia delicada, no parecía ser una hijita de papá.
Eso es. Una princesa. Su color característico era distinto al de la última vez que la había visto pero – tal vez lo escondía, pero verla así no parecía normal – recordaba su rostro y el color de sus ojos.
¿Qué clase de broma era esa que ella, alguien tan noble como una princesa, llamaba a una ciudadana normal que trabajaba en la ciudad, como ella, “princesa”?
Delante de ella, que sonreía mientras se ponía las manos en su pecho, la cabeza de Latina estaba en estado de caos. La princesa la vio sacudir la cabeza y divertida, su sonrisa se alargó todavía más. Sus ojos amables dejaron una impresión más profunda.
-Me da vergüenza… Por favor, deja de llamarme eso…-Al final, Latina fue capaz de escupir una frase.
-No, he sido yo la grosera. Eres más adorable de lo que dicen los rumores, así que sin pensarlo, yo…
-Ah… D-Dale… ¿Qué ha estado diciendo…?-Estaba claro que se había sonrojado aunque se tapase las mejillas con ambas manos.
Sabía que los clientes habituales que la encontraban mona le habían puesto el mote de: “Princesa hada”. En la tienda todavía la consideraban una “niña pequeña”, por eso todavía entender que la tratasen como “Niñita” y como “princesa”, y que la mimasen. Recordaba que Dale había dicho que esta chica era “una conocida suya”, lo que significaba que mientras hablaba con ella debió dejar caer su apodo.
Me pregunto de qué estarían hablando…
De todos modos, no cabía duda de que era algo embarazoso.
-¿Eres… la princesa rosada…?
-Vaya… ¿Me conoces?
A juzgar por cómo sonreía, no era ningún error. Latina miró a su alrededor muchas veces pero no encontró ningún guía.
-Te vi una vez… ¿Estás sola?
Al escuchar la pregunta de Latina, ella la miró con tranquilidad. Esa mirada hizo que la niña sintiera que no se podía tranquilizar, como si pudiese ver su corazón.
-Sí. No tengo guía, así que parece que me he equivocado de puerta. Si te preguntase a ti sería más rápido, ¿no? ¿Puedes llevarme con Dale Reki?
Era anormal.
Sí, lo entendió de inmediato. Sentía que era algo relacionado con algo malo. Sin embargo, no halló motivo por el que negarse. Se quedó callada durante unos segundos y aunque forzada, le mostró una sonrisa.
-Dale está trabajando ahora ismo. De todas formas, te llevaré a la tienda donde se aloja.
-Muchas gracias.
Latina se agachó mientras le sonreía a la brillante princesa rosada y le susurró a Wind que estaba cerca de ella:
-Wind, informa a Kenneth de esto. Estaré bien.
-¿Wafu?
-Después de eso, ¿puedes ir a buscar a Dale? Debería estar en los bosques sureños.
-Wan.
Dicho esto, antes de que Wind diera un paso adelante, el lobo acarició a Latina con su rabo. Latina le mostró una sonrisa algo amarga, como diciéndole que debía hacerlo bien.
El bosque sureño era el parque de Wind. Al parecer, a veces se escabullía del pueblo para jugar allí. Era algo travieso y la primera vez que Wind se fue a jugar Dale le regañó:
-Si sigues así, tendré que encargarme de ti.
Desde entonces, Wind jugaba todavía más lejos del pueblo. En vez de pedírselo a otra persona, era más rápida dejárselo a Wind.
-Qué animal tan raro.
-Es muy listo.-Respondió echando otro vistazo a su alrededor.
La razón por la que revisó lo que la rodeaba esta vez era para comprobar si había o no gente sospechosa. Tenía el presentimiento que no había nadie observándolas, pero en cualquier caso, era mejor asegurarse.
-Creo que es bueno que hayas venido por la puerta este porque hay bastante gente ruidosa. ¿Vamos a la calle principal? ¿O mejor a un sitio privado?
-Bueno.-Dejó escapar la voz como si estuviese algo sorprendida, y una vez más, cambió su expresión a una de dulzura.-He dejado atrás a los que me perseguían, así que no creo que pase nada, pero será mejor ir a un sitio con poca gente.
Tal y como pensaba, no parece tratarse de algo bueno.
Con una sonrisa rígida en los labios de Latina, la muchacha guio a la princesa rosada y empezó a dirigirse a su casa.
-Vaya regalo tan inesperado has traído, aunque te dije que te limitaras a ir a comprar…
Kenneth la esperaba delante de la tienda perplejo. Parecía que Wind había hecho su trabajo perfectamente y le había avisado con tiempo.
-¿Wind ha ido?
-Sí, aunque aquel sólo te hace caso a ti, Latina… Es una ayuda que nos lo haya dicho.
Al parecer Kenneth también pensaba que lo mejor era llamar a Dale y no rechazó el juicio de Latina.
-Bueno, entrad. Dentro hay sitio.
-Entendido. Por aquí, por favor…
-Muchas gracias.-La sonriente princesa rosada dijo, no se sintió incómoda al estar en un establecimiento en las partes bajas de la ciudad. El Ocelote Bailarín no era una tienda de alta clase en absoluto.
Su postura al sentarse también era elegante, con la espalda erguida en la silla de madera, sin embargo, no parecía una princesa noble.
-Creo que será mejor que os cuente mi historia antes de que vuelva Dale Reki. Perdonad que me presente tarde. Me llamo Rose Cornelius. La familia Cornelius tiene un territorio y un rango en la corte, sin embargo, mi estado actual es como sacerdotisa del templo de Nili, el dios violeta. Así que no hace falta que seáis formales.
Rose era una chica dulce, sonriendo así, con un aire tranquilo. Los templos de Nili abrían sus puertas a la ciudad y se usaban para tratar a los heridos y a los enfermos. Si trabajaba en un lugar así, entonces su porte acomodadizo y amistoso, a diferencia del de un noble, seguramente también era por eso.
-He oído que tienes una protección divina muy fuerte, y que eres famosa por ser una sacerdotisa extraordinaria.
-Eso es una exageración, pero como tengo algo especial desde que nací, destaco, ya sea para lo bueno o para lo malo.-Al decirlo, se tocó el cabello. Mirándola de cerca, su pelo castaño parecía una peluca.-Por eso, sin embargo, nadie me reconoce si me escondo esto.-Rose soltó una risita como una niña gastando una broma.
-¿Qué quieres de Dale…?
-Quiero que pase un mensaje por mí porque no conozco al señor de esta ciudad, al jefe.-Respondió Rose incómoda ante la precaución que Latina empezaba a mostrar.
-¿Por qué tú, específicamente, buscas a Dale? Para empezar, no pareces ser una princesa que iría a un lugar sin un plan, ¿no?
La voz de Kenneth también estaba cargada de prudencia. Después de poner una cara como diciendo “obviamente”, Rose respondió tranquilamente:
-Hasta el otro día, estaba en las manos del segundo señor demonio.

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