Capítulo 2: He recogido a tres animales y a una persona

febrero 22, 2017

-¡Jajaja! ¡Qué cabrón!
Esta fuera de mí.
Escuché un sonido refrescante. ¡Eso es, basura! ¡Jajaja! Lo había perdido todo… No había nada que pudiese hacer. Por mi imagen y elegancia me había estado guardando estas emociones, pero no lo podía aguantar más. A mi lado había botellas de soju vacías. Todo lo que me quedaban eran botellas vacías. Se habían acabado los aperitivos.
-Oh, bueno, pues voy a beber.
Mis manos estaban debilitadas pero abrí la botella. Mientras bebía, cerré los ojos y recordé lo que había sucedido cuatro horas antes…

*        *        *        *        *

-¿Qué… estás diciendo?
-Quiero romper.
-Eh… ¿Por qué de repente…?
-Pareces juguetona, así que pensaba hacerlo contigo, pero no he tenido la oportunidad y yo tengo una nueva novia que lo hace muy bien así que voy a salir con ella por el momento.
Fingir no es sólo cosa de chicas. Ese hijo de puta… O sea que estaba intentando hacerme algo pero no podíamos quedar, ¿así que rompe conmigo?
Me temblaba todo el cuerpo. Aquel día había cerrado mi empresa y ni siquiera me dieron el pago justo, por lo que pensé en casarme con él por dinero… Pero, aun así, la mitad de mis sentimientos eran serios… Pensaba que era un buen chico, ¿y qué?
-¿Eh? Ah, perdona. Espérame un rato, ahora voy. Sí, te quiero.
Estaba hablando por el móvil sin dudar. Era obvio que era una chica, no, su nueva novia. ¿De verdad me creía tan fácil?
Jamás en la vida me habían llamado fea. Parecía tranquila y reservada, nunca mostraba mi dureza. En realidad, todo el mundo se volvería así si no dejan de llamarte: “huérfana con mala personalidad”.
-Que te vaya bien, pero no estoy seguro de que se vaya a cumplir. ¡Jaja!
Y así, desapareció. En la mano tenía un vaso de agua, pero no pude tirárselo. Cuando salí de la cafetería se me hizo difícil soportar todo esto, y al final… tuve que beber alcohol que no había bebido en cuatro años. En el mercado compré diez botellas de soju y unos cuantos aperitivos y fui al banco del rio.
-Jaja. Vale… O sea que era así. ¡Qué te den, mundo!
Justo cuando terminé de gritar me cayó algo en la cabeza. Toqué ese algo… Aquel día quería ser una perra mala.
-¡Ah…! ¡Esa paloma…!
La paloma ya se había ido volando.
¡La próxima vez que vea una paloma le arrancaré las plumas de un bocado! ¡Y entonces haré una barbacoa!
No podía empeorar. Mientras maldecía y suspiraba algo frío me humedeció la mejilla.
¿Esto qué es? ¿No me digas que es mierda de paloma otra vez?
Si tuviese que elegir cuál ha sido el peor día de mi vida, escogería aquel día. No podría volver a tener un día así. Había perdido el trabajo, había roto con mi novio, tenía caca de paloma en la cabeza… Y entonces, había empezado a llover.
¿Será la lluvia? ¿Si ando un poco se me pasará?
¿Qué beber alcohol te hace sentir mejor y te hace olvidar lo que quieres olvidar? Mentira. A excepción del mareo, tenía la mente clara.
¿Voy caminando a casa?
Simplemente fui donde me llevaron los pies. La lluvia no parecía tener intenciones de parar. Entre toda la gente con paraguas yo era como la mujer de un vagabundo.
-Ay… No me encuentro bien.
No sabía cuánto había andado. Me empezaron a doler los pies y, antes de eso, algo parecía querer salir de dentro de mí, por lo que me era difícil caminar. Alcé la vista; mi mente estaba clara. El hijo de puta estaba comiendo dentro del restaurante delante de mí. Pensé que me equivocaba, por lo que intenté concentrarme. Una mujer con maquillaje pesado y ropa de zorrón y un tío con apariencia amable se estaban comiendo un bistec. Era aquel imbécil que había roto conmigo hacia unas horas.
Hasta me ha pillado la lluvia… ¿Y tú estás tan tranquilo, comiendo bistec? Jajaja… ¿Hago algo que no podía hacer antes…?
-¡Bien, bien, bien!
Durante aquellos días tenía mucha presión. Sobre reaccioné un poco, pero, ¿qué más da? Me erguí e intenté no tambalearme. Aquel bastardo tenía misofobia por lo que sólo podía sentarse al lado de las ventanas. Así que me vengaría.
Al poco tiempo estaba sonriendo, llamando a la ventana y ellos se giraron para mirarme automáticamente. La venganza que escogí fue…
-Buaj.
Exacto, vomité en la ventana. Ahora me sentía como nueva. ¿Que qué había comido? Oh, sí, calamar seco, patatas de gamba, filete de pez seco y kimbab.
Estaban sorprendidos. Les hice una mueca, me limpié la boca con la manga, les enseñé el dedo del medio y entonces, doblé la espalda.
-Uno, dos… ¡Tres!
No podía correr con tacones. Me los quité de inmediato y tal y como había pensado, los empleados del restaurante me perseguían. ¿Dónde me podía esconder? ¡Ah! ¡Aquel sitio era perfecto! Era un callejón muy estrecho y oscuro. Me apoyé en la pared, jadeando.
-Ah… Ah… Qué cansada estoy. Hace mucho que no corría tanto. Ah, ahora me encuentro mucho mejor.
Me quedé allí de pie durante diez minutos hasta que parecía no haber moros en la costa. Justo cuando pensaba en irme a casa…
-Miau.
Escuché el sonidito de un gato. Giré la cabeza hacia el lugar del que provenía el sonido y no vi nada.
-Auu…
¿Un cachorro? ¿Antes era un gatito y ahora es un cachorro? Qué raro.
Justo después de aquello escuché otro sonido distinto. Era como… algo masticando algo. De repente, sentí un escalofrío pero no pude controlar mi curiosidad. Lentamente, me adentré más en el callejón.
-¿Eh?
Estaba demasiado oscuro. No estoy segura de si era porque no había nadie o por el sonido de la lluvia, pero más que escalofriante… Daba miedo. Cuando caminé algo me tocó la pierna ligeramente.
-Miau.
-¿Eh?
Me senté y miré dentro de la caja. La lluvia era torrencial pero el gatito no estaba mojado.
Y… ¿esto es un perro? Entonces, eso de la esquina es un…
-Un conejito.
Dentro de la caja había un gatito, un cachorro y un conejito.
-Qué raro. Normalmente la gente tira uno o un grupo de lo mismo… ¿Por qué sois todos distintos? Es imposible que vengan del mismo útero es muy… raro. Qué calentito. Jeje.
Cuando abracé al cachorro y al gatito olí un aroma a leche y sentí una calidez. Fregué mi rostro contra ellos un momento y me di cuenta de que no había tanta diferencia entre ellos y yo.
Esto es el destino… ¿Me los llevo? De todas formas me han echado de la empresa, así que tengo todo el tiempo del mundo…
-¿Eh? ¿E-Esto…? ¡Ah…!
Se me escapó un grito. Cuando intentaba levantarme, sentí algo duro… y, de repente, algo me cogió del brazo. Justo entonces, me volví a sentar otra vez y, de pura casualidad, me senté encima de esa cosa dura. Me sorprendí mucho y entré en pánico. Estaba sentada encima de…
-¡Una persona!
Era una pierna de persona. Ni siquiera podía gritar. Estreché la mano lentamente hacia esa persona.
-¿Quién eres?
La cosa que sentía en esos momentos era la piel de una persona.
¿Una… cara?
La persona enterrada en la oscuridad se aferraba fuertemente a mi brazo. Justo en ese momento, se encendió una farola y el callejón se iluminó un poco.
-¡Miau!
Un gatito maulló, después un perrito se quejó, y…
Abrió los ojos, completamente oscuros. Estaba tan oscuro… Era como un bebé recién nacido.
-P-Perdone… esto…
Ahora que has vuelto en ti, ya podemos separarnos. ¿No esperará nada de una desconocida?
Intenté sonreír y señalé con el dedo su mano que seguía aferrado a mi brazo. No hubo respuesta. No sabía cuánto tiempo llevaba esta persona bajo la lluvia pero tenía el pelo empapado. Seguía sin haber respuesta. Yo intenté liberarme de su agarre. Él me cogía con una sola mano, ¿por qué era tan fuerte? Ni siquiera se movió. Intenté liberarme dedo a dedo, pero no funcionó. Era como si no pudiese soltarme a no ser que me cortase el brazo. Así de fuerte era.
-¿Qué pasa…?-Suspiré.
Miré dentro de la caja y observé al gatito, al perrito y al conejito. Los ojos de todos ellos eran muy… parecidos. No sólo eran negros, sino que el ambiente que les rodeaba también se parecía mucho. Era como, como…
-Tengo frío y hambre. Llévame a casa y aliméntame.
¿Tan pequeños eran? Parecían ser iguales que yo. Los mocosos saben cómo funciona el mundo. Miré al tío que me sujetaba con fuerza. Tenía que evitar su mirada porque sus ojos también me decían algo:
-Llévame con ellos.
Todo… Lo entendía todo sola como una loca; sin embargo, estaba segura de que me estaba pidiendo eso. Sacudí la cabeza. ¿Se puede recoger perros y gatos, pero a una persona? Imposible. ¿Llevarme a un tío del que no sé nada a mi casa? Intenté con todas mis fuerzas ignorarle. Justo entonces escuché un estomago gruñir, a un gato maullar, a un perro quejarse y a un conejo masticar.
Esas eran las señales que me enviaron tres animales… y un humano. Lo sabía. Todos eran de tipos diferentes, pero me decían lo mismo.
-Dame de comer.
Era como lo que piensan los pollitos cuando ven a su madre. Cuando él abrió los ojos por primera vez, me vio y pensó que era su madre, y me cogió como si no quisiera soltarme nunca jamás.
Tengo que ignorarle… Tengo que ignorarle… No puedo creer que me sienta mal…
Finalmente, aquel día cometí otro error.
-¿Qu-queréis venir? ¿A… casa?
Tartamudeaba. ¿Y si le había malinterpretado y pensado lo que a mí me había parecido? No estaba segura, así que le pregunté, pero entonces, él recogió la caja con una mano y se levantó. Todavía me tenía cogida del brazo con la otra. Me estaba dando la señal de que nos fuéramos.
-¿V-Vamos…?
Este tío me siguió a la ligera. Me pregunté si estaba haciendo lo correcto.
Jaja. En mi casita tranquila desde ahora habrá un gran alboroto.
El día que me quedé sin trabajo encontré estas mascotas de las que me responsabilicé.
Tres animales y… un humano.

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